Esperaba a algún matón, alguno de los perros de Ken queriendo vengar su extraña y repentina muerte.

Esperaba a algunos agentes para interrogarlo sobre la fuga de su ex novio y que lógicamente, se habían dado cuenta de las llamadas que le estaba haciendo.

Se esperaba un kamicase que se hiciera explotar para satisfacer a alguno de sus enemigos ahí fuera.

Se esperaba cualquier cosa, cualquier persona, joder ¡Hasta esperaba que fuera una broma de parte de los putos funcionarios!

Lo que jamás se esperó, y mucho menos imaginó, fue ver a sus padres tras una cabina, frente a un vidrio templado y con un teléfono a su lado. Vaya, jamás se esperó que ellos fueran los que se tomaron el tiempo de ir a verlo cuando fue su padre el primero en decirle que ya no era más su hijo.

Y cuando se decidió a solamente rechazar la inoportuna visita, cruzó miradas con su madre. La mujer le dio esa mirada que solía darle cuando de pequeño se caía de la bicicleta, esa mirada de preocupación y llena de tormento.

No pudo decirle que no a esa mirada tan nostálgica.

Se acercó a la pequeña cabina con un tres amarillo pegado en una de las paredes de los lados, suspiró entrecortado, sutilmente para que no hubiese evidencias ante la pesada mirada de su padre. Se sentó sobre el banquillo y tomó el teléfono, adaptado de inmediato una pose y una actitud despreocupada.

— ¿Ya regresaron de comprar cigarros? — Dijo con burla, mirándolos con lacibidad.

— ¿Co-... Cómo has estado, Jimin? — Preguntó la mujer, Jimin evitó fruncir el ceño ante el nerviosismo en ella. — Te vez más delgado...

— Estoy de puta madre. — Encrispó sus labios por a penas dos segundos. — Esto es un hotel de cinco estrellas. — Y les sonrió con fingida tranquilidad.

— Jimin... — Murmuró la mujer.

— Venimos solo por una cosa, Jimin. — Le habló el hombre, por primera vez... En siete años. — Hay algo que debemos decirte.

— ¿Qué es tan importante para que hayan venido a ver al desheredado de los Park? — La burla jamás desapareció en sus palabras. — ¿Estás enfermo o algo? — Él mayor rodó los ojos con fastidio.

— Él nos buscó. — Terminó por decirle, la actitud despreocupada de Jimin tembló por unos segundos. — Sabes que se fugó, ¿No? — Jimin asintió, haciéndoles señas para que bajaran el volumen.

— Él me estuvo llamando también. — Les contó, en un murmuro y mirando hacia sus lados verificando que los guardias no estuvieran escuchándolo. — ¿Qué les dijo? ¿Qué pasó? — Su madre sólo miró al suelo.

— Nos dijo que... Vinieramos a decirte que... — Su padre carraspeó. — Esta haciendo planes para tu fuga.

Wow, ¿Qué mierda?

— ¿Qué? — Le preguntó atónito, ¿Era en serio? — No me jodas...

— Lenguaje, Park Jimin. — El mencionado rodó los ojos. — Y también dijo que... Ya le estaban pisando los talones, por eso no ha podido comunicarse contigo. — Susurró él mayor.

Jimin seguía procesando, ¿De verdad ese idiota estaba planeando sacarlo de ahí? ¿Porqué? Al parecer no sabía que si Jimin lo veía, le patearía el trasero en ese instante.

— ¿Y Porqué accedieron a venir a decirme? — Preguntó, sabiendo la respuesta.

— Nos amenazó. — Dijo la mujer con voz temblorosa. — Pero... De igual forma, yo...

— Nos vamos. — Anunció el mayor. — No se que vayas a hacer, Jimin, y tampoco me importa. — Le dijo seriamente. — Pero no quiero tener que volver a convivir con unos asesinos maricones, ¿Me entiendes? — Se paró de su lugar, la mujer lo hizo con movimientos lentos también.

— Deberías de tener cuidado con papá, mamá. — Alzó un poco la voz, para asegurarse de ser escuchado. — Él también es un gran homosexual en potencia, solo me tiene envidia porque a mi no me da miedo admitir que me encanta la polla. — Le dijo con burla, amando en exceso el rojo que se acumuló en el rostro de su padre.

Se limitó a guiñarle el ojo con una sonrisa llena de egocentrismo y burla, mientras escuchaba las una y mil maldiciones que le comenzó a tirar, sin embargo solo dio media vuelta y salió de la sala, consiente de que jamás volvería a pisar el famoso vis a vis.

Fue directo al patio, necesitaba procesar -para después dispersar- la visita tan inesperada y las noticias que le dieron.

¿Ahora que haría?

Hace una hora se dijo a sí mismo aceptar un vínculo con Yoongi, y ahora llega este idiota proponiéndole... No, avisándole que estaba planeando sacarlo de ahí.

Entonces, estaba entre la espada y la pared, o no realmente, el sabía exactamente a quién iba a elegir de entre Min Yoongi y su ex pareja.

A los minutos SeokJin apareció, y Jimin, aunque hubiese querido ocultarle lo ocurrido en su primer -y último- vis a vis, no hubiese podido. Terminó diciéndole todo lo que pasó, que fueron sus padres y sobre el recado que le dejaron.

— Ey, Jimin. — Taehyung llamó la atención de ambos desde la puerta que daba salida al patio. — Yoongi me pidió que te dijera que vayas a verlo. No saldrá de enfermería hasta la noche. — Jimin le agradeció, y el menor se fue, dejándolos solos de nuevo.

— ¿Qué piensas hacer entonces? — Le preguntó el mayor, Jimin desvió su mirada.

— No hay mucho que pensar, SeokJin. — Murmuró, jugando con sus dedos sobre su regazo. — No iré con Yoongi. Si vas a verlo, avísale. — Y simplemente se paró de su lugar, para dirigirse a su empleo.