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00: Preludio.

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ACT ONE | GAIA
E0T1: THE FIRTS GUARDIAN
preludio
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━━━JACK FROST, CONOCIDO MAYORMENTE COMO EL ESPIRITU DEL INVIERNO Y LA DIVERSION, regresaba de crear una formidable nevada en la ciudad de New York cuando lo sintió: Una corriente eléctrica que erizo todo su cuerpo, paralizándolo, estremeciéndolo hasta los huesos. Algo inusual, por supuesto, considerando que él no era capaz de sentir algo tan corriente como el frio, no cuando él era la encarnación del frio mismo. Aquello fue la razón por la que decidió detenerse en pleno vuelo, dejando a un lado sus obligaciones invernales y mirara a su alrededor con cautela.

Una vez más, lo sintió; mucho más intenso que antes, como un grito furioso que exigía su atención. Provenía del sur. Algo semejante a su poder y que se manifestaba con fuerza al otro lado del mar, sacudiendo como una tempestad la tranquila mañana que había perdurado hasta ese momento.

Y Jack, como todo espíritu curioso que era, no pudo contenerse y se lanzó hacia su llamado sin pensar en las demás ciudades a las que debía llevar el invierno. En su cabeza, en su sangre, incluso en sus venas, solo podía sentir ese fiero poder glacial que lo atraía como una polilla hacia la luz. Y quien sabría si, al final, terminaría quemándose por su curiosidad. De lo único que podía estar seguro es que debía estar allí, ver con sus propios ojos el corazón del cual sentía ese latido tan intenso y abrumador que se parecia tanto a sus poderes.

Cuando llegó a su destino, rápidamente quiso huir.

Aruba, uno de los países más calurosos de América Latina, con trescientos sesenta días de sol y climas tropicales que matarían al mismísimo espíritu del invierno, estaba sumido en su propio caos invernal. Algo insólito, viniendo de un país en lo que el término "frio" solo podría aplicarse a las refrescantes bebidas que los habitantes y los turistas consumían para poder quitarse el calor y la humedad que tanto caracterizaba ese lado de los países bajos.

Estaba nevando en Aruba.

Estaba.Nevando.En.Aruba.

Y no, no se trataba de una simple nevada; Era la más poderosa y destructora tormenta de nieve que Jack Frost pudo haber visto jamás. Vientos desenfrenados, kilómetros y kilómetros de nieve espesa cubriendo la ciudad, los edificios bicolores, las calles, los autos y lo que podría considerarse temible en casos extremos viniendo de un fenómeno como ese: Granizo.

De tamaños considerablemente enormes y tan solidos como el granito, el granizo caía violentamente desde el cielo, como dagas de hielo que terminaban estrellándose con el asfalto, los autos, las ventanas y si, también sobre los humanos.

Jack Frost apenas había puesto un pie sobre un edificio multicolor y enseguida pudo escuchar los gritos, los llamados de auxilio, las sirenas y cientos de otros sonidos ensordecedores que se mezclaban caóticamente con el desorden de la ciudad.

El espíritu del invierno dejó de respirar cuando un bloque de hielo, tan inmenso como la punta visible de un iceberg, salió de la nada con la intención de caer sobre una familia que luchaba a duras penas de librarse de la lluvia de cristal. El llanto de un bebe rompió el aire y llegó hasta Jack. Un segundo fue lo que bastó para que el espíritu del invierno reaccionara e hiciera estallar con su cayado el inmenso bloque de hielo en una nube de escarcha que se evaporó, incluso mucho antes de que este tocara el suelo.

Nadie se dio cuenta de la acción tan heroica de Jack Frost. Todos estaban ocupados tratando de salvarse de la despiadada tormenta.

Jack Frost miró sobre su eje, sin poder creer aun que estuviera presenciando un fenómeno tan antinatural y desastroso al mismo tiempo. Una rareza sin precedentes. Ni siquiera él, con sus infinitas habilidades, habia sido capaz de hacer nevar en sitios donde se suponía que la nieve no debería de existir. Después de todo, las leyes de la naturaleza habían estado allí, trayendo equilibrio a ese mundo. Entonces, ¿Quién o que habia sido capaz de hacer lo que ni siquiera el habia hecho en sus tiempos de rebeldía y egoístas travesuras?

Una risa pareció responderle, como un susurro del viento, cerca de su oreja. Una risa femenina, divertida, cantarina y llena de algo que no hubiera esperado: Malicia. Con el corazón en un puño Jack se giró, esperando encontrar a la dueña de esa inquietante risa a sus espaldas, pero solo le recibió la nada... y más nieve acumulada.

El reconocía esa risa.

Sin embargo, antes de que pudiera lanzarse hacia lo desconocido, Jack Frost divisó la danza de unas coloridas luces extendiéndose por el cielo nocturno como tinta en agua, iluminando como un brillo de esperanza ante tanta desgracia que se estaba desarrollando frente a sus ojos.

Norte los estaba llamando. A todos.

Jack Frost miró de nuevo hacia la nada, donde creyó ver el fantasma de una sombra familiar moviéndose entre la lluvia de hielo, y entonces se lanzó hacia el cielo con un salto. Con un poco de suerte, Norte tendría la repuesta que el tanto buscaba.

































(.......)




























—¿Qué está pasando? —Quiso saber Conejo, formulando la pregunta nada más aparecerse dentro del taller de Norte. Se sacudía la nieve de las orejas con sus patas traseras con gesto ceñudo—. Espero que esta no sea una de tus tantas falsas alarmas. Cinco veces en lo que queda del año ya me parece un abuso a la autoridad.

Jack Frost se deslizó por la estancia en completo silencio, sentándose despreocupadamente en uno de los pilares que limitaban con el gran globo terráqueo que Norte, mayormente conocido como Santa Clause, tenía en el centro del gran salón que usaban para las reuniones oficiales.

Como habia hecho en su última visita, Jack Frost contempló los millones de luces que resplandecían como luciérnagas, esparcidas por todos los continentes en representación de todos los niños del mundo que creían en ellos, Los Guardianes, y pudo sentir como gran parte de la tensión sobre sus hombros disminuía. Que los niños siguieran creyendo en ellos era un bálsamo para sus más crecientes preocupaciones, pero no fue suficiente. Mucho más pronto de lo esperado ese alivio se transformó en una nueva inquietud que pesaba como plomo sobre su estómago. Si los niños seguían creyendo en la seguridad de sus hogares, ¿Por qué Norte los habia llamado? ¿Tenía que ver con el desastre antinatural en Aruba? ¿Por eso Norte lucia más pálido que de costumbre, por una alteración medioambiental?

Un pequeño vistazo al guardián del asombro y Jack Frost pudo percatarse de lo inesperado que era esta nueva versión del Santa que conocía. En otra oportunidad ya hubiera escupido cualquier tipo de especulación sobre lo que le inquietaba, como en las últimas reuniones. Norte no era precisamente un espíritu fácilmente de perturbar, el positivismo y el buen humor era de sus virtudes más apreciadas por el equipo, entonces, ¿Por qué lucia tan enfermo de repente?

—Tan gruñón como siempre, Conejo. —Fue lo que dijo Tooth como saludo, apareciéndose con media docena de sus haditas volando a su alrededor. Enseguida notó a Jack y la chispa de su carismática personalidad volvió a encenderse— ¡Jack! ¡Tanto tiempo! No viniste a las anteriores reuniones.

—¿Debería sorprendernos? —inquirió Conejo, volviendo al ataque con su pésimo humor al mismo tiempo que se volteaba a mirar al espíritu del invierno con reproche—. Cincuenta años y sigues sin tener sentido de responsabilidad, mocoso.

El espíritu del invierno, lejos de sentirse intimidado por la mirada del famosísimo Conejo de Pascua, sonrió.

—¿Es cosa de canguros ser tan malhumorados?

—No me provoques, niño. No estoy de humor.

—¿Cuándo lo has estado? —contraatacó el peliblanco. Fingió pensarlo por medio segundo, escuchando los paloteos de Tooth hacia sus haditas sobre los dientes que tendrían que recolectar esa noche, antes de continuar—: Oh, sí, cierto, la Pascua pasada.

Una nube dorada y brillante levito desde la única ventana abierta en el gran salón, esa donde solo podía divisarse al gran Hombre de la Luna brillando en medio de una noche tranquila y sin estrellas.

Jack Frost y Conejo, pues el Hada de los Dientes seguía ajena a cualquier otra cosa que no fuera la discusión de su trabajo, observaron brevemente como Sandman hacia su grandiosa entrada, montando lo que parecia ser un corcel con alas que trotaba a paso ligero en el aire. El gran salón, que ya ser por si resplandecía por las cálidas luces mágicas y el fuego de la gigantesca chimenea, se volvió aún más brillante, más mágico. Y eso solo podía suceder cuando el Guardián de los Sueños entraba en escena, con su arena dorada deslizándose por los alrededores como enredaderas llenas de luz.

—¡Hey, amigo! —saludó Jack con entusiasmo—. No cabe duda que las grandes entradas son lo tuya, ¿He?

Sandman bajó del corcel alado hecho de arena con elegancia, flotando hasta tocar el suelo con delicadeza, sin ruido. Mostró una sonrisa de oreja a oreja en respuesta a lo dicho por el espíritu del invierno y saludo de igual forma a todos con una reverencia; imitando a la perfección el porte que tendría un caballero de la antigua época.

—Muy bien, Norte, ya estamos aquí... por sexta vez —Conejo pasó deliberadamente por encima de cualquier saludo y se dirigió al hombre de gran tamaño que en todo ese momento habia permanecido al margen, mirando el fuego de la chimenea e ignorado sus existencias en un inquietante y tenso silencio que, estaba de más decir, no era propio del carismático Santa Clause— ¿Vas a decirnos porque nos llamaste en esta ocasión? Faltan cuatro meses para Pascua y aun no termino el nuevo prototipo en el que estoy trabajando. Así que será mejor que dejes las sorpresas para el veinticuatro de diciembre y nos digas de una vez por todas por qué...

—Conejo —reprendió Tooth con el ceño fruncido. Que hubiera dejado de lado su propia discusión con el escuadrón de haditas que la seguían era una clara confirmación de que lo que estaba diciendo Conejo no era para nada de su agrado—. No seas maleducado.

Conejo respondió algo, a lo que Tooth replicó poniendo los ojos en blanco. Y como siempre sucedía cuando un espíritu no compartía los pensamientos del otro, estos dos se sumergieron en una discusión que por mucho que Sandman hiciera de las suyas para intervenir, no parecían tener intenciones de ponerle fin.

Tooth era un espíritu fiero que hablaba hasta por los codos, a velocidades casi alarmantes para quienes no podían seguirle el ritmo y Conejo en ese momento era una bola de terquedad que pesaba lo mismo que su tamaño y no daría su brazo a torcer ni, aunque uno de sus boomerangs estuviera en juego. Ambos eran lo suficientemente orgullosos —A estas alturas, ¿Que espíritu Guardián no lo era?— como para permitirse ganar una discusión, por lo que el espíritu del invierno solo podía esperar que el enfrentamiento de miradas asesinas y comentarios hoscos terminase antes de que decidiera convertirlos a ambos en bloques de hielo.

O al menos a Conejo. Todos sabían que era tan divertido como verlo enfurecerse por congelar sus túneles en plena víspera de la Pascua.

Pero sus traviesos pensamientos se vieron interrumpidos con la voz de Norte, que retumbo como un trueno en el gran salón, silenciando incluso al viento mientras soltaba las siguientes palabras.

—Guardianes... El mundo, tal cual, y como lo conocemos, corre peligro.

