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Felix caminaba detrás de Hyunjin en la noche oscura, un viento frío acariciando su rostro mientras se adentraban en una zona que no reconocía. Las luces de la ciudad quedaban atrás, y las sombras parecían cobrar vida a su alrededor. El aire ya no olía a humo de cigarro ni a la humedad de la ciudad, sino a algo más denso, como si estuvieran cruzando una línea invisible hacia un mundo paralelo, uno lleno de secretos y peligros.

No era solo el ambiente lo que lo inquietaba, sino la sensación de estar siguiendo a alguien con quien nunca debería haber cruzado caminos. Hyunjin lo había atraído con una promesa que Félix no podía entender por completo, pero sentía que debía seguir, como si una fuerza invisible lo empujara hacia adelante. No era solo la curiosidad lo que lo mantenía al lado de Hyunjin, sino una necesidad. Una necesidad de encontrar algo que él mismo no podía definir.

-¿Adónde estamos yendo? -preguntó Felix, su voz rasposa debido al frío que comenzaba a calar en su piel.

Hyunjin no se detuvo, pero lanzó una mirada rápida sobre su hombro, una chispa de algo oscuro brillando en sus ojos.

-A un lugar donde no hay reglas, Felix. Un lugar donde solo importa lo que realmente eres. -Su tono era bajo, grave, como si hubiera dicho algo que no podía deshacer.

Felix no entendía del todo, pero no le importaba. Había algo en las palabras de Hyunjin que lo hizo sentir como si hubiera sido elegido para algo más grande, como si él también perteneciera a ese mundo que parecía tan lejano y tan cerca a la vez.

-¿Qué quieres de mí, Hyunjin? -preguntó finalmente, sabiendo que la respuesta probablemente no le agradaría, pero también sabiendo que era algo que necesitaba escuchar.

Hyunjin se detuvo de golpe. Felix chocó con su espalda, sorprendiendo ambos por la brusquedad del movimiento. El rostro de Hyunjin estaba más cerca que nunca, sus ojos reflejando la luz de la luna de una forma casi hipnótica.

-Lo que quiero es simple. -Hyunjin se acercó aún más, hasta que sus labios estuvieron casi a la altura de los de Felix. -Quiero saber si eres lo suficientemente fuerte como para estar a mi lado. No soy el tipo de persona que te va a cuidar si no lo mereces. Y no soy el tipo de persona que te va a perdonar si me fallas.

Felix sintió su corazón latir más rápido, no por miedo, sino por algo más profundo. ¿Qué clase de relación era esa? No había promesas dulces ni palabras que calmaran su alma. Pero en su interior, algo se agitaba, una conexión inexplicable, algo que lo hacía sentirse vivo, como si la oscuridad de su vida de alguna manera encajara con la oscuridad de Hyunjin.

-¿Y si te sigo? -Felix preguntó en un susurro, casi sin darse cuenta.

Hyunjin sonrió, un gesto cruel pero atractivo.

-Entonces cabalgas conmigo, Felix. O mueres en el camino. Eso es lo que hacen los gánsteres.

Felix parpadeó, sintiendo el peso de sus palabras. Algo dentro de él se reveló, como si un velo se hubiera levantado. Lo había visto en los ojos de Hyunjin: no estaba jugando, no era solo un juego de poder. Este era el precio de estar cerca de alguien como él. No había espacio para la duda, ni para arrepentirse. Solo cabalgar o caer.

Hyunjin giró sobre sus talones, sin esperar una respuesta, y continuó caminando por las oscuras calles. Felix lo siguió, sin saber exactamente lo que le deparaba el futuro, pero con la certeza de que algo en su vida estaba cambiando para siempre.

El sonido de motores rugiendo interrumpió el silencio de la noche cuando llegaron a un edificio de aspecto industrial, cuyas puertas de metal se abrieron de par en par ante ellos. Felix los observó con desconfianza. Se trataba de un lugar lleno de coches lujosos y motos que pertenecían a aquellos dispuestos a hacer lo que fuera por dinero, poder, o simplemente por sobrevivir. El aire allí era denso con la promesa de caos.

-Este es el lugar donde la gente como yo se siente cómoda -dijo Hyunjin, observando el espacio con una mirada de familiaridad. Los hombres y mujeres que lo rodeaban no parecían sorprendidos de verlos. Algunos levantaron la vista, otros continuaron con sus negocios. Había una sensación palpable de respeto, y Félix pudo sentir cómo la atmósfera se volvía más densa con cada paso que daba.

Felix miró alrededor. Aunque sentía que estaba en un mundo totalmente diferente, algo en él también se sentía extraño y familiar. La gente aquí no estaba interesada en ser buena o mala, solo en sobrevivir. A veces, eso era lo único que importaba. Y ahora, Felix entendía algo de ese mundo.

Hyunjin caminó hasta una mesa en el centro, donde una mujer de cabello oscuro lo miró con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. Hyunjin se inclinó hacia ella y susurro algo en su oído, provocando que ella asintiera con una ligera sonrisa.

Felix observó en silencio. Había una historia detrás de todo eso, algo que no lograba comprender, pero que lo mantenía atrapado. La mujer lo miró fugazmente, como si no lo considerara una amenaza, y volvió a su conversación.

-¿De qué se trata todo esto? -preguntó Felix, sin poder contener su curiosidad y una creciente sensación de inquietud.

Hyunjin se giró lentamente y lo observó con una intensidad que no había mostrado antes.

-Esto es lo que llamamos "el juego". Y si decides quedarte, tendrás que aprender a jugar según nuestras reglas. No hay espacio para los débiles. Aquí, nadie tiene miedo de ser quien es, por más oscuro que sea su camino. -Hyunjin hizo una pausa, como si estuviera midiendo cada palabra. -Tienes que estar dispuesto a perderlo todo, Felix. Porque aquí, solo los que cabalgan hasta el final sobreviven.

Felix lo miró fijamente. Cada palabra que Hyunjin decía lo envolvía más en la telaraña de un mundo que no podía controlar, pero que, al mismo tiempo, no podía dejar ir.

-¿Y qué pasa si me caigo en el camino? -preguntó Felix, su voz temblando por un segundo, aunque sabía que no debía mostrar debilidad.

Hyunjin lo miró con una sonrisa salvaje, llena de una comprensión que hizo que el corazón de Felix se acelerara.

-Entonces te arrastras y te levantas, o no te levantas en absoluto. Porque en este mundo, o cabalgas o mueres.

Felix tragó saliva. Sabía lo que debía hacer, pero algo en su interior le decía que las consecuencias de sus decisiones lo marcarían para siempre.

Con un suspiro profundo, finalmente se acercó a Hyunjin, dispuesto a jugar el juego, a pesar de los riesgos, a pesar del miedo.

-Estoy listo.

Hyunjin asintió lentamente.

-Entonces bienvenido al verdadero juego, Felix. Ya no hay vuelta atrás.

Read you soon...
-Mimi 🦋

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