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vii. right in the boob!

capítulo siete !
right in the boob

Las habitaciones de descanso del hospital no eran precisamente conocidas por las pacíficas y largas siestas que los doctores podían tomar en ellas, para nada.

Éstas eran frecuentadas por las parejas que había en el ambiente laboral, o incluso aquellas que no eran parejas oficiales.

El punto es que, esos pequeños cuartos no eran simplemente para descansar.

Así que allí se encontraban, en la habitación de descanso. El sonido de sus labios moviéndose con frenesí sobre los otros era todo lo que podían escuchar además de sus respiraciones agitadas.

Ninguna de las dos doctoras quería separarse a pesar de que sus pulmones comenzaban a quedarse sin aire, el tacto de la otra se sentía como una caricia al alma y sus manos en el cuerpo de la otra las estaba llevando al borde de la locura.

Victoria sujetaba a Lexie por el cuello, la diferencia de altura era bastante notoria, mientras que Lexie movía sus manos lentamente por la cintura de Victoria hasta comenzar a descender.

Tras una semana de esa conversación en el quirófano habían quedado en darse tiempo para conocerse mejor, y vaya que se estaban conociendo bien.

Hasta ese momento solo algunos de sus amigos, y personal del hospital que las había atrapado en momentos privados, sabían sobre su relación sin título alguno.

La noche anterior habían salido a cenar, seguía siendo extraño verse fuera del hospital y con ropa normal, a pesar de eso tuvieron una velada entretenida y los temas de conversación no escasearon.

Victoria aprendió que Lexie tenía memoria fotográfica y le gustaban las cosas dulces, Lexie aprendió que cuando Victoria se sentía incómoda hablaba sin parar y una vez que se sentía en confianza gesticulaba mucho con sus manos.

La interna finalmente reconoció el apellido de Victoria cuando le dijo que era la hermana de Addison. Incluso bromearon sobre ser las hermanas menores que nadie reconocía.

―Espera.

Grey detuvo el momento.

―¿Estás bien?

Victoria enseguida se detuvo, mirando el rostro de Lexie para buscar alguna señal de incomodidad, ya que era la segunda vez que sus sesiones de besos subían de nivel y la primera vez Grey también la detuvo.

Esta vez habían llegado aún más lejos, lo cual sorprendió a la rubia, pero no dijo nada.

Por supuesto que entendía que todo era nuevo para ella, lo de estar con una mujer, incluso para Victoria también lo era ya que Lexie era la segunda chica con la que estuvo en su vida.

De todas formas, solía dejarla un poco frustrada, pero jamás se molestaría con ella porque la entendía y quería hacer las cosas bien.

Lexie abrió su boca, pero su beeper fue más rápido y el sonido que causo terminó por matar el momento.

―Consulta con Derek ―explicó Grey tras echarle un vistazo al aparato.

En las últimas semanas la pequeña Grey y Shepherd habían estado trabajando juntos en neurología, Lexie comenzaba a gustarle trabajar en esa especialidad con su cuñado, y a Victoria le gustaba oírla hablar durante horas sobre los casos que tenía.

Los ojos de Lexie brillaban como las mismísimas estrellas cuando dejaban el hospital juntas y ella comenzaba a hablar sobre su día en el departamento de neuro.

―Te veo más tarde, supongo ―murmuró Victoria mientras se acostaba en una de las camas.

―Sí, en el juego ―agregó Lexie.

Victoria soltó una risita mientras negaba, colocando su brazo sobre sus ojos para cubrirse de la poca luz que entraba por la ventana.

―Te dije que no pienso ir.

Lexie se agachó a su altura y movió el brazo de Victoria, procedió a sujetarla por el cuello de la bata blanca con fuerza y la acercó a su rostro.

La rubia se quedó en silencio y se dejó hacer por la interna, era la primera vez que la veía de esa forma y, ademas de sorprenderla, le gustó.

La interna unió sus labios con los de Montgomery en un apasionado, pero corto beso. Dejando a ambas con ganas de más.

―Ese será el último beso que recibas de mi parte si esta tarde no te veo en el campo de juego.

Victoria abrió su boca ofendida, Lexie sonrío con los labios cerrados, la rubia se dejó caer una vez más sobre la cama con los ojos cerrados.

―Bien, Grey, tú ganas.

Unos minutos luego de que Lexie se marchara, su beeper recibió una llamada desde emergencias.

Un accidente de auto llegaría en unos momentos, sin querer perder tiempo enseguida se dirigió hacia el último piso del hospital.

A lo lejos vio a Henry, esposo de Altman, junto a Hunt. Sabía que ellos eran los encargados de preparar al equipo para el juego de esa tarde, el cual Lexie la estaba obligando a ir, Victoria solo sabía que jugarían en contra del Seattle Press.

Justamente el hospital donde trabajaba la nueva novia de Mark.

Oh, Mark. Victoria no sabía con qué cara ver a su querido amigo. Por supuesto que sabía del pasado de Sloan y la pequeña Grey, por ahora la interna no había dicho nada sobre él, Montgomery supuso que todo estaba bien entre ambos.

Solo le preocupaba el cómo reaccionaría Mark al saber que ella estaba saliendo con su ex novia.

―¡Montgomery, atrápala!

El grito detrás de ella hizo que volteara asustada, fue ahí cuando vio una bola a todo velocidad acercándose a ella, Victoria no dudo en agacharse y cubrir su cabeza con ambas manos.

La doctora observó la bola seguir su camino hasta finalmente golpear una pared y luego se puso de pie, mirando a Owen y Henry claramente enojada.

―¿Están locos? ¿Qué diablos?

―Definitivamente ella va a la banca ―murmuró Henry en dirección al jefe de cirugía quien asentía de acuerdo.

La rubia los miró ofendida y se fue de allí, bien, que la pusieran en la banca de todas formas ella no quería jugar en ese estúpido partido.

Antes de ingresar a la sala de emergencia se colocó los guantes y bata descartables, se dirigió a la entrada y esperó por la ambulancia allí junto a Miranda.

―Dra. Montgomery. ―Bailey dijo a modo de saludo.

―Dra. Bailey. ―De la misma forma la saludó Victoria.

Pronto las ambulancias llegaron, Victoria tomó la primera ambulancia mientras Miranda se dirigía a la segunda, los paramédicos estaban apresurados por bajar al adolescente malherido.

―Marco Hamilton, diecisiete años, entro en paro una vez en camino aquí. ―La paramédica le daba un breve resumen mientras llevaban al chico a una sala de trauma. ―Salió volando del interior del vehículo, atravesó el vidrio, no llevaba cinturón.

Victoria comenzó a trabajar una vez que el paciente estuvo en el cuarto, tenía dos enfermeros que la ayudaban, sin embargo, algo le faltaba.

―Alguien consígame un residente ―dijo la rubia como si fuera algo obvio mientras cortaba con una tijera la camiseta del joven para ver su pecho.

🚑

Horas más tarde, Victoria y Cristina salían del quirófano más que felices luego de salvar la vida de Marco.

―Eso fue asombroso, al parecer eres buena en tu trabajo después de todo.

―Gracias. ―La respuesta de la rubia sonó más como una pregunta. ―¿Te sientes bien?

Victoria colocó el dorso de su mano en la frente de Cristina ¿desde cuándo ella daba halagos luego de una operación?

Al parecer Yang también se dio cuenta, apartó la mano de la rubia de un golpe.

―Dios, más te vale no decirle a alguien que yo dije eso.

La rubia elevó sus manos en son de paz, cualquier rastro de felicidad en el rostro de Yang y Montgomery se vio evaporado cuando Teddy Altman se acercó a ellas con el ceño fruncido.

―Montgomery. ―Altman la llamó y le hizo una seña para que la siguiera, Victoria así lo hizo. ―No puedes tomar a mi residente porque se te da la gana.

Victoria lentamente frunció el ceño, no entendiendo correctamente porque su jefa parecía molesta. Era la primera vez que Teddy le hablaba de esa forma.

―Discúlpeme, doctora, pero no es que se me dio la gana de tomar a su residente ―habló lentamente la rubia remarcando las palabras que Teddy había utilizado. ―Necesitaba un residente y Yang estaba haciendo el trabajo de un interno, no veo el problema.

―Yang está en mi servicio, yo soy su mentora. No te involucres.

Altman parecía querer irse con la última palabra, dispuesta a hacerlo ya había volteado para dejar a Victoria sola. Pero Montgomery jamás había sido buena en contener sus palabras cuando algo la molestaba, en ese caso lo que la molestó fue la forma en la que Teddy estaba tan a la defensiva por algo sin importancia.

―No voy a disculparme por salvar la vida de ese niño con ayuda de tu residente. Tranquila, no tengo interés en la clase de relación que tengas con Cristina.

Victoria sabía, sabía que se estaba metiendo en un problema al haberle respondido cuando Altman había dado por terminada la conversación, después de todo ella era quien tenía un rango más alto.

Montgomery había pasado demasiados años reteniendo sus emociones y aquello que realmente quería decir, había dejado que la pisotearan, pero ya no más.

Al abandonar Seattle, también dejó atrás a la tímida residente y comenzó a tener en cuenta las palabras que una vez Addison le dijo.

“Lo que sea que necesites, tómalo, no importa que digan los demás. No dejes que nadie ni nada interfiera en tu camino, mucho menos cuando se trata de tu carrera”

Tras ese intercambio de opiniones con su jefa de departamento, las pocas ganas que tenía de asistir al partido se esfumaron. Pero lo hacía por Lexie Grey, así que trato de alejar el mal humor, y con su mejor cara se dirigió a la sala de titulares para cambiarse de ropa.

En la cima de su pila de ropa se encontró con una camiseta azul, la cual notaba desde lejos que era enorme, ésta tenía un número designado junto al nombre del hospital. Al colocársela comprobó lo que creía, le quedaba gigante.

Se dirigió al campo de juego de una vez por todas sin darle muchas vueltas. La mayoría de los doctores estaban allí, y ya estaban jugando, lo que significaba que ella estaba llegando tarde.

Diviso la ronda que estaban haciendo alrededor del jefe de cirugía, Owen estaba en un momento de delirio y se creía un entrenador profesional de béisbol. Victoria no dijo nada, al ver el marcador se dio cuenta de que en verdad necesitarían el discurso motivacional pues el otro equipo les estaba pateando el trasero.

―Hola ―oyó aquella dulce voz a su espalda y enseguida sonrío antes de voltear. ―Pensé que no vendrías.

―¿Cómo crees que me perdería este maravilloso juego?

Lexie rodó sus ojos mientras soltaba una risita y se acercaba a Victoria, la interna se puso de puntitas de pie y dejo un corto beso en los labios de la rubia. Montgomery abrió sus ojos con sorpresa por el atrevimiento, pero aun así sonrío.

―¡Todos a sus lugares!

Ambas se acercaron a sus compañeros cuando Owen terminó su discurso.

―¡Montgomery! Qué bueno que estés aquí, Shepherd no pudo venir así que lamentablemente tú eres nuestro lanzador.

Victoria abrió su boca para protestar, pero Owen no le dio tiempo porque se fue gritando más órdenes a otros doctores. La rubia se quedó parada en su lugar hasta que Lexie le dio un empujón con una sonrisa burlona.

Fue hacia el medio de la cancha, rezando que esa fuera realmente su posición para no quedar avergonzada, ni siquiera estaba segura de que debía hacer.

Mientras todos se preparaban, Victoria sintió que alguien la miraba y volteó disimuladamente hacia la derecha para buscar a quien la estuviera quemando con su mirada. Teddy Altman era quien la miraba fijamente y con una cara de pocos amigos.

La rubia dirigió su mirada al frente nuevamente, tratando de apartar cualquier pensamiento negativo. Tomó una profunda respiración y arrojó la bola que se encontraba en su mano.

Hizo una mueca al fallar en el primer tiro, y luego soltó un jadeo de exasperación al fallar en el segundo.

Las risitas de Meredith y Cristina en el fondo del campo la distraía, pero no le molestaba pues al pasar por al lado de ellas notó el olor a tequila que tenían y como se pasaban entre ellas un guante con un misterioso contenido.

Trató de concentrarse nuevamente, tomó un respiro por la nariz y soltó el aire por su boca. Sin embargo, dicha concentración se fue por un caño al oír aquella voz en particular que comenzaba a sacarla de quicio.

―Te dije que debías ponerme a mí en su posición. ―Esa era la voz de Altman quejándose. ―No tiene idea de lo que está haciendo. De hecho, ha sido de esa de forma desde que llegó a la ciudad, creyéndose que es la dueña del lugar. Esa chica no es nadie, solo la hermana menor de Addison Montgomery.

¿Recuerdan la paz que Victoria estaba tratando de sentir segundos atrás para lanzar la bola correctamente? Bueno, esa paz desapareció tras las últimas palabras de Altman. No pudo contener sus impulsos.

Volteó rápidamente sobre sus pies, y sin pensarlo, arrojó la bola en dirección a su jefa y logró golpearla justo en uno de sus pechos. Por suerte, Hunt estaba a su lado para agarrarla justo antes de que cayera al piso debido al golpe y el dolor que sentía.

―¡Uh, justo en el pecho! ―gritó Callie Torres.

Cualquier mujer comprendería aquel dolor.

Los gritos comenzaron y se desató una pelea entre todos, al parecer más de uno tenía problemas con otros en ese campo.

El caos acababa de ser desatado por Victoria Montgomery, y ésta observaba todo su alrededor con una pequeña sonrisa.

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