1. Franklin High School, mi nuevo hogar.
—Adiós mamá—grité mientras cerraba la puerta tras de mí. Una brisa fresca cómo las que hay en esos días de verano impacto contra mi cabello, despeinándolo un poco. Busqué las llaves del auto sedan mientras bajaba los escalones del porche con rapidez.
Me escurrí dentro del auto, puse mis brazos rígidos contra el volante y solté un suspiro nervioso —Nada puede salir mal este año, Kryss— me dije a mi misma con el objetivo de tranquilizarme. Introduje la llave y la giré haciendo que el motor cobrara vida. Ya en la carretera encendí la radio en una emisora al azar.
Mi nombre es Kryss Cooper y bueno aquí estoy, viajando hacia Franklin High School en Portland. Sí, mi madre y yo nos mudamos a Portland, Oregon en busca de una mejor calidad de vida, ya que en Boston no nos iba muy bien que digamos.
Mis padres tienen más de 5 años divorciados y papá vive en New York con su esposa Lynn. Veamos, ¿cómo explico esto? Mi madre Caroline, es la segunda esposa de Ron, mi padre. Lynn fue la primera esposa y tuvieron un hijo llamado Maizon, así que les puedo decir que tengo un hermano mayor viviendo en New York. Después del divoricio, Ron volvió con su anterior familia.
Se podría decir que papá es algo cómo un adonis. Mi madre sigue soltera desde el divorcio. Ella es una mujer muy atractiva pero según ella, no quiere cometer el mismo error que cometió con mi padre y está esperando al hombre indicado.
Después de manejar unos minutos, llegué a la famosa secundaria.
Su estructura se podría decir que tenía una mezcla de época medieval, pero a al a vez algo moderna. Tenía un gran campo verde y escaleras las cuales te llevaban hasta la entrada, que consistía de tres gigantes pilastras que en lo alto se unían con el techo y el letrero que anunciaba el nombre de la institución. Estacioné mi auto un poco lejos de la entrada y caminé el resto del trayecto. Aseguré la mochila a mi hombro y con mis brazos sostuve mis libros de forma protectora.
En las escaleras había un grupo de estudiantes, un par de chicas castañas y muchachos flacuchos en sí. Todos me miraron, pero sólo me límite a ignorarlos y seguir con mi camino. A mis espaldas pude escuchar sus susurros ''Creo que es una de las nuevas'', ''No la he visto en mi vida'', ''Seguro es nueva'', dijeron.
Subí las escaleras rápidamente y tracé mi camino hasta la entrada. Pasé junto a una de las pilastras en la cuál se recostaban un par de chicos parlanchines que al verme guardaron silencio. Pude sentir sus miradas atravesar mi espalda.
Entré en el edificio y no pude evitar impresionarme, era realmente gigante. Cientos de estudiantes caminaban y pululaban entre los pasillos. Frente a mí, había un extenso pasillo que en un punto se convertía en una cruz, dándole vida a más pasillos. En las paredes habían decenas de letreros tratando de indicarte hacia dónde deberías ir, pero por más que intentara, sólo me confundían más. ''Secretaría General'' ''Salón de Multimedia'' ''Archivadores'' eran algunos de sus títulos. Caminé entre los pasillos tratando de ocultar la confusión en mi rostro y buscar la Dirección.
¡Bingo! La encontré. Era una puerta de vidrio difuso, con una gran placa en el centro que tenía plasmada las palabras Dirección F.H.S. Empuje la puerta con el hombro y asomé mi cabeza. Una mujer de tez morena entró en mi campo de visión.
Estaba en un escritorio de madera tecleando en un ordenador. Dejó de teclear y su mirada cayó sobre mí. Pegó el mentón a su cuello y me dio una mirada por encima de sus lentes que la hacían ver algo estricta. Recibí una gran sonrisa de su parte, que por alguna razón me sorprendió y con un ademán me invitó a entrar. Caminé hasta ella y me detuve justo enfrente de su escritorio.
— ¿Es la dirección verdad?—pregunté mientras daba un recorrido rápido por la habitación. En una esquina, había otra puerta del mismo material que la anterior. Pero esta vez su placa decía Dir. Owen Denver.
—Sí, cariño. ¿Que se te ofrece?—me dio una mirada dulce y cruzó sus manos sobre el escritorio.
— ¿Aquí dan los horarios?— soné algo perdida.
La secretaria soltó una risita — Seguro— dijo. Se inclinó y escarbó en una de sus gavetas— ¿Tu nombre? — su voz era algo empalagosa.
—Kryssten Cooper— dije mi nombre completo. Sí, me llamo Kryssten, pero ese nombre huele a anciana.
— Aquí esta— sacó un papel y me lo entrego con una amplia sonrisa. Lo tomé y salí de inmediato. Este lugar sólo me hace sentir más novata de lo que soy en esta ciudad.
Revisé mi horario con una rápida mirada, a primera hora me tocaba Biología, luego seguía Filosofía y por último Lengua, luego venía el almuerzo y más clases. Él timbre sonó haciendo que me sobresaltara y tirara todos mis libros. Torpe, torpe, torpe, me abofeteé mentalmente. Pero ya la mayoría de los estudiantes estaban en sus clases, sólo algunos rebeldes cómo yo me vieron y soltaron risas burlonas. Me arrodillé en el piso y empecé a recoger todo. Luego alguien se me unió y me obligué a levantar el rostro.
Era una chica de pelo castaño hasta los hombros, tez pálida y ojos café oscuro. Me entregó la otra parte de mis libros con una amplia sonrisa.
—Gracias—dije mientras los tomaba y los encerraba contra mi pecho. Me levanté y empecé a caminar, pero ella volvió a aparecer. Parecía ser la chica más extrovertida que he conocido, su sonrisa me lo decía.
—Me llamo Tessy— dijo de forma amistosa.
—Soy Kryss— dije cortante— ¿Acaso sabes dónde está el salón de Biología?— cuestioné.
— ¿Te toca Biología? Genial. Ven sígueme— ella tomó la delantera y empezó a correr entre los pasillos. Su mochila revoloteaba en su espalada gracias a la velocidad. Su atuendo era algo inusual. Una falda de pliegues negra a mitad del muslo, una camisa de mangas largar azul oscura y converse a juego con la camisa. Sin embargo, yo traía unos jeans ajustados, mis vans rojas y una sudadera neoyorkina que me había enviado mi padre.
Seguí a Tessy entre los pasillos hasta que llegamos. Ella entró primero y me luego me invitó. Solté un suspiro nervioso y entré. El aula era un completo desorden. Chicas riendo sobre sus escritorios, muchachos dándose golpes juguetones y alguno que otros parlantes. Al parecer nadie notó mi presencia y lo prefería así.
—El profesor no ha llegado— comentó Tessy.
Ella se había sentado en un escritorio de dos puestos. Me invitó a sentarme junto a ella y al ver que no había más puestos lo hice — Entonces... ¿Eres nueva cierto?— apoyó un codo sobre el escritorio y dejó descansar su mejilla sobre su puño.
—Sí, lo soy—dejé caer mi mochila a un lado y le devolví la mirada.
— ¿Y entonces que te parecen los chicos hasta ahora?— ¿Chicos?, no tengo tiempo para pensar en eso.
—No me he fijado aún— respondí con sinceridad.
— ¡¿Aún?!— hizo una mueca inconforme —Bueno, él de allá es Theo— señaló a un chico con un chaqueta universitaria, tres puestos antes que nosotras— El de acá es Matt— señaló otro chico a nuestra diagonal.
La puerta se abrió de golpe, haciendo que el aula quedará en completo silencio. Todos volteamos a ver. Era un hombre, supongo que el profesor. Traía una camisa blanca de mangas largas recogida a los codos, una corbata de rayas, pantalón de tela negro y mocasines, sin olvidar el maletín de cuero en sus manos. Se veía muy apuesto para ser un profesor.
—Buen día jóvenes. Espero que estén felices por su regreso— bromeó. Todos le abuchearon y el sólo sonrió haciendo que se crearan unas arrugas en sus ojos— Creo que este año tenemos alumnos nuevos ¿Alguno?— repasó el salón con la mirada, que luego cayó sobre mí. Levanté la mano con indiferencia, no quería que se me notara lo nerviosa que estaba— Supongo que usted debe ser... La Srta. Kryssten Cooper ¿cierto?— asentí.
— ¿Qué onda con ese nombre?— escuché gritar a una voz masculina a mis espaldas. Y por un momento sentí el impulso de meter mi cabeza en una bolsa de plástico.
—Sr. Gonner, cierre la boca— dijo el profesor, a la vez que el aula estallaba en risas.
Las horas pasaron volando, al parecer siempre en compañía de lo que parece ser mi nueva amiga Tessy. Ahora sé que las tres primeras horas del lunes, me toca con ella. Esta chica no me ha dejado sola en ningún momento, literalmente. El timbre sonó, indicando que era la hora del almuerzo. Todos empezaron a guardar sus cosas. Tessy lo hizo más rápido que en las clases anteriores. Ella se veía inquietante.
— ¿Que sucede?— fruncí el ceño al verla dar pequeños saltitos mientras esperaba.
—Date prisa, en la cafetería hay brownies. Esto no se ve todos los días.
Ambas salimos del aula. Ella me tomó por la muñeca y me arrastró entre los pasillos. Llegamos a una gran entrada de dos puertas de vidrio claro, desde aquí podía ver a los estudiantes en sus respectivas mesas. Al entrar un fuerte bullicio impacto contra mis oídos, a Tessy pareció no afectarle. Tomo dos bandejas y me otorgo una a la vez que formábamos la fila de espera. Al llegar a la despensa, sólo tomé un jugo y un sándwich. Sin embargo Tessy se había abarrotado con más de cinco brownies y un jugo de pera.
Las mesas parecían estar llenas a excepción de una, que estaba casi en una zona sociable. La mesa era de dos puestos así que no había problema. Coloqué mi comida frente a mí y le di un mordisco a mi sándwich.
— ¿De dónde eres?— me pregunto ella.
—Nací en New York, crecí en Boston y me acabo de mudar a Portland— bebí de mi jugo.
—Oh, genial. Eres neoyorkina, entonces... Bienvenida a Portland— dijo aún con un pedazo de brownie en la boca.
— ¿Y tú... no tienes amigas? — creo que mi pregunta fue algo directa. Ella parecía una chica muy sociable y bueno… ¿Quién quisiera estar con la chica nueva?No tiene sentido.
— Claro que las tenía— se recostó en su asiento.
— ¿Y qué les sucedió?
—No pasaron el año. Lo sé, es triste— suspiró y dejó caer sus hombros, luego atacó otro de los brownies— Volviendo a lo de los chicos, ¿cuál te parece más apuesto? Aquí en Franklin hay una gran variedad de bombones— dijo con tono coqueto y sólo reí. Esta niña parece algo... no lo sé... ¿coocoo?
— No lo sé Tessy, no creo que...— fui interrumpida la ver que ella escupió migajas de su brownie.
— No puede ser...— chilló.
— ¿Que te ocurre?— sacudí la cabeza.
— Bratt Netcoke— acentuó todas sílabas del apellido — Está mirando hacia nuestra mesa — dijo con incredulidad.
— ¿Y quién es ese?— la miré con los ojos entrecerrados. Ella levantó su dedo índice y señalo por encima de mi hombro.
Giré mi cuerpo y pude encontrar la mirada del chico. Wow, sí que es apuesto. Estaba sencillamente recostado contra la mesa mirando en nuestra dirección con las esquinas de sus labios levantadas. Estaba acompañado de más chicos lindos a su alrededor. Algo en él tenía un dejo de arrogancia. Y de pronto ahí estaba, un rápido cierre sincronizado de un ojo. Pómulo arriba, parpado abajo. Un guiño sensual. Sonreí nerviosamente en forma de saludo y me volví a girar hacía Tessy.
Ella estaba boquiabierta y su mirada cruzaba de Bratt a mí — ¿Que... fue... eso?
—No tengo idea— dije con tono indiferente. Di otro mordisco a mi sándwich.
— Bratt Netcoke te acaba de coquetear— su tono me indicaba que aún le estaba tratando de dar sentido a la oración.
— ¿Qué tiene de grandioso?— bufé.
— ¿Acaso no lo entiendes?— golpeó sus puños contra la mesa haciendo que me sobresaltara— Es el chico más sexy de esta tonta secundaria, Kryss— su mirada estaba tratando de hacerme entrar en razón.
—Ok, lo siento. ¿Te encuentras bien? — bromeé tratando relajar el momento.
— Ja. Ja. Que graciosa— podía sentir el sarcasmo a kilómetros.
Mientras trataba de terminar lo último de mi sándwich, lo vi.
No lo puedo creer, ya está aquí. ¡Feliz 2015 a tod@s! Por fin empezó este proyecto que sé que no les fallará a ninguna, mantengan la mente abierta y por nada del mundo la cierren mientras leen. ¿Qué les parece el capítulo? ¿Que vio Kryss? ¿Un pájaro? okno. Ah, noticias. Actualizaré cada semana, talvez los lunes o viernes, no sé. Hasta la próxima semana.
-xoxo.
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