Los dos días siguientes pasaron rápidos. Las chicas no se metieron en más líos. Louis no se había vuelto a acercar a ellas ni siquiera para las comidas, aunque había ordenado que se las vigilara de cerca. Sin embargo, un mensaje de correo hizo que Gabi tuviera que ir a buscarle. Entró como una exhalación en el despacho de Damon y se encontró allí al príncipe charlando con Derek.

-Tengo un problema-aseguró la chica-tengo que ir a casa.

-No hay nada lo bastante grave para que vuelvas allí sin que estén tus padres, Gabrielle.

-Sí, sí lo hay. Mi amiga Mara está muy enferma. Ha perdido el bebé que esperaba y no saben si sobrevivirá.

-Tus padres volverán pasado mañana. Ellos te llevarán. Si lo consideran seguro.

- ¡Maldito seas! No puedo esperar tanto. Puede morir.

-No voy a dejar que te pongas en peligro. Puede ser una trampa.

-Manda a alguien conmigo entonces. O ven tú, me da igual. Yo voy a irme ahora, vampiro. Con tu permiso o sin él.

Louis se puso de pie y se acercó a ella amenazador.

-No me obligues a encerrarte-advirtió-ni a tu loba ni a tu parte hada les gustarían nuestras celdas.

La chica le miró con odio.

-Si Mara muere y yo no la he visto...te prometo que te clavaré una estaca en ese corazón que no tienes, vampiro.

Salió y dio un portazo.

-Menudo carácter se le ha puesto a mi primita-murmuró Derek.

-No lo sabes tú bien. Pobre de su compañero cuando le tenga.

-Bueno, reconocerás que el aspecto compensa. Hay que ver lo que ha cambiado en los últimos años.

-Sí-admitió Louis-está muy buena. Pero no, no creo que compense. Cualquier hombre acabaría retorciendo ese precioso cuello.

-Quizás deberías llevarla a su aldea.

-Si dejo que se ponga en peligro mis padres me retorcerán el cuello a mí. Pero habla con Raoul y que mande a alguien a investigar qué está ocurriendo en la manada del alfa Kai.

-De acuerdo.

Gabi subió totalmente furiosa a su habitación. Allí Sheely la esperaba sentada en su cama. Negó con la cabeza al ver su expresión.

-Ya te lo dije. Sabía que Louis no iba a dejarte ir. Se toma muy en serio el protegerte, Gabi. Y tienes que admitir que es peligroso.

-Pero es un peligro que yo acepto, Sheely. Ya no soy una niña.

La chica caminó de un lado a otro de la habitación, pensando.

-Necesito que me ayudes-dijo cuando por fin se detuvo.

- ¡Ay Gabi! Qué miedo me das cuando tienes esa expresión.

Esa noche Sheely bajó a cenar sola. Louis la miró suspicaz cuando la vio.

- ¿Dónde está tu amiga? -preguntó.

-Gabi me ha dicho que te diga que no se encuentra bien y no quiere bajar a cenar.

-Ya. Y dime, Sheely. ¿Es eso verdad?

-No quiere bajar, por supuesto que es verdad.

-Está bien, que se quede sin cenar si quiere. Allá ella.

-Louis-Raoul irrumpió en la sala-tenías razón. No hay nadie enfermo en la manada del alfa Kai. Es una trampa.

-Sheely, sube y di a Gabi que baje ahora mismo. Intentaremos averiguar de dónde ha salido ese correo.

El hada había palidecido.

-No....No puedo decírselo.

-Sheely, maldita sea, no...

-Se...se ha ido.

El rugido de Louis sobresaltó a la chica.

- ¿Te has vuelto loca? -preguntó cogiéndola por los brazos y sacudiéndola.

-Basta Louis. Tu prima es medio vampira, pero acabarás haciéndole daño-intervino Raoul.

Louis soltó a la chica y se pasó la mano por el pelo en un intento de calmarse.

- ¿Cuándo se ha ido, Sheely? -preguntó con más calma.

-Este mediodía. Un amigo la iba a llevar en coche hasta la frontera y desde allí iría a casa andando.

-Así que nos lleva unas... ocho horas de ventaja. Está bien. Vamos a organizarnos. Salgo tras ella, Raoul.

-Iré contigo.

-No. Organiza refuerzos y salid en cuanto podáis. Yo voy ya. No podemos arriesgarnos a llegar tarde. Tú, Sheely, avisa a nuestros padres.

La chica asintió. Sus labios temblaban y las lágrimas salían sin parar de sus ojos. Louis la abrazó.

-Está bien, Sheely. No es culpa tuya. Se habría ido de todas formas.

-Encuéntrala, Louis. Por favor.

-Lo haré. Y te prometo que no le van a quedar ganas de volver a hacer algo así.