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003 | litio




× Horan.




—La pelirroja es sin duda la más linda, —Jace estaba diciendo, una vez que volví al banco. Sus ojos seguían a las chicas mientras corrían alrededor de la circunferencia del campo como si fuesen los antílopes, y los muchachos eran los leones, viendo su presa.

— ¿Qué acabo de decir hace cinco minutos? —El entrenador rugió detrás de mí. Tome asiento donde me encontraba antes de que me pidieran levantarme e ir hacia el campo—. No quiero escuchar ninguna opinión sobre la apariencia de las chicas mientras yo esté aquí. Ustedes no escuchan a Horan hablando sobre ellas como si fuesen un premio que ganar.

—Oh, entrenador, —James sonrió, agarrando mis hombros desde el asiento detrás de mí en broma—. Quizás no diga nada, pero es seguro que lo está pensando.

Empujé la mano de James de mi hombro como si fuese un bicho cuando dijo el entrenador—: Ese es el punto, Moore. Guárdatelo para ti mismo.

La idea de «salir con» o «¿quién es la más caliente?» nunca entró en mi mente. Mi enojo era subyugado por su manejo de las apariencias. Sobretodo esa chica Lynn. El entrenador nos llevó allí para ver su juego, no admirar, pero más específicamente, para ver y estar convencido de que era lo suficientemente digna para unirse al equipo.

A mi lado, Jace me ofreció un poco de palomitas pero me negué. A mi alrededor, la gente hablaba y comía, con el olor a comida frita flotando a nuestro alrededor como una nube de humo en la humedad de California.

Vi a Lynn mientras corría por el campo, con sus brazos bombeando a sus costados. Ella se mantenía en el medio del grupo. Me di cuenta de que el otro equipo, Carolina del Norte, la miraban mientras corría junto a ellos.

— ¿Qué pasó el año pasado? —pregunté de repente. Mire hacia el entrenador—. Con Carolina del Norte, quiero decir.

El entrenador estaba mirando hacia el campo y yo estaba a punto de preguntarle de nuevo pensando en que no me oyó, pero debería haber sabido mejor, porque el entrenador parecía por todo.

—El año pasado cuando los Bruins iban en contra de Carolina del Norte, los Wolfpack se hacen llamar; fue el último juego antes de entrar a la copa. Fue un partido igualado hasta el final, —se detuvo y miró hacia el terreno de juego. Seguí sus ojos hasta la jugadora número trece que había dejado de correr y dar vueltas, estando ahora con la entrenadora de los Bruins—. ¿Recuerdas la popular historia que estaba en todas las estaciones de noticias deportivas en que una de las jugadoras de Bruins se lesionó con solo dos minutos para finalizar el partido?

— ¡Sí! —William gritó, haciendo varias personas nos envíen miradas—. Recuerdo eso, una chica del equipo contrario salió de la nada y simplemente tropezó con la chica. ¡Yo estaba tan enojado!

— ¿No es la historia en la que el árbitro no lo vio así que no fue tarjeta roja? —Jace preguntó a mi lado—. Hubo rumores de que el árbitro estaba relacionado con la persona que tropezó con ella.

El entrenador asintió, pero no dijo nada.

—Espera... ¿Fue ella? —Dijo alguien detrás de mí. No me molesté en mirar para saber quién es; mi atención se puso en la chica con cabello color caramelo y profundos ojos azules—. ¿Esa chica fue Lynn?

—Sí, no se sabe por qué tropezó —continuó el entrenador—. La gente pensaba que era un último intento desesperado para ganar el juego, o que hubo alguna historia más entibia entre los dos equipos. Pero de cualquier manera no fue justo.

— ¿Qué le ocurrió? —me encontré preguntando. Recuerdo haber escuchado la historia en las noticias, pero nunca investigué para saber si fue gravemente herida o no. Si fue ella, es obvio que no afectó su carrera porque ahí estaba, a punto de salir a la cancha y jugar con su corazón.

—Lynn tuvo que ser sacada del campo en una camilla por paramédicos, —el entrenador nos dijo, sin siquiera apartar su vista de ella en el terreno de juego—. Ella es una luchadora, sin embargo, ella intentó todo para volver a caminar. Tiene suerte de estar incluso jugando en esta temporada.

