01.
—Esto no está pasando.
Pero, si está pasando por lo que me dejó caer sobre mi sillón de diez mil dólares como si de alguna forma el costo de mi sofá fuera a consolarme.
—Si que está pasando, querido —habla Hanna, mi publicista, ella intenta parecer tranquila pero el tic en el ojo la delata al igual que el tono débil de su voz —Habla conmigo y cuentame que es lo que le hiciste a Lewis, como para que escribiera esa nota.
¿Qué le hice a Emma Lewis? Esa es una buena pregunta que no me gustaría responder y que tampoco vale la pena, no veo porqué contarle a Hanna una historia de dos universitarios que no llegó a nada hace casi diez años y mucho menos hace un año, no vale la pena. Y antes de que siquiera pudiera negarme con la excusa que no la he tenido frente a frente desde hace tres meses, mi agente entró al panorama arrojandome con furia la revista.
—¡Esa perra! —exclama mi agente y antes de que siquiera tenga la oportunidad de hablar, me hace un ademán para que guarde silencio —Si vas a decir algo en su defensa, mejor quedarte callado.
—Iba a preguntar qué haremos respecto a esto.
—Nosotros no haremos nada, tú lo harás —habla Hanna, —Irás a hablar con ella y harás que escriba una nota donde te glorifique, porque si nos encargamos nosotros ni su noviecito la salvará de ser despedida.
Un escalofrío recorre mi columna vertebral, Herb siempre está hablando acerca de la diferencia que habría acerca de la desaparición de Emma Lewis en los deportes, siempre parloteando acerca de hacer que la despidan; pero solo son amenazas vacías, muy diferente a cuando Hanna hace una amenaza.
Hanna Duran es quien tiene el poder aquí, estoy en la cima gracias a ella, no por Herb.
—Llamaré a su jefe en este mismo momento, le advertí que dejar que una mujer en un puesto tan importante como el que tiene solamente traería problema —comenta Herb, mi agente.
—Antes de hacer eso, primero dejadme que hable con ella, quizás podamos llegar a un acuerdo —pedí, intentando sonar normal y tranquilo, y no desesperado.
Herb alza una ceja a punto de preguntar algo, pero antes de que siquiera pueda mover la boca, Hanna acepta antes de que su hermano pueda decir algo.
—Más vale que lo soluciones, Emma Lewis es lo equivalente a Margot Heller en el mundo de los deportes, así que puedes irte despidiendo de tu carrera si esto continua.
—O quizás ella tenga que despedirse de su trabajo —añade Herb, —es solo una mujer en un mundo dominado por hombres y creo que su tiempo escribiendo sobre deportes ya ha terminado.
—¿Hablas en serio? —pregunto Hanna, —ya intentaste hacer que la despidieran una vez, ¿Que te hace pensar que está vez funcionará?
Cierto, por alguna extraña razón Emma nunca ha sido del agrado de mi agente, en más de una ocasión ha intentado sabotearla u hacer que la despidan y quizás está vez tenga éxito porque por primera vez no me molestaría si es despedida.
Estoy molesto, o decepcionado, no lo sé; solo estoy seguro de que de alguna forma necesito tomar represalias.
—Que lo que ha escrito no tiene fundamento, acusar a Travis de comprar sus victorias es una acusación demasiado grave.
—Como has dicho es una acusación sin fundamentos, no hay pruebas por lo que esa nota quedará en el olvido. —hablo, intentando suavizar las cosas.
Aunque probablemente esa nota jamás quede en el olvido, porque yo nunca podré olvidar lo mal que me han retractado sus palabras.
—Como sea, ya es hora de que esa mujer escriba sobre otra cosa —afirma Herb, —las mujeres en este tipo de negocios no tienen lugar.
Me hundo en mi lugar seguro de que si las miradas matarán, probablemente Hanna Duran ya estaría tras las rejas por la forma en que mira a Herb después de ese comentario.
—Te recuerdo que por mi tienes este trabajo, querido hermanito —dejó salir en un tono molesto y autoritario —no por tu inteligencia o otra cosa, espero que jamás olvides eso porque de la misma forma en que te deje entrar a este mundo de igual forma puedo sacarte de él.
Herb no dijo palabra alguna, tomó sus cosas sin ver a Hanna y abandonó mi departamento en total silencio.
—Y tú, muchachote, más vale que arregles las cosas con esa chica o tendremos que recurrir a Margot Heller y hacer mil campañas para limpiar tu reputación. —Hanna parecía querer decir algo más, sea lo que sea que haya querido decir se negó a decirlo —negare los rumores por ahora, pero no te aseguro que las personas lo vayan a olvidar tan rápido.
Me dió una última mirada antes de dejarme solo, ellos trabajan para mí, ¿O yo trabajo para ellos? Cómo sea, al final del día siempre estoy solo. Tengo a Rocky, pero un perro no puede aconsejarme sobre mis derrotas en el campo o en el amor.
—¡Maldita sea! —exclamó, tomando mi teléfono para llamar a Emma Lewis.
Han pasado diez años, cualquiera diría que después de muchos años; hablar con tu ex novia de la universidad sería fácil, pero maldita sea, no lo es.
Así que antes de presionar el botón de llamar, me quedo viendo la pantalla por un largo rato pensando en que diré cuando tomé la llamada.
«¿Cómo te atreviste a escribir aquello? ¿Por qué lo hiciste?» podría empezar por esas preguntas, sin embargo, no es lo que quiero preguntar realmente. Durante diez años ha sido ella la que hace las preguntas, siempre pregunta antes de escribir cada artículo; no es alguien que se dedique a escribir mentiras, razón por la que ha logrado todo lo que tiene.
Muchos construyen sus carreras a base de mentiras, pero ella lo hizo contando la verdad.
Debería de estar molesto ahora mismo, pero no puedo. Debería maldecirla porque su acusación podría costarme mi contrato con la NFL y perder todo por lo que he trabajado, pero no puedo estar molesto, después de todo su acusación me ha dado el pretexto perfecto para llamar y oír su voz. Probablemente, nos gritemos un poco y no podamos llegar a un acuerdo, pero podré oír su voz de la cual me a privado en los últimos meses.
No es que en mí todavía quede algún sentimiento por ella, ya no hay nada, solo respeto. Su voz siempre ha tenido un efecto tranquilizador en las personas, creo que de joven eso fue lo que me gustó de ella; me enamore de nada más oír su voz. Pensé que cuando la fiebre de nuestra relación pasará, su voz no provocaría calma, pero aún así lo hace.
Siempre juego bien, pero juego mejor cuando escuchó su voz antes de entrar al campo o cuando sé que cuando el juego termine podré oír su voz en una rueda de prensa.
Así que con los nervios latentes, finalmente presionó el botón de llamar para rápidamente ser recibido por un «el número que usted llamó se encuentra fuera de servicio» ruedo los ojos, para después llamar a su oficina en dónde mi llamada es contestada en el primer tono.
—Buen día, usted está llamando a la oficina de Emma Lewis —me recibe una voz femenina monótona, como si lo que tuviera que decir ya lo ha dicho más de mil veces —¿En qué puedo ayudarle?
—Me gustaría hablar con Emma Lewis, por favor.
—Emma Lewis no está tomando llamadas ahora mismo, pero podemos agendar una cita.
—Tengo que hablar con ella ahora, ahorita mismo.
—Emma Lewis no está tomando llamadas, ni aceptando ver a nadie en estos momentos —informa, en un tono molesto —puedo agendarlo para dentro de algunas semanas si gusta.
—Tengo que hablar con ella, es importante.
—Emma Lewis no está viendo a nadie en estos momentos, que tenga un excelente día.
Apretó los dientes y antes de que pueda decir algo, cuelga.
Esto es demasiado, primero desparrama mil palabras que podrían arruinar mi vida y ahora ni siquiera se digna a tomar una simple llamada.
¡Increíble!
Sin darme por vencido, llamó a la única persona que se que me ayudara a contactar a Lewis. Así que dejó los nervios a un lado para darle paso a la molestia y enojo que he estado guardando toda la mañana, los últimos meses... Los últimos diez años.
—¿Ahora qué quieres? —pregunta una voz notablemente molesta y frustrada.
—Hola, yo también te extrañe mucho, me da gusto que estes bien.
—Una última vez, ¿Qué quieres? —pregunta Olivia, notablemente molesta —date prisa, tengo que hacer algo importante.
—Uh, necesito hablar con Emma Lewis
—¿Y desde cuándo mi trabajo es ser tu vocera? —pregunta, —llamarla a ella, claro si tienes suerte.
—¿Qué quieres decir? —pregunto, —ya la he llamado a su teléfono y su asistente dice que no está recibiendo llamadas.
—Porque no está trabajando, evidentemente —la oigo a través de la línea telefónica dar algunas instrucciones, para después agregar —¿Es qué acaso no te has enterado?
—¿Sobre lo que escribió sobre mí? Estoy más que enterado.
Olivia se carcajea y casi puedo jurar que tiene una mirada malvada, de esas cuando sabes que estás a punto de dejar caer una bomba que podría derrumbar a una nación entera.
—Ella no lo escribió —afirma, sin dejar a un lado su usual tono de voz de cuando sabe algo que evidentemente los demás no —Ella no se ha presentado a la oficina desde hace tres meses, tu deberías de saberlo, eres casi como su fan número uno.
—Ve al grano, Olivia.
—Emma está de baja.
—¿Finalmente, Herb logró que la despidieran? —preguntó, intentando sonar divertido.
—Nada de eso, está de baja por maternidad —Olivia hizo una pausa, esperando una respuesta de mi parte, pero al no obtener nada continúa —pensé que lo sabías.
—No lo sabía.
—Como sea, no regresará al trabajo hasta dentro de unas semanas. —afirmó, no muy segura —Lily nació hace treinta dias y por lo que oí no quiere saber nada de nadie durante su baja así que dudo que vaya a responder tus llamadas.
—¿Por qué siento que disfrutas ser tú la que me diga esto?
—Porque lo hago, lo estoy disfrutando mucho, como no tienes idea —afirmo, —eres un imbécil y adoró que los imbéciles sufran.
—Eres una persona horrible.
—Yo soy hermosa e increíble, y también tu única amiga así que cuida tus palabras…
—¿Desde cuándo te ofende que diga que eres una persona horrible? Pensé que a este grado de la historia ya estabas acostumbrada.
—No me refiero a eso —Olivia hace una pausa, para después soltar un pesado suspiro —me refiero a las palabras que vayas a usar cuando hables con Emma; eres mi amigo, te quiero, pero, Emma es especial para mi.
—¿Más que yo?
—No tanto, pero sí lo suficiente para no volverte a pasar información sobre ella así que ten cuidado porque como me enteré de que las has tratado mal, olvídate de que vuelvas a obtener información de ella.
—Jamás la trataría mal —afirmé con seguridad, —no pensé que esto te afectará mucho.
—Claro que me afecta todo lo que pasa entre ustedes dos —soltó y casi puedo jurar de que ha rodado los ojos —cuando terminaste con Emma hace diez años, no solo le rompiste el corazón a ella, también me lo rompiste a mi; nosotros tres éramos los mejores amigos y no sabes cómo me apena que las cosas hayan terminado así.
—Lo arreglaré.
—Siempre que dices que lo arreglarás solo lo empeoras más, así que solo apártate. —pide en casi una súplica, —Emma no necesita más problemas en este momento y en estos momentos no me apetece lidiar contigo, así que resignarte con saber que ella no escribió esa nota.
—Se que ella no escribió esa nota.
—Entonces…
—Necesito saber quién escribió esa nota, sé que ella no lo hizo, pero quizás sepa quién si lo hizo.
—¿Y…?
—Necesito un pretexto para escuchar su voz.
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