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14

Faye se ha encargado de proteger a Yoko desde el primer momento. Sabe que todo lo que haga a partir de ahora tiene que ser con cuidado y calculado. No puede bajar la guardia, no puede simplemente confiarse.

Cada vez que tiene "negocios" que atender, Yoko lo entiende. Suspira y la besa, pidiendole con cariño que vuelva sana a casa. Faye no solía tener mucho por lo que luchar, mas ahora tiene un par de ojitos brillantes que se preocupan por ella. Y eso de alguna manera calma su corazón. Le hace enfrentar un poco la realidad, ya no está haciendo esto por poder, está haciendolo por la protección de un tesoro importante, el cual no es una joya, es mucho mejor. Se trata de Yoko, se trata de una mujer que ve más allá de lo que quiere demostrar. Yoko no le teme, Yoko es totalmente alguien ajeno a su mundo y aún así permanece a su lado.

Faye adora volver a la mansion y encontrarse con una sonrisa esperandola, una sonrisa que le da calma y llena su corazón de luz. Faye comienza a pensar que no merece el amor de Yoko, pero por más que lo haga, ella quiere tenerlo de todas formas. Es egoista quizas. Sin embargo, Faye ha caído profundamente. Está loca por Yoko y cortaría hasta los dedos de Dios si se atreven a tocarla.

Yoko no lo sabe, pero Faye ya lo ha hecho. Sus enemigos la conocen, saben que es un punto debil, mas Faye se ha manchado las manos una y otra vez. Ha llegado a la idea de que ya no tiene un alma, que está podrida. Mas cuando siente su corazón alocado por el simple hecho de pensar en Yoko, tal vez no todo está perdido.

—Oh, ¡esa es buena!

Faye levanta una ceja y mira hacia Yoko. Ella se ve emocionada por una noche de películas, Faye no quiere romper su ilusion diciendole que detesta las de Disney.

—¿El Rey Leon?—pregunta Faye con una risita.

—Sí, es de mis favoritas.

—No la he visto.

—Veamosla ahora, duh.

Faye se ríe y asiente, poniendo la película en el televisor de su habitación, luego se acomoda en la cama con Yoko, ambas abrazadas, listas para verla.

Y puede que no le haya prestado atención en las siguientes horas a las peliculas, Faye simplemente disfruta la compañía de Yoko, acaricia su cabello y respira tranquilamente.

Yoko parece dormida cuando la tercer pelicula termina, a lo que Faye aprovecha y se acomoda con ella para dormir tambien. La calma en la expresion de Yoko se le contagia por un momento. Sonríe mientras la ve. Yoko es la mujer más hermosa que haya visto, Yoko es la indicada para ella.

—Duerme, no me mires.

Faye ríe ante su queja. —Es solo que amo verte.

—Mh—Yoko asiente tratando de lucir desinteresada, mas sus mejillas rojas dejan ver la realidad—. Yo amo cuando me abrazas.

—¿Y qué más?

—Cuando me cumples los caprichos.

—¿Y?

—Y cuando, sin decir una palabra, haces que me sienta totalmente querida.

Faye acaricia su cabello, Yoko suspira lentamente. —Yo haría cualquier cosa por ti, amor.

—¿Por ejemplo?

—Dejaría que el mundo arda por ti.

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