Yoko murmura algo sin significado, gimiendo mientras se remueve bajo las sábanas. Se estira y busca con sus manos el cuerpo de Faye a su lado.

Faye no está.

Abre un ojo con pereza, su cabello está hecho un desastre y todo su cuerpo pesa demasiado. Bufa apartando un mechón de su cara con dicho acto, se termina por sentar y mira por toda la habitación.

Hoy es el día. Recuerda. Es su primer aniversario.

Sonríe y patalea en autentica felicidad. Se tira hacia las almohadas una vez más y parece totalmente contenta. Girando el rostro, una nota está en su mesita de luz.

"Vístete con algo bonito, fresita. Hoy es un día especial. Te espero a las 7 p.m. -Faye."

Está intrigada por ello y lo que sea que Faye haya planeado. Pero sabe que será algo bueno, Faye siempre le trae cosas buenas.

Durante el día, Yoko aprovecha que Faye no estará presente con ella. Llama a Ton y le propone una idea. Quiere hacer su propio pastel para Faye, obviamente decorado con fresas y chocolate.

El hombre la ayuda en lo básico, Yoko no ha dejado que haga más que darle instrucciones y decirle si está bien o mal. Ton se ríe un par de veces pero finalmente el postre está hecho.

Y entonces Yoko sigue las instrucciones de Faye buscando un vestido en el armario. Sonríe cuando encuentra una caja verde lima sobre un banco, al abrirla efectivamente había un vestido blanco que Yoko está segura de que combina con el traje que Faye usará.

Ha llamado a Marissa, Milk y Ciize durante el día. Ellas la felicitaron con verdadero cariño y felicidad, incluso su madre había llamado antes pero tenía un tono un tanto extraño. Yoko intentó no darle importancia por el momento.

Cuando llega la noche, Yoko ve a Sak llegar en el auto negro. Él está incluso más elegante de lo normal, cosa que a Yoko le agrada. Él se ve guapo.

Durante el viaje, Yoko está nerviosa. Intenta no morderse las uñas para no arruinarlas, asi que se distrae con cualquier cosa.

─A ver, Sak, tú sabes qué es la sorpresa. Dime.

Pero el hombre se ríe suavemente. ─No tengo permitido hacer eso.

Yoko resopla. ─Hombres.

Pronto logra ver por la ventana donde están. Es una villa con luces y flores de sus colores favoritos, brilla entre la oscuridad de la noche y árboles. Parece una estrella en el espacio. Yoko salta en su lugar hasta que respira y se dice a sí misma que es una adulta.

Sak la guía por el lugar. Todo es hermoso, desde las flores, los petalos en el suelo indicando un camino, los pequeños focos de luz y la tranquilidad del lugar.

Sak se detiene. Yoko pasa delante de él y encuentra a su esposa. Faye usa un traje blanco, es tan caro como su vestido, y luce su cabello suelto en ondas. Todo en ella le parece hermoso a Yoko. Ella camina hasta Faye.

─Faye... ¿qué es todo esto? ─pregunta Yoko con lágrimas asomando en sus ojos.

Faye se acerca, toma las manos de Yoko y se arrodilla frente a ella, sacando un anillo de un pequeño estuche. Esta vez, el gesto es premeditado, lleno de significado.

─Hace un año me propusiste matrimonio en el momento más inesperado de mi vida ─comienza ─. No sé qué te llevó a hacerlo, pero fue la mejor decisión que tomaste, y yo tuve la suerte de decir que sí. Pero sé que no recuerdas mucho de esa noche. Quiero que tengas un nuevo recuerdo, algo digno de la persona que amo. Yoko, ¿te casarías conmigo otra vez? Esta vez, con plena conciencia de lo que estás aceptando.

Yoko no puede contener las lágrimas, pero sonríe y asiente rápidamente. ─¡Por supuesto que sí, Faye! Una y mil veces más.

Yoko sigue sin saber como, pero esa segunda boda tenía a todos los invitados que alguna vez soñó. Incluso a su familia, quienes estaban genuinamente felices por ella.

Yoko, bajo un arco con la luna y estrellas, promete amarla. Faye, sumergida en los brillantes ojos que ama, promete seguir trabajando duro para ser alguien digna de su amor.

es q yo podria termiar el
fic acá y hacerme el
boludo pero yo no
pienso soltar esta historia