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Felix no sabía qué esperar de este lugar. La sala estaba llena de personas de todos los tipos: algunos con ropa cara, otros más sencillos pero con una presencia feroz. Había un aire tenso, como si todos estuvieran esperando una señal. No era un lugar de conversación amena, ni de risas. Era un lugar de decisiones rápidas, de juegos oscuros donde solo los más fuertes, los más astutos, sobrevivían.
Hyunjin lo había colocado en esa silla con una seguridad que Félix aún no entendía. Nadie se atrevió a mirarlo fijamente por mucho tiempo; la gente aquí no era amiga de los novatos. Felix sentía cómo cada segundo que pasaba en silencio lo arrastraba más profundo en un abismo que no sabía cómo controlar.
El sonido de un vaso siendo colocado sobre la mesa rompió la quietud. Un hombre corpulento con un tatuaje que le cruzaba el cuello, lo observó con desdén, luego giró hacia Hyunjin, que permanecía tranquilo, como si nada de lo que sucediera le afectara.
-¿Este es tu "nuevo?" -preguntó el hombre, su voz grave llenando la habitación.
Hyunjin asintió, sin mostrar ni una pizca de emoción.
-Sí, este es Felix. Está aquí para aprender.
El hombre observó a Felix por un largo momento, evaluándolo como si fuera una presa fácil, antes de levantar una ceja.
-Aprender qué, exactamente -su tono era burlón, casi como si estuviera considerando si Felix realmente tenía lo que se necesitaba para estar aquí.
Felix sintió una oleada de tensión en su interior, pero no iba a dejar que alguien lo desestimara tan fácilmente. Su mirada se endureció mientras lo miraba de vuelta, sin titubear.
-Aprender todo lo que se necesita para sobrevivir. -Felix no podía creer que esas palabras hubieran salido de su boca, pero de alguna manera, tenía la certeza de que si no se mostraba fuerte ahora, se hundiría antes de que tuviera oportunidad de aprender.
El hombre soltó una carcajada, y luego miró a Hyunjin, como si buscara su aprobación. Hyunjin simplemente lo observó, sin moverse, sin responder. Finalmente, el hombre dejó de reírse.
-De acuerdo. Si va a estar aquí, tiene que entender las reglas. Y las reglas son simples. O juegas con nosotros, o te vas. Y si decides quedarte, entonces tienes que ser capaz de tomar decisiones. No hay espacio para los débiles, ni para los indecisos.
Felix asentó, comprendiendo por fin lo que estaba sucediendo. Este no era un juego de cartas o de apuestas. Era algo mucho más peligroso. En este mundo, las decisiones podían costarte la vida, o darte poder. Cada movimiento era una jugada maestra o un error mortal.
Un hombre delgado y de rostro afilado se acercó a la mesa. Sus ojos eran fríos y calculadores, y parecía tener una autoridad silenciosa sobre todos los presentes.
-Mi nombre es Lee Junho, -dijo el hombre de manera seca-. Soy el encargado de las "lecciones" aquí. Y creo que tu amigo Hyunjin quiere que aprendas lo que significa estar en este mundo. Así que prepárate, porque hoy vas a demostrar si realmente tienes lo que se necesita.
Junho miró a Felix con una intensidad que lo hizo sentirse expuesto, como si cada rincón de su alma estuviera siendo desnudado frente a ese hombre. Hyunjin no dijo nada, pero su presencia seguía siendo inquebrantable. Felix se dio cuenta de que, aunque lo había seguido hasta aquí, no estaba allí para salvarlo. No había más "protección". En este mundo, todos eran responsables de sí mismos.
-Comencemos -dijo Junho, sin perder tiempo.
De repente, el aire en la habitación se hizo más denso. Las voces a su alrededor se apagaron, y Felix pudo escuchar el sonido de su propio corazón latiendo en su pecho, acelerado, como si estuviera a punto de lanzarse a una batalla que no podía ganar.
Junho dio un paso hacia adelante y le entregó a Felix una pequeña caja de madera. No era grande, pero parecía pesada. Felix la tomó, pero no entendía qué significaba.
-Ábrela -dijo Jiho, sin cambiar su expresión.
Felix miró a Hyunjin, buscando alguna pista, pero Hyunjin solo lo observó en silencio, como si estuviera esperando que lo hiciera por su cuenta. Finalmente, Felix abrió la caja.
Dentro, había una pistola pequeña, brillante y perfectamente nueva. El peso de la arma en sus manos fue como un golpe de realidad. Era fría, y el metal brillaba bajo la luz de la sala. La pregunta flotaba en el aire: ¿qué haría Felix con eso? ¿Qué significaba este juego?
Junho lo observó fijamente.
-Esto es parte de tu prueba, Felix. Hoy no hay preguntas, solo respuestas. Tienes que decidir si eres lo suficientemente fuerte para estar aquí. Hay reglas que debes aprender, y las lecciones a veces vienen con sangre.
Felix tragó saliva, pero no apartó la mirada de la pistola. La sentía como una extensión de sí mismo, un recordatorio de lo que estaba por venir. Este no era solo un juego de poder; era un juego de vida o muerte. Y si iba a estar allí, tendría que aprender rápido.
-La decisión es tuya -dijo Junho, señalando un punto en la habitación donde dos hombres estaban apostados, observándolo de manera indiferente.
Felix sintió la presión aumentar. Su mente recorría todas las posibles opciones. Sabía que, de alguna forma, estaba siendo probado. Cada movimiento que hiciera ahora definiría lo que sería en este mundo. No había vuelta atrás.
Finalmente, con una mano firme, levantó la pistola. La sensación de peso en su mano le recordó que estaba tomando el control. No sabía exactamente qué sucedería después, pero lo único que sí sabía con certeza era que las reglas de este juego no eran para los débiles.
-¿Entonces qué, Felix? -preguntó Junho, con una sonrisa sutil en los labios.
Felix miró la pistola y luego, sin dudarlo, apuntó hacia los dos hombres al fondo de la habitación.
-Vamos a ver si realmente tienes lo que se necesita.
Read you soon...
-Mimi 🦋
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