Día 50
No he visto a Manchas en demasiado tiempo.
Hablé con el investigador, él conoce un par más de adultos que podrían ayudar.
No sé si sean confiables, pero al menos serán útiles.
Me preocupa Manchas, ¿Es la última vez que voy a saber de él?
Hace unos días creí haberlo visto en un pasillo, pero estaba tan drogado en ese momento que bien pudo haber sido una alucinación mía.
"Bárbara" es el nombre real de "Rose".
La tarjeta que me dejó Manchas es una especie de llave universal. Las puertas ya no son más un problema, pero aún tengo que solucionar el tema de las cámaras y nuestra ruta de escape.
Vamos a necesitar el almacén de armas, aunque estoy intentando buscar una manera más pacífica de solucionar esto.
No sé de dónde sacó Manchas todas estas cosas. Es muy listo, debo hacer que huya conmigo.
Tanto por el bien de la misión, como por su bien.
Y por el bien de mi egoísmo, quiero estar más con él.
Me parece que fui al menos unas tres veces más a la sala común de convivencia, antes de que finalmente la persona que tanto buscaba también estuviera ahí.
Fue muy difícil no gritarle y correr en su dirección apenas lo vi.
Manchas estaba sentado como siempre, garabateando en unas hojas. Puede que fuera mi imaginación porque llevaba tanto sin verlo, pero me pareció que se veía un poco mejor que antes.
Solo un poco.
- Manchas...
- Oh, hola mi bufón. ¿Encontraste mariposas?
Asentí, entendiendo que se refería a los investigadores que parecían querer ayudarnos.
Me pregunto cómo se enteró de ellos en un inicio.
Hasta ahora, casi siempre había procurado sentarme de frente a Manchas, pero esta ocasión fue directo a sentarme a su lado.
No llevaba ningún suero conectado a su brazo, ni alguna mascarilla que me impidiera ver cómo me sonrió cuando me senté.
- Eres tan idiota...
No lo dijo con intención de ofenderme realmente, pero aún así me pregunté internamente a qué se refería.
De momento ignoré eso, y me concentré en lo importante.
- Vas a venir conmigo cuando escape. Saldremos de aquí, juntos
La sonrisa se desvaneció del rostro de Manchas, aunque unos segundos después resurgió con más fuerza e incluso soltó una corta risa ahogada. Más que parecer divertido o feliz, sonaba... triste.
Me parece que es la primera vez que lo escuchaba expresar tanta tristeza, aunque fuera en forma de una risa.
- En verdad tú... Eres todo un caso, eres un idiota
- ¡Hablo en serio!
No sé por qué me molesté, no debía de hacerlo. No tenía razón de hacerlo, ¿Verdad?
La cabeza de Manchas se inclinó suavemente, apoyándose sobre mi hombro.
Me quedé completamente quieto, sintiendo que me tensaba involuntariamente y que el calor se me subía a las mejillas.
- Idiota, los dos sabemos que no podré esperar a tu plan. Por más que quisiera
- No digas eso, debe de haber una manera de qué... ¡Manchas, yo-...!
La primera vez se me fue la voz naturalmente al darme cuenta de que no había nada que realmente yo pudiera hacer, pero la segunda vez mi voz fue interrumpida por el propio Manchas, quien llevó un par de dedos a mis labios con suavidad, indicándome que hiciera silencio.
Obedecí de una manera instintiva.
- No lo digas, no digas nada. Solo déjame quedarme un poco más así
No me molestaba eso para nada, de hecho, hasta cierto me punto me sentía... feliz de tener a Manchas así.
Sin embargo, también me sentía asustado, como si algo muy malo estuviera a punto de suceder.
A pesar de mis preocupaciones, no dije nada y dejé a Manchas quedarse ahí todo el rato que quiso.
Debieron de pasar varios minutos en los que yo pensé que él se había quedado dormido, y tal vez si fuera así ya que únicamente se alejó de mí cuando tuvo un pequeño ataque de tos repentino.
- ¿Qué sucede?
Manchas negó con la cabeza mientras se cubría la boca con la mano.
Cuando finalmente se descubrió el rostro, su boca y sus alrededores estaban teñidos de rojo por la sangre, al igual que la palma de su mano.
Sentí un vacío desagradable en el estómago, pero aún así me olvidé a mantener la calma.
- ¿Manchas? ¿Te... Te duele mucho?
El chico sonrió suavemente y asintió.
Quería abrazarlo, quería ayudarlo de alguna forma pero... realmente no había nada que yo pudiera hacer.
