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A la deriva

Despertó con un fuerte dolor de cabeza. El suelo era frío, estaba cubierto de polvo, fragmentos de escombro y había cristales rotos con los que casi se corta la mano derecha. Tenia la necesidad de ver su rostro. No sabia por qué o qué esperaba descubrir con esto, pero hizo caso de lo que su mente le pedía y tomó uno de los cristales más grandes. Mal para ella, este resulto ser cristalino, haciéndolo incapaz de reflejar su rostro.

Se puso de pie con dificultad. Todo su cuerpo dolía de forma horrible, como si se hubiera roto varios huesos al mismo tiempo al caer desde un lugar muy, muy alto. Una búsqueda rápida debajo de su ropa no mostró ningún hueso fuera de lugar o moretones de los qué preocuparse, aunque el tono de su piel era quizá demasiado pálido para su gusto. También le dio un mejor vistazo a su ropa que por alguna razón estaba mojada. Botas negras sin tacón, pantimedias con una falda pequeña, una blusa color vino y una sudadera negra con afelpado en brazos y cuello. En sus manos quedaban marcas que delataban el uso constante de guantes sin dedos, pero por ahora no había rastro de ellos.

Dio pasos tambaleantes, su adolorido cuerpo se negaba a seguir sus ordenes, pero no tomó mucho antes de que el dolor desapareciera y pudiera mover su cuerpo con naturalidad. Se movió por las habitaciónes en busca de una pista de su pararero pero lo único que encontró fueron latas de Monster blanca vacías, varios cadáveres de murciélagos del tamaño de personas y un escrito en una de las paredes.

Vomori estuvo aquí

Por alguna razón ese nombre le era familiar... Demasiado familiar. Pensaba en ello cuando entró en la habitación de al lado y por fin lo encontró. Lo que antaño sería un espejo de cuerpo completo reducido a la mitad de su tamaño, pero no importaba, por fin tendría la respuesta que tanto había estado buscando. Por fin pudo ver su rostro y obtuvo las respuestas qué había estado buscando. Ella era Vomori, Vomori Hiko, una zorra voladora que vivía de hacer streams y algunos trabajos micelaneos.

Eso no resolvió las dudas más importantes. ¿Donde estaba? ¿Qué era este lugar? ¿Porque estaba aquí? ¿Qué era eso escrito en la esquina del espejo? Espera, eso si podía saberlo.

La belleza suele ser descrita como algo pasajero, pero cuando veo tu rostro, me doy cuenta que ellos jamás han visto la verdadera belleza.

¿Se sintió bien? Quizá. Solo era una cita en un espejo viejo y roto, pero no pudo evitar pensar que alguien la había escrito para ella. No pudo pensar mucho en ello cuando notó algo más en el espejo. Una figura detrás de ella, con los brazos hacia atrás sosteniendo algo. Giro la cabeza tan rápido como pudo pero supo que fue muy tarde cuando sintió el golpe más fuerte que había recibido en su vida, y después, nada.

Abrió los ojos. De nuevo estaba en el piso sucio y frío, pero con su memoria intacta. Noto rápido qué el dolor de antes había desaparecido por completo, como si el golpe nunca hubiera pasado. Estuvo cerca de creer que no cuando notó los restos de un bate de madera destrozado. Además de haberse partido a la mitad tenia restos de sangre seca. No encontro ninguna herida en ella así que no debía ser suya. Eso... Eso en realidad no fue reconfortante.

Tomó el fragmento de espejo más grande que encontró y se acercó con cuidado a la entrada de la siguiente habitación. En su mayor parte oscura, pero con la suficiente luz como para notar la figura alta qué le daba la espalda. Tal vez se trataba de quien la había golpeado antes, y no estaba dispuesta a dejar que volviera a pasar. Seguramente se haría daño y dolería bastante, pero su seguir viva era más importante.

Se acerco sigilosamente, lo más sigilosa qué pudo con sus botas y lo sucio del suelo, y con toda su valentía y fuerza clavo el cristal en la espalda de la figura. No fue agradable el escuchar el cristal romperse, al igual que no lo fue cortarse las manos y después descubrír que intento apuñalar una estatua de piedra.

Si su hermano hubiera estado ahí primero habría dado lo mejor de si para atenderla, luego la habría regañado sobre lo estúpido y temerario de su acto, para al final reírse de que intento apuñalar una estatua. Se sentía tonta en retrospectiva, pero al menos el corte no había sido tan profundo por lo que algo tenia de bueno. También le dio un mejor vistazo a la endemoniada estatua de los huevos, y se sorprendió bastante. ¿De quién había sido la idea de poner de pie una gárgola de iglesia, quitarle las alas, y vestirla con un traje? Eso si, había que tener creatividad para ello.

Una vez que sus manos dejaron de arder y dolían menos Vomori siguió en busca de una pista de su paradero.

Por las ventanas todo lo que podía ver era un paisaje urbano, destruido y corriodo debido al abandono. Eso no fue de ayuda. Notó en una de los pocos techos intactos otra gárgola, esta vez más leal a su imagen asociada. Aunque de pie, con las patas delanteras extendidas, mostrando las garras y con el hocico abierto como si rugiera. Una de sus alas se había caído pero por lo demás parecía estar bien. Dirigió su mirada al suelo, pensando que tal vez podría encontrarla. Se arrepintió en ese instante.

Bajo la figura de la gárgola, en el suelo, otra figura se erguía, pero esta notablemente más viva. Piel asquerosamente púrpura, fistulas desproporcionadamente enormes por toda su piel visible, cabello largo y maltratado hasta debajo del pecho, ropa vieja y andrajosa y si tuviera que adivinar, probablemente no quería olerla. Después de unos segundos de mirarse fijamente la cosa retrocedió, adentrandose en la oscuridad del edificio.

Vomori retrocedió varios pasos asustada hasta tropezar con otro escombro. ¿Qué había sido eso? ¿Había más de esas? ¿Fue aquello quien la había atacado? ¿Como podía salir de aquí a salvo? El miedo no la dejo pensar mucho y salió corriendo, bajando por las primeras escaleras qué encontró hasta llegar a nivel de suelo. Quería correr, quería volver a casa con su hermano y su perra, quería dejar todo esto atrás y hacer como que nunca ocurrió, sin embargo se llevó un susto más en cuanto cruzo la puerta.

Lo primero que noto fueron las piedras qué parecían vagamente tomar una forma conocida en su mente, algo que vio hace poco... Un ala de piedra.

Levanto lentamente la mirada hasta uno de los pisos más altos del edificio de enfrente, y ahí estaba otra vez. Esa persona o criatura estaba en el lugar que ella solía ocupar hasta hace no mucho, pero no debía ser así. No podía ser así. Retrocedió en shock hasta adentrarse en la imposible penumbra qué cubría el interior del lugar. El sonido de sus pasos fue su única compañía, al menos hasta que escucho una voz familiar llamarla por su nombre, su verdadero nombre.

Giro el cuello con fuerza, sintiendo sus musculos tensarcin dolor ante el movimiento repentino, pero dejo de importar en un instante. Ese cabello, ese rostro, su complexión. No había duda de que esa persona era su hermano. Corrió a él buscando su calor, su consuelo, una sensación por mínima qué fuera de seguridad. En cambio solo lo vio ir más y más atrás en la plancha de piedra sobre la qué se encontraba, hasta llegar a la orilla y casi caer. Grito su nombre, le grito qué tuviera cuidado, pero él solo le dio una última mirada antes de saltar al vacío.

Se detuvo en el borde de la plataforma, solo siendo capaz de ver un chapoteo distante en el hasta ahora desconocido mar. Grito por él, llamó su nombre con desesperación pero nadie respondió. Repentinamente alguien le dio la vuelta y después sintió que algo se enterró en su carne. Una vez, luego dos, y pronto fueron tantas qué se volvió imposible contarlas. Lo último que vio antes de perder la conciencia fue a la criatura frente a frente, cubierta de sangre con un enorme cuchillo en la mano.




















Abrió los ojos de golpe. Su pecho dolía como el infierno y uno de sus brazos estaba entumido. Por más extraño que pareciera eso en verdad había pasado, había sido apuñalada hasta la muerte y la prueba era el cuchillo ensangrentado frente a ella, su ropa completamente roja y el charco aún fresco a su alrededor.

¿Porque le pasaba esto? ¿Qué había hecho para merecerlo? ¿Alguna vez terminaría? No tenia las respuestas, pero lo que si tenia era ira, una ira irracional e interminable. Ira contra aquella cosa que la acosaba, ira contra este lugar que jugaba con su mente, ira contra cualquiera que la haya dejado en esta situación absurda e incoherente. Tomó el cuchillo y por alguna razón se sintió nostálgico, pero su ira opacó su sentido de la razón y no pensó en ello.

Alaridos sonaron a lo lejos, un sonido tan inhumano qué no podía pertenecer a nada más que aquella cosa. Se puso de pie y corrió. Tenia que alcanzarlo, tenia que atraparlo antes de que se moviera y hacerle sentir lo mismo que ella sintió. No siquiera miro el camino, solo corrió y siguió corriendo hasta que antes de dsrse cuenta lo tuvo enfrente. Estaba en otro de los bordes, gritando incoherencias y alaridos de dolor, pero pronto lo haría probar más.

Lo tomo del hombro y le dio vuelta. Ni un segundo después ya había enterrado el cuchillo en su estómago una, y luego otra y otra vez hasta el punto en que se volvió un movimiento mecánico. Solo se detuvo cuando su brazo se negó a moverse del cansancio. Respiraba pesadamente, su brazo ardía del esfuerzo y su cara también había quedado manchada, pero lo había logrado, le había dado a esa cosa su merecido.

Luego sintió pavor.

En solo un parpadeo dejo de ver a la cosa. En su lugar estaba ella, en el suelo, cubierta y acostada en su propia sangre con el estómago y pecho destrozado a puñaladas. Soltó el cuchillo retrocediendo en pánico hasta golpear una pared. Miro a todos lados pero no reconoció el lugar. Miro frente a ella y el cuerpo había desaparecido, en su lugar la criatura había vuelto a la vida pero le daba la espalda, aparentemente no habiendo notado su presencia.

¿Tendria el mismo resultado si también la atacaba? Se levantó y a sus pies encontró un bate de madera. Algo viejo, pero resistiría. Se acercó en silencio en preparación para golpear. Se asustó y atacó antes de lo que pretendia cuando giro la cabeza de golpe. Fue un milagro el no haber dado el grito de su vida al igual que tener la fuerza suficiente para partir el bate de un golpe.

La cosa se quedó completamente quieta, ni siquiera su respiración era audible, cuando con otro parpadear fue reemplazada con ella, con una enorme herida sangrante en su frente. Su primer respuesta fue huir, pero pronto la idea murió cuando la primera gárgola apareció frente a ella, encarandola con indiferente frialdad. Aún así tuvo miedo. La estatua no hacia más que estar ahí, impacible e inamovible como todas lo hacían, pero se sentía tan enorme y abrumadora qué no notó que retrocedió hasta que su pie resbaló en la orilla.

Miro detrás suya.

Un enorme y muy empinado risco lleno de rocas grandes y afiladas antes de llegar a las enormes olas del bravo mar debajo suya. Volvió a mirar, y en lugar del frio e inerte pedazo de piedra que la había orillado hasta ahí se vio a si misma. Corriendo y gritando un nombre que antes le transmitia fraternidad y seguridad, pero ahora solo era un recordatorio del horror que estaba viviendo. Ya no quería.

Reunió el poco último valor que le quedaba y dio un paso atrás. Conforme rodaba sobre las rocas más y más dolor sentía, y aún así la sensación de liberación que sintió fue aun más grande. Podía dejar esto atrás, podía cerrar sus ojos y escapar de ese infierno aunque fuera por poco, podía descansar.

Cayó al agua y lo último que vio fue la plataforma de piedra de la que se lanzó. Otra gárgola le devolvía la mirada, indiferente a sus problemas. Se suponía que era un guardian, que debía defender lo que tenia que ser defendido pero no hizo nada. Irónicamente cumplió su labor a la perfección, solo fue un espectador que se mantuvo indiferente al mundo qué lo rodeaba, sin voz para gritar y sin voluntad para actuar.

Creyendo que pensaba tonterías, Vomori cerró los ojos y se dejo tragar por la oscuridad, finalmente sintiendo la paz que buscaba.





















Despertó con un fuerte dolor de cabeza.




Notas del autor:

Hola a todos. ¿Todo bien? ¿Todo correcto? Pues ni que me importara.

Venimos de vuelta con un One-shot y esta vez dedicado a la bella y talentosisima señorita vtuber Vomori Hiko.

Ahora que lo veo mejor deje unos cuantos detalles de lado pero no importa, no afecta a la trama. Trama que por cierto en un inicio era muy diferente. Iba a hablar sobre ella y su lore de personaje, además de agregar una aventura algo fantasiosa donde evadia impuestos igual que el nabo radioactivo pero eso se fue por la borda cuando no pude ni escribir la primera palabra.

Y entonces hace dos días me encontré con esto:

Tuve que volver a buscarla porque al parecer no se descargó, pero ya esta. Inmediatamente comencé a maquinar una trama qué luego de unos minutos me recordó a la película de "El triangulo" si no me equivoco. Si, es esa. Pues luego de recordarlo decidí basarme en ella y he aquí esto.

En lo personal creo que esta meh. Hay varios agujeros de guión qué la hacen bastante extraña y el producto final es algo distinto a lo que esperaba, pero aún así supongo que pudo ser peor. Pude haber hecho qué las gárgolas hablaran.

Aun así quiero saber sus opiniones, personas que posiblemente no estén leyendo esto. ¿Esta bueno o malo? ¿Y porque es malo?

Bueno, ya que no tengo más por agregar me despido.

Sin más que decir, LA_GARGOLA, se despide, ZUKA BLIAT.

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