Hola a todos ☺️ aquí yo e.e con el siguiente capítulo, espero les guste

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Cuarto Capítulo: ¿Es inocente?
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Fueron tres noches consecutivas en las que Silas y Hyuga se vieron, tres noches de conocerse "o algo así", pues era evidente que ambos decían mentiras.

"Vivo aquí cerca".

"Tengo 21 años".

"Tengo 27, soy mayor que tú".

"Quiero que seamos amigos".

Fueron tres días felices.

Y todo ocurría en el transcurso del atardecer y pasarlo juntos durante toda la noche, bailando, hablando y conviviendo en aquellas fiestas, todo hasta que se despedían al amanecer... Siempre su punto de encuentro era el camino que conectaba el bosque con el pueblo y ahí mismo se despedían.

Todo era perfecto.

— ¿Te veré hoy en la noche?.— Hyuga sonrió feliz tomando su manos.

— Aquí estaré.— Silas le beso las manos.

Enseguida ella salió huyendo como siempre y ya se le había hecho una costumbre a él mantener su mirada sobre ella hasta que desaparecía entre la espesura del bosque.

Hyuga había vuelto al Cielo, estando ahí tomaba su apariencia real que no era mucha la diferencia que tenía a su forma humana. Poseía unas hermosas alas blancas de buen tamaño y un vestido largo del mismo color, sus ojos relucian más en cuanto a su brillo, seguía siendo una criatura hermosa.

— ¿Dónde te habías metido?

El Ángel se sobresalto al escuchar una voz masculina, volteó hacia atrás y noto a alguien. Pero se relajo al ver que no era El Creador.

— Me asustaste.

— Te pregunté algo ¿dónde estabas?

Era otro de aquellos seres celestiales como ella, un joven de cabellos blancos y ojos rubíes. Estaba vestido de blanco igual que ella, pero sus alas las ocultaba bajo una túnica blanca la cuál tenía unas gemas rojas por adorno. No tenía nombre así como ella, eso no era necesario todavía pues hasta no tener un propósito les asignaban un nombre.

— Shu...— Aunque entre ellos se decían uno inventado para reconocerse.

— ¿Y bien?

— Vamos.— Sonrió dando unas vueltas feliz.— No digas que tú nunca has bajado a la Tierra.

— Si pero.— La vio con seriedad.— Una vez, no seguido como lo haces tú.

Sabía que aquel Ángel era uno muy curioso, no se imagina que tiene una amistad con alguien y ese alguien es el mismísimo Señor de las Tinieblas.

— No digas nada, por favor.— Hyuga suplicó.— Pero quiero seguir viendo lo bonita que es la creación.

En parte...

Debido a ello el joven de cabello blanco la vio... suspiró profundamente y sonrió.

— De acuerdo...— Le hizo un cariño en la cabeza.— Esto es un secreto.

— ¡Sí!.— Celebró ella feliz.

— Y solo te pido que no hables con nadie, eso podría meterte en problemas, recuerda que a El Creador no le gusta que intervengamos en el curso del destino.

— Si, eso lo se.

Pues como Ángel, estos pueden conceder la buena fortuna para las personas que creen, aquellas con corazones amables y puros... Pero muchas veces la suerte y el cambio en el destino de las personas tiene mucho que ver con sus acciones. El que ángeles intervengan... no le gustaba mucho a Dios, salvo en algunas ocasiones.

El destino debía seguir su cauce correcto, gracias a las decisiones y resultados que los hombres hacen para su vida.

No interferir en la vida y mucho menos hablar con alguien eran cosas que Hyuga sabía... pero en lo último no hacía caso.

"No me meteré en problemas".

"Solo quiero ver".

"Todo estará bien".

Confiando en sus palabras, aquel Ángel albino la dejo ir nuevamente a la Tierra.

Creía en su palabra.

Dado a qué Hyuga llegó horas antes que Silas, se puso a caminar un poco por el bosque, llevaba un vestido blanco de tirantes y una capa abrigadora por si hacía frío, aunque le gustaba que Silas le prestará algo, prefería no abusar de ello.

— ¿Qué es eso?

Caminando se topo con una pequeña cabaña,  sigilosamente se acercó, notando que estaba abandonada... Abrió y noto adentró... Comprobó que efectivamente estaba vacía... Había una mesa y un par de sillas, una alacena de madera, una chimenea y otra habitación... una cama con sábanas percudidas y un mueble de madera como todos los demás.

No había nada, quién vivía ahí se había ido  mucho tiempo atrás.

— Igual y...

Hyuga sonrió y se dispuso a ordenar un poco el lugar, limpiar, retirar telarañas y lavar las pocas sábanas que había ahí.

Podría ser "su hogar" si a Silas se le ocurría insistir en acompañarla al final de sus encuentros.

Justamente con Satán, este estaba al pendiente de ciertas cosas, desorden en la jerarquía más baja de los demonios... Imponiendo autoridad como siempre, Silas mantenía todo bajo control.

Seguía manteniendo una imagen un tanto humana en su forma de demonio, unas enormes alas negras con picos en las puntas, parecidas a las de los murciélagos pero con filo en el bajo de estás y un par de cuernos en la cabeza, sus ojos se veían exactamente igual, un azul profundo delineado con un tono negro le hacían ver más notorios y más debido a su iris pues tenía la pupila como los gatos cuando hay sol, un iris fino reflejaba sus ojos.

— Voy a salir.— Silas comenzó a caminar mientras sus alas se quemaban para desaparecer al igual que sus cuernos y así tomar su apariencia humana.

— ¿A dónde va Señor?.— Otro joven de mirada apagada lo observó.

Esté tenía escamas en las mejillas en color dorado pero también forma humanoide pues tenía una oscura mirada y el cabello rubio.

— No te importa.

Silas siguió su camino sin darle explicaciones a nadie, además ¿para que hacerlo? era el jefe y quién hacia lo que se le diera la gana sin decir nada.

Pero al muchacho se le hacía extraño ello.

La tarde iba cayendo ya y Silas llegó a la misma hora que siempre pero se extraño cuando pasado un rato, su bello ángel no llegaba.

— No es de tardarse...

Se preguntaba si le había pasado algo, pero nuevamente minutos más esperando y Silas escuchó su voz.

— ¡Silas!

Hyuga llegó felizmente y sonrió al verlo.

— Hyuga.

Aunque se extraño como Hyuga se le lanzó a los brazos, eso lo sorprendió a él pero le correspondió estrechandola contra su cuerpo.

— Te tardaste ¿esta todo bien?.— La soltó suavemente.

— No te preocupes, tenía algo que hacer.— Ella sonrió feliz de estar con él.

— ¿Pero no es nada malo?

— No te preocupes de eso.— Sonrió al verlo.— Ya quería estar contigo.

Le había tomado las manos y Silas sonrió.

— Yo también quería estar a tu lado.

El peliverde le beso las manos con ternura y enseguida le dio la mano para nuevamente divertirse juntos.

¿Quién diría que Satán encontraría divertido pasar tiempo con los seres humanos? Aquellos que no soportaba del todo...

Los seguía sin soportar, pero tenía una razón para hacerlo.

Ella...

¿Cómo era posible que una criatura tan hermosa, le podía hacer sentir tanto?

Pero todo era inocente...

Era una linda amistad la suya... Aún con mentiras respecto a su lugar de origen todo era perfecto...

Y solo querían estar el uno con el otro.

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CONTINUARÁ
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See e.e Shu es un ángel y Free un demonio y se vienen otras cosas e.e
Gracias por leer ☺️❤️ y nos leemos pronto ❤️☺️