015 | fósforo
× Mercury.
Viernes.
Había pasado por los dos primeros días de clase, y ahora iba por el tercero. Se me hacía tarde para Ciencia Ambiental y no ayudaba que me encontraba perdida. El miércoles después de psicología pasee alrededor del edificio para encontrar mi otra clase de ciencias, así no me perdería el viernes.
Algo pasó entonces porque no sabía cuánto tiempo estaba tardando en encontrar el salón número catorce. Era un poco más de las dos de la tarde y ya la clase había empezado hace poco más de cinco minutos. Ya entraría a clase tarde y realmente no quiero perder más tiempo.
Con un suspiro, a punto de darme por vencida y simplemente irme de nuevo a mi dormitorio, di la vuelta en la esquina y me tropecé con alguien.
—Lo siento, —dije, agarrando mis libros antes de que cayeran de mis manos.
—Seguramente, —dijeron y yo levanté mi vista para ver un par de ojos azules mirándome. Casi me reí, por supuesto que era Niall sobre todas las personas.
Alejándome de él, lo miraba de arriba abajo con una sonrisa juguetona en mis labios—. Oh, Dios mío, eres un friki de la ciencia.
Llevaba una bata larga desabrochada, con cuello blanco y mangas enrolladas, revelando una camisa color negro debajo. Gafas de seguridad reposaban en la parte superior de su cabeza y algún que otro lápiz o bolígrafo sobresalía de los bolsillos de su bata de laboratorio. Todo su equipo se le veía muy bien, en realidad. Era un poco caliente.
— ¿Qué estás haciendo aquí? — preguntó, haciendo caso omiso a mi observación—. Pensaba que tenías una clase.
—Yo... —dije con un poco de timidez. Tomé en cuenta eso de que había memorizado mi agenda—. Yo solo... -
Niall sonrió, casi con burla—. Estas perdida, ¿cierto?
—Se supone que debo estar en Ciencia Ambiental, en el salón catorce.
—Te mostraré, —me dijo, al mismo tiempo que caminaba en dirección opuesta a la que yo iba antes que me interrumpiera abruptamente—. Ese salón está un poco escondido. No está donde debería de estar localizado por los numero. Es un viejo edificio y la forma en la que está organizado es una mierda.
Lo sabía, claro. Yo encontré el salón el miércoles, pero hoy no pude hacerlo. El edificio era viejo. El exterior era de ladrillo, pero las paredes en el interior eran blancas con algunas grietas aquí y allá. El suelo era de mármol y los techos se arqueaban por encima de nuestras cabezas. Parecía casi como una catedral.
Siguiendo a Niall, vi como la bata de laboratorio volaba detrás de él. Vi la clase en secundaria y la odie. Se suponía que tenía que memorizarme la tabla periódica; el maestro incluso tenía una canción y rimas divertidas que supuestamente ayudarían. Pero no funcionó en mí. Y tuvo su efecto en la prueba. Me sorprendió cuando vi que había pasado la clase.
—Por curiosidad, —Niall dijo de repente, mirando sobre su hombro—. ¿Eres, por casualidad, familiar de Freddie Mercury?
—Si, él era mi tío, —le dije.
Niall se detuvo en seco y giró sobre sus talones, mirándome con los ojos muy abiertos—. ¿De verdad?
— ¡No! —exclamé—. Si tuviese un centavo por cada que me preguntan eso, podría comprarme a Freddie Mercury.
—Para mi era razonable preguntarte eso, —Niall se defendió—. Y si por casualidad hubieses sido pariente, podría ser capaz de tolerarte. Pero como no lo eres, ni lo pienses.
—Oh, solo cállate y sigue caminando, nerd.
Niall se rió y odiaba admitirlo pero era un sonido seductor y contagioso. Me encontré sonriendo mientras caminaba detrás de él. M
—Es por ese pasillo, —señaló Niall cuando se detuvo por un pasillo oscuro que reconocí al instante.
Él estaba siendo... agradable. No me estaba gritando o enviándome comentarios sarcásticos. Incluso me estaba ayudando. Lo miré con recelo.
Tenía que haber un motivo detrás de su comportamiento. Tal vez tenía algo despiadado previsto para la práctica de esta noche, o tal vez me estaba preparando para algo traumatizante que se encontraba al final del pasillo.
De mala gana, poco a poco me abrí por el pasillo. Cuando encontré la habitación número catorce y vi que no había nada extraño, le di las gracias a Niall. Pero miré hacia dónde él estaba y ya se había ido.
Nadie volteo a mirarme cuando entré, solo el profesor que simplemente asintió y continuó su conferencia sobre la vida urbana y la forma en la que estaba o no destruyendo nuestro ecosistema. Tomé el primer asiento vacío que vi y empecé a tomar notas.
×××
Mi equipo en California tiene un juego mañana y sería el primero al que no asistiría; el primero en el que no estaría jugando con mis chicas. Yo quería verlas y animarlas, pero era imposible. Necesitaba estar en Londres hasta tener una rutina sólida y saber mi camino por el campus sin tener que preguntarle a alguien.
La práctica me tenía cansada. El entrenador Mathews estaba estirando todo lo posible el tiempo para entrenar antes de nuestro juego en una semana. Mis piernas estaban adoloridas y fue un alivio caer en mi cama. Estoy tratando de mantener mis quejas para mí misma, pero era muy difícil.
El problema real era Niall y yo.
Hace dos días durante una práctica, el entrenador nos puso a los dos en un mismo equipo y fue horrible. Niall se negó a reconocerme en el juego y abstenerse de pasarme la pelota. Él estaba trabajando al ciento diez por ciento, lo que solo me hacía trabajar un ciento veinte por ciento.
— ¡Estoy libre! —grité, tratando desesperadamente de llamar su atención.
Rápidamente me miró, pero siguió corriendo, con la pelota entre sus pies mientras caminaba. Yo sabía que era una causa perdida, pero aún así mantuvimos el ritmo. El terminó pasándosela a otro jugador y cuando este trató de agarrarla, uno del otro equipo la obtuvo.
Solté un gemido en voz alta. No importa cuánto nos guste ganar el uno al otro, pero durante un juego teníamos que hacer todo lo posible para ganar. Él no estaba haciendo eso y me estaba molestando. Le pasaba la pelota cada vez que lo necesitaba, ¿así que por qué mierda no puede hacer lo mismo conmigo?
Tenía la esperanza de que Niall fuese distinto, que no me juzgara por se me una chica. Ser una jugadora de fútbol me traía burlas y sucias insinuaciones que no nos merecemos. Pensé que tal vez estar en un equipo masculino cambiaría el panorama típico entre una mujer y el deporte. Pero al mirar a Niall y como estaba reaccionando al yo estar en su equipo demostró que estaba equivocada. Pensé que había alguna forma de romper la barrera entre un hombre y una mujer.
El entrenador hizo sonar el silbato y el sonido atravesó el estadio haciendo que todos dejaran de hacer lo que estaban haciendo para mirarlo.
—Obviamente esto no está funcionando, —resonó su voz—. Vamos a jugar dos contra dos hasta que alguien, —dio a entender, mirando a Niall quien parecía indiferente a todo el asunto—. Pueda sacar su maldito palo del culo y aprender un poco sobre el trabajo en equipo.
Dejé escapar una risita que salió un poco alta y luego asentí y rápidamente tapé mi boca con mis manos. Thomas y William se volvieron hacia mí con unas sonrisas.
—Lynn y Niall en un equipo, y Jace y Matt por el otro, —el entrenador nos gritó, apuntando a la mitad del campo—. Quiero ver trabajo en equipo y comunicación. Tienen que aprender. Sin ello, este equipo se irá a la mierda. James y Andrew en la otra mitad junto con Reese y William.
Todos tomamos nuestras posiciones, Niall evidentemente molesto, y comenzamos el juego. Tuve la pelota primero y Jace estaba ahí junto a mí, se la pase a Niall y evitó a Reese fácil y lanzó el balón directamente en la red.
Sonreí, pero Niall hizo su trabajo al ignorarme.
La pelota volvió al juego rápidamente y Reese fue directamente hacia Niall, quien impresionantemente lo evitaba con sus pies constantemente. Corrí fuera de Jace lejos hasta que estaba libre, grité a Niall y levantó la vista. Pude ver su lucha interna, pero terminó por pasar el balón, sin embargo. Lo disparó con gracia hacia mi y le di una patada sobre Jace que envío la pelota hacia la red.
Esta vez, vi una pequeña sonrisa en el rostro de Niall.
Mientras nuestro pequeño juego avanzaba, reveló rápidamente que Niall y yo éramos imparables. Los dos proponíamos metas constantemente. Íbamos a diecinueve contra cinco.
