17. Capítulo
Os dejo un capítulo de regalo. Y prometo subir otro esta tarde (hora española). ¿Eso es un maratón? Un besazo para todas.
-Despierta Gabrielle, despierta, vamos-la voz de su madre consiguió sacarla de la pesadilla que la envolvía.
La chica se incorporó respirando agitada. Zuria la abrazó mientras la acariciaba el pelo hasta que se relajó.
- ¿Siguen las pesadillas? -preguntó con voz suave.
Ella asintió aún sin poder hablar.
-Todo está bien ahora, cariño. No tienes nada que temer.
Gabi se tumbó de nuevo.
-No sé qué me pasa, mamá-confesó-pensé que cuando volviera a casa todo volvería a ser como antes, pero... no es así. Todo parece haber cambiado. Nada me llena como lo hacía.
-Has vivido una experiencia en la que casi mueres, Gabi. Has cambiado, es inevitable. Necesitas tiempo para que todo vuelva a su sitio.
-Supongo que sí -la chica encogió de hombros-pero ya llevo en casa tres semanas.
-Ten paciencia, cariño. Mejorarás, te lo prometo. Ahora descansa.
-Mamá -llamó la chica cuando Zuria estaba a punto de salir-no estoy embarazada. Anoche me bajó la regla.
-Esa es una buena noticia, Gabi.
-Sí, díselo a papá. Sé que estaba preocupado.
-Habría sido un problema importante. Se lo diré. Buenas noches, cariño.
-Buenas noches, mamá.
Zuria volvió a la cama donde Kai la esperaba despierto.
- ¿Está bien? -preguntó abrazándola.
Zuria se acurrucó contra él.
-Sigue con pesadillas. Pero, al menos, no está embarazada.
Kai suspiró aliviado.
-Por fin una buena noticia. Mandaré un mensaje a Damon mañana. Y no te angusties demasiado, Zuri. Las cosas volverán poco a poco a la normalidad.
-Tiene su olor tan impregnado que no puede olvidar lo que ocurrió. El resto de las chicas murmuran en cuanto se da la vuelta.
-No podemos hacer nada contra eso, Zuria. Solo dejar pasar el tiempo. El olor se suavizará. Y los recuerdos también.
-Espero que tengas razón.
-La tengo. Ahora duerme, esposa. Es muy tarde.
Zuria se volvió de espaldas y Kai la abrazó desde atrás.
-No creo que pueda dormir-dijo-estoy demasiado preocupada.
-Tendremos que hacer algo para pasar el tiempo, entonces-murmuró el lobo deslizando las manos por debajo de la camisola de dormir de la chica.
Enseguida, sin cambiar de posición, él se introducía en su cuerpo desde atrás.
-Tengo que despertarte más a menudo durante la noche-murmuró ella con un jadeo.
Kai la abrazó mientras le pellizcaba un pezón.
-Siempre que quieras, nena-gimió empujando en su interior-siempre que quieras.
Dos días después, Gabi decidió bajar a darse un chapuzón en el río. El niño de su amiga Mara había nacido hacía sólo unos días y ella estaba muy ocupada con el bebé, así que se sentía un poco sola. Su primo Hide pasaba cada vez más tiempo con los hombres, entrenando y tratando de ligar con todo lo que sonase a femenino en los territorios más próximos, daba igual que fuese vamp, vampira o hada. Y, últimamente, su hermano Kyle le acompañaba a todas horas. Y Tessa apenas se despegaba de su madre. Así que estaban un poco distanciados. Echaba de menos a Sheely. Y echaba de menos a Louis más de lo que reconocería ante nadie. Suspiró y se quitó la ropa para meterse en el agua. Nadó rápido para entrar en calor y luego flotó de espaldas disfrutando del frescor.
-Vaya, ahora pareces un hada completa-la voz hizo que se sumergiera sorprendida.
Salió a la superficie tosiendo y miró al vampiro sin poder creer lo que veía.
- ¿Qué diablos estás haciendo aquí? -preguntó asegurándose de estar sumergida hasta el cuello.
Louis sentado en la hierba la observaba con detenimiento.
-He venido a hablar contigo. En la aldea me han dicho que estabas aquí.
-No tenemos nada que hablar, Louis. Seguramente sabrás que no estoy embarazada. Así que...
El vampiro levantó la mano para interrumpirla.
-Lo sé. Mi padre me lo dijo ayer. Por eso he venido.
-No entiendo...
-Sal del agua, Gabrielle. Cogerás una pulmonía.
-Soy una loba, vampiro. No una de esas humanas débiles que te tiras. No voy a enfriarme.
-Sal y vístete. Aunque igual prefieres que me reúna contigo.
El chico se levantó y se quitó la camisa.
-¡No! No se te ocurra. Saldré. Pero deja mi ropa y date la vuelta.
-No seas ridícula...
-Date la vuelta, vampiro, o no saldré.
Louis, con un gesto de exasperación, se volvió y se alejó unos pasos.
Gabi salió con rapidez del agua y cogió su ropa. Luego usó un poco de magia para invisibilizarse y vestirse. Lo hizo justo a tiempo, porque él se dio la vuelta.
-Eres un cerdo-aseguró la chica cuando volvió a hacerse visible.
-No tendría sangre en las venas si no aprovechara la ocasión, lobita-él sonrió divertido-ummm, te sienta bien el look mojado.
La camiseta de algodón de Gabi se pegaba a su cuerpo sin dejar nada a la imaginación. Ella cruzó los brazos y le miró enfadada.
-Di lo que tengas que decir y vete, vampiro.
-¿Cómo estás? -preguntó él desconcertándola.
-¿Qué?
-Te he preguntado que como estás, Gabrielle.
-Estoy...-no pudo decir bien-recuperándome. Supongo que como tú.
El vampiro hizo una mueca irónica.
-La verdad es que no. No he conseguido dejar de pensar en ti desde entonces. Ninguna sangre me satisface. Ni siquiera he querido acostarme con nadie.
-Ja, eso sí que es difícil de creer.
-No te burles, Gabrielle. Te aseguro que no es gracioso. Mi tío me lo advirtió, pero creí que podría librarme de la obsesión. Cuando mi padre me dijo ayer que no estabas esperando un hijo mío, no fue el alivio que supuse que sería. Ahora eres libre para emparejarte con otro.
-Sí-afirmó ella-así es.
-Pero no voy a permitirlo, loba. Lo siento, pero no voy a renunciar a ti.
-¿Qué quieres decir?
-Quiero decir que voy a sacarte del reino de los lobos y llevarte al mío. Y allí, te haré mi esposa.
Ella le miró anonadada.
-¿Te has vuelto loco, Louis?
-Te dije que esto podía pasar cuando me ofreciste tu sangre, nena.
Gabi retrocedió poco a poco. Louis no se movió, pero no dejó de observarla.
-No voy a ir contigo-aseguró antes de hacerse invisible de nuevo y golpearle con magia.
El impacto tiró al vampiro al suelo, pero se recuperó muy rápido. Gabi ya estaba corriendo hacia la aldea tan rápido como podía manteniéndose invisible a la vez. El peso de un cuerpo contra ella la bloqueó y la hizo rodar hasta quedar boca abajo, inmovilizada por el peso del vampiro.
-Hazte visible, Gabrielle-ordenó el vampiro enfadado-ahora. O me alimentaré de ti y tu magia se irá.
La chica obedeció. El vampiro seguía presionando su cuerpo contra ella y la chica notó claramente su erección en las nalgas.
-¿Cómo has sabido dónde estaba? -preguntó tratando de distraerle.
-He tomado tu sangre, nena. Ahora estamos vinculados. Puedo sentirte, aunque no te vea. Y ahora ¿vendrás conmigo por tu voluntad o tendré que controlarte?
-No se te ocurra meterte en mi mente, vampiro.
Louis se levantó y la cogió de un brazo para ponerla de pie. Tan pronto como lo hizo, ella volvió a dispararle magia. Pero él no la soltó.
-Muy bien, basta. Ya te he dado suficientes oportunidades, loba.
La atrajo hacia él y la sujetó la cabeza para mirarla a los ojos.
-Ahora vas a dormirte, Gabrielle. No despertarás hasta que yo lo diga.
La chica luchó contra el sueño que la invadía. Sabía, por su tía Breena, que las hadas no podían ser influenciadas por vampiros si ellas no querían. Pero sí podían serlo los lobos. Y, desgraciadamente, parecía que ella era más loba que hada en esto. Sin poderlo evitar, los ojos se le cerraron y su cuerpo se aflojó en los brazos del vampiro.
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