Mina no es fanática de trabajar, pero si se trataba de hacer un buen lugar para su familia, ella era todoterreno limpiando y haciendo que sea seguro para el amor de su vida y la hija que tenían.

Le gustaba siempre limpiar el jardín, pues Jihyo y algunos de sus amigos siempre llegaban a hacer tareas en equipos o llegaban a pasar el rato como cualquier adolecente.

Ahora Jihyo se vió fuertemente acompañada de sus amigos, pues Jihyo además de decaída por reprobar, estaba preocupada por lo que el rey Akira quisiera hacer contra sus madres, y sus amigos trataban de animarla con sus cosas favoritas (comida y música).

Ahora con las reuniones más frecuentes de aquellos adolecentes, Mina tenía el doble de trabajo en el jardín.

Y hubiera deseado seguir con este en la tranquilidad que la rodeaba, mientras tenía la certeza de que Momo estaba bien dormida por haberse quedado despierta toda la noche junto a Jihyo.

Pero la tranquilidad no estaba acompañada con el rey Akira, y éste llegó para interrumpir su trabajo y hablar con ella como si ayer no lo hubiera corrido de su casa.

— He descubierto algo importante, Mina — Akira parecía preocupado, pero Mina estaba de lo más aburrida, esperando el momento para correrlo de nuevo de su casa.

— ¿Ah sí? Que bueno — Mina siguió regando el pasto (aunque este tenía sus propios aspersores) y también las flores de las orillas.

— Primeramente decidí haberte dejado en paz al verte tan feliz con Hirai — Mina se detuvo, girando para ver con una ceja alzada al hombre (quien parecía no ser su progenitor, sino un marciano mejorado que la vida le llevó como recompensa de ser la mejor guerrera de Dios) de forma sospechosa — Pero he descubierto algo malo sobre ella — y el viejito tenía que arruinarlo (nada nuevo).

— Oh, no me digas — Mina puso un rostro preocupado, mientras que Akira pesadamente asintió — ¿Es lesbiana? — se burló, recibiendo una mala mirada del hombre.

— Esto no es una broma, Mina — Akira dijo muy seriamente — Quería asegurarme que sea buena para ti, pero temo que te esté manipulando — Mina se cruzó de brazos, parándose más cómodamente para mirarlo con aburrimiento y suspiró — Sus familiares la describen como una obsesionada manipuladora, solo te usa para su beneficio, siempre lo ha hecho, ella es así — bueno, eso fue duro.

Claro que fue duro, pero el golpe de Mina cuando solo se lanzó a que su puño conociera la mejilla de Akira (algo que debió haber pasado hace mucho). El hombre se quejó en el suelo, medio sentado con los codos sosteniendo su torso.

Mina no se arrepentía en nada, aún si era un hombre ya mayor de cincuenta que parecía muy mareado. Se agachó y lo volteó para quedar frente a frente, haciendo puños con el cuello de la chaqueta pulcra para hablarle bien.

— Escuchame bien, no soy la maldita adolescente que solo te insultaba. Ahora lo que deseo es matarte porque no olvido que tú, idiota, me quitaste a la persona que más amaba, por una maldita obsesión — toda palabra en ella salía con rabia. Primero le quitaba a su madre, y luego quería quitarle al amor de su vida, por quien dejó todo atrás y quien dejó todo atrás por ella — No te atrevas a hablar de mi esposa, porque el obsesionado aquí, eres tú — lo soltó, dejando que su cabeza se golpeara de nuevo con el asfalto — Y no te atrevas a volver.

— Es verdad, Mina — Akira pareció ignorar el hecho de que su mejilla estaba roja y seguía — Su familia lo dijo. Momo dice no tener padres ni hermanos, porque ellos saben cómo es y decidieron sacarla de sus vidas. ¡Es un peligro, Mina! — no pudo decir más, pues Mina lo dejó con la vista borrosa al darle a conocer su otro puño.

— Lárgate de mi hogar, y el gran favor me harías si no volvieras — entró a su casa, cerrando la puerta con seguro hasta ver por la ventana como Akira se iba en aquel auto negro.

Aún si Mina no quería, las palabras de su padre sonaron una vez más en su cabeza.

¿Obsesión o amor?, se cuestionó a sí misma, comparando su relación con la de Akira y Eun, pues ella tenía la certeza que lo de ambos era una obsesión que los llevó a mandar a asesinar a la reina Sachiko.

Ella no quería tener ese tipo de relación, repudiaba eso.

Pero con Momo solo encuentra cosas lindas, bromas entre ellas, abrazos cálidos, besos risueños, y un sexo increíble (Mina no lo aceptaría para no ser cursi, pero le gustaba más decir 'hacer el amor', como a Momo le encantaba decir).

Con Momo era amor, puro amor sano y hermoso que le encantaba. Por algo le llamaba el 'amor de su vida', pues para Mina no habría nada como la relación que tenían.

De esa relación salió Jihyo, la criaron y es su bebita bonita a la cual ama con todo su corazón. Esa adolecente que se burla de ella llamándola 'Mary Jane', pero Mina se la pasa porque le encanta verla divertirse con esa sonrisa brillante y ojitos tan bonitos (Momo también tiene eso cuando se burla de ella, pero Mina no se la pasa porque es su esposa, tiene que hacerle drama de alguna manera).

Mina sabía que Momo la amaba, pero en el fondo se tatuó la duda que le plantó su padre.

— A comprobarlo — Mina rápidamente se dirigió hacia su habitación matrimonial, viendo a Momo dormir tan cómoda, pero despertarla con ella entre sus piernas sería un majestuoso despertar.

Y sí, porque Momo estuvo feliz en todo el día, aferrada a ella cuando se pusieron a ver películas, besándola cada vez que podía, recogiendo a Jihyo de la preparatoria y haciéndoles de cenar.

Y al final del día, Momo la tenía aferrada a las sabanas mientras desataba la pasión que seguía ardiente entre ambas (en silencio, porque Jihyo seguía durmiendo en la habitación de al lado).