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ix. henry

capítulo nueve !
henry

Victoria reía con las ocurrencias de Avery y Kepner, lo que más risa le causaba era cuando ambos discutían por pequeños detalles de las historias que estaban contando. Le agradaban ambos y, a diferencia de los titulares, le gustaba pasar tiempo con los residentes. Se sentía bien pasar tiempo riendo con ellos.

Algunos de los doctores de mayor rango ya comentaban sobre la preferencia de Montgomery hacia los residentes e internos, la rubia hacia oídos sordos y disfrutaba de los momentos con sus amigos y Lexie.

Su turno estaba a punto de terminar y luego tendría que hacer guardia durante la noche, así que en lo único que podía pensar era en llegar a casa para tirarse en el sofá a ver su programa favorito mientras comía las sobras de pizza que tenía en su heladera. Sabía que no duraría ni cinco minutos despierta, pero lo intentaría.

―Ustedes ―dijo Victoria mirando a April y Jackson mientras tomaba su jugo en caja con una bombilla, los residentes detuvieron su disputa y la miraron confundidos. ―, ustedes harían una pareja muy linda.

April se ahogó con su café al oírla decir aquello y Jackson frunció el ceño mientras miraba a Victoria como si tuviera dos cabezas, se había vuelto loca.

―Lexie y tú también ―respondió Avery tratando de contraatacar su comentario.

―Lo sé, gracias.

Kepner soltó una risita ante el intento fallido de Avery por incomodar a la cardióloga, en realidad Victoria si se había puesto nerviosa solo que no pensaba demostrarlo.

Los tres continuaron con su charla trivial, riendo por los chistes de Jackson de vez en cuando y hablando sobre distintas cirugías que realizarían antes de las Pruebas de los residentes.

Faltaba poco para el gran momento, Victoria aún recordaba el día de sus Pruebas como si hubiera sido ayer.

―Montgomery, te necesitamos.

Hunt apareció de la nada, dijo aquello y enseguida comenzó a caminar para marcar el camino que Victoria debía seguir. La rubia se mostró confundida, pero tras darle un último sorbo a su jugo salió tras el jefe de cirugías.

―¿Está todo bien, Dr. Hunt? ―Victoria caminaba tras él intentado seguirle el paso, Owen siquiera la había mirado a los ojos. ―Mi turno está por terminar y estoy realmente cansada.

―Lo siento, Montgomery, pero debes asistir en una operación de último momento.

Carajo ¿Por qué yo? ¿No puede ir a buscar a su amiga, quien justamente es la jefa de cardiología?

Y tras lo que Owen Hunt le dijo, supo porque no podía ser Teddy Altman quien entrara a ese quirófano.

―Es Henry, el esposo de Teddy. Debes operarlo de inmediato o morirá.

Al entrar al pequeño cuarto donde debía desinfectar sus manos, vio por aquella ventana a Cristina dentro del quirófano. Enseguida volvió a salir de allí para mirar a Hunt, quien estaba a sus espaldas.

―¿Qué hace ella aquí?

―Cristina conoce el historial, está casi familiarizada con el método, ella hará la operación y te necesito ahí en caso de una emergencia.

El rostro de Henry lo habían cubierto para que la residente no lo reconociera y pudiera trabajar mejor.

―Dios mío ―exclamo la rubia con nervios.

―Webber mencionó que tuviste un año de tu residencia enfocado en cirugía general, necesito que ahora uses todos tus conocimientos para salvar la vida de este hombre en caso de que algo salga mal.

Victoria lo miró a los ojos por primera vez, Owen estaba poniendo un gran peso sobre sus hombros con cada palabra que decía y ambos lo sabían. Aquel no era un paciente desconocido más, era el esposo de su jefa, la mujer que casualmente la detestaba.

―¿Dónde está Richard? ¿Por qué no hace él la operación? Sería mucho mejor que la haga él, alguien que está familiarizado y, por sobre todo, especializado en el tema. Richard está más preparado que yo.

―Richard se encuentra en medio de otra operación, Victoria. No estaría pidiéndote esto si tuviera otra alternativa, pero todas mis esperanzas están depositadas en ti y Cristina.

Montgomery tomó una respiración profunda tratando de asimilar todo, preparándose mentalmente para lo que venía a continuación. Cerró los ojos y asintió en silencio, estaría dentro de aquel quirófano.

Podía hacerlo ¿cierto? Ella podía con todo, había salvado incontables vidas, por supuesto que podría hacerlo una vez más.

De repente, Teddy Altman llegó corriendo a su lado. Victoria la miró en silencio y la jefa de cardiología miró a Owen con confusión.

―¿Ella es tu gran solución? ―preguntó Altman con un tono indignado.

―Sí, Montgomery es mi gran solución.

Mientras ellos discutían como si Victoria no estuviera allí, la rubia fingió no oírlos y comenzó a colocarse su gorro quirúrgico.

Teddy volteó y sujetó su cabello con frustración mientras negaba con los ojos cerrados intentando que las lágrimas no salieran de éstos. Cuando sintió una mano colocarse delicadamente sobre su hombro, se quedó tensa en su lugar.

―No somos las mejores amigas, Altman. Pero le prometo que haré todo lo que esté a mi alcance por su esposo. ―Teddy permaneció en silencio, sin siquiera mirar a Victoria. ―Espero que no crea que nuestros malentendidos me harían ser capaz de causarle daño alguno a Henry. Haré por él lo que siempre hago por mis pacientes, mejorarlo.

La puerta del pequeño cuarto de lavado fue abierta nuevamente, esta vez no fue ninguno de los tres titulares, se trataba de Lexie Grey.

―Estamos listos.

Por favor, Dios, no permitas que este hombre muera hoy.

🚑

Cristina se encontraba en el lugar de los titulares al momento de realizar una operación, mientras que Lexie se encargaba de repetirle de memoria la ficha clínica del paciente desconocido para Yang.

―Hombres de treinta y cinco años, con tumor carcinoide endobronquial, se presenta con hemoptisis activa ―decía Lexie con un nudo en la garganta, pero tratando de mostrarse tranquila. ―Se le pusieron dos litros de laurencio y una unidad de células concentradas.

Victoria y Lexie compartían miradas preocupadas de vez en cuando, ninguna de las dos podía evitarlo, se vieron atrapadas en un escenario incómodo y peligroso en menos tiempo de lo que creían. No podían evitar pensar lo peor y los nervios no ayudaban.

―Creo que me voy a cronometrar a mí misma ―exclamó Cristina con tranquilidad, como si estuviera teniendo el mejor momento de su vida. ―La última vez me llevó dos horas y media. Es mucho tiempo, debe ser porque me quedo hipnotizada con el láser o algo así.

La residente hablaba y hablaba sin parar, como nunca. Victoria quería que cierre la boca y se concentre en el paciente que, sin que ella lo supiera, podía ser el más importante de su carrera.

―Muy bien, pongan el cronometro para la Dra. Yang.

Tal y como lo pidió Victoria, una de las enfermeras se encargó de encender el reloj, los minutos que definirían el destino de Henry comenzaron a correr en ese instante.

El tiempo pasaba demasiado lento allí dentro, pero todo parecía ir más que bien, con suerte en unos minutos todo estaría terminado y podrían darle la noticia a Altman.

Cuando de repente la pantalla frente a sus ojos se tornó negra, obstruyendo la vista a las doctoras. Las manos de Lexie comenzaron a sudar.

―Debo haber cortado un vaso ―dijo Cristina con calma.

Lexie no podía evitar intercambiar su mirada entre Yang y Montgomery, así estuvo durante unos segundos, esperando al siguiente paso a realizar y rezando que, en caso de ser necesario, Victoria tomara las riendas a tiempo.

Un segundo luego los sentidos de Lexie se sorprendieron cuando el monitor comenzó a sonar detrás de Victoria. A ambas se le pusieron los pelos de punta con aquel sonido.

―La presión cae ―aviso Grey ansiosa.

―Le doy más irrigación.

Hunt entró al quirófano, sorprendiendo a las tres doctoras, el doctor de trauma ofreció su ayuda, pero Cristina claramente lo rechazó. El monitor volvió a su ritmo usual y ese sonido escalofriante se detuvo, la presión volvía a subir y Yang lo había resuelto.

―El paciente se encuentra en buenas manos, Dr. Hunt.

Victoria habló alentando a Owen para que saliera del quirófano, no quería que fuera una distracción para Cristina.

Minutos después, todo parecía ir más que bien, iban como viento en popa hasta que una hemorragia se hizo presente con algunos coágulos.

―Retira el láser, límpialo y continuamos ―explicó Victoria intentando demostrarse tranquila.

Cristina asintió, de acuerdo con la recomendación de la titular, y lo hizo. La presión cayó repentinamente a ochenta y ocho.

―Deberé abrirlo.

Rápidamente Montgomery fue al otro lado de la camilla junto a Lexie.

―Déjame intentar esto, Montgomery. ―Cristina continuó con lo que estaba haciendo, impidiendo a Victoria meterse en la operación.

Los ojos de la titular se abrieron demás al notar lo que estaba sucediendo.

―Yang, detente. ―Victoria habló con el ceño fruncido, intentando comprender lo que veía. ―La sonda ET tiene sangre ¡Sal de ahí ahora mismo, Cristina!

Cristina la miró ofendida por la forma en que le gritó, pero finalmente obedeció a Victoria e hizo lo que dijo mientras pensaba en lo mandona y gritona que se había vuelto.

La residente Grey de inmediato comenzó a preparar el pecho de Henry para abrirlo y poder realizar la operación junto a Montgomery, ambas se encontraban aterradas. Victoria esperando recordar lo poco que había aprendido hace años.

Enfermeras y doctoras comenzaron a moverse simultáneamente en el quirófano para poder tener todo listo para el cambió de operación. El sonido del monitor avisando que la presión caía más con el pasar de los segundos solo lograba que Victoria se pusiera más nerviosa.

―Bisturí 10.

Una vez que Victoria tuvo el objeto filoso en su mano, se tomó un segundo para pensar lo que estaba a punto de hacer y, mientras cortaba la piel de Henry, nuevamente le pedía a cualquier fuerza divina que sus plegarias fueran oídas.

―Está perdiendo mucha sangre ―dijo Lexie nerviosa mientras negaba.

Victoria trataba de hacer sus movimientos lo más rápido que podía, intentando salvar el pulmón del hombre en la camilla, pero la sangre obstruía casi toda su vista.

―Traigan dos unidades más de sangre ―pidió la titular.

―Está bradicardio ―avisó Lexie.

―Pongamos uno de atropina.

―Un momento, un segundo.

Yang detuvo a la titular y la residente para mover su mano en la cavidad de Henry en busca de algo, rápidamente lo encontró y reconoció solo con tocarlo.

―El tumor ha erosionado a través de la arteria pulmonar.

Montgomery y Grey la miraron sin saber que hacer o decir, en ese momento se dieron cuenta de que estaban en problemas.

🚑

Victoria y Cristina caminaron lentamente hacia el pequeño cuarto de lavado que pertenecía al quirófano. Yang seguía sin entender porque Montgomery se veía tan afectada tras la muerte del paciente.

Mientras que Lexie seguía dentro del quirófano observando el cuerpo inerte frente a sus ojos, no lograba comprender en que habían fallado para que liderara a esto. Henry aún mantenía el rostro cubierto por aquella toalla azul.

Habían estado más tiempo del conveniente haciendo compresiones, intentando que el corazón de Henry volviera a latir, pero la verdad que las doctoras se negaban a aceptar era que no quedaba sangre que circulara por su sistema.

Él ya se encontraba fuera del alcance de sus manos desde el momento en que el tumor había erosionado, simplemente que Victoria no quería verlo. Le había asegurado a Teddy que lo ayudaría, que lo mejoraría, y acababa de arruinar todo. Ese hombre ahora estaba muerto y ella era responsable.

Era una inútil.

Lexie Grey intercambió su mirada del cadáver frente a ella para ver como Victoria se retiraba el gorro quirúrgico y hablaba con Cristina, por como el rostro de Yang se desfiguraba con cada palabra que salía de los labios de la titular, supo que le estaba revelando la identidad del paciente.

El rostro neutro de Cristina cambió por el llanto, los gritos y el temor que sentía en ese momento al darse cuenta de que aquel que había muerto en sus manos era el esposo de su mentora. Lentamente, Lexie descubrió el rostro de Henry para que Yang pudiera ver la verdad.

La titular y la residente aspirante de cardiología se sentían devastadas y el vacío que sintieron en ese momento las aterró a ambas.

Victoria no tuvo las agallas para darle la noticia a Teddy en ese momento, por lo que decidió retirarse a su casa junto a Lexie a su lado.

Lo último que deseaba era estar allí cuando le dieran la noticia a su jefa, y supo que eso era de cobarde, pero no pudo evitarlo.

La titular y la residente se encontraban recostadas en la cama enorme de Victoria, con la televisión encendida frente a sus ojos, aunque sus pensamientos estuvieran tan alejados como para comprender lo que se reproducía ante ellas.

Lexie estaba recostada contra el espaldar de la cama, prácticamente sentada, mientras que Victoria había recostado su cabeza en el regazo de ella.

Grey acariciaba el cabello rubio de Montgomery, esperando que eso la reconfortara un poco. Victoria tenía que descansar, se notaba el cansancio en sus ojos, pero su mente estaba despierta y parecía que no iba a dejarla descansar por un largo tiempo. La pequeña Grey estaba preocupada.

―Vicky. ―Lexie la llamó por aquel apodo que le disgustaba, odiaba los diminutivos, pero a la residente se lo permitía, sonaba bien en sus labios.

Victoria elevó la mirada hacia ella, sus ojos azules inundados por las lágrimas retenidas.

―Esto no es tu culpa, jamás lo será. No te atormentes por ello.

La respiración de Victoria se volvió irregular, su pecho subía y bajaba con fuerza, las lágrimas nublaron su vista y cuando parpadeo finalmente cayeron por sus mejillas.

―Estoy aquí, voy a estar aquí contigo. ―Lexie limpió sus lágrimas una por una con su dedo pulgar. ―Te voy a sostener en todo momento porque te quiero.

Lexie colocó una mano ahora en la mejilla de Victoria, las lágrimas que aún brotaban de los ojos azules ahora mojaban su palma. Victoria sintió que su corazón podía explotar en ese mismo momento y era debido a la chica que lentamente le estaba robando el corazón.

Lexie se inclinó y le dio un beso en la frente, de a poco la respiración de Victoria volvió a la normalidad.

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