No podía evitar sentirme nervioso por ella. No podía saber lo que pasaba por su cabeza mientras los dos equipos trotaban en el campo y en sus posiciones. Nuestro equipo tuvo rivales, también, pero nada hasta el punto de poner en peligro las posibilidades de volver a jugar de alguien.

Me odio a mí mismo por estar un poco preocupado por Lynn.



×××



Cinco minutos para que el final del juego y todo el mundo estaba en el borde de sus asientos, y yo no estoy exagerando. Había sido empate todo el juego, cuatro a cuatro y parecía que los Wolfpack tenían la ventaja.

A mi lado, estaba masticando sus uñas con nerviosismo. A mi alrededor mis compañeros de equipo estaban mirando fijamente el campo, viendo como la anticipación crecía más y más.

Lynn había marcado uno de los cuatro goles hasta el momento y era obvio que estaba poniendo lo mejor de sí más en este juego que en cualquier otro. Vi como ella tomó un trago de su botella de agua antes de lanzarla de nuevo hacia la hierba, activándose de nuevo en el terreno de juego, tomando su posición a la derecha del círculo central.

¡Mer-cu-ry! ¡Mer-cu-ry! —alguien empezó a cantar y fue seguido por otra persona hasta que todo el estadio rugía el apellido de Lynn en un canto. Detrás de mí, incluso escuché a James unirse y tuve que darle un puñetazo en la pierna para hacer que se calle.

Sonó el silbato y el jugador se central de los Bruins llegó a la pelota y se la pasó a un compañero de equipo. Ella comenzó a mover sus pies, esquivando defensores mientras corría. Luego de la pasó a otra pareja, pero el equipo contrario se cruzó y les arrancó la pelota en él área de anotación de los Bruins.

El portero recogió el balón en sus manos y miró para ver quién estaba disponible. Lynn agitó sus manos al aire y el portero le lanzó la pelota. La detuvo con su pecho y empezó a maniobrar con sus pies por el lado opuesto del césped, asegurándose de mantenerse cerca de la orilla.

Alguien de los Wolfpack empezó a correr junto a Lynn y parecía que todos tenían el mismo pensamiento que yo tuve cuando la mayoría del público se puso de pie para obtener mejor vista.

El tiempo seguía corriendo, faltaba menos de un minuto para el final del juego.

—El número cuatro, — dijo el entrenador a mi lado, mirando a las dos chicas corriendo juntas del otro lado del campo—. Ella fue la que hizo caer a Mercury el año pasado.

Yo no necesito ser adivino para saber que la historia estaba a punto de repetirse.

De repente, Lynn detuvo la pelota con sus talones y se detuvo completamente al mismo tiempo que la jugadora número cuatro estaba a punto de sacar a Lynn del camino. No vio las acciones de ella, hasta que fue demasiado tarde y cayó a la derecha en la hierba verde con el impulso que había construido para empujar a Lynn.

Hubo un alboroto por las acciones de Lynn y los aplausos eran contagiosos. Tanto así que me encontré haciéndolo con mis otros compañeros y mi entrenador, los cuales no querían perderse los últimos segundos del juego.

Lynn pateó la pelota y cayó frente a ella, le dio otra patada y la pasó sobre el cuerpo caído de la jugadora número cuatro. Ella saltó sobre el cuerpo y empezó a correr por el campo dejando atrás los defensores como una serpiente a través de la hierba. Ella sabía claramente lo que hacía.

Con solo pocos segundos antes del final del juego, Lynn pateó la pelota. Todos los ojos la observaron pasar por encima del portero al lado derecho antes de que sonara el silbato que anunciaba el final del juego.

5-4.

—Mierda. —Dijo Jace.

Me puse de pie, no muy seguro de lo que sentía. Vi como Lynn fue engullida por sus compañeras y cayó al suelo, todas tenían gigantes sonrisas en sus rostros.

— ¿Entiendes por qué la quiero en el equipo? —el entrenador me preguntó sobre el ruido de la multitud que vitoreaba. La sonrisa en su rostro me dijo que no tenía que responder para saber lo que pensaba. Verla en la tele era una cosa, pero la acción en vivo realmente me hizo creer que Lynn ya tenía un camino para su dinero. Ella puede ser tan buena como yo.

—Todavía no acepto cualquier cosa, —le aseguré sólo para que no olvidara lo terco que soy.

El entrenador se rió y asintió con la cabeza como si no me creyera, y, para ser honesto, no estaba seguro si yo incluso me creía.



××× 




El equipo y el entrenador Mathews se quedaron en la arena hasta que estaba casi vacío de visitantes que vinieron a ver el partido. Al ver una arena vacía después de que el equipo de casa gane era un espectáculo para la vista -- era como si la energía pudiese perdurar hasta después de una semana. Las luces se habían atenuado pero no lo suficiente para impedirnos ver por donde caminábamos. Seguimos al entrenador hasta el terreno de juego y por el pasillo que conducía de nuevo al edificio.

—Quiero hablar con la entrenadora Sharp antes de volver al hotel, —el entrenador nos dijo, mirando hacia cada pasillo para averiguar dónde tenía que ir.

En ese momento, una chica que reconocí ser una jugadora de los Bruins iba caminado por el pasillo frente a nosotros. El entrenador la llamó.

— ¿Por casualidad sabes dónde se encuentra la entrenadora Sharp? —le preguntó a la chica.

—Uhm... —dijo, mirando alrededor de la sala, y sus cejas se fruncieron maravilladas. Ella era la chica pelirroja que Jace dijo que era la más linda. Su cabello rubio fresa bajaba por su espalda, tenía ojos azules brillantes y pecas esparcidas por sus mejillas. Se veía tan pequeña en sus pantalones de chandal y su camiseta blanca que juro que podría haberla metido en mi bolsillo—. Estaba aquí hace un segundo. Ella podría estar en su oficina.

— ¡Jamie! —gritó alguien desde el pasillo.

Una morena apareció por la esquina y se detuvo una vez que vio que su amiga estaba hablando. Lynn Mercury. Sus ojos se posaron en mi por una fracción de segundo antes de que ella mirara hacia otro lado.

— ¡Oye! —William dijo a mi lado—. Eres Lynn, ¿verdad?

—La única, —confirmó con un gesto brusco.

Su arrogancia era irritante.

—Que buen partido jugaste, —el entrenador le dijo, dándole palmaditas en la espalda—. Yo sabía que iban a ganar, nunca me decepcionaste. Voy a ir a buscar a su entrenadora. ¿Está su oficina por aquí?

—Sí, —dijo la pelirroja—. Al final del pasillo a la izquierda. Hay una puerta con una placa con su nombre en ella.

El entrenador asintió y comenzó a hacer su camino por el pasillo. No estaba seguro de si teníamos que seguirlo, pero lo hice de todos modos, con mis compañeros detrás de mí como una manada de kinder. No había manera en el infierno que me gustaría tener una conversación con cualquiera de esas chicas si podía evitarlo.

—Hey, esperen un segundo, —dijo la pelirroja detrás de nosotros, casi como si me leyera la mente y quisiera fastidiarme. Ella parecía incomoda ahí de pie, teniendo la atención de diecisiete chicos, pero ella se mantuvo—. Hay una fiesta, una fiesta de celebración por haber ganado el juego. ¿Les gustaría venir chicos? No es nada grande, es solo una cosa de fraternidad.

— ¿Habrá cerveza? —preguntó Reece. Básicamente, si usted invita a Reece a la casa de su abuelita, estaría feliz de ir todo el tiempo si hubiese un suministro interminable de cerveza.

—Esta es la universidad, ¿tú qué crees? —la pelirroja sonrió.

Lynn parecía nerviosa de pie al lado de su amiga—. Jamie, yo realmente creo que ellos--

—Nos encantaría venir, —intervine con una sonrisa en su dirección.

— ¡Estupendo! —Jamie dijo con una sonrisa brillante—. ¿Tienen algún papel para anotar la dirección?

—No, pero tengo una mano, —dijo Jace de forma coqueta—. También tienes que escribir tu número, eh, solo en caso de que nos perdamos.

—Jesucristo, —dije en voz baja, mirándolo.

Jamie le devolvió la sonrisa y sacó un bolígrafo de su bolsillo. Jace levantó la mano y ella escribió una dirección en su palma, junto con un número de teléfono. Encontré los ojos de Lynn y sonreí astutamente hacia ella. Ella no apartó la mirada, solo siguió lanzándome dagas con ella.

Fue entonces cuando supe que iba a ser una noche divertida.



××× 

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