- nosotros debemos terminar – y fue justo en ese preciso instante, con esas simples tres palabras que todo lo que había planeado, mi vida, mis planes y todo se fueron derrumbando. Un nudo se formó en mi garganta, negué con la cabeza repetidas veces, no podía estar pasando, aquello no podía sucederme a mí y mucho menos cuando tenía la solución a uno de nuestros más grandes problemas.

Habia vuelto a pasar, aquel niño indefenso había vuelto.

- es lo mejor - dijo Mila con lágrimas en los ojos. Levante la mirada para encontrarme con sus ojos apunto o mejor dicho derramando lagrimas por doquier, quería abrazarla, decirle que todo estaría bien, que yo estaría bien... pero simplemente sentía que estaba destruido, sentía como todo mi cuerpo me dolia como si me hubieran dado una bala justo en mi corazón.

- no... – mi voz salio entrecortada, apenas en un susurro como si estuviera en una especie de trance, como una simulación y estuviera esperando a salir de ella para poder abrazar a Mila, decirle que todo estaba bien y que ella me dijera que ya nada nos iba a suceder. - Mila tú no me puedes dejar. Tú... eres mi luz en este infierno que llevo como vida... ¿donde quedó el <<te salvaré>> ? ¡¿donde?!- ese no era yo, claro que no era yo, yo la hubiera mandado al carajo antes que me viera tan vulnerable, antes que sintiera pena por mi... quien hablaba en ese momento era mi corazón, estaba pensando con el puto corazón haciendo que todo mi puto orgulloso y dignidad se fueran a la mierda.

Tenia algo claro, muy claro, no podía dejarla ir, no ahora que la necesitaba aún mucho más que antes ¿Por qué justo ahora quería marcharse? A pesar de llevar pocos meses con ella, sabia que podía cambiar por ella, sabia que me volvía otro cuando tenia su compañía.

- te puedes salvar solo... - dijo ella antes de empezar a correr. Quise correr para alcanzarla, quise cambiar las cosas, pero la verdad era que me encontraba muy débil para tener el valor de correr detrás de ella, no podía... no tenía las suficientes fuerzas.