(GE!AU) Mejor [Realidad] {Calor [Recuerdo]}
N/A: Las imágenes que tengo sobre Gael las obtuve de una IA al combinar imágenes hasta que me salió algo decente.
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El niño se levantó abruptamente del sueño revelador que tuvo, su cuerpo reaccionó luego de cinco eternas horas en las que la ansiedad lo consumieron. Se golpeó la cabeza al moverse de manera tan brusca, estaba dentro de un ataúda, ya lo habían enterrado hace tres horas y eso era lo que más le sorprendía.
Empezó a patear tapa del ataúd y gritar, aunque era inútil. Suspiró, y si fuera un niño normal hubiera entrado en pánico y hubiera sucumbido ante la idea de morir asfixiado, pero ese no era el caso.
Sacó sus garras y rompió la tapa, empezando a caer tierra sobre su cara que ignoraba rotúndamente mientras excavaba hacia arriba. No se desesperó, no le molestó sentir sus manos rozar algunas rocas mientras subía. Respiró aliviado cuándo pudo sacar la cabeza de la tierra, logrando sin problema sacar el resto de su cuerpo.
El niño se miró la ropa, llevaba un traje formal, ahora cubierto de tierra. Su cuerpo estaba igual de sucio. Se sacudió rápido como si fuera un canino, se sacó la camiseta y desplegó sus alas, se elevó en el cielo y emprendió un rápido vuelo nocturno.
Se detuvo en una aterrizando sin daño de caída al suelo. Caminó rápido por el Pueblo Crómlech, entrando rápido a su casa gracias a uno de sus orbes.
Gael tiene varios orbes, un tipo de dispositivos eléctronicos de aspecto esférico que cumplen varias funciones, principalmente para ayudarlo a movilizarse tranquilamente por los lugares o una forma de defensa.
― Bien, haber que me queda de ropa. ― Gael se quitó el pantalón y los zapatos, al estar estos llenos de tierra.
Caminó por su casa, ya que no había alguien más ahí y nadie sabía de este lugar, o eso recordaba. Se fue a bañar a su habitación y se cambió de ropa. Usa una chaqueta rosa claro, una bufanda rosa, una camiseta negra sin mangas con cuello redondo y de espalda descubierta, sus típicos pantalones marrones y unas zandalias negras. Su cabello blanco y sus ojos amarillos le daban un toque especial, decorando muy bien su calmado rostro.
Paseó a la cocina, sin pensar mucho que se iba a hacer. Buscó en su nevera y vio unas pechugas de Farfetch'd y pensó en hacer un caldo, suspiró con pereza y se limitó a sacar queso y cerrar la nevera. Se agachó a la verdulera y sacó 1 cebolla morada, 1 pimiento verde y 2 papas.
Sacó de una de las alacens una olla y lavó. Colocó algo de agua dentro y la puso a hervir, cortó una cebolla y colocó la mitad dentro del agua, cortó la mitad de un pimiento verde y lo dejó dentro del agua. Agarró un frasco de aliño de su alacena y colocó una cucharada de este en la sopa. Esperó hasta que hierva mientras pelaba las dos papas y las cortaba en cuadritos. Cuando el agua hirvió colocó la papa, el fideo que bajó de una alacena, y el queso, separándolo con sus manos por pereza de cortar con el cuchillo. Buscó achiote en la alacena, notando la falta de este; sustituyó por polvo de curcuma y oregano en polvo. Esperó un poco, buscando en la nevera leche y en la alacena sal. Le puso media cucharada de sal y puso leche en la sopa hasta que se viera ligeramente blanca.
Se sentó a esperar mientras con sus poderes psíquicos abría la nevera y sacaba unas galletas de chocolate amargo. Apagó la hornilla de la sopa, alzó la olla y colocó en un plato limpio la porción que iba a consumir, todo haciendo uso de sus poderes psíquicos. Comió en silencio recordando algo.
Era una de tantas noches frías, no estaba en su solitaria mansión, no había nadie para ella en esos días.
― Come despacio, está caliente. ― Elizabeth sonreía mientras veía al niño, que comía algo desesperado.
― Gracias. ― Gael soplaba, mientras lagrimas caían por sus mejillas. Disfrutaba el calor que le daba la sopa.
― De nada, mijo. ― Miró sonriente a Gael, le acarició la cabeza para ayudarlo a calmarse. ― Me alegro verte mejor, hace mucho frío afuera. ― Le dio un pequeño beso en la frente a Gael, para calmarlo.
El recuerdo le traía calidez, por las fechas de Navidad él era dejado fuera de los planes familiares, así que deambulaba por las calles sin esperar encontrar a alguien. Le agradecía a Elizabeth por cuidarlo, darle que comer y proporcionarle amor.
― Debo ir a verla. ― Comía la sopa con calma, recordando comer despacio y soplando para evitar quemarse.
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