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Kafli O3

La puerta seguía siendo golpeada por quien habían llamado "Jin hyung". Además, este no paraba de gritar que por favor le abrieran, cosa que ninguno de los elfos parecía querer hacer.

—Llévala al cuarto. — Pidió espabilando TaeHyung a su pálido amigo. — ¡Ahora!

YoonGi gruñó, pero obedeció inmediatamente. Tomó una de las muñecas de HaMin y jaló de ella con brusquedad, como si de un trapo se tratara. La humana se quejó suavemente del dolor pero no se atrevió a decir algo más, ya que razonó que la situación no era la adecuada.

—Cierra la puerta con pestillo desde dentro. — Ordenó YoonGi cuando lanzó, prácticamente, a HaMin a la alcoba. — No abras hasta que TaeHyung y yo lo digamos, ¿entendiste?

HaMin abrió la boca para contestar, pero no logró hacerlo ya que el elfo ya había cerrado la puerta.

«Imbécil...»

Se acercó y cerró la puerta con pestillo, tal como se le había ordenado. Puede que los dos elfos afuera sean unos desconocidos para ella, pero sabía con claridad que su vida estaba en juego... Al igual que la de ellos, así que solo pudo obedecer para facilitar las cosas.
Tenía que hacerlo si quería volver a casa con vida.

«¿Quién será "Jin hyung"?»
















—¿Aún no abres? — Preguntó obvio YoonGi al volver a la sala.

—¿La humana está a salvo? — Consultó ignorando la pregunta del mayor.

El elfo de viento bufó ofendido. —¿Con quién crees que hablas? ¡Obvio que está a salvo! Pedazo de imbécil.

—Ah... Yo también lo quiero, hyung.

—¡Abran la maldita puerta! ¡Las hadas me están mirando feo por hacer tanto alboroto, joder! — Volvió a gritar quien estaba tras la puerta.

El elfo de fuego respiró hondo para darse valor y se aproximó al pomo de la puerta, dándose cuenta que estaba temblando ligeramente.
Cerró los ojos, intentando de darse valor mentalmente y abrió, sintiendo como la figura de su hyung entraba rápidamente.

—Díganme que lo que estoy oliendo no es lo que creo que es. — dijo inmediatamente SeokJin cuando entró. — Por favor díganme que no han hecho lo que creo que han hecho.

TaeHyung cerró la puerta y se acercó a su hyung con la mirada gacha. No valía la pena mentir, pues su hyung era uno de los elfos con mejor olfato que había conocido jamás... Era obvio que él fuera el primero en descubrirlo.

—¡A mí no me mires! — gritó YoonGi alzando las manos cuando Jin lo miró de manera acusatoria. — Yo no tengo nada que ver en esto.

SeokJin se pasó sus manos por su rubia cabellera y suspiró. Sentía que si no se tranquilizaba ahora, no podría controlar su mal temperamento después.

—TaeHyung, habla. — Demandó seriamente. — O te juro que yo mismo buscaré lo que estoy oliendo ahora. Y no, no me refiero a los gases que te tiras siempre.

—¡Ya hyung! Siempre sale con eso, fue solo una vez... — Puchereó TaeHyung.

—Tú solo limítate a hablar. — Demandó nuevamente Jin con los brazos cruzados. — La única manera en la que yo pueda ayudarte es que me cuentes todo.

Los ojos del elfo de fuego brillaron ante su compañero, elfo de luz. Su mayor solo quería protegerlo, no criticarlo, eso lo alivió, haciéndolo sonreír más seguro.

—Ah, y aquí vamos de nuevo... — rodó los ojos YoonGi cuando Tae comenzó a repetir la historia sobre la humana a la cual ya le sabían el nombre.

SeokJin se sentó luego de escuchar todo lo que tenía que decir su amigo elfo. ¿Cómo es que siempre se mete en problemas?
Recordó las veces en las que TaeHyung arruinaba todas las misiones en las que participaba. Dejaba alguna hada en la tierra, se dejaba ver por algún humano o rompía algo con sus poderes.
También recordó todas las veces en las que mientras practicaba para la prueba de unidades, siempre era reprendido por conversador e inquieto. SeokJin pensó que cuando fuera nombrado como miembro de alguna unidad, este sería más maduro y consiente de lo que hacía... ¡Qué equivocado estaba! Pues TaeHyung era más peligroso ahora, que en un descuido podía quemar todo.
Si el elfo de fuego no fuera hijo de uno de los miembros del Gran Consejo, probablemente ya se le hubieran quitado todos sus poderes y su marca como miembro de la unidad de fuego.

Pero... No todo en TaeHyung era negativo. SeokJin reconocía que, a pesar de sus errores, trabajaba bien. Ayudaba a todos los habitantes, cuidaba la fauna y mantenía los elementos de la tierra que le correspondían a raya.

—Resumiendo... — Habló el mayor de todos. — Una humana, por alguna rara razón, fue traída mediante el puente y tú la tienes en tu alcoba intentando, inútilmente, de protegerla. ¿Me equivoco?

Tae asintió mientras jugueteaba con sus dedos. Parecía un niño pequeño siendo regañado por su padre.

—¿Hay algo más que deba saber...? No quiero más sorpresas.

—Ah... — YoonGi se aclaró la garganta. — Sabía nuestros nombres incluso antes de presentarnos, como si ya nos conociera.

SeokJin rió. —Pues claro, tonto. ¿Acaso no has leído los libros informativos que nuestros antepasados han escrito? — YoonGi hizo una mueca, a lo que Jin negó con la cabeza. — Tomaré eso como un no. Pues si los hubieras leído, sabrías que en la tierra existen personas con nuestros mismos nombres y apariencias, cada uno de nosotros se repite ahí... Al igual que en todas las tierras del multiverso. Pero ninguna de nuestras versiones es consciente de la existencia de sus otras versiones.

—Sí, como digas. — contestó YoonGi desinteresado.

SeokJin se levantó. —¿Y dónde está?

El mayor intentaba ocultar su entusiasmo, pues en todos los años que llevaba como elfo de la unidad de luz, jamás había tenido a una humana o humano de cerca. Generalmente su papel en las misiones era simple y sencillo, no conllevaba el trato con seres además de ellos mismos.

—En la alcoba. — Contestó Tae, indicándole que lo siguiera.

Los tres elfos se dirigieron a la alcoba e intentaron abrir la puerta, dándose cuenta que tenía seguro.

—HaMin, somos nosotros, abre por favor. — Habló TaeHyung apegándose más a la puerta. Se percató que no había ningún ruido proveniente del interior de la habitación, causando que se asustara. — HaMin, por favor abre.

—¿Se habrá quedado dormida? — Comentó YoonGi. — ¿Cómo abrimos ahora?

—Si congelamos el pomo, podremos abrirla haciendo fuerza. — comentó Jin.

YoonGi bufó. —¡Arhg! ¿Dónde está el enano de MinSeok cuando se le necesita? — Se molestó recordando al elfo de hielo.

TaeHyung le dio una mirada dura, ¿es que acaso no recuerda que todos los elfos tienen los mismos poderes, solo que algunos se especializan con profundidad en una área en específico? Él, por ejemplo, maneja el fuego como si de arte se tratara, pero de igual manera puede manejar el agua. Aunque claro, esto requiere un poco más de esfuerzo ya que no es su especialidad ni unidad.

Respiró hondo y se obligó a concentrarse. Las pruebas de hielo habían sido las más difíciles para él, pues nunca le ha gustado mucho el frío... Le gusta beber cosas cálidas, pero no tener frío.

Apretó el pomo y de sus manos trasmitió la temperatura más helada que su cuerpo y habilidades le permitieron. Notó como la puerta comenzó a llenarse de escarcha y como el ambiente comenzaba a hacerse más helado, mas no había logrado congelar el pomo de la puerta lo suficiente como para luego golpear la puerta y abrirla.

—Déjame intentarlo yo. — Dijo Jin arremangándose los puños de la camisa blanca que llevaba bajo de la túnica color amarillo.

Tae se apartó, dándole su lugar a su hyung para que lo intentara.
Se dio cuenta que su esfuerzo lo había dejado exhausto, lo notaba en que su respiración se había vuelto ligeramente más jadeante y que sus manos se sentían pesadas.
Quizás si hubiera puesto menos fuerza, no estaría tan cansado, pero él de verdad quería lograrlo, provocando su cansancio.

SeokJin colocó su mano en el pomo, quejándose internamente de lo helado que estaba este. Cerró los ojos y apretó el pomo, trasmitiendo todo el frío que sus habilidades le permitieron, congelando aún más la puerta... Lo suficiente como para que, en el momento que Jin se apartó, YoonGi empujara la puerta y la abriera.

—Y es así como se hace, hijos míos. — bromeó SeokJin.

—¡Hyung! — Grtió Tae. — Yo la aflojé primero.

—¡Ya, ya, ya! — se interpuso YoonGi. — Yo derribé la puerta y se acabó. Ahora, veamos a esa cosa.

—P-Pero...

—Nada de pero's, TaeHyung. — siguió el pálido mientras entraba a la alcoba, encontrándose con HaMin durmiendo plácidamente en la cama del elfo de fuego. —Aigoo... Esta chica es una holgazana.

Jin se cruzó de brazos y rió mientras entraba a la habitación también. —Mira quien lo dice, el "señor energía".

—Hyung, ¿quiere volar? — Amenazó YoonGi haciendo un muy pequeño tornado que sobresalía de la mano de este.

—¿Y tú quieres un bronceado? — Contra atacó, haciendo que un rayo de luz se hiciera presente también en sus manos.

TaeHyung bufo y se interpuso entre ellos. —¡Y luego reclaman que yo soy el infantil que mal utiliza sus poderes!

Jin suspiró. —Jamás creí que lo diría, pero... Tae tiene razón.  — Giró levemente su rostro y miró a la humana, quedando fascinado ante la similitud de su cuerpo con el resto de las criaturas. — Wow... Si no oliera como una humana, pensaría que es una híbrida de alguna Ninfa y un Elfo.

—Parece un enano desinflado.

Jin y Tae miraron mal a YoonGi por su comentario, haciendo que el aludido se encogiera de hombros.

—Pero... — habló Jin acercándose lo suficiente a HaMin como para sentarse a su lado.— Hay algo que no me calza del todo...

—¿A qué te refieres, hyung? — preguntó Tae curioso.

Jin miró a la chica y, con un poco de miedo, acarició el cabello de ella, el cual estaba desparramado por toda la almohada. Era muy similar a una Ninfa del bosque.

—Según tengo entendido, los puentes están hechos con una fórmula que permite que solo quienes tengan sangre de elfo, hadas, ninfas, etc, etc... Pasen por este.

YoonGi asintió. —Yo también tengo entendido lo mismo. Recuerdo que en una de mis misiones, tuvimos que abrir un puente en un parque lleno de niños de su especie... — Contó. — Y ninguno de esos niños pasó por el.

TaeHyung pasó su mirada de los elfos a la chica y tragó saliva. Se suponía entonces...

—¿Quieren decir que ella no es humana?

SeokJin negó. —No lo puedo decir con certeza, pues ella tiene olor a humana. — Aclaró. — Quizás hubo algún problemas con los componentes de ese puente, tal vez al estar tan apurados por abrirlo, mezclaron mal los ingredientes de este.

Los tres elfos se quedaron en silencio.
A los tres les convenía el que HaMin no fuera humana, pues eso significaba que no los matarían. Pero si ella lo era, corrían peligro.

—Solo hay una manera de averiguarlo. — Habló finalmente YoonGi. — Hay que llevarla con Frelsari.

Los ojos de Jin se abrieron de par en par y su boca se abrió, claramente sorprendido. Soltó un jadeo para luego reír sarcásticamente.

—¿Estás loco, pálido? — bramó el mayor levantándose. — Es cierto que no nos ha pasado nada al tener contacto con la humana, pero Frelsari es un elfo muy delicado, a él sí podría hacerle daño.

—¿Se te ocurre algo mejor? — Gruñó. — No podemos llevarla ante el consejo. A penas arrastremos nuestros traseros para allá, nos matarán... Y a esa cosa desinflada también. — Caminó hacia la ventana de la habitación y miró hacia el exterior. — Ese elfo es la única solución que tenemos. Es el único cerebrito que tenemos al alcance, además, es de noche. Es ahora o nunca.

