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Capítulo 12

Geno despertó encima de Ink, el más bajo estaba totalmente dormido y con una mano en la espalda de éste.

Geno sonrió un poco y besó la frente de su amigo, para buscar su bufanda y ponérsela algo agotado. Su espalda dolía bastante.

Aquella noche se había dormido nuevamente junto a Ink como unas noches ya, dormían como amigos. A veces se dormía encima de él solamente porque le relajaba la idea de escuchar sus latidos, por otro lado, a Ink no le molestaba en absoluto aquello.

Sus manos tomaron con delicadeza la bandeja con comida y la puso en la mesa para acomodar las cosas, Dust apareció y abrazo al menor, estaba algo dormido y solía aparecer así de la nada.

— ¿No te molesta que haya despertado tan temprano?

— Para nada, pero deberías despertar a Blue, él también merece comer.

— Anoche no durmió del todo bien, estuvo soñando con mi fallecido cuñadito... Ya sabes.

— Te entiendo. Todos estamos sin Papyrus de alguna u otra manera.

Dust soltó una risa algo desanimada y se sentó en la mesa.

Desayunaron juntos, hasta que la casa quedó vacía.

Ink fue a trabajar, Dust y Berry fueron a buscar a Dever, y Geno fue a su antigua pantalla de guardado.

Se sentó en el suelo y suspiró acomodándose un poco en aquel lugar y casi llorando al recordar miles de cosas.

Una zona del pasto seguía muerto por todas las veces que Reaper había estado ahí.

«Es un lindo día, amor, deberíamos hacer algo en vez de estar aquí... ¿O acaso no te gustaría salir conmigo~?»

Geno rompió en llanto, realmente ya no quería seguir llorando por recordar a Reaper.

Le era doloroso recordar a alguien que en sus últimos segundos de vida, jamás le amó.

No tuvo ojos para él en sus últimos días sobre la tierra.

Solo sintió asco... Asco...

«Eres perfecto tal y como eres, me encantas de todas las maneras... Por favor, no digas que eres horrible.»

— Maldito gran mentiroso...

Las lágrimas se deslizaron con cautela y Geno sonrió sintiendo una brisa en su cara algo suave, cerró su ojo sano y quitó el parche que cubría el otro y se dejó caer en el lado verde del pasto.

«Algún día te abrazaré por la espalda, besaré tu nuca y te susurraré un te amo a al oído.»

— Pudimos haber terminado tan bien... Pudimos...

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