Y eso lo hacía aún peor.
Manchas se llevó una mano al cuello, se entretuvo un momento hasta que finalmente escuché un pequeño chasquido.
Su collar abandonó su piel, dejando expuestas las horribles cicatrices que la muerte de su compañero le había dejado ahí.
- Tus manos
- ¿Eh?
- Extiende tus manos, tonto
Obedecí. Manchas depositó el collar en ellas y me hizo cerrarlas alrededor de él.
Mi mal presentimiento únicamente creció con ese gesto.
- ¿Qué haces?
- Es un regalo, no hay nada mejor para recordar a un perro que su collar...
- ¡No digas eso!
Alcé la voz de nuevo casi sin darme cuenta, pero no me importó.
Por mí que escucharan todos, mientras mis palabras aún le pudieran llegar a él.
- ¡No hables como sí...! C-como si...
Ni siquiera pude terminar la oración.
Manchas agachó la vista un momento, pero finalmente levantó el rostro de nuevo y sonrió, mostrándome una sonrisa ensangrentada.
- ¿De qué otra forma quieres que hable? Estoy muriendo desde hace años, bufón
- Pero puedes aguantar otro poco, te sacaré de aquí y estarás bien. No tienes que... morir aquí
Finalmente lo dije, y sentí que un nudo se me formaba en la garganta al decirlos.
- Han muerto muchos aquí, solo seré otro más
- No me importan los demás. Quiero pasar más tiempo contigo, no quiero esperar más vidas para eso
Por fin entendí a lo que él se refería con esas preguntas el otro día, y no me gustó nada el trasfondo.
- Bufón, moriré aunque salga de aquí contigo. Las medicinas y pruebas me lastiman mucho pero... lo que me ha estado matando más rápido es estar contigo
Manchas lo dijo con calma y firmeza, como si me estuviera contando la verdad más real del mundo.
Pero lo que me decía no tenía sentido.
- ¿Qué está hablando? Yo... Yo no te estoy haciendo, ni siquiera podría hacerlo... ¡Nunca querría hacerte daño!
- Lo sé, no te alteres
¿En serio me dice que no me altere después de decir eso?
Es imposible, no hay manera de que yo le haga daño a Manchas.
El chico posó suavemente su mano sobre una de las mías, haciéndome pegar un sobresalto tanto por el gesto como por su frío tacto.
- No lo haces a propósito. Me han hecho tantas pruebas aquí que mi cuerpo no soporta más estar cerca de alfas. Me hacía más daño al inicio, cuando aún no te hacían tantas pruebas
- ¿Y por qué no me lo dijiste? No debiste seguir dejando que me acercara a ti
Aparté mi mano de debajo de la suya e hice amago de ponerme de pie, pero Manchas tiró de mí camisa, deteniéndome.
- Bufón, ya no hay nada que hacer. Así que quédate hasta el final, por favor
Dolía. Dolía más que nada
Pero aún así, me quedé en mi lugar.
- Bufón, yo estaba listo para morir. Sentí la muerte con mi marca, y ya no me asustaba más. Lo que tenía para querer seguir viviendo lo comencé a olvidar cada vez más rápido, así que ya solo me quedó esperar a morir, pero entonces... llegaste
No sabía cómo sentirme con eso.
Quisiera... Quisiera morir en su lugar.
- Tus ojos, tu voz, todo de ti... Pensé que lo iba a olvidar de inmediato, pero desde la primera vez que entraste en mi mente te quedaste ahí. Podría contar con una mano las veces que nos hemos visto, recuerdo cada detalle de todas esas veces... Y recuerdo lo feliz que me hiciste, y me sigues haciendo
- Manchas...
- Qué divertido, me hiciste sentir vida de nuevo. Pero también terminé muriendo más rápido gracias a ti
- No es divertido, no es divertido para nada
Manchas suspiró y se disculpó en voz baja.
Se escucha cansado.
- 3L4Y00 tu tiempo terminó, sal de la habitación
La voz del guardia llamándolo sonaba más como una condena de muerte que como un simple aviso.
El chico suspiró de nuevo, y me habló con tono de despedida.
- Quisiera poder decirte mi nombre para despedirme correctamente, pero ni siquiera puedo recordar eso ya
Manchas agachó la vista en dirección a la mesa. Está temblando un poco, ¿Está asustado? ¿O es producto de la debilidad de su cuerpo?
O tal vez... ¿Una mezcla de ambas?
Cuando finalmente volvió a mirarme, esperaba encontrarmelo llorando, o aunque sea con una expresión tan asustada como podrías poner sin exponer tus ojos, pero no fue así.
En su lugar, Manchas me miraba con una sonrisa triste en sus labios semiteñidos del color de la sangre. Su cabello se deslizó un poco, dejándome ver la mirada llena de un brillo curioso e inusual de uno de sus ojos, algo que me daba a entender una peculiar alegría de su parte pero que al mismo tiempo me llenaba el corazón de un sentimiento horrible de tristeza.
Justo en ese momento, me di cuenta del detalle de que realmente nunca llegué a ver su rostro totalmente despejado.
- ¿Manchas...?
- Me gustó conocerte, a pesar de todo. Así que, por favor, escapa. Vive, Norman
Sentí como si estrujara mi corazón dentro de mi pecho.
Hace un tiempo le dejé dedicadas unas palabras similares a Ray, en ese momento mi propósito era darle fuerza para seguir junto a los demás. Una motivación de que siempre podrían salir adelante juntos, sin dejar a nadie atrás.
Pero ahora esas palabras, esa petición por vivir que me estaba haciendo Manchas... Y encima, lo había hecho llamándome por mi nombre por primera y única vez.
Esto era demasiado como para soportarlo.
- Es gracioso, no puedo ni recordar mi nombre pero el tuyo se grabó en mi cabeza desde la... ¿Eh?
Manchas se interrumpió a si mismo cuando lo abracé.
Me quedaba claro que eso solo lo hacía peor, pero no había nada más que yo pudiera hacer.
Sabía que lo más probable es que no lo volvería a ver, y a pesar de que llevábamos tan poco conociéndonos sentía como si me estuvieran arrancando una parte de mí.
- "Elay"
- ¿"Elay"? ¿Qué es eso?
El chico no me correspondía el abrazo, apenas si atinó a apoyar sus manos en mis brazos. No me molestaba, si él se sentía de una manera similar a mí él sabía que no me podría soltar nunca si me abrazaba correctamente.
- Un nombre, para ti, ¿Te gusta?
Sentí el agarre de sus manos apretando mi camisa, y cuando habló su voz se escuchó ligeramente temblorosa.
- Por supuesto que no, tonto. Es un nombre horrible hecho con mi número de serie, ¿Cómo podría... c-como podría gustarme?
Le gustaba. De alguna forma lo sé, aún si él dice esas cosas.
No quería soltarlo, quisiera cargarlo en brazos y llevarlo lejos de ahí. A un mundo y momento donde pudiéramos estar juntos sin problemas.
Esos pensamientos fueron lo que finalmente me hicieron obligarme a soltarlo.
El guardia en la entrada le repitió a Elay que tenía que salir de ahí.
El chico no parecía nada triste, de hecho, la sonrisa que me dirigió era la más feliz que lo había visto hacer en este rato.
- ¿Sabes? Me alegra morir de esta forma, después de conocerte. Es mejor que ser comido por demonios, ¿No crees?... Supongo que nos veremos en otra vida, así que... Hasta luego, mi bufoncito
Me hubiera gustado decirle algo, lo que fuera.
Lo mucho que quería que se quedara conmigo, todo lo que me gustaría que hiciéramos juntos si tuviéramos más tiempo.
Los abrazos y... besos que nunca tuvimos tiempo de darnos, y las cosas que nunca íbamos a poder hablar.
Pensaba en todo eso, y en tres palabras mientras lo veía alejarse.
"No te vayas"
Esas palabras nunca salieron de mi boca, y aunque lo hubieran hecho no habrían podido evitar que Manchas salida por esa puerta, y me dejara solo justo ahí, apretando su collar entre mis manos.
Día 58
Fui a la sala otra vez. Elay no apareció.
Hablé con los amigos de Bárbara, parecen ser útiles.
Día 62
Fui a la sala otra vez, Elay sigue sin venir.
Día 68
Fui a la sala otra vez. Elay no apareció.
Tengo los horarios y turnos de rotación de los guardias.
Día 74
Fui a la sala otra vez. Elay no apareció de nuevo, pero encontré a Bárbara y a uno de los chicos.
Tuvieron una buena conducta en la semana solo para poder reunirse conmigo.
Día 80
Elay sigue sin aparecer. Lo seguiré esperando, pero debo seguir con el plan.
Ya no tenemos más tiempo, y ya está todo listo.
Elay, vamos a salir de aquí. Todos vamos a hacerlo.
Y nos vamos a hacer un lugar en el mundo, cueste lo que cueste, hasta que sea adecuado para que podamos volver a estar juntos algún día.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro