6. Encantados
En cuanto comenzó la cuenta regresiva del tiempo que teníamos para escondernos, eché a correr al interior del bosque, sólo centrándome en llegar lo más profundo que pudiera hasta perderme en él.
Me hubiera gustado mucho más ir con Ray, o aunque sea con Norman o Emma, pero era más que obvio para los cuatro que el objetivo principal de Krone serían ellos tres, y tal vez después el resto de mayores. Teniendo eso (y mis nervios por ser atrapado) en cuenta, Ray me había pedido que me fuera por mi cuenta al menos por unos minutos.
En cuanto me pareció que me había alejado lo suficiente, me apresuré a trepar un árbol con el follaje lo suficientemente abundante como para ocultarme.
Lo mire como lo mire tengo desventaja, aún no aprendo del todo a regular mi aroma, y no sé si sea más difícil hacerlo con esa alfa cerca.
Estuve algunos minutos en ese árbol, y cuando me pareció que era buen momento bajé y corrí en otra dirección.
No sería bueno quedarme mucho tiempo en un solo punto, entre más estuviera ahí más se concentraría mi presencia, haciendo más fácil que ella me encontrara tarde o temprano.
Me aseguré de comprobar la dirección del viento mientras avanzaba, también examinaba rápidamente el suelo en busca de huellas de cualquier tipo. Me llegaban unos pocos aromas familiares, pero ninguno parecía ser de Krone por lo que no me preocupe mucho... O al menos no lo hice hasta que me topé con algo extraño en el suelo.
- ¿Una hoja...?
Tenía un agujero en el centro en forma de corazón, algo que definitivamente no era natural en una hoja sea de la planta que sea. Me quedé bastante confundido hasta que miré alrededor.
Apenas un par de metros a mi derecha había otra, pero con un orificio en forma de estrella. Al acercarme a esta última noté que un poco más allá había otra, y otro poco más lejos se encontraba una más.
Parece una especie de rastro... O mejor dicho, una trampa. Probablemente para los más pequeños, pero en ese caso significaría que no fue por ellos tres primero. Es imposible que ya los haya atrapado en tan poco tiempo.
Bueno, al menos ahora sé que en dirección no debo ir.
Ya sea por suerte o porque de alguna forma si era bueno jugando esto, no me encontré con Krone ni una sola vez en un buen rato, la única vez que la ví fue muy de lejos cuando atrapó a un par de niños pequeños que jugaban con las hojas perforadas.
Después de correr por un rato finalmente me detuve un momento a descansar cerca del río.
Aparte de esos dos que atraparon, no me había topado con ninguno de mis hermanos y eso me preocupaba un poco, debían de haber pasado ya casi quince minutos desde que comenzó el juego.
No sería bueno que desperdiciara mucha energía corriendo en vano si ya me encuentro entre los últimos, así que me volví a meter más en el bosque, esta vez caminando pero sin hacer casi nada de ruido.
Tenía pensado llegar a un pequeño claro que estaba cerca con la esperanza de encontrarme a alguno de mis hermanos, pero en cuanto pasé los arbustos tras los cuales debía estar el claro me petrifique. Tuve que concentrarme mucho en no hacer el más mínimo ruido que me delatara.
Varios metros frente a mí, en medio de ese claro, estaba de pie la hermana Krone, dándome la espalda.
Casi sentí como palidecía, estábamos a una buena distancia y sumando eso a la falta de viento no me llegaba su aroma, y parecía que tampoco le llegaba el mío.
Mi corazón golpeaba fuertemente contra mi pecho, de la nada me parecía que todo se había quedado tan callado que tuve miedo de que ella pudiera escuchar mis latidos acelerados.
Me llevé una mano a la cara para intentar disimular mi respiración repentinamente acelerada, me sentía como un cervatillo frente a una fiera dormida. Si hacía el más mínimo ruido..
Lo más despacio y callado que pude fui retrocediendo, sin quitarle los ojos de encima a Krone. El (normalmente) apenas audible sonido de mi zapato presionando la tierra me parecía que sonaba más fuerte que nada.
Un suave golpe en la cabeza me distrajo, al mirar al suelo comprobé que lo que me había golpeado era un pedazo de una rama.
Eché un vistazo alrededor, no tardé mucho en ubicar a Ray a pocos metros de mí, mirándome con seriedad y extendiendo su mano hacía mí, indicándome que fuera con él.
La presencia de Ray de alguna manera me hizo despertar del shock, volví a ser conciente del suave nivel de ruido natural del bosque, formado más que nada por el viento sacudiendo los árboles... Un momento...
