⛓54. Confía en mí⛓
— ¡¿Y qué le dijiste?! — Preguntó un SeokJin muy alterado.
— ¡No pude decir nada, joder Jin! — Le respondió en el mismo tono. — Es que, fue muy repentino, me puse nervioso, no supe que responder, y a parte-
— Jimin, cállate. — Le pidió. — Es que no entiendo, ¿Porqué no supiste que decir?
— ¿Qué se supone que responda a eso? — Preguntó con el ceño fruncido.
— Sigues siendo un libro cerrado, Park Jimin. — Se quejó. — ¿Qué sientes por él? — El menor lo pensó un momento.
— Me gusta mucho. — Le respondió con la mirada en una de las sucias paredes. — Me siento cómodo cuando estoy con él, me tomo la libertad de bajar la guardia cuando solo estamos el y yo. — Una pequeña sonrisa surgió de sus labios, subiendo la vista al techo. — Y folla increíble, es perfecto. — Finalizó mordiendo su labio inferior.
— Eres un degenerado. — Se quejó Jin. — Entonces con esto más claro, ¿Ya sabes que debiste responder? — Jimin suspiró pesadamente, bajó la mirada al suelo y asintió. Jin fue el siguiente en dejar salir un suspiro y se recargó sobre la pared. — Dios, todo es aburrido desde que nos juntamos ambos bandos, ¿No crees? Ahora solo tenemos dramas de amor.
— Si, lo creo. — Afirmó, asintiendo. — Antes peleaba a diario con Jungkook y nos veíamos mal entre nosotros y ahora, nos saludamos cada vez que nos vemos por el pasillo, la galería o el patio. Incluso comemos juntos. — Jin asintió. — Si, todo cambió gracias a Yoon. Y aunque sea aburrido, prefiero esto a tener que dormir con un ojo abierto.
— En eso tienes razón. — Le dijo Jin, abrazándolo por los hombros y comenzando a caminar por los pasillos de la galería. — Por cierto, ¿Dónde está?
— En su vis a vis mensual. — Le respondió metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón, continuando el camino por donde el mayor lo llevó.
A pesar de que Yoongi no recibió respuesta esa noche, no se hicieron malos entendidos y tampoco se había enfadado con Jimin y eso lo agradecía, porque entonces significaba que el mayor comprendía que era lo que pasaba y era increíble como Min era capaz de saber lo que él menor sentía, sus miedos e inseguridades. Jimin jamás tuvo una conexión con alguien como la que tenía con Yoongi y eso en parte, le aterraba muchísimo, pero al mismo tiempo le traía paz.
— Hyung, no se porque quieres que hagamos esto. — El mencionado rodó los ojos.
— ¿Recuerdas que hace unos meses te dije que creía que Jimin es inocente de todo? — Namjoon asintió. — Jay Park me lo confesó todo antes de lo de... anoche. — El menor abrió sus ojos con sorpresa. — Pero como Jaebeom ya no puede... Bueno, decirlo, supongo que ahora necesito pruebas sobre eso para quitarle los cargos a Jimin.
— Yoongi hyung... — Namjoon bufó, alborotó su cabello recargándose a la silla y desviando su mirada. — En serio, ¿Porqué te interesa tanto que ese criminal-
— Si quieres que acabe con esto, hazlo, Namjoon. — Lo interrumpió, no quería escuchar más. — Sé que aunque me oponga esta vez, tú darás la orden. Al menos, acelera el proceso, por favor. — Le pidió pegando su pecho a la mesa entre ambos. — Namjoon, el juicio pendiente de Jimin será en dos semanas, por eso te pido las pruebas, para que cuando salga de aquí, él pueda hacerlo también. No merece estar aquí dentro.
Namjoon apoyó ambas manos sobre la mesa, miró hacia el techo y trató de comprender porque diablos a Yoongi le importaba tanto demostrar la inocencia del que era su objetivo, ¿A caso se había dejado manipular o algo así? Porque el Yoongi que él conocía solo le importaba encerrar a aquellos que eran declarados culpables, haya sido un juicio justo o no, el adoraba meter y jamás sacar a los criminales de la cárcel.
O tal vez, se había ablandado como él mismo le había pedido un millón de veces. Y solo por esa razón, fue que terminó asintiendo.
— Está bien, hyung. — El mayor soltó el aire retenido en sus pulmones. — Llegando al edificio mando a hacer las revisiones con la evidencia, pero... Por favor, te ne-
— Hazlo, Namjoon. Está bien. — el menor asintió.
Por fin todo había terminado.
Se despidieron con la promesa de verse pronto y cada quien tomó su camino.
Al llegar a la celda, vio a Jimin recostado con el pecho pegado al colchón, y bueno, ¿Cómo iba a desaprovechar una oportunidad? Se acercó a él y azotó fuertemente su trasero, el menor de inmediato se sobresaltó y lo miró con enojo, enojo que duró poco al recibir un guiño coqueto de parte de su lindo compañero de celda. Yoongi lo hizo hacia un lado para poder recostarse junto a él.
