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Prólogo I / III

- Ray, Isabella da algo de miedo ¿No crees?

Mi amigo de pelo negro levantó la mirada de su libro y me miró, ambos estábamos sentados bajo la sombra de un árbol alejado. Mientras el leía yo observaba a nuestra "madre" jugando con el resto de nuestros "hermanos", ella hacía eso a la vez que tendía la ropa y las sabanas para que secaran con la luz del sol.

- ¿Por qué dices eso?

- Bueno, siempre está sonriendo de una manera rara.

Ray volvió a fijarse en su libro mientras me respondía. Lo miré atentamente, me entretiene verlo leer, el simple hecho de verlo me gusta.

- A los niños pequeños les gusta que les sonrían sus madres, no es de extrañarse que tenga esa expresión la mayoría del tiempo

- Pero a mí no me gusta que ella me sonría, me gusta más cuando tú lo haces Ray

Recargué mi cabeza en su hombro y le sonreí. El se quejó de inmediato pero no me quitó.

- ¡No digas cosas como esas!

Nos quedamos en silencio después de sus palabras, Ray seguía absorto en la lectura de su libro, pero había comenzado a tararear esa melodía que me gustaba tanto. Era suave, pero muy agradable e hipnótica, y el que fuera con la voz de Ray simplemente la volvía perfecta.

Le había preguntado muchas veces que dónde la había aprendido, pero nunca me contestaba.
El punto es que me encantaba, me relajaba mucho, tanto que comencé a quedarme dormido sin quererlo.

- _____... ¡Oye!

Ray movió su hombro y me despertó bruscamente. Me froté el ojo mientras miraba a mi alrededor, un poco aturdido.

- Ven, ya es hora de comer

- No tengo hambre, además estoy cansado

- Sabes que a Isabella no le gusta que te saltes comidas

Mi amigo se puso de pie y me miró con seriedad, le devolví un bostezo junto a una mirada soñolienta.
Él puso los ojos en blanco antes de suspirar.

- Ah, que problema eres

- Lo siento... ¿Eh?

Me tomó de la mano con firmeza y me hizo ponerme de pie. Me llevó de la mano hasta la puerta del orfanato, donde Isabella nos esperaba con su escalofriante sonrisa.
Agarré la mano de Ray con un poco más de fuerza cuando nos detuvimos frente a ella.

- Estaban tardando un poco, pequeños

- _____ estaba dormido, no fue mi culpa.

- ¿Dormido? ¿Acaso no pudiste dormir bien anoche, ______?

Isabella me miró con una preocupación algo exagerada si me lo preguntan.
Esquivé su mirada mientras respondía.

- No, dormí muy bien, sólo me entró sueño por lo relajado que estaba

- De acuerdo.... Bueno, será mejor que entren

Pasamos de largo a nuestra madre rápidamente, podía sentir cómo su mirada nos siguió durante los primeros segundos en los que avanzamos por el pasillo.
Dejé qué Ray me llevará hasta el comedor, el sueño ya se me había quitado pero me gustaba que mi amigo me tomara de la mano.
Sentía una calidez muy agradable en mi pecho cada vez que lo hacía, junto con un cosquilleo en mi cuello, debajo del collar que tenía que llevar puesto.

- ¡Ray!

Un par de amigos de Ray vinieron corriendo, creo que se llaman Norman y Emma.
Me escondí de inmediato detrás de mi amigo, Norman es un alfa por lo que sé, y es fácil deducir que Emma es una beta, pero aún así me da algo de nervios estar cerca de ella, es demasiado enérgica en comparación a lo que estoy acostumbrado.

En general, estar cerca del resto de niños que son alfas e incluso betas me provoca una sensación de incomodidad y algo de miedo. Ray es el único alfa con el que soporto estar, de hecho hasta me gusta estar con él.
Isabella dice que mi "timidez" es debida a que soy un omega puro (no sé a qué se refiere con "puro"), se supone que conforme crezca me acostumbraré y dejaré de sentir temor hacia los alfas.

- ¿Qué pasa?

Ray me mantuvo detrás de él empujándome suavemente con su brazo, me agarré a su camisa mientras escuchaba a quien debía ser Emma.

- Te estabas tardando mucho, los mayores ya pusieron la mesa y tú no aparecías... ¿Eh? ¿Quién está detrás de ti? ¿Es uno de los de dos años?

