06 - Un rey para una buena reina.
— Hola, maldito infiel. ¿Para qué me querías? — Mina entra despreocupadamente, azotando la puerta mientras ve a su padre detrás de un escritorio y a la perra de Eun sentada en el sillon.
Son se quedó afuera, pero al lado de la puerta.
— No me sigas llamando así.
— Es lo que eres, ¿no te gusta? Pero si es lo que decidiste ser — Mina aprovecha siempre cada momento para restregar la realidad a su padre, intentando que se sintiese por lo menos incómodo o culpable.
(Spoiler: Nunca lo logra, pero por lo menos logra enfurecerlo. Se ve chistoso).
— Debe haber un rey para una buena reina — el rey empieza el discurso que quería hacer, pero Mina ya ni siquiera fingía estar interesada.
— Dime por favor en qué parte de esa frase debo fingir que me interesa — pidió seriamente, sacando su celular para leer los mensajes de su tía Sana, con quien se había animado a hablar por vía WhatsApp, pero no en persona, no todavía.
— He estado pensando, y es hora de encontrarte un buen esposo para tu futuro reinado — el rey pensaba que por lo menos en eso le haría caso, siendo un tema más público y obligatorio para todos.
Él había pasado por lo mismo, un matrimonio forzado.
— Aaaa, no — Mina dijo simple, con el teléfono celular en mano para contestar a los stickers que Sana tanto mandaba para expresar mejor su lado melodramático (de algún lado Mina lo debía de sacar).
— No te estoy preguntando — el hombre frunció el ceño.
— Tampoco te lo estoy pidiendo. Dije que no.
— De hecho, ya lo elegí — el rey ignoró sus palabras, mientras veía un papel que seguramente era el informe del chico — Es Min Yoongi, veinticinco años, es hijo de un amigo mío, de la alta sociedad, y es muy atractivo — comentó esperando que a su hija por lo menos le pareciera interesante.
— Si tan atractivo, por qué no te casas tú con él — pero Mina se burló de la descripción.
— No empieces con tus idioteces.
— ¿Idiota? Idiota tú esposa — Mina intentó ver la reacción de la exagerada de Eun (es que se le hacía chistosa), pero cuando la buscó no la encontró — ¿Dónde está la perra? — no estaba en el sofá esta vez.
— ¡No le faltes el respeto! — el rey exaltado se levantó para verla, totalmente enojado, pero Mina no se inmutó.
— Ah, cierto. Fue un poco suficiente la humillada del programa. La dejaré en paz por una semana — calculó rápidamente, creyendo que en realidad una semana era mucho descanso (Mina no soportaría tanto sin burlarse) — Bueno, mejor cinco días.
— Te tienes que casar, Mina — el rey quiso ver lo importante que era, lo que debía hacer por el bien de todos. Son sus obligaciones y responsabilidades, pero el rey no sabía cómo Sachiko crió a una niña infantil e inmadura.
— Dame una década para pensarlo — como lo era Mina ahora (según él).
— Te casarás en dos meses — Akira decidió ignorar sus comentarios, comunicando la verdadera información que iba a decir al principio de todo.
— ¿No podría ser en dos décadas? — Mina siguió burlándose. Ella no quería estar amarrada a un matrimonio como su madre, mucho menos si era alguien como Akira (Ave María, llena eres de gracia, el Señor está contigo. Bendita tú entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén).
— No puedes ser lesbiana — Mina rodó lo ojos ante eso, sabía que el tema fue como un aliento para que su padre diera una iniciativa.
— No lo soy. Solo le dije a una chica que era bonita — dijo, haciendo una mueca cuando vió a su madrastra entrar con una taza de té o café, poniéndolo en su regazo cuando se sentó.
— Tú nunca le dices a alguien que es más bonita que tú. La actitud altanera le quedaría a otra — su madrastra, tan estupida (como Mina siempre la veía).
— Yo nunca digo que alguien es mejor que yo, pero tampoco digo que es peor. Amor propio, perra. Aaa, es que tú no lo conoces, ¿verdad?
— ¡No importa nada, Mina! — el rey se exaltó una vez más, haciendo una seña hacia la puerta — ¡Te casas y punto!
