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III


"Y es ley, las buenas personas siempre se esconden detrás de caretas que son imposibles de ver"


Tomo una bocanada de aire antes de entrar en la estancia. Era hora, ya no había vuelta atrás. La música inundo sus oídos a la vez que algunos recuerdos se hacían presentes. A paso firme empezó a caminar en la estancia hasta llegar a una esquina donde servían las bebidas. Una vez allí se dispuso a tomar una bebida que no tenía ni la más mínima idea que se llamaba Sangría.

La piel se le erizo, las manos le empezaron a temblar tanto que tuvo que dejar el vaso en la mesa, sus piernas flaquearon a la vez que su respiración se volvió entrecortada. - tanto tiempo sin verte –

Creía que ya lo había superado, que ya lo había olvidado. Nuevamente se equivocó. No había superado nada, no había superado nada de lo que había pasado aquella fatídica noche. - tanto tiempo sin tocar tu piel - soltó un gemido en el oído de la joven y, sin ningún descaro bajo una de sus manos hasta sus glúteos y lo empezó a tocar. Una lágrima se deslizó por su mejilla, iba a volver a pasar y de nuevo nadie podría evitarlo. - tanto tiempo sin sentirme dentro de ti...-

Él volvió a soltar un gemido en la oreja de la chica. - sigues estando igual de buena - la acorraló contra la pared y la empezó a mover sus labios sobre ella a la vez que con una de sus manos toqueteaba los pechos de la joven. Ella trataba de zafarse de su agarre, pero se le hacía imposible gracias a que aquel chico era más fuerte que ella.

- déjame...- dijo cuándo el chico se alejó para tomar aire. No hizo caso a su comentario y la beso ferozmente, mordió el labio inferior de la chica y sin previo aviso metió su lengua en la cavidad bucal de la joven.

Mila creía que estaba perdida, que nadie la ayudaría, pero lo que no sabía era que había alguien que la estaba observando desde lejos. Había captado la atención de aquel joven desde que puso un pie en la estancia y desde allí no le quito los ojos de encima.

- te dijo que la dejes ¿porque cojones no lo haces? - la voz del joven retumbó en le oídos de la chica. Mila sintió un gran alivio al darse cuenta que había alguien que, si se había dado cuenta de ella, Ansel por otro lado, le importaba un reverendo comino que alguien le estuviera viendo. Total, era suya.

Al joven le hirvió la sangre al darse cuenta que no le pensaba hacer caso. De un momento al otro el chico se lanzó sobre Ansel separándolo​ de Mila mientras le daba puñetazos hasta que se detuvo cuando vio sangre en sus nudillos. Se levantó y le dio una última mirada antes de irse, pero algo lo detuvo o mejor dicho el sonido de las sirenas. Trato de escabullirse entre la gente que estaba en completo alboroto. Era común, ya se había acostumbrado, pero eso no significaba que le gustaba.

Empezó a correr hasta que vio a aquella joven de cabellos castaños siendo atrapada por un policía. Sonrío para sus adentros cuando se le pasó aquella idea:

Se iría con ella a su casa, perdería de vista a la policía y podría tener a alguien en la cama.

Sin importarle que la policía lo viera, la tomo de la otra muñeca que tenía libre y tiro de ella. La joven se estremeció al contacto con aquella persona, miles de corrientes recorrieron toda su espina dorsal, aquel contacto había despertado nuevas emociones que hace tiempo no sentía, mientras que en él había creado nuevas emociones.

El policía dirigió la vista hacia la chica. Ella se asustó al sentir más presión en su muñeca que sostenía el policía, pero eso no fue lo que la sorprendió después que la estuviera observando, fijo su vista en un punto que se encontraba detrás de ella. En su salvador.

- allí está - el grito a aquel policía tronó en la estancia. En uno de sus descuidos por llamar a sus compañeros la joven logro zafarse de su agarre.

El chico sin esperar ni un segundo más empezó a correr. No le costaba demasiado, una vez por semana mínimo tenía que estar en estos aprietos; En cambio la joven no estaba acostumbrada a tanto ajetreo.

Continuaron corriendo hasta llegar al estacionamiento del lugar. Al detenerse lo primero que hizo la joven fue flexionar sus rodillas mientras ponía sus manos en su pecho tratando de regularizar la respiración. Él, en cambio, tan solo la continuaba observando como si fuera la perfección en persona, esa chica no era como las demás, tenía algo diferente, algo muy diferente que él había captado.

Sonrío de lado y se acercó donde ella que lo seguía observando con detenimiento tratando de buscar en su memoria donde lo había visto antes, porque si de algo estaba segura era que ya lo había visto.

- te acompaño a tu casa - dijo el chico tratando de sonar casual y escondiendo el temor que albergaba aquellas palabras si ella se negaba.

Mila se sorprendió al escucharlo decir aquellas palabras ¿había escuchado bien? ¿Aquel chico quería ir a su casa?

Ella le sostuvo la mirada por algunos segundos esperando ver alguna pizca de diversión, pero no, no encontró nada. Aparto la vista haciéndose la que buscaba a alguien o mejor dicho si buscaba a alguien, a la culpable que ella estuviera allí. Emily.

Su búsqueda fue en vano ya que no encontró por ningún lugar a su rubia amiga. Volvió la vista hacia el chico que se encontraba delante de ella. Sus ojos eran perfectos, combinaban a la perfección con su cuerpo y rostro; Y esos labios... Eran rosados, carnosos, hasta se podría decir que los tenía mejores que una mujer.

- está...- y antes que pudiera responder las luces se cortaron en la calle. El corazón del joven empezó a latir más fuerte, sabia porque lo habían hecho.

Lo iban a atrapar.

Antes que ella pudiera seguir hablando le tapó la boca y en su oreja susurro un breve "silencio". Ambos empezaron a caminar lentamente teniendo en cuenta que las luces no los siguieran.

Pararon de caminar hasta que llegaron a la calle donde él había aparcado su moto.
La joven se asombró al ver aquella imponente moto, era hermosa, negra - su color favorito- y grande.

No perdió más tiempo e hizo que Mila se subiera a la moto para que me indicase donde era su casa.



~•~




Mila hasta ahora no entendía lo que acababa de hacer. Había metido a un completo extraño a su casa y lo peor era que ni siquiera le importaba.

- ¿y tus padres? - pregunto el joven tratando de relajar el momento.

¿sus padres? Ellos ni siquiera sabían que ella vivía allí, sus padres no tenían idea de donde se encontraba ¡joder! ¡ni siquiera se habían dado la molestia de seguirla!

- no vivo con ellos - trato de sonar casual, pero su intento fue fallido, gracias a que el joven se dio cuenta.

No volvieron a hablar por unos segundos hasta que ella pregunto: - ¿te puedo preguntar algo? -

El joven la analizo con la mirada antes de contestar. Ella le regaló una sonrisa que vasto para que él asintiera. - ¿cómo te llamas? - pregunto ella con inocencia. Él se asombró ante su pregunta, para cualquier persona seria una pregunta fácil de responder, pero para él no, gracias a que nunca le dijeron su verdadero nombre o bueno si, pero a él no le gustaba decirlo porque lo podían usar en su contra.

- Gael. Gael Black y ¿tu? - era la oportunidad perfecta para averiguar su nombre.

- Mila Green - este sonrió al escuchar su nombre. Lo probo en sus labios. - Mila –

El corazón de la joven dio un vuelco al escuchar su nombre salir de sus labios. Le encantaba que él lo dijera.

- ¿por qué te buscaban? - pregunto. Esa pregunta sí que lo había asombrado más que la anterior ¿Acaso no había visto las noticias?

- era solo una pregunta- dijo cortante. Se suponía que lo siguiente que tenía que hacer era irse, pero él no quería, le gustaba estar en compañía de aquella joven.

- hagamos algo... - dijo para captar la atención de Gael - pregúntame lo que quieras y luego lo hago yo... - ella se sonrojo al término de su propuesta porque ahora que lo había dicho sonaba como la cosa más aniñada del mundo.

Él sonrió, pero no como siempre, fue una sonrisa sincera de las cuales no daba desde., mierda, aquello aún era un tema delicado para ella.

- está bien - dijo asintiendo. No era la mejor propuesta del mundo, pero quería si quiera conocer un poco más a su nueva acompañante.

- empiezo yo - se adelantó Mila - responde mi otra pregunta –

Mila esperaba la respuesta de Gael con ansias mientras que él se debatía en decir la verdad o escapar en aquel instante.

- ¿no me conoces? - preguntó tratando de sonar casual. Ella negó con la cabeza.

- soy... Soy un prófugo de la justicia. –

Y vaya, que aquello no se lo esperaba.





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