Momo no sabía en qué momento Jihyo había tenido un año y lloraba (porque Boo había mordido su juguete favorito y lo había destruido), para luego llegar a sus catorce años cuando tenía esa sonrisa perspicaz al ver su pastel y sus madres la felicitaban en ese otro viaje a Finlandia.

Había crecido tanto.

Ya hasta tuvo dos amoríos, donde Mina no pudo soportarlo. O sea, fueron con niñas así que de embarazado no se preocupaban (tanto porque eran niñas que ni pasaban de besitos y abrazos, como porque ninguna tenía pene), pero su chiquita bebita coqueteando de aquí para alla no le era satisfactorio de ver.

Aunque a Momo sí

Todavía podían recordarla llorando diciendo palabras dramáticas de películas a una finlandesa que seguramente decía algo parecido en finlandés (por cierto, la misma finlandesa estaba presente en su cumpleaños catorce porque vivía donde mismo, y ahora podían comunicarse ya que Jihyo había aprendido el idioma desde su primer viaje. Ahora sabía que la finlandesa se llamaba Janne, y no Jani como Jihyo pequeña había entendido).

O cuando a sus nueve años Boo fue el primero en fallecer. Jihyo y Momo estaban inconsolables, y Mina ni siquiera lograba entender sus palabras, así que al final del día fue que supo sobre el fallecimiento del perruno y lloró hasta el último.

Con Dobby ocurrió lo mismo, pero un año después. Momo había llorado por el perrito que fue regalo de su abuelo, pero terminó por darle un entierro. Jihyo se enteró una semana después, y Mina un mes despues lo notó.

Es que también Momo, ni siquiera se los dijo.

Ahora estaban con Jihyo devorando un pastel, al lado de Janne mientras hablaban animadamente de todo lo que ha pasado en los últimos años.

Mina y Momo habían decidido invitar a la vecindad, así que también hablaban con los padres de Janne y algunos más que asistieron, al igual que comían del gran pastel de queso, que Momo había dicho, era digno de su bebita bonita.

Mina se mantenía hablando más, mientras Momo era quien grababa inesperadamente a Jihyo, haciéndola fastidiar y quejarse por no dejarla en paz.

— Creo que la conozco de algún lado — afortunadamente fue que Momo y Mina habían aprendido finlandés junto a Jihyo (fue un poco difícil porque Mina se quejaba cada vez y Momo lo quería dejar en cualquier momento. Ahora hablaban decente, por lo menos).

Momo se exaltó un poco cuando le dirigieron el comentario, pues se supone que nadie debía reconocerla (ya era bastante con que en su vecindario de Corea lo supieran algunos).

— Me han dicho que me parezco a una actriz — decidió irse por solo fingir un parecido hacia su vieja imagen pública.

— Oh, cierto — el padre de Janne, Juho, pareció recordar algo — Una vez la vi en el programa de comedia con el que me obsesione por unos años, ¿recuerdas, cariño? — se dirigió hacia su esposa.

— No dejabas de reírte — Mika asintió, rodando los ojos.

Momo recordó vagamente el cómo a ella nunca le gustó ese programa, aunque sí interpretar su papel ya que pasó buenos ratos con amigos del set. Rió y negó, notando que Mina a su lado la veía con una sonrisa relajada.

Ambas pasaron el cumpleaños de su pequeña, haciendo ese día totalmente feliz para ella, ya que sabían lo desanimada que estaba Jihyo con problemas en su último año de secundaria.

Jihyo había repetido año, por haber reprobado una materia completa. La pequeña había pasado tres meses obsesionada con la materia para pasarla, ya que le iba un poco mal y tenía advertencias de reprobar, pero ni estudiando por las noches había hecho algún avance.

Jihyo había llegado totalmente enojada y llorosa de la institución, con su mamá Momo siguiendola (ambas habían ido por sus calificaciones). Aventando su mochila al pasillo mientras apretaba una hoja en su puño, Jihyo se había echado al sofá para hacerse bolita en la esquina del reposabrazos, hasta que Mina preocupada se acercó y Jihyo le dió la boleta de calificaciones, donde decía que deberá repetir el año escolar porque en matemáticas no pudo llegar a la puntuación límite para pasar.

Jihyo juró haber estado totalmente segura de sus respuestas en exámenes y trabajos, las repasó y corrigió hasta estar segura de que estaban perfectas. Había estado segura de aprobar, pero le había llegado la sorpresa que debía iniciar todo de nuevo.

Momo y Mina la habían apoyado y consolado, pero nada pudo evitar que la pequeña se haya desanimado mucho, y más por recibir algo de burla por parte de algunos compañeros. Fue la única que reprobó.

Pero por lo menos ahora estaba feliz, disfrutando con algunos otros adolecentes finlandeses de su edad, con Janne a su lado mientras comían pastel, y olvidaba por un momento que no aprobó para una preparatoria.

Mucho más feliz si sus tías Sana y Dahyun la visitaron con regalos y muchos besos de felicitaciones.

Para Mina no fue feliz, considerando que todo el día se la pasaron llamándola Mary Jane.

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Agárrense que aquí están los problemillas