La chica de inmediato se percató de mi presencia en el instante en que me asomé por una fracción de segundo para observar la situación.
De inmediato intentó asomarse para verme, Ray le dijo que lo dejara y retrocedió un par de pasos, llevándome con él. No fue sino hasta que Norman también intentó verme que Ray finalmente pareció comenzarse a hartar y levantó ambos brazos para evitar que Norman o Emma se me acercaran.

- ¡Déjenlo en paz! Lo ponen nervioso

- ¿De verdad? ¿Por qué?

- Vaya, no tenía idea, perdona...

Cuando me asomé ligeramente desde detrás de Ray, Norman me dirigió una sonrisa amable que me hizo sentir bastante nervioso. Me abracé a Ray por la espalda de inmediato, sacándole un respingo.

- Si es más pequeño que tú, ¿Cuántos años tienes? ¡Por cierto soy Emma!, Aunque somos hermanos creo que no te he visto mucho en el orfanato

La chica de desordenado cabello naranja me extendió la mano, me asomé y después de pensarlo unos segundos correspondí tímidamente su saludo antes de responder.

- Tengo seis años, igual que Ray. Y, bueno... soy un omega, así que aún no me acostumbro mucho a los alfas y betas...

- Madre me pidió que cuidara de él desde hace unos días, ya que hoy comenzará a dormir con nosotros

Ray me acarició el cabello cuando me animé a salir de detrás de él y me coloqué a su lado, aunque aún así seguí aferrandome a su camisa.

- ¿Hoy? ¿Antes dónde dormías?

Norman se unió a la conversación, poco a poco aflojé el agarre de mis manos hasta que finalmente solté la ropa de Ray, aunque aún así no me alejé de él y tomé su mano.

- Dormía con Isabella y el resto de bebés, también comía solo o con mamá

- ¿Solo?

Asentí, casi ninguno de mis hermanos es omega y los poquísimos que lo son ya se acostumbraron a la presencia de alfas y betas.

- ¡Eres muy adorable! ¿De verdad tienes nuestra edad?

Emma se lanzó a abrazarme, me sobresalté un poco pero al cabo de un par de instantes le pude corresponder un poco el gesto.

- Emma ya suéltalo, lo vas a asfixiar

Cuando la chica se separó de mí, Ray volvió a tomar mi mano, la cual se había soltado cuando Emma me abrazó.

- Los omegas siempre se ven más frágiles o jóvenes de lo que son, ¿Cierto Ray?

Mi amigo asintió, confirmando las palabras de Norman. Escuchamos como la campanita para la comida sonaba insistentemente, Ray me llevó hasta la mesa mientras Norman y Emma intentaban sacarme plática.

Más tarde ese mismo día, nos dijeron que uno de nuestros hermanos mayores sería adoptado en tres días. Realmente no se me hacía familiar, creo que apenas si he cruzado palabra con él.
Sin embargo, era la primera vez que iba a estar "presente" para despedir a alguien del orfanato.

- ¿Cómo es el exterior?

- Y yo que sé, ¿Por qué me lo preguntas?

Acompañé a Ray mientras este buscaba un libro en la biblioteca, ya había anochecido desde hace rato así que mientras él sacaba libros y los volvía a guardar después de mirar el título, yo sostenía una lámpara para darle luz.

- Eres muy listo y te la pasas leyendo, ¿No vienen cosas del exterior en tus libros?

- Claro que sí, pero son cosas de cultura general y lugares famosos. No viene nada acerca de la sociedad actual o de lo que realmente hay ahí afuera

- Ya veo... Creo que tendré que esperar a que me adopten.

El libro que Ray había tomado resbaló de sus manos y cayó al suelo, lo miré con curiosidad. Su rostro había adoptado una expresión algo asustada, aunque cuando notó que lo miraba volvió a su típica cara de seriedad.

- ¿Qué miras?

- A ti, ¿Qué más podría ver?

No fui conciente de lo "mal" que se escuchó eso hasta que Ray me lo hizo notar con una sonrisa burlona.

- ¿Acaso te gusto o algo así?

- Ah, ¡N-no me refería a eso! Ni siquiera lo había pensado

Ray se burló de mí diciéndome que me había sonrojado, me toqué una mejilla y en cuanto noté que estaba caliente desvíe la mirada, avergonzado.

- Ya, no hagas berrinche, ¡Mira lo que encontré!

Me ganó la curiosidad y me olvidé de lo de recién para asomarme a ver la página del libro que me enseñaba Ray.
Sonreí al ver la colorida imagen de un escarabajo, estaba dibujada a detalle y los colores eran muy brillantes, parecía que iba a salir volando de la página en cualquier instante.

- ¡Qué bonito!

- Si se te enredara en el cabello mientras vuela seguro que no te parecería así

Apenas dijo eso se puso a revolver mi cabello con una mano mientras me sonreía ligeramente. Me quejé un poco antes de reírme, pero ambos nos callamos de golpe cuando la voz de madre nos sorprendió.

- Pequeños, ya deberían estar en cama, sobretodo tu ______... Espera, ¿Acaso estabas jugando con él, Ray? Que extraño viniendo de ti

Ray parecía molesto y avergonzada por esa observación, cerró el libro con la imágen del escarabajo pero no lo colocó en su lugar, al contrario, lo puso bajo su brazo mientras lo sostenía con una mano. Con la otra, me tomó por la muñeca y me hizo seguirlo hasta la entrada de la biblioteca, desde donde Isabella nos miraba con su típica sonrisa.

- Ya nos íbamos.

-______, ¿Estás bien con comenzar a dormir con tus hermanos? Si quieres podemos esperar un poco más

- No, está bien... creo

Isabella me miró unos instantes antes de desearnos buenas noches, Ray no soltó mi mano mientras caminábamos hacia el cuarto.

Llevábamos menos de medio camino cuando un mechón de mi cabello aún revuelto se deslizó quedando frente a mis ojos, intenté soplar para quitarlo pero no parecía funcionar.
Ray se dió cuenta fácilmente de lo que estaba haciendo, así que se detuvo un momento y soltó mi mano para despejarme la vista, después me volvío a agarrar de la mano y seguimos caminando.

- Tienes el cabello bastante largo

- Tu también

- Al menos yo me lo corto de vez en cuando

Realmente nunca había pensado en cortarme el cabello, no me molesta así que no veo razón en hacerlo.

- ¿Crees que debería cortarlo?

- Como quieras, es tu cabello... pero te verías lindo con una coleta

Lo dijo con un tono de voz normal, no parecía ni emocionado ni nervioso con ese comentario, pero aún así me decidí a dejármelo crecer hasta que pudiera amarrarlo en una coleta.

Cuando llegamos al cuarto, Ray me indicó dónde estaba mi cama, era vecina de la suya y tenía una placa con mi nombre en ella.
El resto de nuestros hermanos en el cuarto ya estaban dormidos, por lo que Ray llegó directamente a dejar el libro en su cajonera y a arroparse bajo las mantas.

Dejé la lámpara sobre la cajonera al lado de mi cama y la apagué, no me daba miedo la oscuridad, pero las... ¿Escencias? ¿Feromonas?
Madre las había llamado de alguna forma similar, bueno, dejémoslo en que la "presencia" de tantos alfas y betas en la misma habitación cerrada que yo me ponía algo nervioso.

- ¿Qué esperas? Duérmete

Ray me miró desde su cama, recargando su mejilla contra su mano.
Asentí y me metí bajo las sábanas, pero no lograba conciliar el sueño. Me abracé a la almohada casi instintivamente, buscando algo en lo que "apoyarme", aún así estuve un buen rato cambiando de posición mientras intentaba dormir.

Finalmente Ray suspiró con fastidio y escuché como bajaba de su cama.

- No tienes remedio

- Perdón...

Me incorporé y me senté en mi lugar mientras miraba como mi amigo rebuscaba en el pequeño mueble al lado de su cama.

- Ten, me imaginé que te costaría dormir así que hice esto

Extendió su mano hacía mi, había un objeto algo grande en ella.
Lo tomé, a pesar de la oscuridad la luz nocturna que entraba por la ventana era suficiente para apreciar fácilmente que era.

- Gracias, pero ya tengo una almohada...

Ray suspiró y me miró con fastidio.

- Ya lo sé, no soy idiota. Solo abrazala

Obedecí y de inmediato quedé maravillado. Dejando de lado lo suave que era, tenía un aroma increíble, y no era solo eso. La simple "presencia" de la almohada era genial, tan encantadora y relajante...

- Ahh, que genial...

Me acosté sobre la cama y me acurruque contra la almohada que me acababan de dar, me quedé dormido de una manera increíblemente rápida y relajada.
Creo que Ray incluso tuvo que cubrirme con las sábanas, porque yo no recordaba haberlo hecho cuando desperté al día siguiente.

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