Geno fue llevado de urgencia al hospital, había sido encontrado tirado en su pantalla sobre el pasto con una caja de pastillas a su lado.

La caja estaba totalmente vacía y las 30 pastillas que traía ya no estaban.

Geno mientras era llevado de urgencia, pudo sentir el grito entre su baja consciencia de un niño.

El niño tomó su mano mientras gritaba.

Aquel niño era Dever.

— PAPÁ, MI ABUELO NO REACCIONA. PAPÁ.

— ¡No de nuevo! ¡No! —Dijo Silver cayendo de rodillas al lado del cuerpo de su madre, mientras Fury corría a la casa por el auto para llevar al moribundo Geno al hospital.

— ¿Qué le pasa al abuelo? Dime que no morirá... E-el tío Sorell hizo lo mismo y se fue... No quiero que mi abuelo se vaya... N-no quiero...

— No se irá, no se irá. Calma, mi niño... Mi mamá no se irá.

Fury llegó a los minutos y subieron rápidamente a Geno al auto, llevándole al hospital e ingresandolo de urgencia.

Pasaron horas para que el doctor saliera a comunicarle a todos sus hijos (que estaban ahí) sobre el estado de Geno.

No era una buena noticia.

— Hemos tenido que realizarle un lavado estomacal. Consumió 28 veces la dosis recomendada por día de las pastillas para dormir, es un milagro  que esté vivo.

— Pero igual ¿Él estará bien? —Preguntó Raven, rascándose la nuca algo nervioso.

— Seré sincero —Dijo el doctor—. Su salud está bien. Su estado anímico, no.