Después de tres años de relacion, uno creería que Felix y Chan han madurado lo suficiente para no tener que pasar por una situación como aquella.

— ¡Vamos, Chan!

— No.

Felix suspiró y se agachó a sostener las mantas de la cama, su novio estaba escondido debajo sin intenciones de salir — Tenemos que ir.

— Pero yo no quiero.

— ¡Es tu cumpleaños!

Chan no se movió ni un pelo, lo que hizo a Felix bufar y tirar de las mantas. Aún así su fuerza no fue suficiente para sacárselas, Chan aunque fuera delgado tenía fuerza y las sostuvo con todo lo que tenía.

Felix puso sus manos en jarras y miró al bulto entre las sábanas grises.

— Bien, no vamos.

Chan pareció festejar y sacó su cabeza a penas — Entonces ven a acostarte.

Felix negó — Dormiré con nuestro hijo en la sala — mencionó al gato naranja que en ese momento estaba sentado en una esquina de la habitación viendo a sus "padres" discutir y lamer su pata.

— Pero amorcito...

— Nada de amorcito. Es una cena con tu familia, no te ven hace muchísimo y es obvio que te esperan. Voy a estar lejos de ti porque me haces sentir mal y quedar horrible con ellos por no ir.

Chan puchereó en silencio.

— Y no vas a tocarme hasta que se me pase el enojo.

— Ah no, ¡Lixie eso no!

— Eso sí.

No es que Chan se haya convertido en un odioso y mala persona en los últimos años, simplemente tenía mucha vergüenza encima. Hace unos días estaba caliente y le quería mandar una foto intima a Felix, pero en el momento de entrar al chat le escribió su madre y envió la foto sin verificar bien. Para su suerte, su mamá estaba muerta de risa y le dijo "yo te limpié el trasero, no hay nada que ocultar" y ahora Chan no podía mirarla a la cara.

Felix terminó de hablar y se alejó a la sala, el gato pareció estar del lado de su madre, ahora, pelirrojo y se fue detrás de él caminando con elegancia y como burlándose de Chan.

Él recién rubio estaba enojado consigo mismo, no lo estaría con Felix, eso jamás, porque por su accidente ahora no podría hacer lo que más le gusta; tocar la hermosa piel de Felix. Así que suspiró y se levantó, arreglándose con una camisa blanca y pantalones de vestir también blancos, un cinturón negro en su cintura y perfume además de su chaqueta. Se puso sus zapatos y fue hasta la entrada de la casa.

Un Felix con un traje rosa y plataformas blancas lo esperaba sonriente, levantando las llaves del auto y mirando a Chan con orgullo.

— Siempre me ganas con eso, un día no va a funcionar.

Felix tomó su chaqueta y lo siguió afuera —. Pero sí funciona ahora.

Chan rodó los ojos y ambos se dirigieron a la comida familiar.

Pasaron los años, pero Chan seguiría siempre siendo él idiota que adora estar con su novio y es completamente dominado por él.