— ¿Cómo fue tu Vis a Vis? — Le preguntó, dejando el libro que estaba leyendo bajó su almohada. — Era el tipo al que le gustas, ¿No? — Yoongi rodó los ojos con diversión.
— Ya te dije que no le gusto, el esta comprometido. — Le respondió.
— Eso no lo vuelve ciego, Yoon. — Bromeó.
— Como sea, me fue bien, normal. Supongo. — Respondió, atrayendo al menor hacia él para besarlo con calma. — Ya casi vamos a cenar. — Le dijo a simples centímetros del rostro como separación entre ambos, el menor solo asintió. — Oye, Jiminnie.
— ¿Uhm? — Murmuró acurrucándose en el cuello de Yoongi.
— Siempre voy a estar contigo, cariño. — Los brazos de Jimin rodearon su abdomen. — Estoy muy enamorado de ti, ¿Sabías? — El menor rió y lo golpeó levemente.
— Deja de ser tan cursi. — Le pidió riendo. — Sabes que yo no soy nada romántico, me da pena no poder decirte algo así a ti.
— No necesito que me digas cursilerías, tonto. — Le dijo. — Solo sigue haciéndome esos fabulosos orales y me sentiré agradecido.
— ¡Eres un pervertido, Min Yoongi! — Se rió el menor.
Pasó al menos media hora después cuando anunciaron por los megáfonos que ya debían pasar al comedor, ambos se levantaron con pesar y caminaron juntos hacia allá, sentándose junto con sus demás compañeros. Quienes como era de costumbre, solo estaban peleando entre ellos aventándose la comida o solo molestándolos a ambos por ser unos "adolescentes enamorados"
Pfff, que tontería... Ellos no eran adolescentes.
Y la mirada de todos los reos se dirigió a la entrada del comedor, pues el gobernador acababa de entrar con unos agentes policiales siguiéndolo. Y ciertamente, era extraño verlo merodear por el lugar porque aunque ese fuese su trabajo, todos sabían que él sólo le dejaba eso a los funcionarios, él prefería estar encerrado en su oficina viendo algún porno o solo perdiendo el tiempo de su jornada laboral. Yoongi respiró hondo porque sabía lo que ese hombre hacía ahí.
— Min Yoongi. — El gobernador se acercó a ellos con unos documentos en mano. El mencionado lo miró, pasando saliva por lo que continuaba. — Acaban de mandarnos una orden de traslado. En dos días te irás a la prisión del sur para que comiences a prepararte.
Silencio.
Todo el ruido de cubiertos o de voces se extinguieron de un momento a otro. Y las miradas de los compañeros del preso que ahora, estaba por irse de ahí, cayeron en Jimin.
Jimin solo estaba con los labios en una perfecta "o" y miraba el perfil de Yoongi, quien sólo estaba con la vista en el suelo. Jin se paró de inmediato en cuanto vio los ojos de Jimin hindundarse y lo abrazó con fuerza.
— ¿Dos días? — Preguntó Yoongi. — Es... Muy pronto. — El gobernador asintió.
— o tal vez mañana en la noche. — Yoongi apretó los ojos. — Por eso te pido que estés listo desde mañana por la tarde. — El pelinegro no pudo hacer más que asentir, y el mayor se retiró.
El sonido dentro tardó en surgir nuevamente, solo que ahora, solo eran bajos murmullos.
Yoongi levantó la mirada por fin y la dirigió a Jimin, quien sólo veía hacia un punto fijo mientras seguía siendo abrazado por SeokJin. Se puso de pie y con señas, le pidió al mayor que se retirara un poco de el menor para poder acercarse. Y cuando pudo, tomó su mano y lo sacó de ahí bajo la mirada expectante y asombrada de todos dentro. Se dirigió a la celda y cerró las rejas.
— Jimin...
— Te vas. — Murmuró sin mirarlo. — ¿P-Porqué... ¿Porqué te tienes que ir tú, Yoonie? — Levantó la mirada para mirar al mayor, el corazón de Yoongi se estrujó al ver lágrimas deslizarse por sus mejillas. — ¿Porqué te tienen que transferir a tí? ¿Porqué te tienen que... Alejar de mí? — Preguntó con la voz rota, Yoongi se arrodilló entre sus piernas y lo abrazó, tratando de transmitirle toda la calma posible.
— Jiminnie... — Susurró. — Mira, yo... Quiero confesarte algo, pero, necesito que estés tranquilo y me dejes terminar de hablar.
¿A caso se había vuelto loco? Probablemente, porque estaba a punto de decirle toda la verdad a Jimin.
— ¿Qué pasa, Yoon? — Preguntó en voz baja y con preocupación. — ¿Co-Confesarme qué? — Jimin solo podía imaginar a Yoongi riéndose de él mientras le decía que en realidad jamás lo amó como hace una noche se lo había confesado.
