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Trece de febrero y Jay camina por los pasillos del colegio, con una pequeña caja blanca con un moño rosa pastel.

Suena el timbre de entrada y corre a su salón, entra y guarda la caja debajo del banco. Y ahí entra el dueño del regalo.

Como siempre sonriendo y saludando a todos sus compañeros, siempre caballeroso con todos. Con una sonrisa que derrite a Jay.

-Hola Jay- saluda el castaño.

-H-hola W-wonnie- sonríe ya sonrojado con ver la sonrisa.

Jungwon lo observa por unos segundos para después sentarse.

La clase empezó, pero el castaño esta pensando como entregar su regalo al dueño de sus suspiros.

Estaba enamorado de Jungwon hace dos años, pero sabía que el solo lo veía como un amigo. Pero si tan solo supiera que Jungwon siente que muere cuando Jay hace pequeños detalles por el.

Cuando le sonríe, ayuda en inglés, lo acompaña a su casa, o tan solo lo deja pasar primero, ya sea para entrar al salón o salir.

-Vas hacer un un pozo en el suelo- dijo Ni-ki mientras come su sándwich.

-Ashh- se revuelve sus cabellos -No se que hacer Ni-ki-

-Si sabes que hacer, solo que no tienes las agallas de hacerlo- se limpia ambas manos de las migas del sándwich.

Jay rueda los ojos y al fin se sienta en el césped del patio.

-Solo dale la caja y confesale que estas estúpido por el- dijo el más bajo.

-Para ti es fácil decirlo, Sunoo también gustaba de ti- apoya sus manos en sus mejillas y sus codos en sus rodillas.

-Pero no lo supe hasta que se lo dije- sonríe.

Ni-ki tenía razón, si no le confesaba lo que sentía, no sabría que sentía Jungwon.

Después de la última hora, Jay se encontraba parado en frente de su casillero con la caja en sus manos.

-Vamos Jay- escucho el grito de Sunoo junto con Ni-ki y Jungwon.

Cuando llegó a ellos, Sunoo y Ni-ki se alejaron camiando más adelante, mietras se daban besos en las mejillas y cosquillas de parte del más alto.

Sentía envidia por ellos, quería estar así con Jungwon, poder besarlo, abrazarlo sin necesidad de que sea un sueño, que sea real.

-Si, se ven bien juntos- la voz a su lado lo volvió a la realidad.

-Estan destinados, supongo- subió los brazos.

-¿Para quien es?- Jungwon señalo la caja con una sonrisa.

-Emmm- el sonrojo en sus mejillas abultadas fue muy notorio.

Estaba a solo una cuadra de su casa, no perdía nada con darle la caja, talves podría faltar mañana al colegio.

-Es para ti- sonrió el castaño y le extendió la pequeña caja.

Jungwon con una sonrisa agarro el obsequio, pero antes de agradecer, sintió en su mejilla un suave beso, unos labios que lo hicieron sentir en una nube por cinco segundos.

Solo después vio la espalda corriendo de Jay, rumbo a su casa.

Jungwon llegó lo más rápido posible a su casa y se sentó en su cama para abrir la caja.

Estiró de la cinta rosada y al ver su contenido y el aroma de la misma no hizo más que sonreír de oreja a oreja.

Recogió la tarjeta de un papel celeste y se enamoró más de los que ya estaba de Jay.

"Se que te gustan estas galletas, así que las prepare especialmente para ti.
Feliz día de San Valentín
Ahhh, casi me olvido
Me gustas y mucho Jungwon, como a ti te gustan estas galletas"

Al día siguiente, no fue tan difícil estar en el colegio para Jay, bueno, en realidad no fue difícil ya que no vio a Jungwon en todo el día.

Ya se estaba preocupando.

¿Y si se enfermo? ¿Lo voy a visitar? No, mejor no. ¿Y si se enojo por la nota? ¿No gusta de mi?

Sus pensamientos fueron borrados cuando sintió alguien tocando su hombro.

Se dio media vuelta con una sonrisa amable, pero fue borrada casi al segundo cambiandolo por un sonrojo en sus mejillas.

Jungwon estaba enfrente de el extendiendo una caja más pequeña de la que le había regalado.

Recibió la pequeña caja con sus manos temblorosas y levanto la vista hacia el americano, buscando alguna instrucción.

-Abrela- sonrió.

Jay desató el moño de cinta azul y abrió la caja. Al instante se iluminaron sus ojos viendo sus dulces favoritos, gomitas de naranja.

Levanto la vista hacia Jungwon sonriendo.

-Ahí una nota- señalo la pequeña caja.

El de mejillas grandes corrió un poco los dulces y encontró la nota en el fondo.

"Feliz San Valentín Jay
Esas galletas no me gustan tanto como tu, créeme"

El sonrojo de sus mejillas aumentó cuando leyó la nota y al instante sintió los labios de Jungwon en su mejilla.

-Feliz San Valentín- susurro en su oído.

Jay cerro la pequeña caja y solo lo miro estúpidamente, aún sin borrar su sonrisa.

Jungwon no dudó ni un segundo y se acercó a besar los labios de Jay.

Ambos sentian estar en el cielo con ese suave toque.

-Si, prefiero esto que las galletas- sonrió.

Tal vez, solo tal vez, ese día se desviaría un poco de su recorrido que hacían siempre.

Y tal vez, solo tal vez, llegarían a una heladería, teniendo la primera cita de muchas más que llegarían.

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