Cuando esa noche llegaron a la casa de los vampiros, Gabi se excusó diciendo que estaba cansada y se encerró en su habitación. Desde entonces, solo salía para las comidas y dar un paseo por el jardín para recuperar fuerzas. Le había pedido a Sheely que no la dejara a solas en ningún momento y su prima, que aún se sentía culpable, la acompañaba a todas partes. Así, había conseguido evitar a Louis, que la miraba a ratos enfadado y a ratos exasperado.

-Llevo aquí una semana-suspiró la loba tumbada en la cama de su habitación- ¿por qué diablos aún no la han encontrado?

Sheely se encogió de hombros.

-Mi padre dice que creen que ha entrado en el territorio de los humanos. Si estuviese en alguno de los nuestros la habrían encontrado ya.

-Necesito volver a mi casa. Me ahogo aquí, Sheely.

-Es lógico, no has salido de la habitación apenas. No sé cómo lo soportas. Tus dos naturalezas exigen estar al aire libre.

-Está evitándome-aseguró Louis entrando en la habitación.

- ¿Estabas escuchando nuestra conversación? -se indignó Sheely

-Sal de aquí, primita. Quiero hablar con Gabrielle a solas.

La loba se levantó de la cama.

-Vete, vampiro, no tenemos nada de qué hablar-aseguró la chica.

-Ya lo creo que sí, lobita. Sal de una vez Sheely.

-No lo hagas-pidió Gabi.
-Louis...-dijo la medio vampira-quizás deberías...

-He dicho que salgas de la habitación, Sheely ¡Ahora!

La chica salió con la rapidez de un vampiro y Louis cerró la puerta.

-Sal de aquí, Louis. O gritaré hasta que mi tía y Alexia vengan a sacarte a rastras.

-Puedes desgañitarte si quieres. Los cuatro han salido. Así que es difícil que te oigan. Y Derek ha prometido mantener a Sheely alejada.

Gabi le miró indignada y se dirigió a la puerta. Louis hizo un gesto y se oyó la cerradura. La loba le miró y disparó un poco de magia contra él. Louis retrocedió un paso cuando le acertó de pleno, pero se rehízo enseguida y se acercó a grandes pasos.

-No te acerques-advirtió ella retrocediendo.

Enseguida, estuvo bloqueada entre la pared y el cuerpo duro del vampiro.

-Voy a darte una bofetada si no te apartas ahora mismo-aseguró la chica.

Louis rio con suavidad.

-Inténtalo lobita. Aún tengo pendiente darte unos azotes por escapar de la casa como lo hiciste.

-Tenía que ir a la aldea.

El vampiro enterró su rostro entre su pelo para acariciar el cuello de la chica con sus labios.

-Te dije que podía ser una trampa. Pero, como de costumbre, hiciste lo que quisiste. Eres una malcriada, niña.

Ella intentó empujarle enfadada.

-Y tú eres un idiota prepotente.

-Si sigues moviéndote así, no podré concentrarme en hablar contigo, Gabrielle-dijo él con voz ronca.

La loba notó la dureza de su erección en su vientre y dejó de moverse.

-Aunque fuiste bastante tonta al caer en la trampa, la verdad es que tengo que pedirte disculpas-añadió el vampiro.

- ¿Tú? ¿Disculpas?

El chico suspiró y se alejó un poco.

-Tenía que haber supuesto que no ibas a quedarte quietecita y esperar. Así que debí ir contigo. O encerrarte. Cualquiera de las dos cosas habría sido mejor.

-Nos habrían cogido igual.

Louis se encogió de hombros.

-Probablemente. Y tengo que pedirte disculpas también por lo que ocurrió luego.

Gabi cerró los ojos.

-No quiero hablar de eso...

-Hables o no de ello, sucedió, Gabrielle. Te violé. Perdí el control y te quité la virginidad de la peor manera posible. Tu primera vez no tenía que haber sido así.

-Louis, por favor...

El chico volvió a rozar sus labios en su mejilla.

-Siento haberte hecho daño-aseguró de nuevo con la voz ronca-pero quiero que entiendas que no era consciente de lo que estaba pasando.

-Louis, basta.

El vampiro subió las manos hasta su cabello y la sujetó para mirarla.

-Quiero que me digas que me perdonas, Gabrielle. Necesito que me lo digas.

Ella cerró los ojos un momento.

-Está bien. Déjalo ya. No hay nada que perdonar.

-Eso no es lo que te he pedido, lobita.

-Si lo que quieres es oír las palabras exactas, te perdono, Louis, ya está dicho. Ahora deja que me vaya por favor.

El chico miró sus labios con fijeza.

-Creo que aún no-suspiró acercándose.

La besó con suavidad, sin prisa y sin presionarla. Gabi se relajó enseguida después de la sorpresa inicial. El vampiro mordisqueó sus labios y exploró su boca con delicadeza. Luego, la apretó contra él para hacer el beso más intenso. Ella gimió contra sus labios y le abrazó también.

-Te deseo, Gabrielle-murmuró él deslizando las manos por su cuerpo-no puedo dejar de pensar en ti ni un momento desde que te tuve.

La levantó en brazos y la llevó a la cama sin dejar de besarla.

-Déjame hacerte el amor, lobita -pidió mientras se tumbaba a su lado.

Gabi no tuvo la opción de responder. Louis la besaba y acariciaba por todas partes y ella tenía sensaciones desconocidas. Cuando la boca de Louis se cerró sobre uno de sus pechos desnudos volvió a la realidad por un momento.

-No, Louis, para.

El vampiro volvió a besarle.

-No quieres que pare, Gabrielle. Te gusta lo que te hago.

Ella volvió a perderse en el placer de sus besos. Gimió cuando él la acarició entre las piernas y abrió los ojos para mirarle.

-Eres preciosa, Gabrielle-murmuró sin dejar de besarle -eres la mujer más bella que conozco.

Ella se tensó. Recordó la cantidad de chicas que había visto pasar por los brazos de Louis, vampiras, humanas, vamps... Ella era una más. Solo una más. Un hada que anotar en su lista. Y acabaría haciéndole daño.

-Suéltame-ordenó con firmeza ahora.

Él dejó de besarle desconcertado.

-¿Qué ocurre? -preguntó -creí que...

-Creíste mal. Déjame por favor.

Louis se apartó.

-No te va a doler esta vez, Gabrielle. No tengas miedo.

-No quiero hacerlo, Louis. Quiero que te alejes de mí y no vuelvas a acercarte nunca más.

-Hace un momento no parecías querer eso, loba. ¿Se puede saber por qué has cambiado de opinión?

-No quiero acostarme contigo, Louis. No tengo que darte ninguna explicación.

-Sabes que podría hacerte cambiar de opinión, Gabrielle-aseguró él con los ojos entrecerrados.

Ella le miró con odio, sabiendo que tenía razón.

-¿Vas a volver a violarme? -preguntó con frialdad.

El chico se levantó de la cama y la miró furioso.

-Eso es un golpe bajo, Gabrielle. Indigno de la hija de un alfa. Pero si lo que buscabas es alejarme, lo has conseguido. Por esta vez.

Salió con un portazo y Gabi suspiró aliviada. Sheely entró como una exhalación en la habitación.

-¿Qué ha ocurrido? -preguntó.

-Te pedí que no me dejaras a solas con él, Sheely-reprochó la chica.

-Lo siento, Gabi. Pero cuando mi tío no está...él manda. No tengo más remedio que obedecer.

-Quiero irme a casa. ¿Cuándo va a acabar esto?

-Gabi...odio verte así. Ni siquiera me has contado lo que ocurrió.

-Todos sabéis lo que ocurrió, Sheely. Llevo su olor impregnado desde entonces. Otra de las desventajas de ser un hada.

-Una cosa es saberlo y otra que tú hables de ello, Gabi.

-Le desangraron, le quitaron casi hasta la última gota de sangre del cuerpo. Tú eres la vampira, así que supongo que lo entiendes incluso mejor que yo. Enloqueció, ni siquiera sabía quién era yo cuando me mordió y luego...

-La sangre y el sexo están ligados para los vampiros, Gabi. Si estamos bien alimentados podemos separarlos, pero si no...nos es imposible. No era él cuando te forzó.

-Lo sé. No le culpo, Sheely, de verdad. Sé que cualquier otro vampiro me habría matado. Pero...no puedo olvidarlo tampoco. Por eso quiero irme a casa. Allí me será más fácil.

-Gabi...hay algo que no sé si has pensado. Puedes estar embarazada.

La chica palideció.

-No. No puede ser. Soy un híbrido de lobo y hada. No creo que pueda quedarme embarazada de un vampiro.

-Yo soy el resultado de la unión de un vampiro y un hada. Supongo que podría ser posible. ¿Qué harás?

Gabi se volvió hacia la ventana mordiéndose los labios.

-No lo sé. No voy a pensarlo. No va a ocurrir.

Sheely abrazó a su amiga.

-Todo irá bien, ya lo verás.