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Capítulo X

{Shemesh Khola}

Significa "sol enfermo" y se refiere a cuando hay sol, pero el ambiente es frío.

Jiraiya acababa de llegar del entrenamiento con Naruto cuando Hoshi llamó a su puerta.

Llevaba varias semanas entrenando con el muchacho del Kyubi, y sabía muy bien todo el potencial que este tenía dentro. Pero también sabía de los límites que suponía entrenar en el terreno de la aldea de la Hoja, por eso, a mitades de Diciembre Jiraiya se llevaría con el al hijo del Cuarto para poder dedicarse a explotar como correspondía su poder.

Se había quitado su uniforme y vestía ropa de entre casa luego de haberse dado una ducha reparadora. Su cabello blanco todavía chorreaba agua.

—Hoshi—la nombró una vez que se encontró con su rostro al abrir la puerta del departamento. El largo y opaco cabello de la muchacha caía a los costados de su cara, fácilmente podría ser confundida por un espanto en la noche. Jiraiya sonrió encantado—...Que bonita sorpresa verte.

La castaña estaba esperando la horrible pregunta: ¿Cómo estás? Pero no llegó. Jiraiya nunca lo hizo, porque él sabía muy bien que la respuesta sería mal. En lugar de eso el simplemente la dejo pasar.

Era la primera vez que Hoshi estaba en el departamento del autor de las novelas del Icha Icha. Y este le hacía totalmente juicio a su persona. Era un monoambiente que de no ser por el desorden que en el había, sería encantador.

—Imagino que aceptarás beber un té, ¿Cierto? —rápidamente junto las toallas que yacían tiradas sobre la mesa baja, las ropas sobre la cama y haciéndolas un bulto las arrojo dentro del placar, que por lo que Hoshi pudo ver también estaba desastroso.

La castaña sonrió débilmente y asintió. Jiraiya le indicio que se sentará y flexionando las piernas en canasta, la muchacha se sentó a la mesa.

—¿Que te trae por aquí?, Perdona que no he podido ir a verte a tu hogar—sus disculpas fueron sinceras.

—Has ido a verme al hospital cada vez que podías, eso es más que suficiente—Jiraiya se volteó a verla y le sonrió. Hoshi se sentía agradecida con su persona ya que durante varios días de su internación él había ido a chequear como estaba—. Vengo a hablar de dos temas con los que seguramente me ayudarás. —Con su mano derecha rasco su ojo. Debajo de la línea de agua de este, comenzaba una marcada ojera—...Tu conoces a Kakashi de hace años, eres podría decirse, uno de sus grandes amigos.

Jiraiya asentía en silencio mientras seguía inmerso en la preparación del té negro. No quería que el agua rompiera en hervor para no quemar la infusión.

—¿Lo has visto en estos días? —preguntó con esas sonrisitas nerviosas que hace quien no se anima a decirlo todo—...Digo, ¿Está aquí en Konoha? ¿O en alguna misión? —Hoshi sabía que estaba allí. Pero quizás Jiraiya le mentiría para cubrirlo.

El sabio tomó la tetera y la dejó en la bandeja que había preparado junto a las dos tazas de porcelana blanca, llevándola hacia la mesa a dónde estaba Hoshi.

—Kakashi está en Konoha, ciertamente—comenzó a decir mientras se agachaba y sentaba en el piso de madera con gran facilidad—...Y no lo he visto en estos días. ¿Porque lo preguntas? ¿No ha ido a visitarte? Si nosotros dos somos grandes amigos, ustedes fácilmente podrían ser hermanos.

Hoshi sonrió entristecida, y recibió la taza que le estaba pasando el hombre.

—No lo veo desde que me fui de misión—dijo—...No ha ido al hospital, ni tampoco ha pasado por casa a saludarme. He ido con mi madre a cada lugar a donde solíamos ir juntos y no lo he encontrado—recordó su encuentro ese mismo día, y su corazón se llenó de dolor—. Parece como si estuviera evitándome, y lo único que necesito en este momento es que no...—si voz se volvió quebradiza y tuvo que detenerse para recomponerse—...Es que no lo haga.

Jiraiya la miraba atento. Con sus ojos entonados de preocupación. Era esa mirada que Hoshi odiaba, la mirada de pena.

—No creo que esté evitándote, Hoshi—Jiraiya sonaba sincero—. Me parecería muy extraño de Kakashi que lo hiciera, más aun sabiendo la relación que tienen ambos—los gruesos dedos del sabio dejaron caer un terrón de azúcar en su taza para después revolverlo con la pequeña cuchara—. Se que ha ido de misión a...

Hoshi asintió.

—Si, puedes mencionar los Campos de Arroz—bromeó, sin ganas, para alivianar la culpa de Jiraiya de haberle traído nuevamente ese recuerdo—...Tsunade me informó que el mismo se encargó de buscar las evidencias para arrestar a esos tipos.

—Así es—comento el hombre.

—Evidencia que recolectó en vano, ya que me están echando la culpa a mí de lo sucedido. ¿Sabías eso, cierto? —Jiraiya asintió con solemnidad, y se tomó su tiempo para responder. Dándole un sorbo a su taza, y mirando hacia la nada.

—...Si, también lo sé.

—Tengo miedo de que Kakashi crea en las palabras de Tsunade—confesó, temblorosa—. Si el piensa que realmente fui yo la culpable, no me quedaría nadie en quien confiar...—por dentro se maldijo a sí misma, por haber pasado tanto tiempo junto a Kakashi en lugar de buscar amigas de su edad que estuvieran con ella en aquel momento.

—Hoshi, no creo que Kakashi se deje llevar por las cosas que dicen de ti—los ojos deHoshi lo miraron dolida, pero Jiraiya se apresuró en aclarar—...cosas que por supuesto no son ciertas. Llevan años conociéndose, pasan mucho tiempo juntos, sería una estupidez de parte de Hatake comenzar a ignorarte por una desgracia en la cual tu no tuviste nada que ver, sería incluso, egoísta.

—¿Tú crees en lo que dices? —Hoshi realmente daba pena. Parecía desesperada por hallar cariño. Su te, mientras tanto, seguía intacto.

—Hoshi, querida—comenzó a decir extendiendo sus manos encima de la mesa, con la intención de tocar las de la muchacha. La castaña lo dudó, pero luego permitió que lo hiciera—...Tengo dos cosas para decirte, de las cuales una no debería estar contándotelo yo, aun así lo considero necesario. Tú no eres la culpable de nada. Ya fuiste víctima de una aberración imperdonable...Es imposible pensar que lo que te hicieron fue porque tú te lo buscaste. Tu no deberías buscar la aprobación de las personas, simplemente deja que hablen—suspiró, y soltó sus manos débiles para después cruzar sus brazos—. Las personas pasan mucho tiempo juzgando a las víctimas en lugar de empezar a educar a los hombres desde sus casas para que estas cosas después no sucedan.

A Hoshi se le llenaron sus ojos de lágrimas.

—...Y respecto al "veredicto"—jugo con las comillas, irónico—. Si es que se lo puede llamar así, Tsunade lo hizo por una razón y esta fue la de proteger a tu familia—La castaña se limpió sus lágrimas que todavía no caían, y miró entornando sus cejas a aquel hombre—...Esto que Danzo te hizo fue una advertencia para que dejes de hacer lo que estabas haciendo. Fue de su parte, una declaración de total impunidad ya que Danzo maneja muchas influencias en todos los países y quizás, fue nuestro error pensar que lograríamos algo enviándote sola a la boca del lobo—rasco su sien derecha, mostrándose preocupado. Casi culpable—. Y sabíamos que, si tu seguías después de esto con la idea de desbaratar toda su organización y dejarlo a plena vista de todos, el iría por tu familia y luego por ti.

—¿Estás diciendo que Danzō mataría a mí familia, si seguimos con esto? —Jiraiya asintió.

—Mato a la familia de Shamui, ¿Cierto? —se refirió a Aki. Hoshi llevo una mano a su pecho, confundida—...No estoy de acuerdo en que está sea la manera, pero Tsunade considero que asumir que tu estabas con los hombres que te violaron la noche del asesinato de tus compañeros, te alejaría para siempre de la idea de detener a Raíz y todo lo que esto conlleva. Tsunade prefirió dejar libre a Danzō a sabiendas del dolor que esto te causaría, para protegerte a ti y a tu familia.

De solo imaginarse a su mamá y papá muertos, a sus tíos y primo, su cuerpo fue atravesado por un frío escalofrío que erizó su piel. Hoshi balbuceo palabras inentendibles, mientras buscaba hilar una frase coherente con sus ojos perdidos en algún lugar del monoambiente del Sannin.

—Fue una respuesta dramática, a una situación drástica—acotó, y Hoshi sacudió su cabeza—. Tsunade te quiere lejos de la actividad ninja, y sabía que esto te alejaría.

—Desde niña vengo luchando por esto Jiraiya—replicó, dolida. Su nariz se humedeció y buscó en vano un pañuelo en su bolsillo, que no consiguió. Y el hombre se levantó a buscar papel de cocina para que se limpiara—...Nadie sabe lo mucho que me ha costado llegar a dónde estoy. Nací para acatar las reglas de esta aldea, y es esta misma aldea la que me está destruyendo.

Esto último apenas pudo finalizarlo, ya que su voz se quebró y dejo salir el llanto que tenía guardado. Cruzo sus brazos sobre la mesa baja frente a ella, hundiendo en ellos su cabeza. Jiraiya la miró con pena y se acercó a su lado, colocando una de sus manos en el hombro.

—El camino del ninja es muy difícil, y apenas para unos pocos. Pero si está es tu elección, por más que cueste... ¿no crees que deberías luchar por pertenecer a dónde realmente quieres? —Hoshi se incorporó lentamente, y lo miró—. Esto que te ha pasado, no dejes que te condicione. Sigues siendo la misma mucha empedernida, terca e inteligente de siempre, solo que con un poco más de dolor, pero... ¿Quien no tiene dolor en esta vida?

Hoshi sonrió débilmente, sin mostrar sus dientes y secó sus lágrimas.

—Moldéalo, conviertelo a tu favor—continuó, sin dejar de mirarla comprensivamente—. y entierra esa mujer que estabas destinada a ser. Hazle lugar a aquella en la que te quieres convertir.

El mentón de Hoshi se arrugó, como si quisiera volver a largarse a llorar. Pero se contuvo, y en lugar de sucumbir al llanto, miró su taza de té a la cuál no le había dado siquiera un sorbo.

—Gracias.

Jiraiya sonrió comprensivamente. Esa tardecita quizás para el sabio, solo le había preparado un té, pero para Hoshi le había reconfortado un poquito su alma rota.

Cuando la muchacha volvió a su hogar, su madre estaba esperándola preocupada, y le dio un fuerte abrazo apenas la vio llegar.

Eran casi las diez de la noche, y su hija se había demorado mucho más de lo que le había prometido. En su estado frágil, luego de todo lo sucedido, que Hoshi desapareciera o se demorara más de lo normal era un riesgo.

—Mamá, necesito hablar contigo.

Yokino supo a qué se refería minutos después cuando con mucha seguridad en sus palabras le dijo que firmaría la declaración falsa de Ibiki y Tsunade. La mujer sintió bronca y dolor, y le pregunto un centenar de veces por que lo haría, si aquello era una vil mentira.

─Tu vida corre peligro, la vida de papá─le explicó la castaña, mientras la tomaba de las manos intentando calmarla. Su padre miraba la escena apoyada en la pared del living, con los brazos cruzados. Aunque nadie lo notara, aunque fuera el ultimo en ser escuchado aquel hombre sufría mucho por lo que le habían hecho a su hija y su rostro se había avejentado por esto mismo─. Incluso la vida del tío Shikaku y su familia.

─Hija─habló Takeru y ambas mujeres voltearon a verlo. El se acercó con calma, y se arrodilló frente a Hoshi, quien se había sentado al lado de su madre, en el sofá─. Siempre he admirado tu nobleza, y esas ansias de justicia que tienes. Ojalá tuviéramos la mitad del coraje que tu tienes para querer cambiar las cosas─explicó, orgulloso de tener a una hija como aquella muchacha, aunque no compartieran la misma sangre─. Pero debes ser egoísta en este asunto cariño...Necesitas preocuparte por ti, y lo que t3e sucedió. Nosotros estaremos bien, Shikaku, tu primo y tu tía también lo estarán, sólo, no dejes que te silencien.

El mentón de la joven tembló y sus labios se fruncieron.

─Papá─masculló, con su voz quebrada por enésima vez─. Déjenme hacerlo, tengo una buena razón, se los juro. La gente hablará, sí. Pero... ¿Acaso no están hablando ahora de esto mismo? No quiero perder a nadie, y si firmo esto podré continuar con mi tarea, y ayudar a otras mujeres que pasaron por lo mismo a sobrellevarlo y pedir justicia.

─ ¿Cómo las ayudarás si ni siquiera podremos hacer justicia por ti?─preguntó su madre, mirándola suplicante. Hoshi corrió sus ojos a los de Yokino, e intento consolarla con una mirada segura, firme.

─Es la única alternativa que tengo de seguir activa─explicó─. Si no firmo, me prohibirán volver a la actividad ninja. El caso llegará hasta la Capital, y los feudales fallarán a favor de mis agresores. Yo tendré que responder por la muerte de mis compañeros, y si...Suena injusto, ¡Lo sé! Pero debo evitar que estas cosas le sucedan a alguien más.

Sus padres no entendían. No comprendían porque Hoshi era capaz de hacer semejante sacrificio de asumir la culpa de un hecho para el que claramente era la víctima, con tal de continuar trabajando en pro de aquellas personas (Y en este caso, mujeres) que la necesitaban.

Pero Hoshi Himara, lo tenía mas que claro. Si debía someterse al sistema para poder destruirlo desde adentro, lo haría. Y esa noche terminó convenciendo a sus padres que la autorizaran a firmar aquella declaración ya que obviamente, su minoría de edad no se lo permitía hacerlo sola.

Y así llegaron los primeros fríos de diciembre, y Hoshi continuaba con sus sesiones de terapia. Una cosa era tener que firmar un papel, la otra cosa completamente distinta y mucho más difícil era cargar con el hablar de las demás personas, y superar aquel dolor que cada día era peor.

Pero ahí estaba ella. Todos los días se levantaba temprano, desayunaba, pasaba un buen rato en pijama y después (si tenia ganas) decidía con que vestirse. A veces los días eran muy grises y prefería quedarse en cama. Otros parecían tener menos nubes, y en esos momentos aprovechaba para pasar tiempo de calidad con sus padres. Pero sus días ya nunca nunca, tenían sol.

Todavía seguía de licencia, por lo que solo iba al centro de Konoha cada vez que tenía turno con su terapeuta, y esto era dos veces por semana. Y agradecía con todo su corazón no tener que ver a cada aldeano volteando a verla, o a cada Jōnin acercándose para preguntarle como se encontraba. Porque todos los ninjas se acercaban a hablarle, todos los ninjas menos él.

Y esto seguía lastimándola de tal manera que su recuperación psicológica hubiera sido un poco mas rápido de haber tenido su apoyo. Pero no, no era así. Hasta que Hoshi se hartó de su indiferencia y corrió al centro de la Aldea a buscarlo.

Lo encontró en la oficina de los Jōnin, hablando amenamente con Asuma y Kurenai. El cuchicheo fue tan evidente que los tres tuvieron que voltear a ver de que se trataba. La castaña caminaba en dirección a ellos, con sus nervios de punta, sin poder controlar el temblequeo de sus manos.

Allí estaba Asuma. Impecable, impoluto como siempre. Casi maravilloso.

En todo ese tiempo Hoshi no había vuelto a verlo mas que un par de veces, en las que él junto a Kurenai se habían acercado a saludarla y ofrecerle sus mas sinceros apoyos. Y la realidad era que la jovencita no tenía ánimos de pensar en nada ni nadie, mucho menos si se trataba de hombres.

Y a su lado estaba Kakashi. Cobarde. Triste. Casi destruido.

─Hoshi, que bueno es verte por aquí─Kurenai era realmente amable y honesta. Se notaba en su tono de voz. La castaña la miró y le sonrió con timidez. Se sintió avergonzada por haberla odiado en su momento, por tener un hombre a su lado que ella jamás podría conseguir. La sociedad enseñaba a las mujeres a competir entre ellas, cuándo en realidad debería ser todo lo contrario─. ¿Cómo te ha ido?

Kakashi pareció haber visto un fantasma. Y quizás tenía razón, aquella Hoshi que tenía enfrente, ni cerca estaba de ser quien había conocido años atrás.

─Estamos bien─Había agarrado la costumbre de hablar como si fuera dos personas diferentes─. ¿Ustedes?

─Bien también ─fue Asuma quién contestó─. A ver cuándo volvemos a juntarnos, como los viejos tiempos ¿No creen? ─preguntó en general, mirando a su novia y a Kakashi. Kurenai solo asintió, pero Kakashi no dijo nada provocando así un silencio incomodo que obligó a Asuma a carraspear su garganta.

─Eh, si...supongo que pronto─arrojó Hoshi, pero la verdad es que pocas ganas tenía de irse de juerga─. Kakashi, ¿Puedo hablar contigo un segundo?

El peli plata la miró pero a la vez no. Tenía sus ojos puestos en ella, pero Hoshi supuso que estaba mirándola a la frente, para evitar tener que cruzar con su mirada. Asuma y Kurenai no sabían que decir ni que hacer, estaban allí, como espectadores que notaban la tensión del ambiente.

Finalmente, el Copia Ninja asintió. Y Hoshi se encaminó hacia el balcón esperando que su amigo la siguiera.

Afuera el cielo estaba apenas nublado. Era un día frío, previo al solsticio de invierno. Pero el Sol era lo suficientemente fuerte como para calentar a aquél que se quedara debajo de sus rayos por un buen tiempo. El balcón circular de la oficina de los Jōnin tenía la característica de tener algunos sectores descubiertos, por lo que rápidamente ambos sintieron la calidez de la estrella al salir.

─ ¿Qué sucede?─preguntó rápido Kakashi. Sonaba apurado, ni siquiera le dio tiempo a Hoshi de prepararse.

Esta lo miró desubicada, y balbuceó intentando comenzar con la conversación. Ni siquiera sabía lo que le diría y él ya estaba obligándola a hablar.

─O-oh, quería saber si estas libre uno de estos días, para ─arqueó las cejas─... No sé, ¿Hablar?

Kakashi se quedó en silencio, movió sus pies jugando con el borde de hormigón del barandal. No la miró, y los segundos que se demoró en responder hicieron que Hoshi dudara de si había hecho lo correcto al ir hasta allí.

─Hoy, a las ocho─ordenó, con su vista en el suelo─. Frente a Ichiraku.

─S-si si, me parece perfecto... Hoy estoy disponible─dijo

─Debo seguir trabajando─se excusó, y sin decir más volvió al salón dejando a su amiga confundida.

¿Por qué se estaba comportando como un idiota? Kakashi solía ser bastante idiota, a decir verdad, pero era simpático, amable. Hoshi creyó que estaba hablando con el Hatake de antes, el de los días de ANBU, y se sintió mal por él. A lo mejor había algo que le estaba pasando dentro, y no tenía con quien compartirlo.

Las horas parecían no transcurrir, pero la ansiedad de Hoshi iba en aumento. Ella esperaba entusiasmada que se hicieran las ocho, y sentía en su estómago un nudo de nervios, como si se tratara de una primera cita. Pero no era así, y Hoshi quería ignorar ese sexto sentido que le decía que sus nervios o ansiedad no eran por encontrarse con su amigo en sí, sino por lo que este le diría aquella noche.

Y si su espíritu hubiera estado en paz, en silencio, podría haber oído esa señal y se hubiera evitado todo el sufrimiento que devino de aquella triste reunión.

─ ¿A dónde vas? ─preguntó Takeru, que ya estaba en casa. Su madre, por su parte, seguía trabajando.

─Iré a ver a Kakashi─dijo, sosteniendo lo que parecía ser un cuaderno en su mano izquierda─. Supongo que iré a cenar, y volveré mas tarde.

A su padre no le convenció la idea, y suspiró algo inseguro. Hoshi lo notó, y se acercó a darle un beso en la mejilla.

─Voy a estar bien...Es Kakashi─explicó, tranquila─. ¿Cómo podría dañarme?

Bendita ilusa.

Hoshi caminó lentamente. Sabía que Kakashi se demoraría mas de las ocho, y por eso no se preocupó cuando el reloj en su muñeca le marcaron las ocho y cinco.

Hacía ya casi dos meses que no veía al ninja del sharingan. Tenía tantas ganas de que las cosas fueran como antes, pero incluso antes de los exámenes Chunnin. Habían pasado tantas cosas en esos últimos meses que Hoshi no había tenido tiempo de darle el regalo del ultimo cumpleaños. En aquél entonces, había comprado un set de kunais, pero llegado el momento no quiso dárselo. Le parecía un regalo poco esmerado y prefirió aguardar para comprarle algo mejor. Nunca pudo hacerlo, y aquello que llevaba en su mano era una especie de obsequio.

En su visita al hogar de Jiraiya, Hoshi le había consultado si tenia algo especial relacionado al Icha Icha que pudiera regalarle al Hatake. El Sannin le cedió amablemente un borrador en manuscrito de la primera edición, y ella, contenta le había escrito una dedicatoria. Lo miró, y tuvo dudas sobre no haberlo envuelto con papel de regalo. Por unos segundos pensó en no entregárselo, pero después se decidió por el sí, después de todo lo que valía era el regalo y no su envoltorio.

Fue grande la sorpresa que se llevó Hoshi cuando lo vio sentado en aquel banquito frente a Ichiraku. ¡Era ella quien había llegado tarde! Apresuró sus pasos para acortar la distancia que los separaba, y una sonrisa la se dibujaba en su boca.

─Hey─le dijo, y al oírla Kakashi se volteó a verla─. ¿Cómo has estado? Hace más de un mes que no te he visto la cara ─Le sonrió, con una sonrisa debilucha, muy distinta a la que tenía hacia tres meses atrás─. Mira que voy a pensar que me estás esquivando─ Intentó sonar bromista, pero algo en el fondo le decía que aquel chiste tenía algo de realidad, y lo terminó de confirmar cuándo Kakashi sondeó su pregunta, y se limitó a consultarte cómo se encontraba ella.

Era pura cortesía. No había interés en sus palabras.

Hoshi se sentó a su lado, esperando que Kakashi le llevara uno de sus mechones de cabello detrás de la oreja, que le dijera que debía cortarse el pelo, que le contara de una buena vez porque en todos esos días el jamás se había aparecido,

Sentarse en aquel banco de hormigón había sido la peor decisión que había tomado, después de su ultima misión. Y lo sabría segundos después, cuando de la nada Kakashi le había hecho la pregunta más cruel de todas.

─ ¿Cuánto te pagaron?

El corazón de Hoshi saltó, dejando un vacío doloroso en su cavidad. Por momentos sintió como este se trizaba, pero no llegaba a romperse, simplemente sus heridas se acentuarán. Como los bloques de hielo del sur, que pronto a llegar la primavera las grietas los invaden. La diferencia que había era que ella ni cerca estaba de ser tan fuerte como un bloque.

─ ¿Qué estás diciendo? ¿Cuánto me pagaron para qué? ─Hoshi no quiso dar crédito a lo que acababa de decir y achinó sus ojos.

¿Por qué se lo preguntaste, Hoshi? Si no querías saber la respuesta.

Kakashi vomitó todo. Y sus palabras supieron a veneno.

Él también la creía culpable de su propio ataque.

Hoshi estaba dispuesta a sentarse frente a Kakashi y contarle como había sucedido todo. El trato con Tsunade, las charlas con Jiraiya. El arreglo que le habían ofrecido para no poner en riesgo a su familia, y la firma que ella misma había puesto en la hoja de su declaración final asumiendo que no había habido ninguna violación.

Y está bien, Kakashi podría haber oído eso. El rumor se corría rápido y ya todos confirmaban su teoría que el ataque de Hoshi no había sido nada más y nada menos que un capricho de la muchacha por llamar la atención. ¿Pero de ahí a creerlo? ¿De ahí a pensar que Hoshi se lo había buscado?

Las ganas de defenderse se esfumaron rápidamente. Era en vano pararse frente a él y explicarle que había sido víctima de una situación horrenda y extrema, ya que Kakashi estaba más ocupado en creer en chismes que en dar la cara y apoyar ciegamente a aquella muchacha que durante tantos años lo había acompañado.

A Hoshi le dolió que dudara de ella. Que pensara sin siquiera cuestionarse, que aquellos rumores eran ciertos. Y sí, quizás podría haberlo convencido contándole el verdadero detrás de escena de la historia de la declaración, pero Hoshi era la víctima. Y no tenía por que convencer a nadie de que lo era.

Su estomago se revolvió, como si alguien estuviera batiéndolo allí dentro. Su pecho se llenó de un dolor intolerable, como si se tratara de un luto, como si alguien hubiera muerto y nunca más volvería a verlo.

