Uno
Jay Park
''Segundo salón, tercera puerta a la izquierda. Segundo salón, tercera puerta a la izquierda''. Repetía en mi mente para evitar confundirme y tener que regresar a administración por información. Había pisado tierra pocas horas atrás y tuve que tomar un taxi al tan solo salir del aeropuerto para lograr llegar a tiempo a la inauguración del primer día de clases.
Por más que trate de no hacerlo, me resultó imposible no quedarme dormido durante la ceremonia de bienvenida a un nuevo semestre. Las casi catorce horas de vuelo estaban empezando a mostrar sus consecuencias en mí, haciéndome sentir agotado tanto física como mentalmente, incluso logrando que me arrepintiera un poco de haber escogido pasar unos últimos días con mi familia y amigos en lugar de viajar un día antes.
Mi nombre es Jay Park, tengo veinte años y he vivido toda mi vida en Estados Unidos. Mis padres son originarios de Corea de Sur, pero emigraron del país mucho antes de mi nacimiento, por lo que desconozco muchos factores culturales de la nación a la que será mi hogar por el resto del año.
Solté un suspiro cansado cuando finalmente llegué al lugar indicado, formándome en la fila correspondiente a mi carrera.
La asignación de dormitorios había dado inicio, helándome hasta los huesos al temer equivocarme en la pronunciación de alguna palabra. En Seattle, cursé mis primeros semestres es una universidad local que quedaba a unos veinte minutos de casa, por lo que nunca tuve interés alguno en mudarme a los dormitorios del campus; ¿por qué joderme la vida al tener que compartir con un desconocido una habitación en la que apenas caben dos camas? Prefería mil veces tener que levantarme una hora antes que los demás para llegar a tiempo a clases.
— ¡Park Jay! —Escuché mi nombre ser llamado a la lejanía, sacándome de pensamientos de inmediato.
Desconcertado, miré a mi alrededor en la búsqueda de la persona que solicitaba mi presencia, rompiendo la fila al notar que se trataba de la asistencia encargada de la repartición de llaves. Sin más, me encaminé hasta su lugar, dudando todavía un poco y apenado por la pesada mirada de las personas que se encontraban delante de mí en la fila.
¡No era mi culpa que me nombrasen a mí antes que a ellos!
Repitiendo la frase que el traductor me indicaba, hablé.
— Buenos días, mi nombre es Jay Park y soy parte del programa de intercambio. — Contuve el aire en mis pulmones por un segundo. — Soy estudiante de segundo año de la carrera de diseño de modas.
Percibí un rastro de confusión en su rostro, avergonzándome un poco al saber que mi pronunciación no era la mejor, arrepintiéndome de no prestarle atención a mis padres cuando intentaban enseñarme el idioma.
— ¿Eres Park Jae...? — Logré entender su pregunta.
¿Jae?... Supongo que se trata de una variación de mi nombre. Debí haberme llenado la inscripción con mi nombre coreano y no con el inglés.
— Sí, lo soy. — Respondí de inmediato, sonrojándome al notar que había usado el inglés. — Soy Park Jae.
— ¿Podrías hablar en coreano? Mi inglés no es muy bueno, pero creo que hay un error...
Estiré mi mano en su dirección, tomando las llaves y número de habitación. Sin prestar atención a sus palabras, me dirigí con rapidez al edificio que indicaba la hoja del formulario. No había comprendido nada de lo que intentaba decirme, por lo que preferí huir antes de pasar pena en alguna conversación vergonzosa.
Buenos días, Seúl. Espero que me trates bien durante este semestre.
Park Jae
— ¿Puedes creer que me confundieron con una estudiante de diseño de modas? — Chisté mis dientes a modo de queja. — Las llaves de mi dormitorio ya habían sido tomadas bajo mi nombre y tuve que ir hablar a administración, me dijeron que era debido a mi carrera. ¿Es tan difícil asimilar que una chica pertenece a la facultad de ingeniería?
— Pues tú misma me has comentado que no hay muchas mujeres en ingeniería automotriz... — Respondió mi mejor amiga desde el otro lado del teléfono.
Caminaba por los pasillos de la universidad en la búsqueda de mi habitación temporal. Debido a que el edificio donde se encuentra mi dormitorio estaba siendo reparado por una fuga de gas, a muchas estudiantes nos fue asignado un lugar provisional entre los estudiantes de intercambio durante el tiempo que tomase solucionar el problema. Extrañaría demasiado a mis compañeras de cuarto, ya me había acostumbrado a quedarnos hablando hasta altas horas de la madrugada.
Para nuestra desgracia, todas habíamos sido asignadas a edificios diferentes, sumando el hecho de que todas estudiábamos carreras distintas, sería complicado encontrar momento libre para poder reunirnos.
— ¿Ya llenaste el formulario que te envié? — Le di mi respuesta al guardar silencio. — Jae...
— ¿Realmente tengo que inscribirme en eso? — Pregunté con un quejido. — Apenas y domino el coreano...
— Es tu oportunidad para recuperar los créditos que perdiste en la clase optativa de idioma. — Reclamó. — Además, pasaremos tiempo juntas si las cuatro participamos en esto.
— Pero ustedes sí dominan el inglés.
— Porque nosotras sí prestamos atención a las clases de idioma.
Auch, golpe bajo.
— Recuerda, esta es tu última... — La interrumpí de inmediato.
— Sí, sí. — Vacilé. — Esta es mi última oportunidad para obtener los créditos.
— De lo contrario, no podrás postularte para la beca que tanto quieres.
— Lo sé... — Respondí. — Haré mi mejor intento.
Mi nombre es Park Jae, tengo 20 años y conozco ni lo más mínimo del inglés, pero ahora me encuentro llenando el formulario para postularme como asistente en el programa de intercambio de la universidad.
— Qué suerte tienes. — Escuché murmurar a Deji. — Solo tendrás que compartir dormitorio con una persona, a mí toca con tres chicas de arquitectura.
— Lo común. — Respondí. — A Sujin y Yeona solo les tocó con dos chicas, es raro, normalmente los dormitorios suelen compartirse entre cuatro personas.
— ¿Ya sabes quién es tu compañera?
— Es la chica de diseño de modas. — Aclaré. — Su formulario dice que se llama Jay Park y viene de Seattle, espero que no haya complicaciones por la barrera del idioma.
— Park Jae y Jay Park... — Pronunció lentamente. — Qué irónico, ahora entiendo más la equivocación.
— Lo sé, vale más que no se confundieron con los carnets. — Supliqué. — Ojalá nos llevemos bien, seremos vecinas de cama hasta que la fuga de gas esté arreglada.
— No te encariñes tanto con ella. — Soltó una queja disfrazada de súplica. — Imagina que luego no quieras regresar con nosotras.
— Nunca las cambiaría por nada del mundo, ya soporté los ronquidos de Sujin durante un año, sería grosero de mi parte permitir que alguien se adueñe de ese sufrimiento. — Bromeé un poco. — Aún así, algo que me dice que Jay y yo seremos buenas amigas.
Tras recibir una nueva advertencia por parte de Deji y prometerle ayudarle a remodelar su espacio del dormitorio cuando finalmente se nos permitiera regresar, me enfoqué únicamente a buscar mi habitación temporal. Rodé los ojos al mirar algunas parejas besarse entre los pasillos, dificultando el paso de las personas que intentábamos llegar a nuestros cuartos. Al ser la primera semana de clases, estaba permitido que las mujeres entraran a los dormitorios de hombres y viceversa, bajo la excusa de querer ayudarse con la mudanza.
Preparé mi mejor sonrisa antes de abrir la puerta de mi habitación, llevándome una sorpresa que me dejaba en claro que Jay Park y yo no nos llevaríamos bien.
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