Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🍪🤡Pogolleta Origins (?¿)

Resumen:

Pierrot sabía que probablemente tenía un problema. Que no era normal. No era normal fantasear con degollar a la gente, con verlos desangrarse. No era normal que tus amigos tuvieran que explicarte que apuñalar a la gente realmente no estaba bien y que te miraran con cautela como si fueras a perder los nervios.

Luego conoció a Jack.

•──•─•──•✦•──•─•──•

Pos si, es un one-shot Pogolleta (Jack Conway x Pogo). Lo tenía escrito a medias ya hace como año y medio y por fin encontré las ganas de terminarlo

❥ Unas cosas por aclarar pa ke no se confundan imbéciles de mierda... (con kariño los tekiero mucho <3)

---▬En este Au Jack es más joven, le pongo entre 22 y 25 años, y lo mismo pa Pogo

---▬Pogo es una persona real, no es ningun alter o un espíritu maligno, ni comparte cuerpo con Gustabo

---▬Pogo es un apodo que en esta historia no hace presencia porque apenas es el origen, su verdadero nombre es Pierrot o Pierro como kieran llamarle (que tiene un origen muy interesante pa los ke conozcan la Commedia dell'arte)
⬆lo mismo va pa Sr. Galleta, que sería el alter ego de Jack en el futuro

---▬aclarar que no tengo ninguna idea de momento de continuar con este au pero si te queda gustando y quisieras expanderlo estas en toda libertad, solo déjame saberlo porque me interesaría leer más contenido de ellos

──────•❥❥❥•──────

Pierrot odiaba el hedor del alcohol rancio. Le disgustaba más allá de toda medida, le daban ganas de vomitar y huir de los ecos pasados ​​de gritos rabiosos y puños invisibles. Le recordaba demasiado a sus primeros años en los barrios bajos, el olor a alcohol barato siempre presente entre los desamparados y los pobres, un veneno unificador que hacía que vivir así fuera más fácil y más difícil al mismo tiempo.

También odiaba el olor a perfume dulce, la fragancia pesada y demasiado hostigante, haciendo que Pierrot retrocediera y se tapara la boca y la nariz. Era como si estuviera de vuelta en el burdel en el que creció, el perfume utilizado para cubrir el olor del sexo, el sudor y la suciedad.

Luego estaban las personas que no entendían el concepto de espacio personal. Imbéciles que pensaban que podían invadir la burbuja de Pierrot, respirar en su cuello, hablar con él, coquetear con él. Méndigos que no aceptaban la mirada venenosa de Pierrot como respuesta.

Desafortunadamente para Pierrot, había más de todos estos en el mundo e incluso más en el transporte público. Era mucho más difícil para Pierrot controlarse allí.

Un infeliz borracho, una perra falsa y apestosa, un cuerpo demasiado cerca, y Pierrot veía rojo. No dejaba de pensar en sacar un cuchillo y apuñalar al maldito en el estómago, retorcer la navaja hasta que el agujero fuera lo suficientemente grande como para meter una mano y arrancarle las tripas. Sacar un hacha y cortar las manos ofensivas que estaban demasiado cerca para su comodidad, invadiendo su espacio personal. Sacar una pistola y dispararle a la perra en el cuello, tener el olor a sangre dominando el dulce hedor de su perfume.

Pensando en que la ansiedad finalmente desaparecería cuando el lugar estuviera cubierto de sangre.

Se puso tan mal, la necesidad de hacer sangrar algo, alguien, se volvió tan fuerte... que Pierrot tuvo que dejar de llevar su navaja con él. Estaba demasiado preocupado por perder los estribos y hacer algo finalmente. No es que a Pierrot realmente le importara, sin mencionar que la sangre era un dolor en el culo para limpiar, pero apuñalar a alguien en público, a plena luz del día, no era exactamente aconsejable a menos que quisiera terminar jugando al gato y al ratón con la policía.

Pero, por supuesto, no tener el cuchillo con él lo hizo sentir aún más ansioso, expuesto y vulnerable, su ansiedad subió tan alto que terminaba por bajarse en paradas que estaban demasiado lejos de donde pretendía ir.

Podría haber sido más fácil conducir su auto a todas partes, pero el puto tráfico hacía que fuera casi imposible llegar a tiempo a cualquier lugar. Pierrot estaba atrapado.

Atrapado con todo lo que le recordaba al peor momento de su vida, con todo lo que odiaba, con su ansiedad, y con dedos que no aguantaban las ganas de lastimar, lastimar, lastimar.

Pierrot sabía que probablemente tenía un problema. Que no era normal.

No era normal fantasear con degollar a la gente, con verlos desangrarse. No era normal que tus amigos tuvieran que explicarte que apuñalar a la gente realmente no estaba bien y que te miraran con cautela como si fueras a perder los nervios.

Pero la cosa era... Pierrot sabía que él era diferente. No creía que necesitara ayuda. Él se sentía muy feliz pensando en el calor de la sangre fresca, en cómo se sentiría en sus manos, lo satisfactorio que sería tener a un idiota lloriqueando a sus pies, incapaz de decir nada mientras se ahogaba en su propia sangre.

Así que dejó de hablar de ello. Dejó de gruñir amenazas de muerte en voz baja cuando se sentaba junto a sus amigos, ya no se preguntaba en voz alta cuánta sangre se necesitaría para cubrir el olor a cigarrillos pegado a la ropa.

Pero luego, conoció a Jack.

El joven alto, con su elegante y sedoso cabello oscuro, cálidos ojos grises y una brillante sonrisa, era asombroso, un maldito rayo de sol en la vida de Pierrot desde el primer día. La única persona que Pierrot dejó que lo tocara sin inmutarse, sin siquiera pestañear. Él era puro y precioso y Pierrot estaba tan asustado de perderlo.

Aterrorizado de mostrarle su lado más oscuro, de hacerle saber que Pierrot no era exactamente definido como normal, lo que sea que eso signifique, especialmente después de que Fred le dijera seriamente que no lo arruinara cuando comenzaron a salir. Le pidió explícitamente que no dijera una palabra sobre sus fantasías.

Pierrot realmente no entendía qué había tan malo en eso, pero sí entendió cuando él le dijo: "Te dejará".

Pierrot no quería que Jack se fuera; no quería dejarlo ir nunca. Jack era suyo y Pierrot era de él para siempre. No había otra forma de vivir para ellos que el uno con el otro.

Por eso Pierrot tuvo cuidado de no decir nunca nada. Se mordió la lengua y nunca expresó sus pensamientos en voz alta; solo arrugaba la nariz y se retraía más en sí mismo, tratando de hacerse más pequeño y esconderse de toda la mierda repugnante del exterior.

Y Jack era tan atento. Se dio cuenta de estas pequeñas cosas, inmediatamente unió los hilos y su misión fue hacer que Pierrot se sintiera lo más cómodo humanamente posible cuando estaban en el metro. Siempre asegurándose de interponerse entre Pierrot y cualquier otra persona para protegerlo, ofreciéndole a Pierrot un pañuelo para respirar cuando una cara de mierda apestosa se acercaba a ellos, regañando en voz alta a la gente cuando sobrepasaban sus límites.

Pierrot no pensó que fuera posible para él enamorarse más profundamente de Jack, pero el galán demostró que estaba equivocado una y otra vez, así que Pierrot dejó de asumir; se dejó caer ciegamente en el pozo de estas emociones, a profundidades que Pierrot estaba seguro ya no tenían salida.

Pierrot estaba atrapado para siempre enamorado de Jack. La perspectiva no le asustó tanto como él pensaba que lo haría, de hecho fue una sensación de calor, como si tuviera la certeza que nunca volvería a estar solo en el futuro.

Incluso si eso significaba fingir que no pasaba cada segundo en público pensando en derramar sangre.

Pero luego, meses después en su relación, sucedió algo.

Los dos estaban parados en la cabina del metro, hablando entre ellos en voz baja mientras esperaban la parada más cercana al edificio de apartamentos de Pierrot. El viaje fue el más incómodo en mucho tiempo, la cabina completamente llena, la gente presionándose entre sí, haciendo que Pierrot deseara poder disparar una burbuja de alambre de púas fuera de su cuerpo para protegerse a sí mismo y a Jack de la presencia de otros cuerpos. Pero se tragó el deseo, suprimiendo el pensamiento y la imagen mental, como solía hacer.

El tren se detuvo bruscamente unas cuantas estaciones antes de que tuvieran que bajarse, los cuerpos se movieron cuando la gente se bajó y luego otros subieron.

Pierrot sintió que alguien se acercaba detrás de él, la persona cerca, demasiado cerca para su comodidad. Supuso que se moverían en unos segundos, pero estaba completamente equivocado. En lugar de alejarse, una mano encontró la manera de descansar contra la curva de su trasero.

Pierrot saltó, haciendo que Jack lo mirara inquisitivamente. Pierrot solo negó con la cabeza, sin confiar en sí mismo para no decir algo estúpido como 'Quiero cortar todos y cada uno de los dedos de este imbécil y su polla y hacer que se los coma'.

Resultó que no tuvo que decir nada.

La expresión de Jack se endureció, sus ojos perdieron su brillo a medida que se oscurecían y se estrechaban. Un escalofrío recorrió la espalda de Pierrot. El joven parecía peligroso; increíblemente peligroso, como una bestia cuyo territorio había sido invadido, lista para destrozar al ofensor en cualquier segundo, y la boca de Pierrot se hizo agua.

Se congeló, su cabeza se quedó en blanco, el brazo que Jack envolvió alrededor de su cintura para empujarlo contra sí mismo de manera protectora era lo único que lo mantenía conectado a la tierra. Pierrot no podía moverse, no podía hacer un solo sonido, por lo que simplemente vio como el hombre más alto alcanzaba detrás de él para arrancarle el brazo del abusador. El grito de dolor que siguió, el hombre suplicando que lo dejaran ir solo unos segundos después, Pierrot lo asimiló todo, dejó que lo envolviera como una manta segura.

Miró hacia atrás por encima del hombro para ver a un anciano arrodillado en el suelo, tratando de apartar la mano de Jack de sí mismo, pero Jack no lo soltó. Solo sonrió y apretó más el brazo en su agarre.

Había lágrimas en los ojos del abusador cuando llegó la siguiente parada, momento en el que los otros pasajeros arrojaron al tipo fuera del tren.

Sin embargo, Jack no dejó ir a Pierrot. Continuó abrazándolo con fuerza contra su pecho mientras observaba de cerca sus alrededores, vigilando a cualquiera que incluso mirara en su dirección.

Pierrot nunca se había sentido tan feliz en su vida, su pecho se sentía cálido, tan cálido, que casi no podía soportarlo. Tuvo que tragar saliva para tragarse el ronroneo contenido que amenazaba con salir de su garganta en respuesta al gruñido animal de Jack cuando un pobre cabrón se acercó demasiado de nuevo.

Su parada no pudo llegar lo suficientemente pronto. Para cuando salieron, Pierrot estaba temblando, completamente fuera de sí por la euforia causada por la feroz protección de Jack hacia él.

Pierrot no había pensado que nada pudiera hacerlo sentir más satisfecho cuando estaba bajo estrés que imaginarse a sí mismo haciendo sangrar a la gente, pero estaba equivocado. ¿Imaginar a Jack haciendo sangrar a la gente, para él? Increíble. Perfecto. Hermoso. La mera idea era demasiado, demasiado maravillosa, y Pierrot tuvo que apartar las imágenes de su mente antes de que se derritiera o, peor aún, le dijera a Jack lo jodidamente etéreo que se vería con sangre en sus manos.

Pierrot quería comerse a Jack. Quería comérselo y quería ser comido por él a su vez, quería que los dos se rasgaran el uno al otro hasta que no quedara nada. Quería rascar la piel de Jack hasta sacar sangre, quería los dientes de Jack en su cuello, quería... Todo lo que nunca antes se había atrevido a decir en voz alta.

Pero ahora ... Ahora Pierrot no estaba seguro.

La forma en que Jack lo agarró de la mano mientras lo arrastraba fuera del tren, la forma en que lo vigilaba constantemente, la forma en que lo empujó detrás de la esquina más cercana y lo golpeó contra la pared, apretándose lo más humanamente posible y cubriendo el cuerpo más pequeño de Pierrot de la vista antes de besarlo ferozmente, profundamente, como si quisiera tragar a Pierrot por completo y no dejar rastro de él en esta Tierra.

A Pierrot le encantó.

Amaba cada segundo, cada pedacito del lado salvaje de Jack. Hablaba de sus propios deseos primitivos, sacudiéndolo hasta la médula y acercándose a la oscura y violenta bestia que Pierrot escondía en su interior.

Casi como si los monstruos dentro de ellos dos estuvieran resonando en ese momento.

Como si finalmente se hubieran encontrado.

Y luego Jack se apartó, aunque solo sea un poco, dejando a Pierrot sin aliento; aturdido y sintiéndose tan borracho con todo lo que era Jack que no estaba seguro de poder mantenerse unido.

Definitivamente no podía. No cuando Jack agarró los antebrazos de Pierrot casi dolorosamente y apoyó la frente contra la de Pierrot, mirándolo directamente a los ojos cuando murmuró: "Ojalá pudiera arrancarle el brazo de inmediato y verlo gritar mientras se desangraba por tocarte".

Pierrot se estremeció. Oh, cómo deseaba poder ver eso. El mero pensamiento hizo que todo su cuerpo se calentara, su polla se contrajera.

Pero a pesar de que su cuerpo reaccionó de inmediato, su mente no pudo entender lo que estaba sucediendo. No pensó que alguna vez escucharía algo así fuera de su cabeza; No creía que Jack pudiera pronunciar algo así. Ni siquiera en sus sueños más locos. Era casi surrealista escuchar esas palabras en voz alta y Pierrot tuvo que repetirlas dentro de su cabeza varias veces antes de que siquiera comenzaran a procesar.

Y, por supuesto, Jack tomó el asombrado silencio de Pierrot, su repentinamente helado cuerpo, como un rechazo.

¿Por qué no iba a hacerlo? No era normal. Era natural suponer que Pierrot lo rechazaría, aunque en realidad, el hombre más bajo estaba peleando consigo mismo para no devorar a Jack, en ese momento, justo en ese lugar. En cualquier sentido de la palabra que pudiera, a Pierrot no le importaba cómo, solo quería tanto a Jack que le dolía y no le importaba cómo sería exactamente eso.

Una punzada atravesó el corazón de Pierrot cuando Jack se enderezó y dio un paso hacia atrás, lo que hizo que Pierrot extrañara la forma en que se apretó contra él, sus cuerpos moldeados juntos como si estuvieran tratando de fusionarse en un solo cuerpo. Había una expresión de arrepentimiento en el rostro de Jack, la forma en que se mordía el labio inferior era más que reveladora.

Sin embargo, el fuego vengativo, la sed de sangre que Pierrot conocía tan bien por sus propios ojos... todavía estaba allí. Justo en los intensos grises de Jack y Pierrot sabía que no eran las palabras mismas las que el otro hombre lamentaba. El hecho de que las estaba diciendo en voz alta, es lo que pensó que no debería haber sucedido.

Ahora le tocaba a Pierrot hacerle saber de alguna manera que era lo mejor que podía haber hecho.

Vio a Jack tragar saliva antes de que el hombre mirara hacia algún lugar a la izquierda del callejón y Pierrot supo que tenía que decir algo. Cualquier cosa, antes de que Jack se alejara, hablara, hiciera imposible que Pierrot respondiera. Pero Pierrot no sabía qué palabras usar.

Nunca en realidad, sabía qué palabras usar. La cagaba a menudo, provocando malentendidos todo el tiempo, y lo sabía. Pero Jack siempre parecía entenderlo, ¿no? Se reía de sus estúpidas bromas, nunca se ofendía por la forma torpe de hablar de Pierrot, explicaba a los demás lo que Pierrot estaba tratando de decir.

Aun así, Pierrot estaba aterrorizado. No se atrevió a decir nada, ningún sonido salió de su boca incluso mientras lo intentaba. Abriendo la boca, luego cerrándola, intentando de nuevo. Su mano se contrajo para agarrar la mano de Jack y clavar sus uñas en la carne allí, sacar sangre, dejar una marca. ¿A Jack le gustaría eso? ¿O lo odiaría?

Pierrot se sacudió cuando Jack tomó aliento, a punto de hablar primero; Pierrot se estaba quedando sin tiempo. Tenía que hacer algo. Ahora.

Su mente se cerró, finalmente dejó de pensar, se obligó a sí mismo a moverse, moverse, moverse. Sin darle a Jack la oportunidad de decir lo que fuera que estaba a punto de decir, Pierrot lo agarró por el cuello y tiró de él con dureza, haciendo que Jack gritara de sorpresa.

Pierrot no dudó más. Se lanzó hacia adelante, yendo directamente a los labios de Jack, sin importarle el dolor causado por chocar juntos. Él disfrutó del siseo que provenía de Jack, el otro hombre sin duda sintió el mismo agudo aguijón y, con suerte, tan acogedor como Pierrot.

No le dio tiempo a Jack para reaccionar; solo apretó su agarre en la chaqueta de Jack y abrió la boca, sacando la lengua para pasarla por el labio inferior de Jack, antes de morder con fuerza.

Jack no se apartó como esperaba Pierrot. Ni siquiera gritó de dolor. No, él gimió, un sonido tan bajo y gutural; era como si Pierrot le estuviera chupando la polla en lugar de morder a su novio con tanta fuerza que pensó que le sacaría sangre.

A Jack le gustó. Le gustó tanto como a Pierrot y eso a su vez hizo que Pierrot se sintiera tan jodidamente emocionado. Mariposas vertiginosas volando por todo su estómago, un calor reconfortante y calmante se extendía desde su pecho hasta la punta de los dedos, y su polla comenzaba a palpitar. Jack lo hizo sentir todas estas cosas, todas estas emociones que no entendía, lo hicieron reaccionar de una manera que Pierrot nunca había creído posible.

Pierrot estaba tan lleno de todo eso que pensó que explotaría, era como si hubiera un globo en su pecho, expandiéndose y presionando contra su caja torácica, amenazando con destrozarlo, y Pierrot lo amaba y lo odiaba. No sabía qué hacer consigo mismo. Y así solo se acercó más a Jack, más cerca del cuerpo de la persona que probablemente era más peligrosa que Pierrot. Sí, Jack era peligroso, pero para Pierrot, era el lugar más seguro para estar en ese momento.

Y Jack... Jack presionó hacia atrás. Finalmente despertado del estupor, gruñó, empujando a Pierrot hacia atrás. Pierrot apenas notó cuando su espalda golpeó la fría y dura pared de nuevo, lo único que sintió fue a Jack chupando su lengua con fuerza. Hizo que Pierrot gimiera de necesidad, se quejara de que él hiciera más, que hiciera cualquier cosa para que esa sensación de fuego se extendiera por todo el cuerpo y consumiera todo el cuerpo de Pierrot. Necesitaba sentirlo, necesitaba herir, necesitaba a Jack.

Como si escuchara los pensamientos de Pierrot, Jack extendió la mano, su mano derecha se posó alrededor de la nuca de Pierrot, haciendo que la piel de Pierrot se erizara dondequiera que tocara. Se movió lenta y suavemente al principio, pero no se detuvo allí; sus dedos se curvaron hasta que sus uñas se clavaron dolorosamente en la piel de Pierrot, asegurándose de que Pierrot sintiera su mordisco.

Un escalofrío recorrió la espalda de Pierrot.

Duele. Dolía tan bien que debilitó a Pierrot. Maldita sea, casi se derrite debajo de Jack y si no fuera por el otro brazo de Jack alrededor de su cintura, sus piernas podrían haber fallado. Quería más, quería que esas uñas se hundieran más profundamente, que se arrastraran sobre su piel, que dejaran marcas rojas de enojo detrás, marcas que arderían con cada movimiento de Pierrot durante al menos un día.

Jack eligió ese momento para alejarse, aunque solo sea minuciosamente, y Pierrot solo esperaba que su expresión no lo traicionara más de lo que ya lo hacía su cuerpo. Se sentía tan expuesto, tan vulnerable, pero no estaba asustado. Avergonzado, en todo caso.

Tragó saliva y respiró hondo varias veces antes de atreverse a abrir los ojos para mirar a los grises que sin duda lo estaban estudiando y buscando respuestas. Pierrot esperaba la mirada de perplejidad, esperaba el ceño fruncido y la mordedura del labio inferior rojo e hinchado.

Él, sin embargo, no esperaba las chispas ansiosas y excitadas en sus ojos, y la respiración de Pierrot se detuvo.

Nunca tuvo una reacción como esta al mostrar el lado oculto de sí mismo. Era nuevo y confuso, pero lo hacía feliz. Lo hizo sentir aceptado tal como era, por primera vez en su vida.

Pero realmente, ¿por qué le sorprendía? Jack pareció responder a la agresión de Pierrot, no se quejó de haber sido mordido, no se arrancó a sí mismo después de que Pierrot dejara salir a su monstruo por unos momentos. En realidad, todo lo contrario. Aún así, no impidió que el corazón de Pierrot se acelerara a un ritmo más rápido de lo que podría ser saludable, ni impidió que sus mejillas se calentaran.

Una sonrisa vacilante y descarada apareció en el rostro de Jack después de un momento, justo antes de que tomara una respiración profunda para hablar, "¿Entonces esto significa que no te importa que amenace con violencia a gente de mierda al azar?"

Pierrot no pudo evitarlo. Se rió, el peso de la situación finalmente se disipó. Con la voz temblando con risas apenas reprimidas, respondió, "Significa que no quería nada más que arrancarle las pelotas a ese saco de mierda para dárselas de comer, antes de cortarle la garganta y dejarle completamente seco". Pierrot hizo una pausa, sin estar seguro de si sus siguientes palabras serían una buena idea.

Aunque en realidad, toda esta conversación no fue una buena idea en primer lugar. Y ya se estaba exponiendo así, bien podría ir hasta el final, ¿verdad? Pierrot no era realmente alguien que dudara de todos modos. Así que miró a Jack a los ojos y terminó, con voz tranquila y seria, asegurándose de que Jack supiera cuán serio era Pierrot. "Pero verte hacerlo puede sonar mucho mejor".

Un silencio se instaló entre ellos mientras la dura y honesta declaración colgaba entre ellos, sin estar realmente seguro de si Pierrot lo decía literalmente o no.

No era como si ninguno de los dos pudiera hacer algo así, no realmente de todos modos, pero aún no era normal decir una mierda como esta, sin importar si estabas a punto de hacerlo realidad o no. También era una forma rápida de ser arrestado e interrogado, tal vez arreglarse una cita en el psiquiátrico, como Wilson le había informado amablemente a Pierrot años atrás.

Pero este era Jack. Nadie más que su Jack. Y Jack era diferente.

Era diferente de Wilson, de Fred, demonios, incluso del mismo Pierrot. Era diferente a cualquiera que Pierrot hubiera conocido y Pierrot confiaba en él y lo amaba más de lo que jamás podría expresar.

Pierrot supo la respuesta de Jack antes de que el otro hombre dijera algo. Su expresión se suavizó mientras exhalaba lentamente, una tensión que Pierrot no notó hasta ahora dejando sus anchos hombros.

"Perfecto entonces", dijo finalmente Jack, inclinándose para darle a Pierrot un beso engañosamente suave. Fue solo un breve toque de labios, pero había un poder y un hambre indescriptibles detrás y, ah, cómo Pierrot deseaba que estuvieran solos en ese momento.

Ninguno de los dos podía ser normal, pero al final, realmente no importaba.

No para ellos, y hasta que decidieran dejar que esos monstruos durmieran dentro de ellos, tampoco tenía que importarle a nadie más.

≫ ── ≪•◦ ♡🍪🤡🔪♡ ◦•≫ ── ≪

Y luego se fueron a casa y comenzaron a tener una larga y romántica charla sobre los pros y los contras de arrancar las uñas a las personas en comparación con cortarles las orejas. Puramente en teoría, por supuesto. Amor verdadero ~ <3

y con esto ramen procede a desaparecer por otros seis meses, byeee 🦀

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro