32. are we friends or what?
(Miré a mi alrededor en un vestido empapado de sangre y vi algo que jamás me podrán quitar)
La escuela fue el peor lugar.
Gaia entró a duras penas a Midtown High seguido de Kai y Harry con mucha dificultad. Primero todos le hacían preguntas a ellos con respecto a Parker. ¿Eres amiga de Peter? ¿Acaso él mató a Quentin Beck? ¿Cómo le haces para ser amigo de un asesino? La presión era tanta para ella que se alivió cuando Harry la jaló de un brazo y la entró como pudo a la secundaria.
─No puedo creer esto.─dijo ella una vez adentro.─¿Por qué no se van? Peter ya fue al juzgado, deberían de soltar todo, ¿no?
Harry miró a su novia.─Creo que esto tomará mucho tiempo antes de calmarse.
─Mira el lado bueno.─comentó Kai.─Somos famosos. Ahora solo nos falta ser millonarios para lograr nuestras metas en la vida. Bueno, Harry no, ya él era todo eso.
─Mi padre es millonario, Kai.─le recordó el pelinegro con su nariz arrugada.
Kai caminó a un lado de ellos camino al salón de Química.─Ya pero cuando él muera tú heredarás todo y serás millonario.
─Gracias por matar a mi padre antes de tiempo.─comentó sarcástico Harry mientras subían las escaleras.
Gaia soltó una risa hasta que se detuvo al ver a Peter en el tope de esta con los maestros frente a él y ¿un mural de Spiderman? Al menos se veía bien con esa ropa.
─¿Todo bien en Midtown High?─preguntó ella un susurro.
─Más bien todo mal.─comentó Kai susurrando también.
Harry entrecerró los ojos al escuchar lo que decían los maestros acerca de Peter. Al parecer el maestro Wells había colocado un mural para Peter pero el profesor de Gimnasia no estaba de acuerdo.
Gaia se fijó en lo incómodo que estaba el castaño. Sus piernas estaban moviéndose con rapidez y sus manos estaban un puño. Definitivamente él quería salir de la situación en la que estaba y no sabía cómo.
─Buen día profesores.─se adelantó la castaña mientras colocaba su mochila en la espalda y caminó hasta llegar a un lado de Peter.─Creo que Peter y yo deberíamos de irnos a clase ya pero excelente mural, señor Wells.
Todos miraron a la pelirroja confundida. ¿Cuándo había llegado Gaia? ¿Por qué defendía a Parker? Peter la miró confuso.
─Sin duda retrata la personalidad de Peter y todo lo bueno que ha aportado a esta escuela. Ya saben, gracias a él hemos ganado muchos premios que han posicionado Midtown High en varios renglones no solo en lo intelectual sino en lo físico.─Gaia miró al castaño el cual estaba anonadado ante lo que dijo la pelirroja.─Ya era hora de que reconocieran su mérito. Bueno adiós.
Gaia miró a Peter, el cual miró al pasillo al ver a todos con sus celulares grabando. Era estresante. Antes de todo esto Peter no era nadie en esa secundaria. Tal vez dos o tres personas sabían de él pero nadie le prestaba atención lo más mínimo. Él era nadie. Ahora, se sentía ahogado en el lugar que solía ser de sus favoritos.
Desde hace semanas ya no existía un lugar seguro para él.
O eso creía hasta que miró a Gaia, quién le ofreció su mano.
─No tienes que pasar por esto solo si no quieres.─le dijo ella.
Peter entonces vio la luz. ¿Ella iba a ayudarlo? ¿Después de todo? ¿Después de lo tonto que fue con ella? ¿Después de todo lo que ha pasado con ella debido a esto de Quentin?
Entonces dudó.
No podía hacerle eso. No podía arrastrarla más a ese lado lleno de odio que estaba pasando él.
─Tengo que hacerlo.─le dijo dolido.
Diablos, se dijo a sí mismo. Quería sostener su mano, en serio quería. Quería caminar con ella de la mano, enfrentar el mundo entero con ella a su lado. Quería, ... deseaba estar con Gaia en todo momento.
Tal vez para otra ocasión, se dijo.
Kai llegó a un lado de la pelirroja, quien observó como todos grababan a Parker caminar por los pasillos de la escuela.
─¿Crees que sea así todo el año?
Ella negó.─No creo. Máximo le doy tres semanas.
─Yo cinco.─dijo Harry a un lado de ella.─A menos que pase algo más interesante en esta gran ciudad.
─¿Cómo qué? ¿Qué se abran portales a otra dimensión?─comentó sarcástico Kai.
─¿Y que vengan villanos de esas tierras y tengamos que combatir contra ellos?─le siguió el juego Harry.
─¿Y qué perdamos la memoria por alguna razón?─terminó de decir Gaia divertida.
Kai y Harry la miraron confundidos. ─Eso es imposible de que pase Gaia.
─Si Gaia, debes de decir cosas probables.─siguió Harry a la idea de Kai.
─Literalmente es igual de posible que lo que dijeron ustedes, ¿qué les pasa? ¿todo mal en sus cabeza?─comenzó a decir molesta ella mientras caminaba a su salón de clases.
El día fue muy peculiar para la pelirroja. Aunque muchas personas se le acercaban a preguntar por Peter sabía muy bien cómo distraer a los demás e irse en otra dirección evitando toda clase de preguntas.
Fue estresante.
Así que no le costó mucho subir a la azotea en su tiempo libre y a distraerse un poco. El día era hermoso como para arruinarlo con personas molestas de Midtown.
Suspiró el aire fresco al llegar y se recostó del barandal admirando la hermosa vista del campo de fútbol.
─Lo siento.─dijo alguien tras ella. Gaia se volteó y entrecerró los ojos por el sol pero dedujo que era Peter.─Puedo venir después.
─No te mataré Peter.─dijo ella divertida.
─JA JA que graciosa Gaia.─comentó sarcástico el arácnido.
─En serio ven.─le dijo ella con una sonrisa.
Peter miró la puerta y luego a ella. Podía quedarme un rato con ella, pensó. Así que se acercó y se recostó a un lado de Gaia mirando al campo de fútbol.
─Es un hermoso día, ¿no?─preguntó ella sonriente.
Él le miró con otra sonrisa.─Si lo es─dijo sin pensar.
Había un silencio entre ambos, pero no era nada malo. No necesitan hablar para comunicarse. Nunca lo necesitaron. Entonces él miró el paisaje. Sin duda necesitaba eso. Paz. ¿Cómo era posible que pudiera tener eso con ella a su lado? Entre todo el torbellino, toda la molestia y las malas vibras del ambiente, ella era un respiro que él no sabía que necesitaba.
─¿Entonces te fue bien con Matt?─le preguntó ella.
─Es un buen abogado.
Ella soltó una risa y le miró.─Eso lo sé. Solía salir con mi tia y mi hermano trabaja medio tiempo con él. Es el mejor.
─Nunca pudo darte las gracias por el gesto.
─No es necesario, Peter.─le dijo ella.─Me has salvado tantas veces que es lo minimo que puedo hacer.
─De todas formas,─comenzó a decir el castaño. ─gracias. En serio, gracias.
Ella quiso decir que para eso estaban los amigos pero prefirió sonreír y seguir viendo el paisaje mientras él la observaba.
Se había cortado el cabello por los hombros y, sin duda, su cabello rojo se veía más intenso. Su estilo era el mismo de siempre. Hoy usaba unos pantalones a cuadros verdes con blancos con un crop top manga corta y cuello circular color negro al igual que sus botas.
Siempre con estilo.
Siempre siendo Gaia.
─Y gracias por no desconfiar de mí y apoyarme a pesar de todo.─comenzó a decir.─Gracias por ser siempre tú, por no,─miró al suelo apenado y tomó una pausa antes de seguir. ─por no ser como yo. Por no abandonarme así como yo lo hice contigo en el pasado.
Peter ni se había dado cuenta de que tenía muchas ganas de llorar hasta ese momento. Todo le había llegado de golpe, todas las emociones que había retenido en su corazón con tal de hacerle creer a los demás que estaba bien.
Necesitaba un abrazo.
Pero Gaia ni se inmutó de donde estaba.
─¿Acaso no es romántico como todas mis elegías me elogian?─citó ella sin dejar de ver el paisaje.─No sirvo para soportar todos estos clones cínicos, a estos cazadores con teléfonos.─Gaia miró a Peter, quién estaba recostado contra la barandilla mirando el paisaje y colocó una mano en su hombro.─Quiero auroras y prosas tristes, quiero ver a las glicinias crecer por sobre mis pies descalzos porque no me he movido en años y te quiero justo aquí.─Peter ni se fijó en que estaba llorando hasta que sintió una mano de Gaia en su mejilla limpiando las lágrimas que caían de sus ojos.
─Una rosa roja creció desde un suelo helado y no había nadie a su alrededor para tuitearlo. Mientras me baño en las piscinas junto al acantilado con mi calamitoso amor e insuperable dolor. ─siguió contando ella mientras abrazaba al castaño quién lloraba desconsolado en su hombro.─ Llévame a los Lagos, donde todos los poetas fueron a morir. No pertenezco y, mi amado, tú tampoco. Las cimas de Windermere parecen un lugar perfecto para llorar. Me estoy por ir, pero no sin ti.
Peter no solía llorar a menudo, eran muy específicas las ocasiones en que lo hacía pero por alguna razón todas sus emociones llegaron de golpe. Entendió su situación y lo horrible que era, sabía que tenía personas a su lado que lo apoyaban y lo amaban y, aun así, sentía que estaba solo en el mundo.
Y lo odiaba.
Odiaba ese sentimiento. Quería que se fuera.
Y al parecer, estar ahí entre los brazos de Gaia, quien no dejaba de abrazarlo y brindarle su apoyo aun sin decir nada, fue el mejor sentimiento que ha tenido en semanas. Se sentía seguro. Se sentía sano y salvo.
─¿Quién diría que una canción de Taylor Swift me describiría?─comentó divertido entre lágrimas.─Perdón Gaia.─le dijo casi suplicando entre lágrimas.─Perdón por todo. Perdón por ser un idiota, por ser un mal amigo, por ponerte en esta situación con Beck, por arruinar tu vida, por arruinar nuestra amistad, por ser un verdadero idiota. No lo merezco. No merezco que estés acá conmigo, que me des tu hombro que ...
─Peter cállate.─le dijo ella mientras lo alejaba y él miró a los ojos.─Está bien. Nadie merece lo que te pasó y menos tú; menos la persona que cargó con el peso del mundo a sus quince años y hacía todo lo que podía por ser mejor persona.─le dijo.─Podemos hablar de esto después, cuando todo pase, cuando todo esté calmado; cuando tú estés calmado. Ahora solo quiero que te relajes y no pienses en algo de eso. ¿Si? No me iré de aquí.
─Me siento tan solo Gaia. Siento al mundo entero en mi contra y que no tengo un lugar para regresar, como si el camino de regreso a casa no existiera.─confesó entre lágrimas el arácnido.
Gaia le sonrió limpiando sus mejillas llorosas.─No estás solo Parker, nunca lo has estado. Quiero que te acuerdes de eso, siempre. No tienes razones para tener miedo. Aún cuando el mundo entero esté contra ti, yo siempre estaré apoyándote.
El castaño se puso nervioso de repente al sentir la cercanía de ellos. Eran diez centímetros los que separaban a sus cuerpos y sentía que algo más estaba a punto de pasar entre ellos y no quería alejarse. Sentirla tan cerca se dio cuenta de lo tonto que había sido al dejarla ir.
─Bueno me tengo que ir.─dijo ella de repente, algo aturdida por la situación. ─Harry me está esperando para ir a clases juntos. Hasta luego Peter.
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