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22. Capítulo

Por la mañana, el roce de una mano acariciándola el cabello la despertó.


-Louis-murmuró-otra vez no. No puedo más.


La exclamación horrorizada que oyó fue seguida de una risa sofocada a duras penas. Gabi abrió los ojos de golpe y saltó en la cama cuando vio a su madre, sus tías y Alexia y Elise en su habitación. Se tapó como pudo con la sábana y les miró incrédula.


-¿Qué hacéis aquí?-preguntó enrojeciendo.


Su madre tan pálida como ella roja, la miró con cara de pocos amigos.


-Tenemos que hablar-dijo.


-Oh, mamá-protestó la chica-¿ahora, de verdad?¿Y habéis venido todas?¿Qué es esto, una especie de interrogatorio?


-Tienes que admitir que habéis montado un buen lío, sobrina-argumentó Jana divertida.


-Y estamos preocupadas por ti-aseguró Elise mirándola con fijeza.


-Así que dúchate y vístete para que podamos hablar-ordenó Alexia mucho más seria de lo que era habitual en ella.


-¿Dónde está Louis?-preguntó la chica mientras se envolvía en la sábana para levantarse.


-Supongo que teniendo esta misma conversación con su padre y los demás-respondió Breena.


Gabi suspiró cuando entró en el baño. Esto iba a ser difícil. Estaba tentada de contarles la verdad pero tenía miedo de que ni siquiera las mujeres pudiesen parar la guerra que se desencadenaría. Su madre y sus tías querrían la cabeza de Louis en una bandeja...o quizás alguna otra parte. Y Alexia era su madre, después de todo. Además, ahora estaba obligada a mentir.


-Bien, señorita-dijo su madre en cuanto salió del baño-ahora siéntate y explícanos como hemos llegado a esta situación.


Gabi suspiró y se sentó.


-¿Porqué os cuesta tanto aceptar que Louis y yo estemos enamorados?


-Has estado tres semanas en casa y no has dicho nada, hija.


-No sabía cómo decírtelo mamá. Suponía que no ibais a tomarlo precisamente bien.


-Tienes que aceptar que es una situación difícil, sobrina-intervino Anjana.


-Tendréis que haceros a la idea de que vamos a estar juntos-la chica miró a su madre con determinación.


Alexia y Breena se miraron.


-Gabi-empezó Alex- las dos estamos casadas con un Saint-Croix. Sabemos cómo pueden ser cuando quieren algo.


-Insistentes, impulsivos y crueles si lo consideran necesario-añadió Breena.


-Sólo queremos estar seguras de que mi sobrino no te está obligando a nada- Elise se arrodilló a su lado para mirarle a los ojos-dinos que podemos estar tranquilas respecto a eso y te dejaremos en paz.


La chica miró a las demás mujeres. Una vez más, la compulsión la hizo hablar.


-Todo está bien, Louis no me ha obligado y podéis estar tranquilas.


Las mujeres se miraron entre sí, no muy convencidas.


-Está bien-aceptó Zuria-si es así, bajemos para hablar con tu padre. Antes de que monte una guerra él solo.


Las mujeres se reunieron con sus hijos en el salón. Sheely miraba preocupada a Gabi, cosa que no le pasó desapercibida a Breena. Estaban desayunando cuando los hombres salieron del despacho de Damon. Las mujeres les miraron con curiosidad, hasta que Louis se acercó a Gabi y la pasó un brazo por la cintura. La chica no pudo evitar tensarse y Louis la besó en la mejilla y aprovechó para susurrarla en el oído.


-Todos nos miran, cariño-recordó.


Gabi forzó una sonrisa y dejó que la apretara contra él.


-¿Qué ha ocurrido? -preguntó la chica preocupada mirando a su padre.


-Hemos acordado permitir que estéis juntos...por el momento. Nos plantearemos qué hacer con vuestras obligaciones cuando llegue el momento. Si es que seguís juntos para entonces-respondió el lobo muy serio.


-Kai, no les hables así-pidió Zuria.


El alfa suspiró.


-Lo siento-se disculpó-tendré que acostumbrarme a todo esto.


-¿Dónde vais a vivir?-preguntó Alexia-aquí hay sitio, por supuesto.


-Podéis quedaros en mi casita mientras estéis aquí-ofreció André-si os apetece pasar una temporada a solas.


-Y os construiremos una casa para vosotros en la aldea-añadió Zuria-así podéis pasar temporadas en los dos territorios.


-Eso será perfecto-aseguró Louis-celebraremos la ceremonia de unión enseguida.


-De acuerdo-el rey vampiro se puso de pie-todo solucionado, entonces.


-Y hemos conseguido no matarnos en el intento-Jared sonrió a su esposa-¿podemos volver a casa, querida?


Elise echó una última mirada a Gabi y suspiró.


-Sí, no me gusta dejar a Ada sola con los problemas que estamos teniendo con los brujos. Nos veremos en la ceremonia.


-Nosotros también nos vamos-informó Anjana-Lael cuida bien de Aria, pero...


-Y nosotros también. Prepararemos las cosas para la ceremonia y os uniremos en dos días -comunicó Kai.


-Allí estaremos-Louis apretó a Gabi contra su costado.


-Gabi vendrá con nosotros, Louis. Te esperará en la aldea-el tono de Zuria no admitía réplica.


-No voy a...


Damon hizo callar a su hijo con un gesto.


-Es el acuerdo al que hemos llegado los mayores, Louis. Se hará así.


El chico apretó los labios en un gesto de enfado.


-¿Podemos despedirnos en privado, por lo menos?-preguntó entre dientes.


Alexia miró a Zuria y asintió.


-Nos iremos en 30 mn-advirtió Kai.


Louis cogió a Gabi en brazos y desapareció con ella a velocidad vampírica.


La chica le golpeó en el pecho cuando la puso en pie en la habitación.


-Te he dicho mil veces que no hagas eso. Odio moverme a esa velocidad.


Louis la abrazó y se apoderó de sus labios.


-Y yo odio a tus padres-dijo-estoy seguro de que ha sido idea suya.


-Quizás así se te pase esta tontería-murmuró ella.


El vampiro rio con suavidad.


-No, amor. Puedes estar segura de que no será así. Te voy a echar de menos cada minuto.


La arrastró hacia la cama y la hizo acostarse.


-Louis, nuestros padres están abajo. ¿Qué estás haciendo?


El vampiro deslizó los labios por el cuello de la chica.


-Asegurarme de que tú también me eches de menos, lobita.


Hundió los dientes en su cuello con suavidad y Gabi gimió cuando el placer la invadió. Le abrazó casi sin darse cuenta y levantó las caderas para facilitarle el trabajo cuando él deslizó sus bragas por sus piernas. La invasión del miembro del chico la arrancó otro gemido.


-Schhh...-murmuró Louis- no queremos que toda la casa se entere de lo que estamos haciendo ¿no?


Gabrielle no pudo evitar reírse. Poco después se estremecía en un intenso clímax. Louis rodó a su lado y la atrajo hacia él.


-Me encanta verte reír-aseguró besándola en la punta de la nariz-de verdad que voy a echarte de menos, amor.


Gabrielle se incorporó.


-Tengo que irme o subirán a buscarme.


La chica se vistió y se pasó un peine por el pelo a toda prisa.


-Gabrielle...-las manos de Louis la sujetarán por la cintura desde atrás -¿Me echarás tú de menos un poco?-preguntó.


La chica ahogó la respuesta que irremediablemente venía a sus labios.


-Tengo que irme-dijo en un susurro antes de soltarse y salir de la habitación.



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