¡El viento!
Por la expresión de Ray supe que él se había dado cuenta de lo mismo que yo, pero fue demasiado tarde. Mi cabello se sacudió cuando nos llegó una brisa lo suficientemente fuerte y en la maldita dirección correcta para que Krone a los pocos instantes captara mi aroma y de inmediato volteara hacía mí con una escalofriante sonrisa.
Si antes pensé que me había quedado petrificado, ahora estaba seguro de haberme convertido en una estatua.
Intencional de su parte o no, el aroma de la alfa me llegó y me dejó clavado firmemente en el piso. Lo más que pude moverme fue para cubrir mejor mi nariz y boca con mi mano.
No me gustaba para nada su aroma, pero me aterraba e intimidaba de tal manera que lo único que podía hacer era mirar como ella se comenzaba a acercar a mí, sin que yo pudiera hacer nada para defenderme o escapar.
Era una sensación tan horriblemente desesperante que por suerte apenas si duró unos cortos segundos, ya que se rompió en cuanto Ray me tomó de mi mano temblorosa y me jaló.
- ¡Corre!
Ni tuve tiempo de decir ni hacer nada, en un instante el tiempo que parecía tan lento y asfixiante por el terror que tenía por esa alfa ahora había vuelto a su curso normal mientras Ray y yo corríamos, huyendo de la hermana Krone a través de los árboles.
Apenas agarré el ritmo y mis piernas volvieron a responderme por completo, Ray me soltó para que ambos nos pudiéramos mover mejor.
No sabía a dónde estábamos corriendo ni me importaba, yo me limitaba a seguir a mi alfa mientras me movía lo más rápido que podía para poner distancia entre Krone y yo.
Al pasar por un espacio abierto entre dos filas de árboles nos encontramos con Norman, quien al vernos también comenzó a correr.
Ray y él intercambiaron una mirada segura mientras corrían lado a lado, mi amigo pelinegro le hizo una seña rápida y al siguiente espacio remotamente abierto que tuvimos Norman salió corriendo a la derecha y Ray me tomó del brazo para guiarme en dirección contraria.
Sentí como el pecho se me llenaba de miedo, somos dos y por mi culpa seguramente Ray no va tan rápido como podría ir, seguramente ella vendrá... vendrá por nosotros....
Me giré hacia atrás por unos segundos para comprobar si nos seguía, y al instante siguiente caí de bruces al suelo.
- ¡Tonto! ¡Ten cuidado por dónde pisas!
Ray se detuvo un par de metros más allá y regreso hacia mí mientras me regañaba con una voz algo cansada.
- Ella, ah, no... no nos sigue, ¿Po-por qué...?
Normalmente no me cansaría tan rápido, pero el medio que le tenía a la alfa adulta me debilitaba un poco las piernas y debía esforzarme más para correr.
- Norman es más lento que nosotros dos, además, seguramente pensó que si yo me había tomado la molestia de ayudarte nos íbamos a quedar juntos... Y que yo estaría en desventaja por tener que cuidar de ti
Así que planea atrapar a Ray usándome como rastreador y como peso muerto. Genial.
- Tenemos que irnos, ella... ella va a...
La voz me temblaba tanto que tuve que resignarme a ponerme de pie y empujar torpemente a Ray para que corriera.
Él me tomó por los hombros y se rió.
- Tranquilo, sólo quedan un par de minutos. No te va a atrapar
Ray me acarició la mejilla, los ojos me lloraron un poco pero me apresuré a secármelos antes de que se me quisieran salir las lágrimas.
Mi amigo me tomó de la mano y me guió entre los árboles, llegando hasta una zona desde donde podíamos ver claramente cómo, unos metros más allá, Krone miraba fijamente a Norman, quién estaba en en la cima de una pequeña colina.
Ray se acercó a la alfa, y como yo iba a agarrado de su mano también me tuve que acercar. Apreté la mano de Ray cuando me llegó el aroma de la mujer la cual de inmediato volteó al percatarse de nuestra presencia.
- Tiempo fuera
Ray le mostró su reloj, él y Norman sonrieron antes de hablar al unisono.
- Nosotros ganamos, hermana
Hubiera sonreído del puro alivio, pero cuando la mirada de la alfa se cruzó con la mía se me quitaron las ganas de hacerlo.
No pude relajarme hasta que salimos del bosque y el resto de nuestros hermanos, junto con Emma, nos recibieron. Solo entonces me permití sonreír cuando algunos de los pequeños se acercaron a felicitarnos por ganar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro