[ Julieta ]

—¿Sabes qué, Francisca? Ándate a la chucha tú y la política de esta empresa. Yo renuncio.

Sentí mi cara hervir. Probablemente mi rostro estaba rojo de ira. A pasos rápidos, tiré los papeles sobre el escritorio de Francisca quien me miraba con una mezcla de sorpresa y consternación. Sin esperar respuesta, me dirigí al ascensor, deseando escapar de ese ambiente caótico.

Mientras cerraba la puerta, sentí vibrar mi celular en el bolsillo izquierdo. Por costumbre, lo saqué y revisé la pantalla de bloqueo. Era un mensaje de texto. Por curiosidad, lo abrí:

"Fran gerente: ni creas que te vamos a recontratar. No voy a permitir que una persona poco profesional como tú vuelva a estas oficinas"

Y,  como si no fuera suficiente, empezó a sonar su llamada.

¿Cómo puede tener tanto descaro? Más encima, cree que voy a volver, ¿Ella piensa que soy weona? ¿Esto se puede denunciar? ¡Porque esa...! ¡Ahg! ¡Me va a escuchar!

Aunque...

Si es que le atiendo.

Claramente bloquearla sería mucho más molesto. No tengo necesidad de gastar saliva en la pendeja esa.

Salgo a paso rápido del ascensor dirigiendo mi vista hacia la gran puerta de vidrio, capaz de arrollar a cualquiera que se me atraviese en el camino.

—La Francisca está en la línea preguntando por ti— El conserje me interceptó a solo unos pasos de la salida.  —Está encendida, ¿Qué le dijiste? ¿Qué le digo yo?— susurró tratando de leerme la mente.

Tomé aire para calmarme, luego le respondí mientras le daba una palmada suave en la mano:

—Espero que el infierno sea divertido durante mi ausencia, don Jorge.

—¡Claro! —Refunfuñó —Y que el pobre viejo lidie con esa diabla.

Le sonreí y, antes de que pudiera insistir, salí a la calle. Me mezclé entre la multitud de la Alameda.

Muy bien, ¿Y ahora qué?

Mi plan solo consistía en salir con la poca dignidad que me quedaba. Supongo que lo que sigue es irme a casa, nada más.

Ya fue, me resigné.

A paso lento me dirigí a la parada de micro¹ más cercana. Mientras caminaba, no pude evitar mirar de reojo las vitrinas de los locales. La mayoría estaban decoradas con globos rosas y corazones. ¿O era solo coincidencia?

Ah, claro.

Mañana es 14 de febrero.

Solo pensar en el Día de los Enamorados me hizo retorcerme. Para mí, no es más que otro día en el calendario.

No tengo amigos a quienes saludar ese día. Ni pareja.
Tampoco quiero que eso suene triste.

Disociar en mis pensamientos me desconecta de la realidad, aunque sea por un rato.

Si pudiera pedir un deseo, sería que esos ratos duraran un poco más. Porque no sé en qué momento me subí a la micro, pero ya estoy aquí. Aún falta mucho trayecto para llegar a casa.

.

..

...

Cuando era niña, creía que el ideal de una mujer era estar rodeada de personas. Pensaba que tal vez debía aspirar a ser como esas chicas que parecen estrellas, brillando siempre en el centro de todo.

Pero, cuando crecí, repudié esa idea. No sé qué me hizo cambiar de opinión, pero, para cuando me di cuenta, mi ideal femenino había cambiado. Dejé de querer ser una estrella para desear ser una luna: tranquila, independiente, distante. 

El problema fue que me tomé ese ideal demasiado en serio. Poco a poco, mis amigos comenzaron a desaparecer.

Ahora me encuentro sola, al igual que la luna.

Bueno, sí sé qué me hizo tomar esa decisión sobre estar sola ¡Pero no puedo ponerme a pensar estas cosas en plena calle!

Hablar conmigo misma no está taaan mal. Me divierte, aunque si no lo controlo comienzo a recordar cosas que me hacen daño.

Disociar tiene sus ventajas, como ahora, que ya llegué a mi edificio.

—¡Juli...!

Reconocí esa voz al instante. Inconscientemente rodé los ojos.

—¿C-cómo te ha ido?

Entré al ascensor y él me siguió.
—Bien —Respondí, seca.

Hubo un minuto de silencio incómodo mientras marcábamos nuestros pisos. Siempre pasa esto cuando coincidimos en estos espacios.

—E-escucha, yo quería... Quería invitarte a salir.

¿Qué?

Me volteé para mirarlo, incrédula.

—¿Te gustan los espaguetis?

Suspiré, agotada. Ya había llegado a mi piso.

—Tengo mucho trabajo, Ian.

Salí del ascensor antes de que pudiera decir algo más y me encerré en mi apartamento. ¿Qué se supone que él estaba haciendo? Por supuesto que no saldría con él... Bueno, eso sonó cruel, pero no es él, soy yo, ¡Yo soy el problema!

Ahora que lo recuerdo, eso mismo me dijo un ex que tuve. Mejor me retracto sobre qué he dicho eso, no quiero convertirme en esa basura. No quiero saber de nadie. Estoy cansada. No estoy interesada en conseguir pareja, y mucho menos quiero liarme con mi vecino.

El amor no es para mí, y estoy bien sabiendo eso.

Yo renuncié a esa idea... Así como renuncié a mi empleo estable de años, bueno, así mismo.

Además, cualquier otra chica moriría por salir a cenar con él, mujeres no le habrán de faltar a Ian, eso no lo pongo en duda, así que no siento pena por pasar de largo esta vez.

.

..

...

Mientras lavaba los platos, encendí la televisión. No soporto el silencio en casa. Dejar la tele de fondo me distrae y evita que caiga en pensamientos y recuerdos... cosas que prefiero no enfrentar.

Evitar los recuerdos es lo mejor que podría hacer por mí misma, sinceramente.

De pronto, una música de cajita musical llamó mi atención. Reconocí la melodía y giré para ver el comercial:

꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦♡꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦

¡El 14 de febrero ya está cerca!

Espera, ¿Qué es eso qué está ahí?

Wow... ¡¡Son las mágicas galletas de Cupido!!

Envueltas en un endulzante cobertor de chocolate y frutillas, con un relleno de puro manjar¹, ¡Encuéntralas en tu quiosco más cercano y vive una experiencia completamente romántica en este San Valentín!

¿Y sabías que, si tú y tu persona especial prueban una, su amor será tan dulce como estas galletas?

¡Siente la magia del amor este 14 de febrero gracias a Cupido!

Válido desde el 14 de febrero hasta agotar stock.

Cupidogalletas.

Cupido C.A

꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦♡꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦

Solté una risa sarcástica.

Ah, esta gente y sus propagandas.

¿Su amor será tan dulce como esas galletas? Claro que sí, siempre y cuando la otra persona no sea alérgica al chocolate, a las frutillas o al compromiso.

Y claro que no es marketing el hecho de que van a lanzarse justo en San Valentín. Y con ese eslogan... Pff, ojalá la gente no les compre para que se den cuenta que no pueden lucrar con los sentimientos de las personas.

Porque el amor no es algo tan simple como el azúcar.

Si hubiesen salido esas galletas en aquel entonces...

...

Ah, claro.

Ya recordé por qué me siento de esta forma.

Mejor cambio el canal porque el silencio es peligroso, y los recuerdos también. Aunque, siendo honesta, igual acabo viendo algún programa ridículo que me hace cuestionar por qué pago por cable.

꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦♡꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦

¹. Micro: bus. (Si, esta la explico porque cuando me mudé a este país yo desconocía totalmente la palabra y tal vez hayan personas que nunca la hayan escuchado)