6. capítulo
Gabi llegó a la casa muy satisfecha de sí misma. Aparcó el coche y se aseguró de hacerlo muuuuy pegado a la pared. Tanto, que el lado del copiloto tenía un buen rozón cuando le dejó. Sonriendo feliz, entró en la casa.
-Has tardado un poco-la voz de Louis le sorprendió cuando entró en su habitación.
Ella le miró con incredulidad.
-No puedes haber llegado ya.
El chico se levantó de la butaca y miró su propio cuerpo con burla.
-Yo diría que estoy aquí. A pesar de tu jugadita.
-Te lo merecías. No tenías derecho a pegar a John.
-No te preocupes demasiado. Su nariz se recuperará. Y no recordará nada de lo ocurrido, por supuesto.
-Ya. Después de todo, solo es un humano. Me habría gustado ver qué hacías si hubiese sido otro vampiro.
Él la miró burlón.
-Simplemente habría dicho mi nombre. Quizás, precedido por mi título. Eso habría sido suficiente. Te aseguro que ningún vampiro habría intentado golpearme.
-Oh, claro. El príncipe Louis. El heredero del trono de los vampiros. Parece mentira que un idiota como tú...
-Basta.
-¿Qué?
-He dicho que basta. Llevas todo el día llamándome idiota. La verdad es que empiezo a cansarme. No me insultes de nuevo, Gabrielle.
- ¡Oh, Dios! Y tú no me llames así. Sólo mi madre me llama Gabrielle.
El chico sonrió.
-Un nombre demasiado dulce para una loba. Quizás, a base de decirlo, consigamos que te parezcas más a un hada...Gabrielle.
Ella negó con la cabeza.
-Sigues siendo un idiota, Saint-Croix.
-Última advertencia, Gabrielle.
Ella le miró desafiante.
-I-di-o-ta-pronunció despacio.
El chico la atrapó por la cintura y, en un solo movimiento, la aplastó entre su cuerpo y la pared. La chica, asustada, le empujó y él rio divertido.
-Quizás un poco más de fuerza que un hada, desde luego mucha más que una humana. Pero ni parecido a la de una loba.
- ¡Oh! ¿Te has tenido que pelear con muchas? -preguntó ella.
-Yo no lo llamaría pelear, lobita. Y sí, han sido unas cuantas humanas, alguna loba y...hadas no recuerdo ninguna. El que las hadas vírgenes no entren en nuestro territorio lo limita mucho. Sheely y tú tenéis la suerte de ser híbridos. Eso hace que sea tolerable teneros cerca.
- ¿Puedes soltarme, por favor?
Él sonrió enigmático.
-¿Por qué debería hacerlo?
-Porque si no te atacaré con magia, vampiro.
-Si quieres intentarlo, ahora es el momento, nena. Porque si algo no lo impide voy a besarte.
Ella disparó su magia sin pensarlo. A esa distancia, el golpe le dio de pleno y le hizo retroceder aturdido. Gabi no se entretuvo en mirarle, corrió hacia la puerta con toda la rapidez posible, pero, antes de llegar, oyó la cerradura, que el vampiro había controlado a distancia con un gesto. El hada usó su magia para abrirla, pero, inmediatamente, se cerró de nuevo. Forcejeó con ella mientras veía al vampiro acercarse despacio.
-No se te ocurra...-amenazó la chica.
El cuerpo de Louis aplastaba el suyo en el momento siguiente. Luchó por separarse, pero él la mantenía tan apretada que casi no podía moverse. El vampiro le quitó el coletero con el que había recogido su melena rizada y la sujetó por el pelo de la nuca para mantener su rostro hacia él.
-Llevo todo el día queriendo hacer esto, lobita-aseguró antes de bajar la boca sobre la de Gabi.
Aplastó los labios con los suyos, pero Gabi se negó a abrir la boca. Él tiró del pelo que sujetaba hasta hacerle gritar y aprovechó para explorar su boca. No fue un beso delicado. Fue un beso destinado a someterla y a castigar su rebeldía. Cuando la soltó, ella lanzaba chispas por los ojos y él le sonrió divertido.
-Creo que tienes compañía. Espero que tengas felices sueños...Gabrielle.
El chico salió de la habitación justo en el momento que Sheely entró. Gabi, aún incapaz de reaccionar, se tocó los labios hinchados.
- ¿Qué ha ocurrido? -preguntó la medio vampira.
-Me...me ha besado-respondió su amiga.
Sheely la miró con incredulidad.
-Se ha vuelto loco-afirmó.
Loco o no, esa noche a Gabi le costó mucho conciliar el sueño. No dejaba de sentir los labios del vampiro sobre los de ella. La habían besado unas cuantas veces en su vida. Más de las que reconocería ante sus padres, desde luego. Pero siempre había llevado ella el control. Nunca se había sentido tan dominada. Y además estaba esa curiosa sensación en su vientre. Algunas veces había sentido un leve cosquilleo cuando algún chico se había atrevido a ir un poco más allá de los besos. Pero Louis, solo con besarla la había hecho algo mucho más intenso.
Cada vez de peor humor, se revolvió una y otra vez en la cama incapaz de dormirse. Por la mañana tendría unas ojeras espantosas. Y además no sabía cómo iba a hacer frente a ese estúpido presuntuoso. Luego recordó algo.
Él aún no había visto el coche. Ver su cara cuando lo descubriera sería algo a recordar. Con una sonrisa satisfecha, Gabi se quedó dormida.
- ¡Gabrielle! -el grito procedente de fuera de la casa la despertó bruscamente.
La chica se incorporó en la cama luchando por entender lo que ocurría. Alguien había gritado su nombre desde el jardín. Se levantó y corrió hacia la ventana. Abrió mucho los ojos cuando vio a Louis venir desde el garaje, absolutamente furioso.
- ¡Voy a matarte, loba! -advirtió él al verla en la ventana.
La chica corrió hacia dentro, haciendo revolotear su blanco y vaporoso camisón alrededor. Antes de poder decidir qué hacer, Louis entraba en la habitación como una tromba.
- ¿Qué ocurre? -preguntó la chica pálida.
-Sabes lo que ocurre. Lo has hecho adrede.
Sheely entró corriendo en la habitación en ese momento.
- ¿Qué pasa? Estáis despertando a todo el mundo.
-Sal de aquí, Sheely. Esto es entre la loba y yo.
- ¡No!, no te vayas. Se ha vuelto loco.
-Tu amiga ha dañado mi coche. Y estoy seguro de que ha sido adrede.
El vampiro seguía frente a ella sin dejar que se moviera hacia Sheely.
-Vamos, Louis. Habrá sido un accidente. ¿Verdad Gabi?
La loba gimió. Tal y como su prima había formulado la pregunta sólo podía contestar la verdad. O no contestar. Cualquiera de las dos cosas era mala.
El vampiro dio un paso hacia ella y la chica retrocedió.
-Contesta, Gabrielle. Dile a Sheely que no lo has hecho a propósito-ordenó.
Gabi trató de hablar, pero, evidentemente, la mentira no salió de su boca. Su amiga la miró espantada.
-Gabi...ese carácter tuyo...-murmuró-está bien, Louis, solo es un coche.
-Es MI coche, Sheely. Y te aseguro que esta niña mal criada va a recibir su merecido.
-Oh, vamos...
- ¡Raoul! -llamó el vampiro.
- ¿Por qué estáis montando tanto jaleo? -preguntó el vampiro apareciendo de inmediato.
-Nos ha oído toda la casa, así que lo sabes perfectamente. Llévate a Sheely de aquí-ordenó.
-Louis...
- ¡Ahora!
El vampiro suspiró y cogió a Sheely en volandas para sacarla de la habitación. Las protestas del hada se dejaron de oír cuando él la sacó al jardín.
Gabi retrocedió asustada cuando Louis volvió a avanzar hacia ella.
- ¿Qué vas a hacer? -preguntó.
El vampiro le quitó de un manotazo la colcha de la cama en la que se había envuelto. Luego la arrastró hacia la cama donde se sentó. Ella forcejeó, pero no pudo evitar encontrarse boca abajo en las piernas de él.
-Voy a hacerte lo que tú le has hecho a mi coche, lobita. Golpearte. Y te aseguro que cada vez que te sientes te acordarás de por qué no debes hacer nada así de nuevo.
Él la azotó con fuerza en el trasero. Gabi gritó y trató de usar su magia para atacarle, pero él la dio más fuerte.
-No hagas eso-advirtió.
La estuvo azotando hasta que ella dejó de pelear y empezó a llorar. Luego la dejó caer y él se puso en pie.
-No vuelvas a tocar mi coche-advirtió.
-Mis padres van a enterarse de esto, vampiro-amenazó ella con odio.
-No puedes mentir, loba. Y, conociendo al alfa Kai, si le dices la verdad, es probable que te dé también unos azotes. Que te deberían haber dado de pequeña, por cierto.
El vampiro salió de la habitación y Gabi, sollozando, se lanzó contra la puerta para cerrarla.
Más tarde, su prima le ponía crema en el dolorido trasero mientras ella echaba pestes.
-Me haces daño-gruñó.
-Voy todo lo suave que puedo. Tienes el culo hirviendo, Gabi. Te va a doler durante días.
-No hace falta que me lo recuerdes. ¡Dios! Cómo le odio.
-Tienes que reconocer que te has pasado. Romper un coche a un tío nunca es la manera de mejorar su humor.
-Él fue el que decidió amargarme la vida no dejándome salir de casa.
-Sólo hace lo que tiene que hacer, Gabi.
La loba se quedó en silencio pensando.
-Se me ha ocurrido algo-murmuró.
-Esa mirada me da miedo.
-No podemos salir de fiesta. Pero...podemos traer la fiesta aquí ¿no?
-Bueno...supongo que no habrá problema si usamos el cenador del jardín. Podemos ser unos...10 o 12, quizás. Le preguntaré a Louis.
Ella hizo una mueca.
-No le digas que ha sido idea mía. Te dirá que no.
Sheely rio y le aseguró que no lo diría.
Esa noche Sheely bajó para cenar con Louis. Cuando el chico llegó al comedor miró a Sheely frunciendo el ceño.
- ¿Dónde diablos está Gabrielle?
-No quiere bajar. Ha dicho que cenará en la habitación.
-Sube y dile a tu amiga que muestre un poco de educación y baje a cenar, Sheely. No le gustará que suba yo a buscarla.
-No quiere verte, Louis. ¿Puedes culparla?
-Sube a buscarla. No haréis vuestra fiestecita si no baja.
- ¿Nos has estado escuchando?
-Evidentemente. ¿Qué esperabas?
El hada negó con la cabeza.
-No sé qué te ocurre, Louis, pero estás muy raro. Voy a hablar con Gabi, aunque no creo que baje.
Contra todo pronóstico, la loba bajó y se sentó a cenar lanzando miradas furiosas al vampiro. Raoul y Raquel les acompañaron, además de Miriam y Marc, su pareja.Todos charlaron animadamente durante la cena. Las noticias que habían llegado de la asamblea eran positivas. Al parecer, el demonio Akop había muerto. Y su sucesor, su hijo Ethan, estaba dispuesto a entrar en las alianzas con el resto de sobrenaturales.
-No me fío de los demonios-adujo Raquel-siguen considerándose ofendidos por lo de Breena.
-Quizás han entendido que no pueden quedarse aparte-opinó Sheely.
Louis y Raoul hicieron una mueca.
-Estoy de acuerdo con Raquel. Yo tampoco me fío. Espero que mis padres y los demás reyes sean prudentes-la expresión del príncipe era de preocupación.
Gabi puso los ojos en blanco mirando a Sheely.
- ¿Te ocurre algo, Gabrielle? -preguntó Louis burlón al verlo- ¿quizás la silla es un poco dura? ¿Necesitas un cojín?
La chica se puso de pie indignada.
-Eres un...un... ¡Oh! Vete al diablo.
Gabrielle salió del salón tan rápido que, por un momento, pareció un vampiro.
-Louis, eres imposible-regañó Sheely saliendo tras ella.
Miriam negó con la cabeza.
-Os portáis como niños-aseguró.
-Ella es la que se porta como una niña, Miriam. Está demasiado consentida. No puedo protegerla si no sé dónde está.
-Lo sabemos. Pero...intenta mantener el control ¿de acuerdo?
-Siempre lo hago. De hecho, a mi tío André le encanta presumir de eso. Siempre dice que lo he heredado de él.
-Sí. Pero André perdió el control totalmente con su hada, Louis. Tienen ese efecto sobre los vampiros-intervino Raoul.
-No hay ese peligro con Gabrielle. Es más una loba que un hada. Una loba insoportable, además.
-Eso espero...
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