Jack Frost pudo haber jurado que todas las luces del gran globo terráqueo a sus espaldas titilaron con su más reciente confesión, pero solo por una pequeña fracción de segundo casi imperceptible, lo que hizo mucho más inquietante el silencio que se posó en todos y en cada uno de los guardianes que se giraron a mirar al mayor con asombro.

—¿Qué sucede, Norte? —preguntó Jack Frost, pues parecia que nadie más tenía el valor suficiente de preguntar en voz alta. Todos seguían en un estado de sorpresa y estupefacción.

El guardián se volvió hacia el gran globo terráqueo lleno de luces. Luces que se reflejaban en sus grandes ojos azules que en otra oportunidad habrían estado brillantes, llenos de chispa y asombro, pero que en ese momento lucían tan mortificados. La preocupación era palpable tanto en su expresión como en el ambiente.

—Los portadores de Oscuridad han regresado —fue lo que dijo, estremeciendo a todos los demás guardianes, a excepción de Jack, que era el único cuyo nombre no le sonaba en lo más mínimo— Están de vuelta, todos ellos, y desean terminar lo que empezaron hace siglos.

—Eso es imposible. —replico Conejo, quien parecia que habia recuperado su voz y su mal humor. Se adelantó unos saltos hacia Norte y con el ceño fruncido exclamó— ¡Nosotros acabamos con los Portadores de Oscuridad hace tiempo!

—Siempre supimos que este día llegaría —intervino Tooth, en un tono tan severo que no parecia ella en lo absoluto, tomando a Jack Frost desprevenido. Una sombra oscurecía sus delicados rasgos mientras miraba a Conejo y a Norte—. Siempre supimos que no era una solución permanente, Conejo. Los portadores de Oscuridad no pueden eliminarse, no mientras nosotros existamos. Ellos mantienen el equilibrio, así lo señaló el hombre de la luna.

—Pero nos aseguramos que por lo menos permanecieran un tiempo considerable encerrados en la prisión de obsidiana. —refutó Conejo tercamente, mostrándose reacio a creer siquiera en la posibilidad que se desarrollaba frente a sus ojos—. Es imposible, los Portadores de Oscuridad no pueden haber escapado fácilmente de allí.

—Lo hicieron, con ayuda —aseguró Norte, destruyendo la seguridad de Conejo y volviéndolo añicos en un segundo—. Y mientras estamos aquí teniendo esta conversación, ellos esta sueltos por el mundo, restableciendo sus poderes.

—¿Cómo puedes estar seguro?

—¿Alguien podría explicarme quienes son los Portadores de Oscuridad y que es la prisión obsidiana? —inquirió Jack Frost en voz alta y con el ceño fruncido, cansado de estar al margen de la conversación y ser el único, entre todos, que no comprendiera la magnitud del problema. Incluso Sandman parecia afectado significativamente, aunque no pudiera demostrarlo en palabra.

Todos los presentes guardaron silencio.

No, todo el gran salón se sumió en silencio. Los yetis dejaron de moverse por los rincones y los duendes se petrificaron al escuchar al espíritu del invierno tan furioso. Muy pocas eran las veces en las que Jack Frost se mostraba de esa manera, al menos desde que habia sido nombrado Guardián hace ya tantos años, pero seguía alarmando a la mayoría por el simple mero hecho de que la temperatura descendía varios grados cuando sucedía.

Incluso ahora, mientras miraba a su alrededor con la simple molestia que le producía la ignorancia, del suelo, bajo sus pies descalzos, se formó un camino de hielo y escarcha, dejando en evidencia que sus poderes, a pesar de tantos años, seguía reaccionando a sus más intensas emociones. Fue Tooth, con su suave tacto y empatía, la que se atrevió a responder con dulzura:

—Jack, los Portadores de Oscuridad son los espíritus de las sombras que hacen lo contrario de todos nosotros: Destruyen la esperanza, los sueños, la alegría y la vida de los niños. Peor aún, de todos los seres humanos en el mundo.

—Son los seres más malvados, traicioneros y retorcidos que existen en el mundo de los espíritus. —continuó Norte.

—¿Mucho peor que Pitch? —inquirió Jack con un agujero formándose en el estómago ante el recuerdo de su antiguo adversario del pasado, el manipulador de las pesadillas.

Conejo soltó una risa que carecía por completo de humor.

—Pitch no es nada en comparación con ellos, mocoso. —A su lado, Sandman asintió con seriedad, estando de acuerdo con el guardián de la esperanza.

—De hecho, Pitch alguna vez perteneció a los Portadores de Oscuridad en el pasado —Norte volvió a tomar el hilo de la conversación, centrando su mirada en sus antebrazos cruzados, en las palabras "bueno" y "malo" que tenía tatuado en cada uno de ellos. Su semblante era contemplativo, como si estuviera viajando por el tren de sus recuerdos en ese preciso momento—. Pero quedo tan herido en el último enfrentamiento que no pudo estar en la batalla definitiva, cuando encerramos a los demás en la prisión de obsidiana.

—La prisión de obsidiana es precisamente eso, una prisión para espíritus que neutraliza sus poderes y habilidades, sumiéndolos en un sueño profundo del que no pueden despertar —explicó Tooth, antes de que siquiera Jack tuviera la oportunidad de formular la pregunta. El hada de los dientes parecia tan abatida como todos los demás mientras hablaba–. Pero, al parecer, han encontrado un modo de liberarse y ahora quieren continuar con lo que no les permitimos hace siglos.

—Y, ¿Qué es eso? —pregunta Jack. Para aquel entonces, no cree que pueda estar sintiendo nada más que la sensación de que, sea la que sea la respuesta, aquello no le iba a gustar ni un poco.

Los hombros de Tooth decayeron, como si no pudiera ser capaz de pronunciarlo en palabras. Al contrario de ella, Conejo no tuvo ningún problema en revelarlo con nada más que un gruñido molesto mientras desviaba la mirada hacia un lado.

—Traer permanentemente la Era Oscura.

—Enfrentarnos a Pitch tan solo fue el principio de la verdadera catástrofe que se nos avecina —Norte se enderezó con la mirada aguda. Al mismo tiempo, una luz plateada comenzó a brotar por una esquina del gran salón del taller, pero todos estaban muy inmersos en la conversación como para notarlo... a excepción de Sandman, por supuesto—. Si no los detenemos pronto el mundo volverá a ser lo que era antes de que el hombre de la luna nos escogiera como guardianes.

—Pensaba que Pitch era el único que deseaba que permaneciera la Era Oscura. —musitó Jack, levemente confundido. Hasta ese momento habia creído en ello, pues en el pasado nunca se habia mencionado algo diferente cuando habia enfrentado al espíritu de las pesadillas, ni un susurro de quienes ahora sabía que se llamaban: Los Portadores de Oscuridad.

La luz plateada se hizo cada vez más intensa, más llamativa, pero ninguno de los guardianes se percató de este hecho. Todos estaban tan sumidos en la conversación que estaban manteniendo, en sus recuerdos del pasado, que no parecían percatarse de aquel brillo que atravesaba desde lo más alto del taller.

Sandman, único guardián que si lo habia visto, comenzó a gesticular con sus manos y con su arena dorada en un intento de llamar la atención de sus compañeros. Todo en vano, por supuesto.

—Pues ya ves que no. —Conejo bufó y sacó uno de sus boomerangs para limpiarlo, como si previera un enfrentamiento y quisiera asegurarse de que estaba preparado para ello—. Como nosotros, Pitch alguna vez tuvo aliados que compartieron sus gustos por torturar y hacer miserables las vidas de los seres humanos. Para ellos la Era Oscura les proporcionaba un sinfín de posibilidades y una fuente interminable de energía negativa, lo que los volvía más fuerte e indestructibles.

Sandman hizo varias señales, creo maracas de arena dorada, flechas que apuntaban hacia arriba y un sinfín de cosas para que sus compañeros le hicieran caso, pero estos no lo miraban. Y para un guardián que no podía expresarse con su propia voz, aquello le resultaba intensamente frustrante.

—¿Por qué yo nunca supe nada de esto? —preguntó Jack con el ceño fruncido, mirando a Conejo, a Norte y a Tooth con intriga. Le parecia curioso que en todos esos años nunca hubiera sabido de esa antigua historia.

Conejo y Tooth se miraron por un largo tiempo, lo que no pasó de inadvertido por el espíritu del invierno, que se extrañó por la duda que veía reflejada en las expresiones del hada de los dientes y el conejo de pascua, pero fue Norte quien respondió por ambos:

—Prometimos que nunca mencionaríamos lo que sucedió en aquella batalla —La expresión de Norte era desolada, como si no quisiera revelar nada más por la tristeza en la que los sumergían sus recuerdos.

Y entonces una ensordecedora campana hizo que los guardianes dieran un salto del susto, saliendo de ese modo de la burbuja en la que habían estado sumidos y miraran a Sandman, quien con una expresión furiosa en su pequeño rostro sacudía a uno de los pequeños duendes del taller, logrando que de ese modo la campanilla de su sombrero llamara la atención que tanto habia pedido desde un principio.

Solo entonces todos miraron la luz plateada que bañaba al guardián de los sueños, y por consecuencia miraran hacia mas allá, donde la luna brillaba a intensidades cada vez mayores, opacando de ese modo las luces cálidas del interior del taller.

—Hombre de la luna... —musitó Norte, asombrado.

—Está tratando de decirnos algo. —soltó Tooth con la misma expresión.

Jack Frost no recordaba cuando habia sido la última vez que habia visto a la luna, también conocido como el Hombre de la Luna —o Manny—, manifestarse con esa brillante luz de plata después de haber sido nombrado guardián, pues era bien conocido que este no solía comunicarse mucho y prefería ser más un espectador en las travesías de los guardianes. El único con el que parecia tener una conexión más cercana era Norte, pero Jack estaba seguro que esto se debía más a la personalidad carismática del guardián del asombro que por otra cosa. El hombre de la luna era un ser que se mantenía al margen a menos que fuera necesaria su intervención, lo que, a duras penas, sucedía con poca frecuencia cada tanto siglo.

Pero ahora, el espíritu del invierno tenía la sensación de que terminaría cegado por la resplandeciente luz como Manny siguiera brillando de esa forma. Y no parecia ser el único. Conejo, Norte, Tooth y Sandman parecían compartir su pensamiento, pero ninguno se atrevió a decir nada que rompiera el silencio o perturbara al Hombre de la Luna, quien dirigió su brillo al centro del gran salón.

Todos contuvieron el aliento cuando el suelo se abrió y de ella salió una gigantesca piedra azul que, con la brillante luz de la luna reflejada en ella, daba la apariencia de que resguardara magia en su interior. La brillante luz se esparció por cada rincón del taller, anonadando incluso a los yetis y a los duendes, que se asomaban desde las sombras con expresiones de asombro. Expresiones que iban a juego con cada uno de los guardianes, que no podían creer lo que el Hombre de la Luna les estaba diciendo.

—¿Qué está sucediendo? —inquirió un Jack Frost confundido, pues parecia ser el único que no entendía el significado de la piedra.

—El Hombre de la Luna cree que necesitamos ayuda para vencer a los Portadores de Oscuridad —Fue Norte quien le respondió, mirando fijamente la piedra con ojos como platos—. Está eligiendo a un nuevo guardián.

—¿Otro? —Conejo se dejó a escuchar por encima del expectante silencio. La piedra brillaba cada vez más fuerte, pero no parecia detener su pésimo humor— ¿No cree que ya estamos hechos con el mocoso de hielo? ¿Para que necesitábamos a otro deambulando...?

Las palabras de Conejo quedaron disueltas en el viento cuando de encima de la piedra azul se formó un cuerpo femenino. Jack Frost no entendía como aquello era posible, pero a estas alturas muy pocas cosas tenían un significado cuando se trataba con el Hombre de la Luna, por lo que no puso mucho cuidado y miró a sus compañeros. Para su propia sorpresa, estos lucían atónitos, estupefactos, incrédulos. Sus rostros habían perdido todo su color al mismo tiempo. Jack jamás habia visto tal miedo y preocupación en el rostro de los guardianes, ni siquiera con Pitch.

El espíritu del invierno regresó su mirada a la figura hecha de luz de luna en un esfuerzo de comprender la reacción de sus amigos, pero por mucho que lo viera, no lograba encontrar la razón de tal impacto. Era solo una hermosa joven de largo cabello y que, como el, tenía los pies desnudos, llevando solo un sencillo vestido blanco y una corona de flores en la cabeza. No parecia ser alguien amenazante, entonces, ¿Por qué de pronto Norte, Conejo, Tooth y Sandman parecían terriblemente perturbados por su imagen?

—¿Acaso es día de los inocentes y yo no me entere? —Conejo rompió el silencio con un tono que revelaba que su humor habia pasado a un nuevo nivel de frustración. No parecia divertido, ni mucho menos, aliviado por la decisión del Hombre de la Luna—. Si es así, esto no es gracioso, en lo absoluto.

Norte miró a su compañero con la paciencia ganada tras siglos de historia acumulada.

—Conejo, yo creo que deberías...

—¡No! —replicó el recién llamado, volviéndose hacia los demás con el rechazo cubriendo sus facciones peludas— ¡Esto no es lo que habíamos acordado! Se suponía que ella jamás seria parte de esto. ¡Ella no puede ser la nueva guardiana!

—Pero Manny así lo ha querido, Conejo. —Tooth interviene con tacto, pero Jack Frost puede ver que la decisión también parece afectarle de mala manera. Su positivismo ha quedado en el olvido por completo—. Necesitamos toda la ayuda posible y ella...

—¡No la necesitamos a ella! —exclama un Conejo furioso, dándole la espalda a la figura femenina bañada de luz que sigue brillando en lo alto de la piedra azul. Como si el Hombre de la Luna le estuviera respondiendo de vuelta, este brillo se hace cada vez más intenso, lo que desconcierta a todo el grupo. Conejo ve esto y mira a Norte—. Debe haber otra manera.

Los hombros de Norte decaen, para el asombro del espíritu del invierno, quien no puede evitar preguntar en voz alta.

—¿Quién es ella?

Tooth, Conejo, e incluso Sandman apartan la mirada hacia Norte. Este último solo puede echarle un último vistazo a Jack antes de posar sus ojos en la figura femenina que poco a poco va desapareciendo, conforme la luna va perdiendo su brillo, hasta finalmente desaparecer entre las espesas nubes oscuras.

—Madre naturaleza —dice Norte por fin. 

























































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Publicado: 12/06/2024
Correcciones: NO.





NA: ¡Hola, querido lector!

━━━¡TE DOY LA BIENVENIDA OFICIALMENTE AL FIC DE GAIA! Espero de todo corazón que puedas llegar a disfrutar y conectar con la historia que con mucho amor estaré escribiendo para entretenerlos y, de este modo, podamos disfrutar de todo lo que el mundo de EL ORIGEN DE LOS GUARDIANES puede ofrecer, ahora en esta trama original. No quiero alargarme con la nota, por lo que te invito a votar y a comentar si has disfrutado con esta introducción. De ese modo estaría trayendo mas pronto que tarde el primer capitulo que, SPOILER: Comienza desde la perspectiva de GAIA y si, de una se viene nuestra primera interacción con dicho espíritu del invierno. 

SI ERES NUEVO/O VIENES DE TIKTOK (Donde estoy subiendo la historia en versión de cortos videos) por favor déjate notar con un comentario. Estaré dedicando los capítulos a todos los que aprecien el fanfic, pues por ustedes me he decidido a subir esta preciosidad.

¡Muchas gracias por leer!

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¡Hasta el próximo capitulo!

ATT: Lux. 💚💙


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