El entrenador estaba contento. En realidad, por la expresión de su rostro, yo diría que estaba en la luna. Yo lo estaba, también, siendo honesta. He estado jugando fútbol desde la escuela secundaria y nunca había trabajado tan bien con alguien antes. Una vez que Niall salió de su mala racha y me aceptó, era como... se sentía como si fuésemos invencibles. No podía explicarlo, pero nuestras habilidades juntas parecían funcionar. Era como magia, supongo.
—Nosotros definitivamente ganaremos la semana que viene, —escuché a Jace decir detrás de mí—. Ustedes dos... quizás se odien pero no pueden negar que hacen una pareja perfecta en el campo.
Reí por su elección de palabras—. Quizás. Solo no se lo digas.
—No necesito hacerlo, —me dijo cuando atrapó el balón con sus pies y lo lanzó a sus manos—. La mirada en su rostro me dice que él lo sabe.
— ¡Vengan todos! —el entrenador gritó y todos se acercaron. Agarré mi botella del suelo y me senté en el banco junto a Matt—. Creo que todos estamos de acuerdo con que esta es la mejor decisión para el equipo, —dijo, mirando hacia mi con una sonrisa—. Y creo que seremos invencibles de aquí en adelante.
Los chicos vitorearon a mi alrededor y vi cómo Niall me miraba desde el otro lado del círculo que habíamos creado en torno al entrenador. Cuando le encontré, y no miró hacia el otro lado, fue una sorpresa. Nos mirábamos el uno al otro cuando el entrenador continuó hablando.
—Voy a dejar que ustedes muchachos... y muchacha, salgan temprano hoy por trabajar tan duro. Buen trabajo, —el entrenador terminó—. Horan, Mercury, ¿pueden quedarse por un segundo?
Por la mención de mi nombre, dejé la mirada de Niall y la centré en mis pies. Sentí mis mejillas arder, pero probablemente era porque estaba caliente y sudorosa.
Me puse de pie y me enfrenté al entrenador. Sentí a Niall pasar por mi lado, su brazo rozó mi hombro. Estaba de pie cerca de mí, probablemente más de lo necesario, y un escalofrío recorrió mi espina dorsal.
— ¿Como se sienten? —el entrenador preguntó, mirándonos—. ¿Niall?
Yo miré y vi sus cejas levantada como si intentara darse cuenta de ello—. No estoy seguro de lo que quieres decir.
—Tienes que hacer esto en cada juego, en cada práctica, Niall. Tienes que pasar y comunicarte con Lynn porque aparte de James, es una de las personas que está ahí para salvarte. La forma en la que jugaron hoy fue increíble. No puedo explicarlo, pero funciona. Sigan haciendo lo que hacen. ¿Entienden? —los dos asentimos—. Bueno. Pueden salir ahora.
Giré sobre mis talones y empecé a hacer mi camino a la puerta para cambiarme.
—Lynn, espera, —me detuve y miré al entrenador lanzarme algo rojo y de poliéster—. Una camiseta para ti, nueva para el próximo juego.
Sostuve la camiseta delante de mí, viendo cómo las luces iluminaban el material marrón brillante. Sonreí cuando vi el gran número trece con mi nombre impreso en la parte posterior—. Gracias, entrenador.
Asintió, recogió sus cosas y se fue.
— ¿Por que el número trece? —oí decir a Niall, acabando de notar que aún estaba por ahí—. Sabes que es un número de la mala suerte, ¿verdad? Algunos hoteles ni siquiera tienen un decimotercer piso. Hay películas sobre ello.
—Era el número de mi padre, —le expliqué y tire la camiseta por encima de mi hombro—. Y yo no diría que es de mala suerte porque funciona bien para mí.
Con eso, me di la vuelta y empecé a hacer mi camino a los vestuarios una vez más.
—Buen juego, princesa, —le oí decir por detrás de mi espalda, usando el apodo que me había dado en el aeropuerto. Las palabras salieron lentamente y con cuidado de su boca, cada una envuelta por su voz pesada.
Miré por encima de mi hombro—. Uh, si. Tú también, irlandés.
Niall me dio una extraña mirada por la elección del apodo, pero no hizo ningún comentario sobre ello mientras caminaba y abría la puerta, sin molestarse en mantenerla abierta para mí. Sonreí para mí misma, sabiendo que iba a volver a ser insoportable de nuevo.
×××
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