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22 - Mala decisión.


Para Jihyo fue inesperado el que iban a visitar a su tía Sana y tía Dahyun a Japón, pues hace ya mucho que no iban para con sus tías.

Había pasado ya algunos días de que sus madres se habían reconciliado, y esos días los habían aprovechado para pasarla en familia (como casi siempre, pero ahora más). Ahora pasarán, pero con sus tías, también aprovechando para festejar el cumpleaños de su tía Dahyun, quien había preferido algo entre su familia y la familia de Sana.

Pero no tomaban en cuenta que tenían enemigos.

El matrimonio Hirai habían pensado que todo había sido una pequeña etapa de la relación, que Akira solo molestó y ya no lo haría al verlas todavía muy juntas.

Pero no. Ese hombre podía parecer con cerebro disfuncional, pero le servía por momentos (muy pocos momentos).

En cuanto el rey Myoui se enteró de que sus planes no funcionaron, y su primogénita seguía confiando y amando a Hirai, había estado pensando en el plan perfecto para separarlas, y ese se ideó cuando sus informantes le dijeron que ambas visitarán Japón.

Japón es su territorio, donde él manda, donde es peligroso para la sanidad del matrimonio, y por eso Akira lo veía tan beneficioso.

Fue muy mala decisión el que regresen a Japón.

Mina y Momo lo supieron esa tarde de sospechosa tranquilidad. Estaban en la casa que rentaron por unas semanas, pues no querían molestar al matrimonio Kim por estar tres más en su casa que mayormente era muy solitaria (sí, Sana y Dahyun no han querido tener hijos).

Jihyo estaba por ahí, Momo estaba sentada leyendo uno de los libros que había estado en la repisa, y Mina fue a atender la puerta ya que sonaba insistentemente el timbre.

Retrocedió rápidamente y casi tropezando cuando varias personas se adentraron a la casa, invadiendo sin mucho problema el espacio que se suponía, era privado, pero ahora demasiado público con muchas personas viéndola.

— Mina — era Akira, el rey con una mueca de preocupación en su rostro.

— ¿Qué haces aquí? — su primer reacción fue estar a la defensiva.

— He descubierto algo más, algo que no me puedes negar — Akira sonrió.

Mina solo parpadeó unos segundos, hasta luego procesar que el hombre frente a ella estaba irrumpiendo en su tranquilidad por una mierda de manipulaciones para convencerla de dejar a Momo. Una rabia chocó contra su garganta y casi gruñó furiosa.

— ¡Lárgate! ¿Qué no entiendes que no quiero escuchar nada de ti? — el ruido llamó la atención de Hirai, quien dejó el libro para dirigirse a la sala, donde luego la atención esté en ella.

Momo no sabía cómo reaccionar con más de una decena de personas dentro de su casa, aparte de una Mina muy a la defensiva.

— Todas estas mujeres presentes, pueden decirte que son amantes de Momo — su dicha hizo a Momo fruncir el ceño totalmente desconcertada — ¡Toda la relación, Hirai te ha sido infiel innumerables veces a lo largo! — él se acercó a su hija, posando sus manos en los hombros ajenos — Tienes que creerme, Mina. No es buena para ti.

— ¿Por qué siempre me habías dicho que me amabas si estabas casada, mh?

— ¿Eh? — Momo soltó, haciendo una mueca cuando una de las mujeres se dirigió a ella. Estaban actuando, ella nunca en esa vida ni en las pasadas o próximas le sería infiel a Mina, la amaba tanto. Mina también frunció el ceño, mirando como Momo se encogió de hombros, parecía a un gato cuando se siente amenazado o retado — No, no, Mina. Yo no las conozco — Momo retrocedió lentamente, negando casi desesperada.

Mina casi cierra los ojos del estrés. Lo único que ella quería era una vida normal, tranquila y al lado de su esposa e hija. ¿Eso era malo?

— Lárgate — murmuró, recibiendo un '¿Mh?' por parte de Akira — ¡Que te largues tú y tus acompañantes! — le apuntó a la puerta. Obviamente le creía mucho a Momo, sabiendo ahora de las formas rastreras que Akira quería hacer para separarla de su vida.

— No se puede — el rey Akira negó, una sonrisa extendiéndose por su rostro — Hirai Momo está arrestada por secuestro por medio a manipulaciones y usando a su favor el Síndrome del Estocolmo — dijo, y tanto Mina como Momo se congelaron.

— ¿Eee? — Mina debía pensar rápido. Estaban culpando a Momo, y una de las personas acompañantes de su padre era un oficial que hacía sonar sus esposas. Volteó la cabeza, viendo a Momo que estaba petrificada en el mismo lugar — Váyanse — le formuló con los labios, y Momo rápidamente supo que se refería a Jihyo también.

Jihyo no debía salir afectada.

Momo miró brevemente las posibilidades, y salió corriendo repentinamente hacia donde Jihyo, para solo tomarla del brazo y sacarla casi arrastrando aún si la menor exigía (con Sauce en brazos) explicaciones del por qué no podía regresar por sus audífonos.

En la sala, en cuando Momo corrió el rey Akira dió la orden.

— ¡Arrestenla! — con su orden, Mina se abalanzó a detener a quien sea que quisiera salir de la sala, haciendo tropezar a algunos y a otros derribandolos, intentando darle el mayor tiempo para huir a su esposa e hija — Te dije que tarde o temprano regresarías — Akira se acercó caundo inmovilizaron a Mina en el suelo, logrando que dejara de moverse.

— Regresar y que te regresen, es muy diferente.

— ¡Rey Akira! ¡Ha escapado junto a la menor! — uno de sus hombres informó, y Mina pudo suspirar aliviada de haber alcanzado su objetivo.

— ¡Quiero que todo esté país se ponga al tanto de la situación y busquen por cada recóndito rincón a Hirai Momo e Hirai Jihyo!

Mina no podía mentir, sintió el miedo devorando su pecho ante esas palabras severas.

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