Jin se enfureció ante el poco interés por la salud del elfo más importante que existía. ¿Es que acaso no recordaba lo importante que significaba la vida de Frelsari para toda la humanidad?

—¿Crees que la vida de Frelsari vale menos que la de esta humana? — habló molesto Jin, colocándose al lado de YoonGi. — ¿Por qué si quiera te tomas las molestias de protegerla? ¿Tanto te importa?

YoonGi bufó y se acercó al oído de Jin y le susurró. —A mí me importa una mierda su vida. Pero... A él no...

SeokJin entendió a lo que se refería cuando el elfo de viento apuntó a TaeHyung con su cabeza.

El corazón del mayor se estrujó al notar que el pelirrojo se había acostado al lado de la humana y estaba acariciando su rostro con suavidad. Los ojos de Tae estaban rojizos y lagrimeantes, mientras que sus largos y rosados labios estaban temblando ligeramente.

La manera en que la miraba era una clara señal de una sola palabra y sentimiento... Culpa.

Kim TaeHyung podía ser muy infantil, pero también muy inocente.
En su dulce corazón se sentía dolido que por su descuido, una vida se viera arrebatada.

El elfo de fuego razonaba que el ir con el elfo más delicado e importante de todos, significaba correr el riesgo de perderlo. Era una misión imposible, suicida.
Pero, en el fondo de su corazón, añoraba el poder encontrar una manera de salvarla, de sacarla de ahí para que siga su vida.

SeokJin miró hacia arriba y suspiró. ¿En qué momento pensó que ser amigo de esos elfos era buena idea?

—Está bien. — Aceptó, sorprendiendo a TaeHyung, quien lo miraba con sus ojos llenos de esperanza. — Debemos apresurarnos e intentar de quitarle un poco de su olor. Es la única manera de que no la reconozcan.

Tae sonrió felizmente y asintió, ahora aliviado de que la chica no muriera por sus errores y descuidos.

El menor sabía que siempre solía ser un dolor de cabeza para sus mayores.
Intentaba que eso no le afectara, pero sí que lo hacía. Tenía más que claro que sus locuras no siempre hacían reír a los demás, sino que se enfurecieran gravemente con él.
Por eso, agradecía en gran manera, que su hyung creyera en él en todo momento, aunque no se lo mereciera.

YoonGi se acercó a HaMin y le dio señales a Tae de que se alejara. El menor siguió sus ordenes, para luego buscar una manta.
El elfo de viento creó una pequeña bola de viento con sus manos y la pasó con la mejor delicadeza posible por el cuerpo de la humana, alterando por cierta cantidad de tiempo la procedencia de su olor.
TaeHyung tapó a HaMin, cubriéndola en su totalidad y la tomó en brazos, como si de alguien frágil se tratara. Sonrió cuando ella ronco ligeramente por el movimiento.

SeokJin se acercó a la mesita de noche del elfo de fuego y sacó un aceite aromático. Se lo entregó a YoonGi, quien se echó un poco de este aceite en las manos para luego volver a hacer una bola de viento y pasarla por el cuerpo de la humana, camuflando de la mejor forma su olor con el del aceite.

—Con eso debería ser suficiente. — Suspiró TaeHyung. Luego miró a sus mayores y sonrió con ternura. — Gracias, YoonGi y Jin hyung.

—Seh, como digas. Andando.

SeokJin negó con su cabeza ante la respuesta del más pálido.
Si no lo conociera, le molestaría su manera tan fría de actuar. De hecho, cuando eran más jóvenes, creía fuertemente que sería un elfo de hielo. Se sorprendió cuando terminó siendo mas bien uno de viento.

Pero Jin conocía muy bien a YoonGi, sabía que en el fondo de su corazón era alguien cálido y detallista. Sino, ¿por qué tomarse las molestias de ayudar a un amigo?

—Sea lo que sea que pase ahora, estaremos juntos, Tae. — respondió Jin colocando una de sus manos en el hombro del nombrado. — Vamos, antes de que el olor de la chica se haga más fuerte.

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