— ¿Y qué si no? — Mina se cruzó de brazos, para negociar (como ella lo llamaba) con su padre.
— Te echaré a la calle, quedarás desheredada de todo — el rey creía que eso era suficiente, pues eso le dijeron a él cuando quiso negarse al matrimonio con Sachiko y en segundos estuvo dando la aceptación.
Pero Mina no era él.
— Wow, que interesante. Cuéntame más — Mina fingió estar interesada, aguantando una carcajada.
— ¡Deja de tomar todo como un puto juego! — el rey golpeó su puño contra la mesa, que hasta Eun dió un saltito que derramó unas gotas de su té.
— Ey, ey, infiel, no digas eso — Mina alzó ambas brazos fingiendo inocencia. Le gustaba mucho la situación. Bueno, un poco no. Pero le gustaba como su padre se ponía colorado por la furia — Los reyes no dicen groserías.
— Te casarás en dos meses, lo anunciaremos en una semana, y ahora conocerás a tu prometido — apuntó hacia atrás de Mina, y ésta notó por fin que detrás de ella habían entrado, y no era más que los Min.
Mina reconoció al mayor, y dedujo que el más pequeño era Yoongi, por lo que los ignoró y se volteó hacia su padre.
— Pues yo digo que si tú das algún comunicado — empezó con una sonrisa maliciosa — Me suicidaré — y terminó con una expresión de extrema seriedad.
Un pequeño silencio se instaló en la oficina, pues esta vez Mina no estaba bromeando en ningún por ciento. Ella haría eso con tal de liberarse, de sentirse mejor, de ver de nuevo a su madre.
— ... ¿Qué?
— ¿Qué? — Mina bufó al repetirlo, con una sonrisa irónica — ¿Nunca pensaste en eso? Mi vida no tiene sentido. No tengo a alguien a quien ame o me ame, no familia ni amigos — pensó un momento en su tía Sana, pero la saltó por ahora — Quitarme la vida siempre me ha sido taaan tentador — y lo reflexionó por un momento.
— N-No puedes hacer eso — su padre estaba un poco nervioso, y Mina solo se enorgullecía de lograr su cometido.
— Y lo último que diré es, 'tú me mataste'... — dijo en un tono bajo, para dar pequeños pasos hacia adelante — Porque eso eres, un, ¡puto asesino! — gritó furiosa frente al hombre que le quitó lo que más amaba.
— ¡A callar! — el rey golpeó de nuevo la mesa, una vena palpitando en su frente, y respirando de manera acelerada.
Mina solo pensó cuántos golpes aguantaría ese escritorio, ya lo golpearon varias veces (pobrecito).
Mina al darse cuenta de lo rodeada que estaba de puras personas de las cuales desconfiaba, tuvo una presión en el estomago que parecía advertirle sobre el inminente peligro que había en esa oficina, con gente muy cuestionable.
— Okey... Esto pasa en las películas de terror cuando acorralan a la protagonista para matarla — empezó en un tono simple, y dió unos pasos hacia los Min — Así que, oh gran atractivo Min Yoongi, yo me voy — rodeó fácilmente a ambos hombres.
— No te vas — Akira se levantó completamente de su asiento para rodear el escritorio, teniendo una expresión seria.
— ¿Eso significa que no me van a casar? — Mina logró escuchar al tal Min Yoongi hablar con un tono de alivio (tal vez lo obligaron al igual que querían hacer con ella), pero Mina lo ignoró.
— ¿No? — Mina abrió la puerta, sonriendo de lado — Oh. Mira como lo estoy haciendo — dió pasos lentos, pero repentinamente empezó a correr — Si ves salir a alguien, metele el pie — le susurró a Chaeyoung cuando pasó por su lado, quien asintió confundida (aunque ya estaba acostumbrada a las acciones confusas de la princesa. Pasan a diario).
Cuando ya había corrido por medio pasillo, volteó hacia atrás para ver a Akira tropezando con el pie de la guardia Son, y el cómo ésta desaparecía antes de ser atrapada.
Mina sonrió ladina, sabiendo exactamente a dónde irse.
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