x. guilty
capítulo diez !
guilty
Finalmente, a altas horas de la noche, Victoria y Lexie pudieron conciliar el sueño arropadas en la enorme cama y con sus piernas entrelazadas. El sonido de la televisión estaba en un volumen bajo y la luz de éste reflejaba en sus rostros que se encontraban a centímetros de distancia del otro.
La paz que habían conseguido al dormirse en los brazos de la otra se vio interrumpida cuando el sonido de un beeper resonó en la habitación. Ambas doctoras estaban tan familiarizadas con ese ruido que enseguida las dos se despertaron y levantaron de la cama.
―Es el mío ―dijo Lexie restregando sus ojos y mirando al aparato en su mano. ―Aún sigo de guardia.
Victoria asintió en silencio, mientras se ponía de pie. Lexie comenzó a vestirse y al voltear notó que la rubia se encontraba poniéndose un abrigo y con las llaves del auto en manos.
―No te molestes en salir, puedo tomar un taxi.
―Ni lo sueñes. No voy a dejar que andes a estas horas en el vehículo de un extraño.
El tono de indignación estaba presente en la voz de Victoria, al igual que su preocupación fue palpable. Lexie sonrió ante ello.
Desde aquella noche en que Montgomery soltó el primer "te quiero", hubo algunos momentos en los que Lexie sentía que no merecía el cariño que Victoria le estaba brindando. Por supuesto que ella también se había encariñado, pero siempre que pensaba en lo rápido que todo estaba yendo no podía evitar sentir un nudo en su estómago.
Cuando se conocieron, Lexie estaba dando por finalizado el duelo de una relación pasada que la había dejado con las expectativas por las nubes. Creía haber conocido al amor de su vida, creía haber encontrado a su persona en él, pero no fue así.
Y ahora buscaba encontrar ese sentimiento nuevamente con Victoria Montgomery, por más que lo intentara no podía evitar mirar al pasado y recordar aquella vieja relación con algo más que afecto.
De una forma u otra sus pensamientos siempre se dirigían allí cuando trataba de visualizar un futuro junto a Victoria, su corazón estaba divido por lo que fue y por lo que podría ser.
Saber que la llamada que había recibido minutos atrás era del cirujano plástico no la tranquilizaba.
Cuando el auto se detuvo en el estacionamiento del hospital, Lexie besó la mejilla de Victoria y se bajó del vehículo rápidamente.
En todo ese trayecto en auto, Victoria no había podido evitar que los sentimientos de culpa y cobardía volvieran a golpearla. Y una vez llegaron al hospital, la decisión apareció tan clara como el agua.
Iría allí dentro, hablaría con Teddy Altman y enfrentaría lo que había sucedido con Henry.
―¿Qué haces? ¿A dónde vas? ―Lexie volteó al oír el sonido de la puerta del vehículo cerrándose.
Se sorprendió al ver que Victoria caminaba en dirección a la entrada del hospital con paso apresurado.
―Tengo que hacerlo ―murmuró la rubia apretando las manos en puños, mirando hacia el edificio enorme. ―Tengo que decirle a Teddy que su esposo murió bajo mi cuidado.
Lexie la detuvo agarrándola por los hombros, la diferencia de altura siendo más notoria que nunca.
―Victoria, cálmate ―pidió mirándola a los ojos, hinchados y rojos por las lágrimas de horas atrás. ―Estoy segura de que el Dr. Hunt se encargó de todo eso y dado tu historial con la Dra. Altman, dudo que ella quiera verte ahora.
―No me importa, Lexie. ―Delicadamente removió las manos de la interna de sus hombros, mientras ésta negaba. ―Es un cargo de consciencia con el que no quiero vivir para siempre, al menos le diré cómo fue que Henry acabó muerto. Se lo debo.
Pronto Lexie se dio cuenta de que no podía hacer nada para evitar lo que Victoria pretendía hacer ¿Qué se suponía que ella haría? ¿Encerrarla en su propio auto, inconsciente? Por más que lo intentara, dudaba tener la fuerza para ello.
Al ingresar al hospital, lo hicieron en silencio, Lexie se fue por su lado en busca de Mark Sloan. Victoria fue a emergencias para hablar con Owen Hunt.
―Por dios, ¿están bien?
Segundos después de que Lexie y Victoria tomaran caminos diferentes. La rubia vio a Karev y Grey, la mayor, entrar velozmente a la sala de emergencias con un bebé en una incubadora y sus rostros lastimados.
―Estamos bien, solo fue un pequeño accidente en la ruta ―habló Meredith lo más rápido que pudo mientras seguía su camino junto a Alex.
Victoria los observó hasta que desaparecieron de su vista, agradecía que estuvieran bien. Los accidentes de tránsito le ponían los pelos de punta.
―Montgomery. ―Dio un brinco ante aquella voz que la sacó de su transe. ―Qué bueno que estés aquí, necesito que...
Hunt, como de costumbre para Victoria, comenzó a hablar e intentar darle órdenes sin siquiera ella haber dicho una palabra. Pero esta vez no sería así.
―Lamento interrumpirlo, Dr. Hunt, pero mi turno aún no comienza y estoy buscando a Teddy Altman.
Por supuesto que hubiera accedido a operar algún paciente sin siquiera estar de turno, su trabajo al fin y al cabo era salvar vidas y había jurado aquello, pero en ese momento no se encontraba bien para realizar su deber como correspondía.
―Estoy aquí para decirle exactamente cómo fue que su esposo murió, no pienso tocar a ningún paciente antes de eso. La Dra. Altman debe saber que sucedió, le dije que todo estaría bien y no fue así.
Notó que algo andaba mal cuando la mirada de Hunt evitaba la suya y rascaba su nuca con nervios.
―¿Dónde está, Owen?
La respuesta del jefe de cirugías la dejó helada.
―Aún no le hemos dicho que Henry falleció.
🚑
A altas horas de la noche, Montgomery se encontró con April Kepner en la galería del quirófano donde Altman y Yang se encontraban realizando una operación. La residente y la titular compartieron una mirada cargada de tensión, ambas sabían que era cuestión de tiempo para que la bomba explotara.
Victoria había entrado al quirófano cuando Owen le reveló la ubicación de Teddy, se ofreció a terminar la operación, pero la jefa de cardiología se negó diciendo que ya casi terminaban. La tranquilidad y alegría en la voz de Altman le dieron escalofríos.
Cristina le había dirigido una mirada a Victoria que gritaba socorro.
―Se burlaban de mí. ―April rompió el silencio, el miedo reflejaba sus ojos. ―Escuchaban música y se reían a carcajadas, hay que decirle.
Victoria no podía entender en qué estaba pensando Owen Hunt cuando decidió que sería una buena idea ocultarle la muerte de Henry a su mejor amiga, supuso que esa también sería la muerte de su amistad.
Una vez más, las risas sonoras de Altman y Yang llamaron la atención de las doctoras en la galería, quienes fingieron que el micrófono que conectaba ambos espacios no estaba encendido.
April Kepner era un blanco fácil de las burlas, ahora parecían ir por la recién llegada.
―Solo mira su cabello, pareciera que acaba de salir de una sala de descanso ―soltó Teddy con una risita cómplice.
―O como si no tuviera un cepillo en casa.
Bueno, tenían razón. Victoria había salido demasiado apresurada de su casa y su cabello al momento de despertar no era el mejor, pero ahora mismo no le interesaba aquello.
Cuando sus risas burlonas acabaron, el silencio reinó por unos segundos.
―Ella salvó la vida de Henry ―exclamó Teddy Altman con una voz pacifica mientras se concentraba en su trabajo. ―Así que no diré más nada con respecto a su cabello.
Cristina no dijo nada, solo guardó silencio y le dirigió una mirada a Victoria, quien soltó un suspiro al oír las palabras de la jefa de cardiología.
"Ella salvó la vida de Henry" se le encogió el corazón por un segundo, Teddy estaba viviendo en una mentira. No solamente le habían ocultado lo que había sucedido, sino que también le dijeron que su esposo estaba con vida.
Los minutos y segundos se estaban convirtiendo eternos para Victoria en la galería. Le había dicho hace rato a Kepner que podía marcharse, ella se quedaría allí hasta que pudiera hablar con Teddy, pero en su lugar April fue por dos cafés para ambas.
El sol comenzó a salir, un nuevo día llegaba para el Seattle Grace Mercy West. Aunque la tranquilidad del hospital, muy diferente a la tensión entre los doctores, se vería terminada en cuestión de segundos.
April movió levemente el brazo de Victoria, quien se encontraba casi dormida en esos incomodos asientos.
―La cirugía acaba de terminar.
Montgomery sacudió la cabeza un par de veces para despertarse del todo. No tardó en bajar al piso del quirófano y enseguida ingreso a la habitación de lavado. Justo cuando Cristina Yang abandonaba el lugar, ambas compartieron una mirada cargada de tristeza.
―Montgomery. ―Altman la miró con una sonrisa mientras secaba sus manos. ―Tengo que agradecerte por haber ayudado en la situación de Henry hoy, quizás esto arregle nuestros malentendidos.
Victoria negaba lentamente con la cabeza, mientras un nudo se construía en su garganta con cada palabra que Teddy decía.
―Lamento haber dudado de ti.
No sabía que decirle, había practicado durante horas que decir, pero ahora las palabras se desvanecieron de su mente.
―Si me disculpas, debo ir a verlo, le prometí que estaría en el post operatorio.
Teddy se despidió, aún con una pequeña sonrisa en su rostro al pensar que vería a Henry en solo minutos. Pero cuando pasó junto a Victoria, ésta la sujetó del antebrazo.
Altman la miró confundida y la sonrisa en su rostro lentamente desapareció al notar la expresión en el rostro de Montgomery.
―Debí tomar tu lugar, Teddy. En el momento en que la operación de Henry... terminó, yo debí tomar tu lugar aquí y dejarte ir con él. Lo siento tanto.
Su jefa la observaba con el ceño fruncido, sin comprender del todo sus palabras y mucho menos el tono que estaba empleando.
―Está bien, Victoria, tranquila ―dijo Altman dándole un apretón en la mano. ―No es para tanto, supongo que la anestesia lo mantuvo tan feliz en mi ausencia que seguro ni la notó.
El corazón de Victoria se rompió, apretó los labios y apartó la mirada de su jefa. Fue en ese momento que Teddy comenzó a preocuparse, soltó la mano de Montgomery y se apartó unos centímetros de ella. Acababa de malinterpretar todo.
―No, Teddy. ―Victoria se cubrió la boca con una mano por un segundo mientras negaba. ―No sé cómo decirte esto, pero Henry no está esperándote en el post operatorio.
―Pero ¿cómo? ―Altman se cruzó de brazos. ―Owen vino hace unas horas para decirme que todo estaba bien, no comprendo...
Se mordió el labio inferior, pensando en un centenar de maldiciones hacia Owen Hunt por aquella terrible decisión que había tomado.
Sin embargo, la culpa seguía con ella al sentirse responsable, podría haber tomado el lugar de Altman en esa operación de emergencia en lugar de ir a llorar a casa.
―Henry está... ―un suspiro tembloroso cortó por la mitad sus palabras, sacudió las manos y se armó de valor rápidamente. ―Henry está muerto, Teddy, lo siento. Estoy aquí para decirte todo lo que sucedió anoche.
Montgomery limpió las lágrimas que habían escapado de sus ojos, mientras que Altman seguía petrificada en su lugar.
🚑
Cuando Victoria Montgomery y Lexie Grey caminaron fuera del hospital, el sol golpeó sus ojos con intensidad. Caminaban en silencio, junto a la otra, pero ninguna decía una palabra sobre lo sucedido.
Al menos así fue hasta que ingresaron al auto de Victoria.
―Ella no lloró ―rompió el silencio Victoria, con la mirada fija en un punto y las llaves en mano. ―No frente a mí, al menos. Le dije absolutamente todo lo que había sucedido y no se quebró ni una vez.
Lexie se limitó a tomar la mano de Victoria y entrelazar sus dedos juntos, logrando captar la atención de la rubia y, además, logrando sacarla de los pensamientos que tan mal le hacían. La interna le daba la seguridad y tranquilidad que necesitaba en ese momento.
La forma en que los ojos azules de Victoria la miraban, como si fuera su salvación en medio del torbellino que era su mente, hizo que Lexie sintiera una terrible culpa. No todo estaba dicho entre ambas y los pensamientos de Grey la carcomían por dentro.
No. No podía hacerle eso a Victoria. No ahora.
¿Cómo se suponía que le diría a Victoria que no estaba segura de sus propios sentimientos? ¿Cómo podría decirle que quizás aún estuviera enamorada de Mark Sloan?
Sin embargo, mentir u ocultar la verdad por mucho tiempo nunca se le dio bien, tarde o temprano debería sacarlo de su interior antes de que aquello se la comiera viva. Prefería hacerlo ahora, en el principio de la relación que quizás estaban formando, creyendo que tendría tiempo para reparar el daño.
―Tenemos que hablar, Victoria. ―Lexie llamó su atención, minutos después de que Victoria hubiera comenzado a conducir.
―¿Qué ocurre? ―preguntó la rubia sin quitar la vista de la calle.
―No pretendía que esto sucediera, tú eres una persona increíble y no quiero que creas que esto es culpa tuya. ―Victoria dirigía miradas a Lexie cada cierto segundo, completamente confundida por cada una de las palabras que salían de su boca. ―Todo esto está en mí por no saber comprender mis propios sentimientos.
―¿Estás... estás terminando conmigo? ―Victoria frunció el ceño al mirarla, luego volvió su vista al frente y aquello fue un alivio para Lexie porque no creía poder hacer eso mirándola a los ojos. ―Aunque no sé si la palabra terminar sea lo correcto, después de todo no somos una pareja oficial, tú me entiendes.
Lexie negó, una sonrisa incómoda creciendo en sus labios. Victoria volvió su vista al frente y la sonrisa de Lexie había sido suficiente para tranquilizarla. Confiaba en ella.
Hasta que ambas decidieron romper el silencio.
―Creo que sigo sintiendo algo por Mark.
―Creo que estoy enamorada de ti.
Y las palabras que salieron de sus bocas fueron completamente distintas.
Victorio giró su mirada hacia ella en un segundo, la confusión y el dolor reflejados en su mirada. Le había entregado su frágil corazón a Lexie sin haberse dado cuenta y ahora no estaba segura de alguna vez haber tenido algo perteneciente a la interna. Todo se convirtió en una ilusión rápidamente.
Se sentía vulnerable.
―No lo puedo creer. ―La rubia soltó una risa carente de humor, verdaderamente no podía creer la situación en la que estaban. ―No lo puedo creer, tú fuiste la que pidió esto.
Con su dedo se señaló a ella misma y luego Lexie.
La expresión de Lexie cambio rápidamente, su sonrisa se había borrado y en sus ojos comenzaban a asomarse las lágrimas. Era verdad que fue ella quien insistió en que debían conocerse más, que todo lo que alguna vez fueron comenzó por su parte.
Pero nunca se dio cuenta de que los sentimientos por Mark Sloan aún estaban ahí, acechando en su corazón y mente.
―Literalmente hace unas horas estabas diciéndome cuanto me querías y que no ibas a dejarme ―escupió sus palabras con molestia, estaba harta de llorar, esta vez eligió el enojo para enfrentarse a sus problemas. ―, pero ahora ni siquiera estás segura de tus sentimientos.
―Dije que lo siento ¿sí? ―La voz de Lexie se rompió, ahora ella derramaba lágrimas. ―No puedo controlar lo que siento por otras personas, créeme que si pudiera lo haría.
Lexie sentía un cariño por Victoria que no sabía poner en palabras, pero eso no significaba que iba a quedarse callada mientras la titular le hablara de aquella forma.
Había dicho la verdad ¿hubiera preferido que le mintiera?
Aunque ahora no se sentía así, sabía que eso era lo mejor para estar bien consigo misma. Quedarse callada la hubiera matado internamente y hubiera matado cualquier posible futuro para esa relación.
Por otro lado, una vez más los sentimientos puros de amor le demostraban a Victoria Montgomery que jamás llegaría muy lejos con ellos y que era imposible hacer que su corazón volviera a latir tras tanto tiempo roto. Lexie sospechaba de esto e igualmente la decepcionó.
Victoria era insegura sobre lo que sentía, nunca sabía si aquello era real o no, pero con Lexie sentía todo autentico. Y ahora estaba arruinado.
―Aún sigo queriéndote, mis sentimientos por ti no han cambiado, pero...
Lexie se quedó callada, decirlo en voz alta lo convertía en algo real.
―Pero también está Mark ―murmuró la rubia mirándola a los ojos. ―Y no pienso competir por el amor de alguien con mi mejor amigo, puedes irte a sus brazos tranquila.
Lexie negó, sintiendo las duras palabras de Victoria dañar su corazón.
―No hables de esa forma, no digas eso, no quiero... ―se quedó callada una vez más.
¿No quería a Mark? ¿O no quería a Victoria?
La interna intentó entrelazar sus dedos con los de Victoria, pero cuando fue a tocar su mano, Montgomery la miró con los ojos rojos llenos de lágrimas y su ceño fruncido en molestia.
Siquiera dejo que sus manos se rozaran cuando ya había apartado la suya de una manera brusca, como si el simple toque de Lexie fuera algo que repudiara.
En medio de la sorpresa por todos estos actos y la reciente confesión, mientras ambas procesaban todo lo que estaba sucediendo. Fue Lexie la que observó de reojo la carretera y su corazón se detuvo un segundo.
―¡Victoria!
La doctora presionó los frenos con todas sus fuerzas, mientras sus manos se aferraban al volante del auto. Lexie sintió su cuerpo ser lanzado hacia adelante, por suerte llevaban el cinturón de seguridad. Un camión había aparecido delante de ellas mientras discutían, por último Victoria giró el volante.
Ninguna de las dos oía nada.
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