23
Después de tres años de relación, uno creería que Sana y Tzuyu han madurado lo suficiente para no tener que pasar por una situación como aquella.
──¡Vamos, Tzuyu!
──No.
Sana suspiró y se agachó a sostener las mantas de la cama, su novia estaba escondida debajo sin intenciones de salir. ──Tenemos que ir.
──Pero yo no quiero.
──¡Es tu cumpleaños!
Tzuyu no se movió ni un pelo, lo que hizo a Sana bufar y tirar de las mantas. Aún así su fuerza no fue suficiente para sacárselas, Tzuyu aunque fuera flaca tenía fuerza y las sostuvo con todo lo que tenía.
Sana puso sus manos en jarras y miró al bulto entre las sábanas grises.
──Bien, no vamos.
Tzuyu pareció festejar y sacó su cabeza a penas. ──Entonces ven a acostarte.
Sana negó. ──Dormiré con nuestro hijo en la sala──mencionó al gato naranja que en ese momento estaba sentado en una esquina de la habitación viendo a sus "madres" discutir y lamer su pata.
──Pero amorcito...
──Nada de amorcito. Es una cena con tu familia, no te ven hace muchísimo y es obvio que te esperan. Voy a estar lejos de ti porque me haces sentir mal y quedar horrible con ellos por no ir.
Tzuyu puchereó en silencio.
──Y no vas a tocarme hasta que se me pase el enojo.
──Ah no, ¡Shasha eso no!
──Eso sí.
No es que Tzuyu se haya convertido en una odiosa y mala persona en los últimos años, simplemente tenía mucha vergüenza encima. Hace unos días estaba caliente y le quería mandar una foto íntima a Sana, pero en el momento de entrar al chat le escribió su madre y envió la foto sin verificar bien. Para su suerte, su mamá estaba muerta de risa y le dijo "yo te limpié el trasero, no hay nada que ocultar" y ahora Tzuyu no podía mirarla a la cara.
Sana terminó de hablar y se alejó a la sala, el gato pareció estar del lado de su madre, ahora, pelirroja y se fue detrás de ella caminando con elegancia y como burlándose de Tzuyu.
La recién rubia estaba enojada consigo misma, no lo estaría con Sana, eso jamás, porque por su accidente ahora no podría hacer lo que más le gusta; tocar la hermosa piel de Sana. Así que suspiró y se levantó, arreglándose con una camisa blanca y pantalones de vestir también blancos, un cinturón negro en su cintura y perfume además de su chaqueta. Se puso sus zapatos y fue hasta la entrada de la casa.
Una Sana con vestido rosa y tacones blancos la esperaba sonriente, levantando las llaves del auto y mirando a Tzuyu con orgullo.
──Siempre me ganas con eso, un día no va a funcionar.
Sana tomó su chaqueta y la siguió afuera. ──Pero sí funciona ahora.
Tzuyu rodó los ojos y ambas se dirigieron a la comida familiar.
Pasaron los años, pero Tzuyu seguiría siempre siendo la idiota que adora estar con su novia y es completamente dominada por ella.
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