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5. capítulo


Las dos chicas se reunieron con sus amigos en la puerta de la casa. Las recogieron en coche y en la puerta de la discoteca, se juntaron con otro grupo. El mundo humano le gustaba a Gabi. Ellos sí sabían divertirse. Aunque echaba de menos su bosque y su río. El contacto con la naturaleza era importante para una medio hada-medio loba. Se sentía a gusto con ser un híbrido...si no fuese por el rollo de no poder mentir. Eso sí era un problema a veces. Se sentó junto a Sheely y otros amigos para beber una copa y disimuló un gesto de fastidio cuando John se sentó junto a ella. Llevaba tiempo tratando de que saliera con él. Y tenía que admitir que era guapo. Pero...había algo en él que no le gustaba. Y se solía dejar llevar por la intuición. Su padre siempre le decía que ese era su instinto de loba y que debía hacerle caso.


-Hola preciosa-saludó el chico-hace mucho que no nos vemos.


-He estado ocupada-aseguró ella encogiéndose de hombros.


-Te he echado de menos, Gabi. ¿Hasta cuándo vas a seguir negándote a salir conmigo?


-No quiero salir con nadie, John. Me gusta mi libertad.


-¿Bailarás conmigo, al menos?


Ella sonrió y se puso de pie. Luego le tendió la mano.


-Nunca he podido resistirme a bailar-aseguró.


Los dos fueron a la pista. Gabi hizo un esfuerzo por olvidar la mano que él tenía posada en su cintura, pero se las arregló para deshacerse de ella en cuanto empezaron a bailar.


Dos canciones después, cambiaron a un tema lento y John sonrió triunfal.


-Me parece que esto se baila más cerca-dijo atrayéndola hacia él.


Gabi apoyó las manos en sus hombros y él la cogió de la cintura. Al principio mantuvieron la distancia, pero el sopor del alcohol y el ritmo lento de la música se aliaron y en poco tiempo, ella estaba apoyada en él.


-Eres muy guapa, Gabi-aseguró el chico apretándola más contra él.


La besó con suavidad y ella no se apartó. Después de todo sólo era un beso. Pero cuando sintió sus manos recorrer su cadera para apoyarse en su trasero, dio un respingo y trató de separarse.


-Me gustas mucho-gimió el chico apretando más las manos.


-Basta, John. Déjame. No quiero esto.


-Venga, no seas tan estrecha-suplicó el chico sin soltarla.


Gabi, ahora asustada, empezó a plantearse usar su magia para librarse del chico. No fue necesario. Un brazo tiró del humano hasta separarles y vio a Louis interponiéndose entre los dos.


-Te ha dicho que no-masculló el vampiro mirando al humano de frente- ¿qué parte no has entendido?


- ¿Quién demonios eres tú?


-Louis, no...-pidió la chica.


-Cállate, Gabrielle-ordenó él con sequedad-y tú, idiota, vete de aquí antes de que tenga tiempo de arrepentirme.


Louis se volvió hacia Gabi que le miraba indignada.


- ¿Qué haces aquí? -preguntó- ¿por qué diablos has venido?


El vampiro no contestó. La cogió por un brazo y la sacó de la pista. Sólo unos pocos se habían enterado de lo que ocurría. Y le prestaron poca atención. Una discusión era algo muy frecuente.


- ¡Suéltame! ¿A dónde me llevas? ¿Te has vuelto loco?


- ¿Dónde está Sheely? -preguntó él con sequedad.


Gabi siguió revolviéndose sin contestar.


- ¡Basta! -ordenó Louis-vas a decirme dónde está Sheely y luego nos iremos de aquí ¿entendido?


-Ni lo sueñes. No voy a ir contigo a ningún sitio. Estoy con mis amigos.


-Bonitos amigos-dijo él con desprecio.


-John ha bebido un poco más de la cuenta. Es buen chico.


-Ya... ¿Dónde está mi prima?


Gabrielle dudó. Luego echó a andar para ir a donde había dejado al resto de la cuadrilla.


-Louis...-la medio vampira palideció cuando vio a su primo y se acercó a ellos.


-Ya hablaremos de esto, Sheely-aseguró el chico-de momento, me llevo a Gabrielle a casa.


-Iré con vosotros.


-No. Te quedas aquí. Raoul te vigilará de lejos. Os vendrá bien estar separadas. Siempre la liais cuando os juntáis.


Gabi puso los ojos en blanco.


-Sólo hemos salido a divertirnos un rato, por Dios. No exageres.


Louis se volvió para mirarla con frialdad.


-Te prohibí que salieras. Y lo habéis hecho a escondidas. Así que cállate, Gabrielle. No me pongas de peor humor del que ya estoy. Venga, nos vamos.


-No voy a ir contigo. Quiero quedarme aquí y divertirme.


-Puedes salir de aquí por tu pie o en brazos, Gabrielle. Tú decides.


Ella le miró con aire de superioridad.


-No darás un espectáculo-aseguró.


Él sonrió. Luego se agachó y la cogió en brazos en un solo movimiento. Salieron de la discoteca a tal velocidad que los humanos no lo percibieron. En la puerta la dejó apoyarse sobre los pies y ella le golpeó furiosa.


-Eres un idiota, Louis Saint-Croix. No vuelvas a hacer eso. Esa velocidad me marea.


-La próxima vez obedece, lobita. Ahora monta en el coche-ordenó señalándole un deportivo.


-No quiero...


Louis hizo un gesto de advertencia.


-Me vas a hacer perder la paciencia, Gabrielle.


-Creo que ahora es a ti al que ha dicho que no-la voz de John hizo cerrar los ojos a Gabi durante un momento. ¡Qué idiota!


-Es mejor que te vayas-aseguró el vampiro con paciencia.


El humano se acercó hasta ellos.


-Vete John. Esto no es algo que puedas manejar, créeme-pidió la chica.


- ¿Es tu novio?


- ¿Qué? ¡No! Por supuesto que no. Es un idiota.


-Pues vamos dentro. Te acompañaré.


El vampiro pareció perder la paciencia.


-Mira...John. Hazle caso a Gabrielle y vete. Antes de que tengas problemas.


El chico se puso en posición de boxeo.


-No me das miedo-aseguró.


El suspiro de exasperación de Louis hizo que Gabi se moviera delante de John y de frente al vampiro. Éste la cogió de un brazo para apartarla, momento que el humano aprovechó para golpearle en la cara. Louis no se inmutó, pero disparó su puño a la nariz del chico y Gabi gritó cuando oyó el crujido del hueso.


-Se la has roto, idiota. Le has roto la nariz-aseguró forcejeando para soltarse.


-Entra en el puto coche-ordenó él furioso-o probaré si funciona el control en los híbridos, Gabrielle.


La chica obedeció y procuró dar el portazo más sonoro posible. Louis puso los ojos en blanco y luego se agachó al lado de John que seguía en el suelo gimiendo mientras se sujetaba la nariz.


-Deja que te vea-pidió usando su poder de control.


La nariz estaba desviada, pero no parecía grave. El vampiro la enderezó haciendo lanzar un grito de dolor al chico.


-Ahora te irás de aquí y no recordarás nada-ordenó.


Gabrielle aprovechó que el vampiro estaba ocupado con John para encender el coche. El idiota de él había dejado las llaves puestas. Pisó el acelerador y salió tan rápido como pudo, disfrutando del gesto de frustración del chico cuando no pudo atraparla.



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