Yume [Jeongcheol]
Yume dormia. Ella tenía los ojos cerrados y respiraba con calma asi que no había duda de que ella estaba durmiendo, de quien dudaba era del alfa que fingia dormir mientras la abrazaba para protegerla. Jeonghan sabía que él no estaba durmiendo, pero era adorable que lo intentara. Seungcheol jamás podría engañarlo, ni él ni ningun otro hombre o mujer. Sonrió acercando su mano para acariciar el cabello de la pequeña pero se detuvo en cuanto vio sus uñas manchadas de sangre, así que apartó su mano y dio dos pasos atras lanzando la maleta al suelo. No hizo ruido.
Llevó una mano a su cabello y lo apartó de su rostro sin dejar de mirar el rostro tranquilo y mentiroso de Cheol.
Era gracioso. Jeonghan era el nombre de su hermano gemelo, el gemelo que estaba casado con Choi Seungcheol, y él, quien había crecido solo y olvidado de los Yoon no tenía un nombre fijo. Así que tomaba prestado el de su hermano, Jeonghan. Porque le causaba cierta satisfacción que Seungcheol hablara de su esposo usando su nombre con otros. Su esposo Jeonghan. Solo que Jeonghan, este Jeonghan, jamás podría ser su esposo, ni su omega.
Bien, Jeonghan no tenía tiempo para llorar por alfas, desde que Yume había nacido no había nada en el mundo que le importara más que la pequeña cachorra, ni siquiera le importaba que Hoshi, el padre de esta, los hubiera abandonado de la noche a la mañana para irse detrás de otro alfa. Jeonghan jamás dependió de otros para vivir, siempre estuvo solo.
Hasta Yume.
—¿hasta cuando seguirás fingiendo?— Preguntó con una pequeña sonrisa porque fue gracioso como Seungcheol trató de mantener los ojos cerrados. —Es hora de irse, señor Choi.
—La niña duerme.— Dijo Seungcheol extendiendo su mano para tomar la de Jeonghan. —Si hablas demasiado fuerte la despertarás. Tuve problemas para que durmiera.
jeonghan rodó los ojos y despues se acostó a un lado, atrapando a Yume entre ambos. Seungcheol extendió su brazo hasta rodear a ambos. Y eso calentó el corazón de Jeonghan. Y al mismo tiempo lo alarmó. Nunca había dejado que nadie estuviera tan cerca de su hija, ni siquiera el verdadero padre. Y desde que Seungcheol había llegado no había hecho más que entrometerse en su vida, le había comprado ropa nueva y bonita a Yume, le había comprado juguetes y una casa en la que pudieran esconderse en lugar de ir de motel en motel, le había comprado lazos para el cabello y zapatos bonitos, una mochila para ir a la escuela, aunque ella nunca iría, y peluches. Yume solo tenía cuatro años ¿que tantas cosas podía necesitar una niña de cuatro años?
jeonghan se encogió en su lugar enterrando su nariz en el cabello de la niña.
Detestaba sentirse así. Tan vulnerable. Y tenia miedo, si alguna vez Seungcheol se enojaba con él por no hacer bien su trabajo y trataba de lastimar a su hija Jeonghan jamás estaría en paz. No estaría en paz con la idea de tener que matar a Seungcheol. Lo odiaba por eso. Cerró los ojos con fuerza y se encogió más en el aroma del alfa.
—Alguien me vio.— murmuró abrazando por fin a Yume. —Tu trabajador alfa, está marcado...
—Wonwoo no es un problema.
—Lo sé.— Seungcheol apretó el abrazo. Si Jeonghan pudiera tener un aroma propio ¿hubiera sido una persona normal? Un omega normal, que pudiera ser marcado. —Tambien vi a tu hijo. Haru.
Seungcheol soltó un quejido como si no importara.
—Alguien más estaba en su habitación, le acariciaba el cabello y hablaba con él.
—umm...
—Ni siquiera te importa.— Exhaló una risa. —A Hoshi tampoco le interesa Yume.
—A mi me interesa Yume. Es todo lo que importa, ella no necesita a nadie más.— El alfa se apresuró a hablar, como si le ofendiera la simple mención de Hoshi.
Una parte de Jeonghan estaba feliz de que Seungcheol amara a la niña. Una parte de él estaba feliz de que no amara a su propio hijo, la parte más egoista y la más cruel que estaría dispuesta a deshacerse del pequeño para que Seungcheol solo amara a su hija... su hija. Pero otra parte de Jeonghan se sentía pesada y culposa de que ese pequeño niño no fuera amado por su padre. La parte que veía como Yume no había sido amada por Hoshi.
La parte de Jeonghan que jamás fue amada.
Miró la bolsa que había traido consigo de reojo, recordó como la mujer que estaba allí metida por trozos lo había mirado, recordó como despues ella miró a una habitación contigua sin decir nada. Ella no se había preocupado por si misma, se había preocupado por sus dos hijos gemelos que dormían en la otra habitación. Y eso enterneció el corazón de Jeonghan. Había sido un gesto puro de amor, algo que solo un verdadero padre podía hacer.
Quería tanto tener esa misma emoción.
Pero no podía. Por más que lo intentaba no podía amar a Yume.
Ella era lo más importante de su vida, pero no porque la amara, sino porque Jeonghan no tenía nada importante en realidad. Cuando supo que Yume vendría al mundo la dejó nacer porque pensó que la amaría, era su ultima oportunidad para sentir amor así que la tuvo con la esperanza de que así fuera, pero cuando la sostuvo en sus manos no hubo nada. Solo vacio. Se prometio cuidarla porque pensó que de esta manera llegaría a amarla, que cuidando de ella y haciendola lo más importante de su vida podría tener ese sentimiento de amor.
Pero no. Sentía culpa, una terrible culpa por ni siquiera amar a su hija.
Yume no tenía a nadie que la amara, hasta que llegó Seungcheol.
Y Seungcheol parecía amarlos a ambos.
Ojala pudiera ser así. si pudiera amar...
Miró el rostro tranquilo de Seungcheol que aun fingia dormir y se inclinó a besarlo. Y se sintió culpable. Se sintió feliz, y estupidamente enamorado. tan odioso que Jeonghan quería escapar.
Pero no lo hizo. Nunca lo haría.
___
—Casi es el cumpleaños de Yume.
Yume inclinó la cabeza aun con la bolita de masa para galletas en sus manos, estaba cubierta de harina y su cabello negro se veía grisaseo, Jeonghan sonrió quitandole del rostro un pedazo de chocolate. Seungcheol había insistido en ornear con la niña, algo asi para que ella pudiera sentir texturas, a Jeonghan no le interesaba en realidad, solo pensó que Seungcheol estaba actuando como un buen padre preocupandose por su hija. Y era jodidamente tierno y gracioso a la vez que parecieran una pequeña familia normal, algo que Jeonghan solía ver en la televisión mientras que le disparaba a una pareja por la espalda.
—¿cinco años?— preguntó cargando a la niña para moverla lejos del orno encendido.
—Cuatro.— Le recordó Seungcheol.
Cuatro años. Le miró el rostro y le sonrió pegando sus frentes juntas, Yume cerró sus ojos.
—Ella tiene los ojos de Hoshi.— Dijo mirando como Seungcheol hacia un puchero, este hombre ciertamente no parecía el mafioso al que todos temian, menos cuando llevaba un delantal rosa y un guante de cocina amarillo con girasoles. —Ya, enorme bebé, solo dije lo que es.
—Ella se parece a ti. Es hermosa.— Seungcheol extendió los brazos tomando a la niña quien sonrió y abrazó al alfa. —¿verdad, yume?— Yume asintió.
Ella no hablaba. Tenía cuatro años y no soltaba ni una sola palabra.
El celular de Seungcheol sonó y respondió de inmediato aun cargando a la cachorra que trataba de limpiarse la masa de galletas en el delantal del alfa. Jeonghan escuchó solo parte de la conversación, la voz profunda del chico con el que se había encontrado la noche que había ido a matar a la mujer estaba allí, y le decía un par de cosas interesantes sobre un tal señor Ko. Jeonghan no podía estar menos interesado en ello. La mirada de Seungcheol había cambiado, y le entregó a Yume para darse la vuelta y empezar a hablar.
Seguramente negocios.
Cuando jeonghan había comenzado a trabajar para Seungcheol pensó que sería de esos idiotas que creían ser dueños del mundo, que no tenían emociones más que un rostro de piedra y que se limitaría a darle ordenes de ir a matar como si fuera un juego de mesa. Pero no, Seungcheol siempre se portó amable y hasta cierto punto cariñoso e interesado en él, había mostrado una sonrisa encantadora y le había dicho palabras amables.
Aunque Jeonghan intentó hacerse pasar por su hermano gemelo Seungcheol lo descubrió al instante.
"Pareces un angel."
Debía ser gracioso, pero Seungcheol lo dijo con tanta calma y seguridad que Jeonghan se debilitó ante él. Al principió pensó que lo había dicho porque pensaba que era su esposo, pero no, cheol lo había dicho porque sabía que no era él.
Seungcheol regresó aun con el rostro serio, tomó a Yume de los brazos de Jeonghan y le dio una amable sonrisa antes de regresar su mirada a Jeonghan.
—Tengo que irme. hay un nuevo trabajo para ti... pero no podré cuidar de Yume.
Jeonghan sonrió.
—Te ves demasiado preocupado por ella.— Se burló. —Eres un padre sobreprotector ¿con quien dejaras a tu bebé?
Jeonghan podría dejar a yume con un par de indicaciones, ella solía quedarse sola de vez en cuando, pero Seungcheol no tenía porque saber eso. Por otro lado ¿no era adorable como Seungcheol odiaba irse y dejarlos? a este alfa en realidad le gustaba esta pequeña farsa de la familia feliz, le gustaba ser un padre modelo para la bebé y le gustaba hacer que Jeonghan se sintiera con extrañas mariposas en el estomago. La misma casa olía a Seungcheol como si fuera su territorio, su pequeña guarida escondida del mundo donde nadie más podía entrar. Un secreto sucio y a la vez un cuento de hadas.
—Wonwoo podría cuidarla...— Seungcheol suspiró.
—Yo me encargo, Choi. Despues de todo es mi hija. No la tuya.
Sería mentir decir que no había veneno en sus palabras. Quería herir a Seungcheol, quería ver la mueca de enojo y el gesto de aferrarse a la niña, le gustaba, le hacia sentir que Yume era amada, y le hacia sentir orgulloso de que Seungcheol no fuera a irse de su lado. Se acercó y acarició la mejilla de Cheol observando como su rostro se suavizaba. Este alfa que atemorizaba a todos fuera de su guarida no era más que un gatito perdido dentro de esa madriguera. Tan docil y necesitado de cariño.
Seungcheol besó su mano.
___
Era tarde por la noche cuando regresó, Seungcheol no había sido especifico por lo que Jeonghan no hizo nada especial más que tomar todos los dedos del señor Ko hasta que tuvo que escribir con la boca sin dientes la respuesta que Jeonghan buscaba y que no entendía del todo ¿porque estaba buscando un reloj? con todo el dinero que tenía la familia Choi era de esperarse que fuera suficiente como para comprarse diez relojes caros. o más. De cualquier forma Jeonghan había sido amable con el señor Ko y le había disparado entre los ojos para una muerte rapida. Pocas veces había sido tan amable, quizás fue porque el señor llegaba de la boda de su hija.
Entró en la madriguera de Seungcheol y lanzó el bolso con desinteres a una esquina, las luces estaban encendidas y la televisión pasaba un programa infantil. Yume estaba dormida en el sillón con la cabeza sobre las piernas de alguien.
—¿Se portó bien?— preguntó yendo al baño para limpiarse la sangre de las manos.
Hoshi la apartó de su regazo y se puso de pie.
—Me sorprende que incluso despues de que vivas tu cuento de hadas me sigas buscando.
Hoshi exhaló una risa pero Jeonghan solo sonrió yendo hasta ellos para cargar a la niña.
—Es tu hija. Tienes que cuidar de ella.
El alfa hizo una mueca.
—Pensé que tenías a un alfa. Este lugar apesta a él
—Seungcheol...Es su padre. Padrastro. Ella sigue siendo tu hija. — Hoshi hizo una mueca más desagradable. Y era gracioso. —¿tanto te molesta que sea tu hija?
—Me molestaría menos si no me hubieras puesto un cuchillo en el cuello para engendrarla. ¿eso lo sabe tu alfa?
Jeonghan rodó los ojos y besó la cabeza de Yume. Claro que Seungcheol no lo sabía, Seungcheol no quería saber nada de Hoshi. Tampoco quería saber como Jeonghan había obligado a Hoshi para tenerla.
—Animate un poco. Tu dijiste que estabamos juntos en todo ¿no es asi? No somos hermanos de verdad, Hoshi, deja de ser tan dramatico con eso.
Hoshi no respondió, pero estaba molesto. Jeonghan estuvo a punto de burlarse, pero algo en el ambiento lo hizo sentir con el estomago pesado y el pecho oprimido, algo peligroso de lo que no se había dado cuenta al entrar. Hoshi no estaba solo. Miró a todos lados hasta que encontró la silueta en la oscuridad.
—Es una linda niña.
La persona habló con un tono juguetón, pero Jeonghan se mantuvo alerta.
—Si, tenemos que irnos ahora. Creo que tu alfa está por llegar y quiero evitarme una pelea.— Hoshi le sonrió. —No me busques Jeonghan, creo que nos encontraremos más de lo que imaginas desde ahora... Cuida de esa niña.
No dijo nada, mantuvo su mirada en la silueta oscura hasta que esta desapareció junto con Hoshi. Sostuvo a Yume contra su pecho y entrecerró los ojos. No eran buenas noticias, pero tampoco eran noticias que contarle a Seungcheol, porque Hoshi tenía razón, el alfa estaba cerca, y parecía casi correr a su madriguera como un niño a su parque de juegos.
Giró hacia la puerta viendo como Seungcheol entraba con un gesto inocente y puro. Y despues percibia el aroma del otro alfa y hubo miedo, el mismo miedo que la mujer sintió al ver a Jeonghan y despues mirar a la puerta que llevaba a sus hijos.
Seungcheol amaba a Yume como a su hija. Y Jeonghan estaba feliz por eso.
Protegeria con su vida a Seungcheol, solo para que él amara a yume por siempre.
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