— Mira, cariño. Yo... — Tomó aire. — Yo realmente no soy un criminal, Mimi. — El menor frunció levemente el ceño, limpiando las lágrimas en sus mejillas. — Jimin, yo en realidad soy un agente. — El menor se quedó estático.
— ¿Qué? — su voz apenas fue audible, Yoongi se apresuró a hablar.
— Te pedí que me escucharas, te voy a explicar. — Y Jimin se hubiese puesto a pelear, sin embargo estaba demasiado trastornado. — Me enviaron aquí para... Investigarse a ti. — El menor se paró repentinamente, Yoongi copió su acción. — Ellos creían que tú habías ayudado a Jay con la fuga, Jimin. Por eso-
— ¿Y tú también lo creías, Yoongi? — Lo interrumpió. — Entonces, ¿Nada de esto fue real, Min? ¡Solamente has estado jugando con mis sentimientos! — Yoongi negó de inmediato.
— ¡Jimin, escúchame! — Le pidió, alzando la voz solo un poco. — Al principio yo también creí que habías sido tú, no te lo voy a negar. Pero ya te lo dije, soy un agente y todas las pruebas apuntaban hacia ti y como no podíamos hacer de este problema algo grande, mi jefe me mandó de encubierto para tratar de hacerte confesar.
— Yoongi, yo no hice nada. Ni si quiera de los delitos por los que estoy aquí dentro soy responsable y-
— Y te creo, Jimin. — Lo interrumpió, el menor se quedó atónito y negó con su cabeza. — Te lo digo de verdad, Jimin. Te creo completamente. Y también estoy totalmente enamorado de ti.
— ¿Y por eso me crees, Yoongi? — El mayor frunció el ceño.
— Te creí desde antes de sentir algo por tí, Jimin. — Le aclaró. — Primero confié en tí y después me enamoré. — Las lágrimas volvieron a salir de las orbes avellanas del menor.
— ¿Qué quieres, Yoongi? — Le preguntó con la voz quebrada. — ¿De qué sirve? Tú te irás y... Probablemente yo muera aquí...
— Jimin, no. Yo voy a-
— ¡Mierda, Yoongi! — Gritó con desesperación, estirando su cabello. — ¡¿Porqué jamás le hice caso a tu mirar, Min?! ¡¿Porqué demonios tuve que hacerle caso solo al amor que me demostraban?!
— Mis ojos jamás te mintieron, Jimin. Te amo. — Le respondió comenzando a desesperse ante la reacción del menor.
— Tienes razón. — Le dijo mirándolo. — Tus ojos jamás mintieron, Yoongi. Sabía que no te quedarías. — Jimin quiso salir de ahí para no estar más junto a él, pero Yoongi lo tomó de la muñeca, Jimin solo comenzó a forcejear para ser soltado. — ¡Suéltame, Yoongi! ¡Te odio! — Gritó con enojo y tristeza, sus mejillas estaban empapadas en lágrimas y sus puños golpeaban como podían el pecho de Yoongi, hasta que se cansó. Se cansó y terminó recargando su cabeza sobre la zona que estuvo golpeando hace unos momentos para llorar sin limitaciones. — ¡¿Porqué juegas así conmigo, Yoongi?! — Le preguntó con dolor.
— J-Jimin... — Le habló, reteniendo las lágrimas. — Te juro, juro que te voy a sacar de aquí, cariño. — El menor comenzó a tratar de regular su respiración. — Jimin, si no tuviese nada planeado para estar junto a ti, ¿Crees que te hubiera dicho esto? — El menor lo reflexionó. — Estaré aquí una noche más, y tienes información suficiente para hacer que los demás quieran asesinarme. Y si... — El mayor pasó saliva. — Si mañana despierto, Jimin... Entonces voy a entender que confías en mí.
— Yo-Yoongi...
— Te lo ruego, Jimin... — Tomó las manos del menor, entrelazando sus dedos. — Confía en mí... Estoy haciendo todo para sacarte de aquí, lo estoy haciendo desde hace meses. — Eso sorprendió al menor. — Confía en mí. — Le pidió una vez más.
Jimin no lo soportó más, se lanzó hacia el mayor, rodeando sus brazos por el cuello contrario y sintiéndose reconfortado cuando los brazos de Yoongi rodearon sus cintura, aceptando con temblores su abrazo.
Y tenía miedo.
Miedo a que le volvieran a fallar, a que volvieran a traicionar su confianza. Sin embargo, quería darle una última oportunidad a su corazón y hacerle caso a sus plegarias. El confiaría en Yoongi.
Y fue inevitable despedirse entre sábanas esa noche, de una manera aún más especial y con más amor de por medio.
A Jimin le gustaba, porque cada vez que terminaba de hacer el amor con él, su piel era otra. Con menos cicatrices y más caricias, menos suya y más de Min Yoongi.
Y mientras sea de ese hombre, él se arriesgaría siempre.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro