⛓50. Sorpresas⛓
Un golpe repentino en la puerta en su celda los hizo despertarse unos minutos antes de la ruidosa y molesta alarma. Ambos miraron hacia esa dirección y sin ninguna sorpresa, miraron a Jay fuera.
— Jimin, ven. — El menor odiaba eso, cada vez que Jay lo llamaba o lo miraba, regresaba al trágico día en donde su libertad se perdió en esa sucia casa donde permanecían encerrados. Y también volvía a sentirse indefenso frente a él. — ¡Te estoy hablando, Jimin! — Yoongi se paró de un salto y caminó con tranquilidad a la puerta.
— Oye, tranquilo viejo. — Trató de sonar lo más calmado posible. — ¿Porqué la prisa? Ni siquiera a sonado la alarma. — Se recargó sobre las rejas, prendiendo un cigarro.
— No te incumbe en lo absoluto el motivo por que vengo a buscar a mi novio, Min. — El de piel pálida apretó la mandíbula, ¿Su novio? ¿A caso la distancia que Jimin tenía con el no le daba una idea?
— Es mi castillo, yo debo saber lo que sale y entra de aquí. — Expulsó el humo del cigarro en la cara de Jay, quien sólo volteó la cara. — Y eso incluye a mi princesa.
Okay, la risa reprimida llamó la atención de ambos hombres ahí. Yoongi solo sonrió guiñandole un ojo, y cuando Jay estuvo por hablar, la alarma sonó.
— Jay, ven acá. — Lo llamó Minhyuk, tratando de que no molestara a Jimin. — Hyungwon te quiere decir algo. — Jay miró a Lee un momento y después regresó su vista al par dentro de la celda.
— Te veré ahora, Jimin. — Esa mirada. Sabía lo que significaba.
— No si te saco los ojos antes, idiota. — Dijo Yoongi en cuanto se fue de ahí. Se acercó a Jimin y besó sus labios. — Hoy acabará, cielo. Te prometo que ese idiota no va a molestar más. — Jimin frunció el ceño con una sonrisa.
— ¿Porqué lo dices, Yoon? — El mayor solo le guiñó un ojo y salió de la celda con dirección a las duchas.
La rutina de siempre, todos se ducharon con tranquilidad y el comedor se fue llenando poco a poco para la hora de desayuno.
Cuando Jay llegó ahí no comprendía lo que estaba pasando.
¿Qué mierda hacia Hyungwon, Jimin y los demás sentados junto a la banda de Hoseok como si fuese un puto picnic? Se acercó a ello y dejó caer su bandeja al lado de SeokJin, Hoseok lo estiró de la cintura de inmediato.
— ¡Idiota! — Le gritó Hoseok con enfado. — ¿Eres tonto, Park?
— Deja de tocarlo, el es de mi bando aunque no lo conozca y no quiero que se contagie de tu idiotez, Hoseok. — El mencionado solo pudo verlo con burla en su ojos, Jay se confundió. — ¿Qué hacen con ellos de todas formas, Hyungwon? — El más alto se puso de pie, recargando sus manos sobre la mesa.
— Hay algo que debes de saber. — Jay se cruzó de brazos, pasando su peso a la pierna derecha. — Ken también estuvo encerrado aquí, y hace unos cuatro meses comenzó a meter mierda. — Una ceja se alzó en el rostro de Jaebeom. — Como lógicamente rebajó nuestras ventas y se estaba convirtiendo en una amenaza Hoseok y yo... — Intercambió miradas con con mencionado. — Hicimos un convenio. — Le dijo finalmente, Jay tensó la mandíbula y Hoseok le guiñó un ojo. — Y cuando el problema desapareció, decidimos seguir así porque en realidad, trabajamos bien juntos. — Jay hizo amague de querer decirlo algo, sin embargo Hyungwon continuó. — Y si tratas de querer romper con ese convenio, lamento decirte que no podrás. — El contrario se confundió. — Bueno, digamos que todos ya están más de mi lado que del tuyo, Jay. Y si tratas de conseguir gente de nuevo, no te irá muy bien. Todos aquí saben que no deben meterse conmigo, Hoseok y nuestra gente. — Finalizó con un guiño, sentándose nuevamente.
— Es tu decisión, Park. — Le habló Hoseok. — Te quedas sobre nuestro cuidado, o te vuelves uno de esos orangutanes. — No iba a mentir, estaba disfrutando esto como nunca. — Tienes dos minutos para pensarlo.
— Jimin. — Le llamó Jay, Yoongi se paró de la mesa.
— Un detalle más, Jay. — El chico rodó los ojos. — Jimin es mío. — Dios, tenía tantas ganas de decirlo. — Tú lo vuelves a tocar de cualquier manera, y nosotros nos olvidamos de que eres parte de esto, Jaebeom. No te conviene jugar con nadie de aquí ni tampoco querer recuperar o ganar poder, porque aquí dentro tú no eres nada. — Finalizó, sentándose junto a Jimin, quien no dudó en darle un sonoro beso, sintiéndose libre de hacerlo y con un peso menos de encima.
A Jay no le agradó mucho.
— Da igual. — Murmuró sentándose de mala gana.
No le agradaba, pero sabía que ahora no le convenía hacer algo contra eso.
— Yo les quiero decir algo más. — Seokjin se paró repentinamente, todos lo miraron extrañados. — No sé cómo vaya a salir, pero ya estoy harto de ocultarme de todos.
— Jin, nos estás asustando. — Le dijo Jimin.
— Si, es el típico momento en el que nos dices que tienes una enfermedad terminal o algo así. — Le dijo Jungkook, Hoseok le dio un golpe en la nuca. — ¡Ah, Hoseok!
— No digas tonterías, imbécil. — Regañó y devolvió la mirada a SeokJin, ¿A caso él...?
Jin respiró profundo y dejó salir la noticia.
— Hoseok y yo somos pareja.
Y todos en la mesa solo pudieron gritar un ¡¿Qué?! Al unísono.
Vaya que fueran un par de sorpresas para todos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro