Orion abrazó a su madre y limpió sus lágrimas mientras intentó sonreír para él. Goth rió un poco y tomó su cara entre sus manos. Besó su frente, para luego bajar la mirada.

Raven se paró y miró a su hermano, agachandose frente a él y tomando sus manos, para luego sonreír. Sonreír para él.

— Hey... Vamos, no te sientas así, hermano. Recuerda lo que te decía papá, para ser el dios de la muerte, la empatía queda fuera.

— ¡Pero es nuestra madre! Papá hacía de todo por hacerlo reír... Y ya no está.

— Papá se tenía que ir, era su hora. Recuerda —Dijo Raven—. Al destino, no hay nadie que lo cambie.

Goth asintió en silencio, por un momento sintió a su padre presente al ver los ojos de su hermano. Sintió temor.

Todos sabían la real razón de la muerte se Reaper, pero Geno aún seguía en la fase de negación en su duelo.

Los monstruos, cuando tienen hijos, pasan sus años de vida a ellos.

Él tenía más de 300 años. Tenían 5 hijos.

Geno apenas 46 años tiene.

Reaper moriría antes, el destino estaba escrito. Nadie, absolutamente nadie puede cambiar el final.

Puedes hacer lo que sea para cambiar lo que pase mañana, pero el final es uno. Nadie te rescatará de él.