Y así era. Estaba despidiéndose para siempre de quién creyó su amigo.

Lo estaba enterrando. Con el crúor de su sangre, y la poca fuerza de su espíritu. Estaba tapando con tierra seca las memorias, los recuerdos, los abrazos, las salidas. Estaba dejando que los gusanos comieran las risas compartidas, y prontamente el olor putrefacto del cariño muerto invadía su alma, o lo que quedaba de ella, ya que ahora estaba completamente rota.

"Espero disfrutes de este regalo, tanto como yo disfruto de tu compañía. Te quiero infinitamente, Hoshi"

¡Eso le había escrito la muy idiota! Y quiso arrancar el escrito con sus dientes y obligarse a tragarlo, porque ahora parecía que esa tinta no era tinta, sino la propia sangre de su corazón destruido.

Se fue llorando a mares, sin siquiera poder mantenerse en pie. Quiso recobrar la postura al llegar a su casa, pero terminó de derrumbarse con las tres peores palabras que pudieron haberle salido de su boca.

─Me violaron Má─repitió, una y otra vez, colgando de la falda de su madre. Que desesperada intentaba que se pusiera espiritualmente de pie.

Dios, lo que quemaba. Lo que le dolía. Lo que le faltaba.

Se sentía en carne viva, como si hubiera sido quemada bajo chispeantes maderas. Quería arrancarse las uñas, porque quizás aquello le dolería menos. Podía sentir el olor de la carne cocida, convirtiéndose de a poco en cenizas.

El agua caliente de aquella ducha había avivado sus llagas, y en lugar de alivianar el peso de su interior, parecía haberla molido a golpes. Como pudo se vistió, más su cuerpo para siempre estaría desnudo y vulnerable, y arrastró sus pies hasta el interior de su habitación, donde antes de poder llegar a su cama se desplomó en el suelo sobre sus rodillas.

A Hoshi la habían matado dos veces.

La primera vez la madrugada del dieciséis de octubre.

La segunda, esa misma noche.

Hoshi estaba muerta.

Convertida en cenizas.

Y allí, tirada en el piso, ya sin voz a causa de su desgarrador llanto, y con las manos sujetándose sus propios hombros, tenía dos alternativas.

Enterrar su alma para siempre...

O renacer. 



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Bueno bueno bueno, mi querídisma genteeeeeee!

Actualicé rápido, vieron?? EHEHEHEHEHHEE todo sea por tenerles contentes a ustedes. LES AMOOOOOOOOOOOOOO

EN fin, mucha alegría en las notas debajo del fic pero la realidad es que sufrí mucho al escribir este PENÚLTIMO (Si, leyeron bien) Penúltimo capítulo de Gaman. Tuvo que evocar los recuerdos mas dolorosos, los desamores, las pérdidas. Tuve que encontrar dolor para poder expresarlo en (Creo yo) el capítulo más triste de todos. Hasta incluso mas triste que el prólogo.  Hay una canción que me ayudo mucho a escribir este capítulo, y ya hace mas d eun año que me da vueltas en la cabeza...Sabía que este momento llegaría y por eso la venía guardando. 

Se las dejo acá, para que la escuchen y le presten atención a la letra. A lo mejor su melodía no es triste, o no les parece, pero a mi su letra me gustó mucho. Hoshi perdió una partecita de su alma esta noche. 

https://youtu.be/anUZw1gkCAo

Creo que decir 'Espero que les haya gustado' seria morboso, quizas? No sé,  a ver, el contenido es muy triste. Pero espero realmente haberle transmitido la tristeza inconsolable de nuestra destruída Hoshi. 


Gracias a todes les lectores nuevos que de a poco vamos recolectando en esta secta Hoshitera. jajajajajaja Ahora mismo me pongo a responder todos sus comentarios. 

Espero que tengan un hermoso fin de semana largo. Que disfruten sus descansos, que estudien, que trabajen, que hagan lo que tengan que hacer pero que cada cosa que hagan la hagan con amor. Les mando el abrazo mas fuerte del universo. 

Les quiero mucho, estrellitas mias.  🎇♥♥♥♥

¡Nos vemos en el próximo capítulo! Ahi finalmente se definirá el destino de nuestra Hoshi, estuve leyendo que varios exigían venganza. Asi que, ya veremos que pasa ;)


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