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Capítulo O9

Autora: (un capítulo corto, pero con suerte el contenido lo compensa  <3)

Traductora (yo): Actualizo de nuevo por lo feliz que estoy al recibir tantos comentarios votos y leídas en menos de un día. ¡Muchas gracias por todo el apoyo! Me cuesta mucho traducir y los comentarios me dan mucha fuerza. Gracias de corazón.♡

Capítulo 9

El resto del día transcurrió sin incidentes. James sorprendió a Lily mirándolo varias veces, pero por una vez no pensó en burlarse de ella por eso. Sirius y Peter todavía lo miraban como si se estuviera muriendo por una maldición de sangre, pero su salud estaba mejorando lentamente, por lo que estaba comenzando a sentirse un poco más como él mismo.

Decidiendo pasar la cena con Lunático ya que había abandonado el almuerzo, James se detuvo en las cocinas para tomar algo de comida.

—¿Querrá lo de siempre, señor?—preguntó un elfo doméstico.

James casi se estremeció ante la pregunta, odiando el recordatorio de lo bien que iban las cosas solo unos días antes.—Sí.—dijo.—Pero agregue un sándwich extra con carne y queso, y algo de chocolate para el postre.

Antes de que James entrara en la enfermería, sacó su capa de invisibilidad. Era más simbólico que cualquier otra cosa, ya que Severus sabría que fue él, pero le gustaba la idea de ser anónimo mientras brindaba su ayuda. Le ayudaba tener en cuenta el consejo de Dumbledore.

Cuando entró, Severus estaba dormido de nuevo. James frunció el ceño cuando notó que las túnicas todavía estaban en su paquete, pero tal vez el Slytherin había dormido todo el día y aún no las había notado. Con cuidado, dejó la poción de vitaminas y el sándwich no vegano junto con las notas que había tomado ese día. Sabía que Pomfrey podía darle a Severus todas las pociones que necesitaba, y comida también, pero se sentía importante continuar con su pequeño ritual. Echó un vistazo a la forma dormida de Severus antes de dirigirse a la habitación de Moony.

Remus estaba completamente despierto, pero todavía parecía que había sido pisoteado por hipogrifos. James le arrojó el pastel de chocolate que habían preparado los elfos domésticos y se sentó en la silla.

Incluso en su estado herido, Remus lo atrapó fácilmente con sus reflejos de hombre lobo.—Ahí está mi Merodeador favorito.

—Bueno, me siento halagado, pero ambos sabemos que eso no es cierto.

Remus sonrió mientras desenvolvía el pastel.—Diré lo que sea necesario para que siga viniendo el chocolate.

James sonrió.—Si dices algo que se parezca siquiera a una declaración de amor a Canuto, se casará contigo bajo una cascada de chocolate y abrirá un refugio para las ranas de chocolate no deseadas en tu honor.

—Si bien esa es una imagen atractiva, me preocupa que esté hecho bajo la suposición de que las ranas de chocolate están vivas, y también que poner cualquier cosa hecha de chocolate a mi alcance puede considerarse un "refugio".

James rió.—Bueno, entonces te comprará una fábrica de chocolate.

—Mmm... eso estaría mejor.—Remus mordisqueó el pastel con reverencia.

James sacó su sándwich y no pudo resistir la tentación de cortarlo en dos. Comió una mitad antes de empezar con la otra.—Entonces, ¿qué me perdí en el almuerzo?

—Una larga lista de teorías de conspiración que Canuto ha elaborado para explicar por qué estás actuando... de la forma en la que has estado actuando últimamente.

James se animó esperanzado.—¿Alguna buena?

—A mí mismo me gustó bastante la acusación de que una horda de Torposoplos pululaba en tu cerebro y ahora está controlando todos tus movimientos.

—¿Qué demonios es un Torposoplo?

—Ni idea. Creo que son esas criaturas de las que siempre habla el chiflado de Ravenclaw. ¿Cuál es su nombre?

—Xantofila.—dijo James con confianza.

—Ese es el pigmento amarillo en las yemas de huevo.

—¿Por qué, en el nombre de Merlín, sabes eso?—Cuando Remus abrió la boca, James lo detuvo.—No, no respondas a eso. Me temo que sé lo que vas a decir.—Hizo una pausa dramática, antes de susurrar,—Libros .—con todo el horror que pudo.

—Muy divertido.—Remus estaba ahora sacando migas de chocolate de las sábanas y metiéndolas en su boca.—Sirius no se acercó a la verdad, por supuesto, el perro callejero inconsciente, pero yo mismo me he estado preguntando acerca de tu comportamiento.

James dejó caer la cabeza contra la parte superior de la silla.—Soy un maldito idiota, y también posiblemente la persona más terrible del mundo.

—Da la casualidad de que sé personalmente que nada de eso es cierto.

—Lo he arruinado todo.—Cuando no hubo respuesta, James levantó la cabeza para encontrar a Remus mirándolo. Era una mirada que Remus diseñó específicamente para James y Sirius cuando estaban siendo particularmente tontos o melodramáticos, como ambos solían ser.—¡No estoy exagerando esta vez!— objetó.—Severus está enfadado conmigo, probablemente de forma permanente, y creo que Lily también.

—Entonces nada ha cambiado.—dijo Remus.

James le tiró un trozo de lechuga.—Lo digo en serio.

—No es posible, eres James.

Si Remus no estuviera ya en la enfermería con heridas graves, James lo habría estrangulado.—¿Qué pasó con el simpático y compasivo Moony que tenía tantas ganas de ver?

—Un lobo le rompió todos los huesos y lo arrastró por el bosque en medio de la noche. No tiene la energía para lidiar con el drama de Potter.

—No es drama.—replicó James.—Es...es...—James estaba bastante seguro de que Remus estaba arqueando una ceja, pero su frente estaba envuelta en vendajes, así que no podía decirlo.—Bien vale. Es drama. Pero es horrible , Lunático.

—Bueno, sea lo que sea, estoy seguro de que no es algo tan desesperado como lo estás haciendo ver.—Su expresión se suavizó.—Independientemente de lo que puedas pensar, eres una persona excelente la mayor parte del tiempo, James.

—Y el resto del tiempo soy un monstruo.—murmuró James.

El labio de Remus se crispó.—Se podría decir lo mismo de mí. Pero tengo suficiente autodesprecio por los dos, ¿no crees?

—Moony.—dijo James, saliendo de su miseria y en modo de charla de ánimo.—No eres un monstruo, y ciertamente no puedes culparte por...

—Pero lo soy, y lo hago.—Cuando James volvió a abrir la boca para objetar, Remus continuó: —¿Ves lo frustrante que es cuando alguien que te importa simplifica toda su existencia negativamente?—James cerró la boca.—No te hagas eso a ti mismo. No por mí, sino por ti. Has hecho cosas malas. Piensa en ello, madura y supéralo.—Remus arrugó el envoltorio del pastel y lo puso en su carrito de medicinas.—Ahora, explícame lo que me perdí en Transformaciones. No estoy lo suficientemente despierto para distinguir la ridícula caligrafía de Canuto.

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A la mañana siguiente, James se despertó con la más mínima congestión nasal y un poco de dolor de cabeza. Para su alivio, las náuseas y el dolor de pecho con los que había estado luchando durante los últimos días apenas se notaban. Supuso que tenía que agradecerle a Moony por eso, así que seleccionó las mejores piezas de su escondite secreto de chocolate (específicamente para ocasiones como estas), y se dirigió a la enfermería para expresar su gratitud.

Era un madrugador, por lo que los otros Merodeadores aún no se habían levantado, y el resto del castillo también parecía estar dormido. Por eso, su corazón se detuvo ante el sonido de la voz congestionada que lo saludó cuando ingresó a la enfermería.

—Potter.

James se volvió para ver a Severus despierto y mirándolo. La vista habría sido cómica si las entrañas de James no se hubieran hecho trizas. Solo la cabeza de Severus era visible ya que el resto de él estaba escondido debajo de las mantas, pero el paquete estaba desenvuelto a su lado.

—Um, hola.—dijo James con torpeza. Cuando Severus siguió mirándolo, James acercó una silla. Se movió incómodo. En ninguna parte de su plan tenía en cuenta lo que haría si Severus lo llamaba. Había asumido que el Slytherin nunca volvería a hablarle. De repente, todos sus votos de mantener la distancia y solo ayudándole de lejos desaparecieron de su mente.

Severus continuó sin decir nada, pero su boca se torció como si estuviera tratando de formar palabras.—No necesito tu caridad.—logró finalmente.

James ladeó la cabeza.—No es caridad si es mi culpa que la tuya se arruinase. La acabo de reemplazar.—Sabía lo que Severus estaba pensando por la expresión tensa en su rostro: ese reemplazo era mejor que cualquier túnica que haya tenido antes. Después de una ligera vacilación, Severus asintió. James no estaba seguro de si se suponía que debía irse ahora, o si Severus quería que se quedara. Probablemente tenía un par de minutos más antes de que Pomfrey lo viera allí y lo echara de su preciosa enfermería, pero no quería incomodar a Severus, así que se levantó para irse.

—Potter.—dijo Severus de nuevo, esta vez con curiosidad más que con indignación.

—¿Sí?

La boca de Severus se torció de nuevo con palabras no dichas. Tosió una vez y luego cayó en un ataque de tos que duró varios segundos. Cuando se recuperó, se encontró con la mirada fija de James.—Ayer, cuando dejaste el paquete, creo que te recuerdo...—se interrumpió, sin saber cómo terminar.

—Quise decir lo que dije sobre ayudar a que Lily te perdonara. Incluso si ya no me quieres cerca. Seguiré intentándolo. Ni siquiera tendrás que volver a hablar conmigo si no quieres.

Severus negó levemente con la cabeza.—No, eso no es lo que yo...—Se aclaró la garganta, pero eso no hizo que su congestión fuera menos audible.—Me besaste.

—Oh.—dijo James, sintiendo un sonrojo subir por su cuello.—Bien, um, lo siento.—Gimió, sabiendo que la había cagado una vez más.—Sé que dijiste que querías que te dejara en paz y todo eso, así que probablemente no era algo con lo que te sintieras cómodo. No era mi intención hacerlo, pero te veías tan tranquilo y yo...

—Potter, cállate.—interrumpió Severus, la diversión matizando su voz. James exhaló aliviado. Severus reírse de él era algo con lo que podía lidiar. Severus sintiéndose herido o violado, eso no podía soportarlo. Se preguntó por qué el Slytherin no preguntó qué había estado haciendo James con sus mangas. Tal vez solo pensó que James estaba perdiendo la cabeza. O tal vez no quería tratar con el tema de los Mortífagos o Tú-sabes-quién. Por mucho que James quisiera respuestas, tampoco quería estropear el momento.

Se hundió en la silla de nuevo, seguro de que Severus no quería que se fuera, pero no estaba seguro de si era bienvenido o no.—Entiendo si no quieres volver a verme nunca más, pero esperaba que el hecho de que aún no me hayas hechizado significa que estás dispuesto a darme otra oportunidad.—Severus lo estudió por un largo momento, y James no pudo evitar divagar para llenar el incómodo silencio.—Estaba pensando que tal vez podríamos tener una palabra de seguridad para saber cuándo estoy haciendo algo mal o lastimándote, y puedo detenerme antes de que arruine todo de nuevo...

—¿Las palabras seguras no son para el sexo?—Preguntó Severus.

James se puso rojo de nuevo, y guau, realmente debería haberse quedado en la cama hoy, porque claramente no era capaz de estar en público.—No te estoy proponiendo eso.—dijo con tanta tranquilidad como pudo. Luego, notando la sonrisa de Severus, agregó.—Aunque yo no diría 'no' si me lo pides.—Fue el turno de Sev de sonrojarse, y James se rió.—¡Es una broma!—Más o menos.

Cuando Severus le dio una mirada que podría describirse mejor como exasperación cariñosa, James sintió que el vacío de los últimos días se desvanecía lentamente.—¿Entonces que dices?—preguntó, incapaz de ocultar sus nervios.

—Piña.—dijo Severus arrastrando las palabras.

—¿Qué?—James se preguntó si su mente finalmente se había derretido por el estrés de los últimos días.

Los labios de Severus se crisparon.—Nuestra palabra de seguridad.

James sonrió.—Eso suena perfecto.

En el momento justo, Madame Pomfrey gritó:—Sr. Potter, ¡aléjate de mi paciente en este instante! 

—Solo estaba tomando algunas pociones del carrito.—mintió, metiendo algunas en su túnica al azar. James llevó la mano de Severus a sus labios y le dio un rápido beso en los nudillos.—¿Cena esta noche?

Severus ni siquiera se sonrojó esta vez, la molestia era clara en sus rasgos.—Todavía estaré aquí esta noche, idiota.

James jadeó.—No puedes simplemente decirme donde estarás . ¿Dónde está el desafío en eso? Inténtalo de nuevo.

Severus puso los ojos en blanco.—Bien. Estaré en un lugar misterioso que es imposible que encuentres.

James sonrió dulcemente.—Mucho mejor.—Sus ojos se agrandaron cuando las manos de Pomfrey se cerraron alrededor de sus hombros y lo levantaron de su asiento. Se dio cuenta de que no le había entregado el chocolate a Remus, pero supuso que podía esperar hasta el almuerzo.

—Fuera, Sr. Potter.—cortó ella, arrastrándolo hacia la puerta.—Y...

—No vuelva hasta que ya no sea un riesgo para mis pacientes.—finalizó James con un guiño.—Conozco la teoría.—Pero no la práctica.

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Autora:

¡Gracias por leer! No dudes en compartir lo que piensas en los comentarios. <3

Traductora (ya todos saben que soy yo así que ¿pa'que ponerlo?):

Gracias a las tantas reacciones y amor al capítulo de ayer por eso publiqué este hoy, ¡tenía que daros las gracias de alguna forma! Y ninguna mejor que esta, jajsja.

Estas semanas estoy repleta de exámenes, así que a pesar de tener unos capítulos ya traducidos estaré muy poco por aquí, pero que actualizo, aunque sea en unas semanas, actualizo.

El capítulo que viene será más largo, pero tendréis que esperar un poquito más. ¡Pero valdrá la pena, lo prometo! :3

(Recomendando esta canción simplemente porque la amo y la traduje yo en mi canal abandonado, ahr):

https://youtu.be/vIzugJ00GUE

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