Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo VIII +18

Advertencia: Contenido no apto para personas sensibles. 


{Kogarashi}

El viento frío que nos hace saber de la llegada del invierno


Eran las cinco de la tarde cuando pisaron la frontera de Konoha y el País de los Campos de Arroz. El sol había perdido su fuerza, y era un día poco húmedo a juzgar por la temporada en la que estaban.

Aquel equipo tenía muy claro el cronograma de la misión. Su primer punto sería la región fronteriza, aquel lugar que meses atrás Konoha se había encargado de desmilitarizar; luego debían visitar cada uno de los pueblos aledaños para poder conocer sus necesidades. Después, volverían hacia la capital para reunirse con el Daimiyō, y posteriormente volverían a Konoha, pero Hoshi haría una parada particular en el área feudal del País del Fuego para platicar con su Señor sobre aquel tema confidencial que con Tsunade habían arreglado hablar. Todo esto les costaría aproximadamente quince o menos días, si en cada lugar se demoraban uno.

Era una misión similar a todas las anteriores. No había demasiado riesgo, más que aquél que imponía el estar cerca de la aldea del Sonido fundada por Orochimaru. Después de eso, no habría de que preocuparse.

La zona fronteriza era notablemente diferente a la ciudadela. Su cielo era gris oscuro, todavía estaba contaminado de cenizas debido a los fuegos causados por la explosión de la mina de oro. Hoshi creyó que aquello era una lástima. Si bien la mina de oro era un caldo de corrupción, ella creía que había otras maneras de solucionar la cuestión, ya que por más mal que venga, ese lugar era fuente de trabajo para muchos aldeanos.

Se notaba a la legua que la pobreza había atacado a sus habitantes. Sus casas precarias, la ropa. Sus rostros. Todo indicaba que estaban sumidos en la desesperación.

Taō era el líder del equipo en aquella misión, y fue también el que decidió que antes de seguir con la visita, pasarían por una posada para poder cambiar sus vestimentas y pasar desapercibido entre aquella gente que de verlos probablemente reclamarían mejores condiciones.

El lugar de alojamiento era una casucha de muy poca monta, que tenía sus paredes impregnadas de moho negruzco, casi tóxico. Pero no sé quedarían mucho tiempo allí, tan solo se acomodarían y continuarían el viaje. Las miradas de hostilidad que le brindaron los dueños del lugar fueron muy claras: Ningún ninja era bienvenido, no después de la batalla de Naruto y Menma.

—El líder de la región estará esperándonos, si todo sale como lo planeamos—dijo Taō. Un muchacho flaquito, de pinta debilucha y con ojos grises—. Eso deberá ser hoy a la noche, descansaremos allí y mañana partiremos para realizar el resto del recorrido. Tú, Hoshi, te encargarás de las negociaciones por la neutralidad, nosotros estaremos de soporte en tus reuniones.

Hoshi asintió apretando las correas de su mochila. No era la primera vez que negociaba un tratado, pero si era la primera vez que se sentía de aquella forma. Ansiosa, esperando a que algo sucediera, y no necesariamente bueno.

—¿Crees que podríamos volver antes de los quince días? —pregunto Momoki, el otro ANBU que tenía cabello largo y su porte recordaba a Itachi.

—Lo dudo, aun haciendo las cosas rápidas recorrer el país nos tomará con exactitud quince días, o un poco más—explicó con paciencia el líder—. Si podemos visitar dos pueblos en un día, quizás volvamos antes del diez de octubre.

Los tres no tenían mucho que platicar más que sobre la misión. Taō era muy exigente con las reglas, y a diferencia de Shamui no hablaba con el resto de su equipo sobre temas que no fueran laborales y Momoki se limitaba a imitarlo.

Tal como se esperaba, el líder de la región estaba aguardándolos en su hogar. Era un hombre grande, de unos sesenta años que vivía con su mujer y dos hijos de mediana edad.

Hoshi fue la encargada de platicar con él, y aunque en un principio el anciano se mostró hostil, con el paso de las horas fue eliminando aquella barrera a medida que la kunoichi demostraba ser empática con sus necesidades y la del resto de los habitantes.

Él le comento que luego del incidente con Menma, Konoha había obligado a entregar todas las fuerzas armadas que tenían en la aldea y la había dejado indefensa para los ataques de los ninjas del Sonido. Por eso, cada vez que aquella región comenzaba a estabilizarse un nuevo ataque los debilitaba y era casi imposible imaginar un futuro allí.

Hoshi entendía perfectamente aquello, y fue por esto por lo que decidió cambiar una de las cláusulas de la neutralidad.

Konoha, al ver qué los enfrentamientos se hacían cada vez más grandes e inminentes había comenzado a hacer firmar unas neutralidades a diversas zonas aledañas al país del fuego. Hoshi sabía que estás áreas neutrales servían para luchar allí en el caso de una guerra, sanar a los heridos y una vez terminado todo abandonar el lugar sin hacerse responsable de los daños. Konoha, adelantándose a los hechos, sabía que en un futuro si no tenía suficientes zonas neutrales y llegaba a venir una guerra ninja no podía darse el Lujo de luchar en su aldea, y tampoco quería zonas que se levantarán cómo sus enemigos.

Pero está neutralidad les costaba a los firmantes perder toda la fuerza militar que tenían, entonces Hoshi, para subsanar esto les ofreció protección de parte de Konoha a cambio de una zona neutral. Obviamente el viejo acepto, pero Taō no estuvo muy contento con aquello

—No estás autorizada a realizar esos cambios, Himara—le dijo cuando está se lo comento una vez salida de la reunión—. Debes volver allí y decirle que fue un error, todos deben firmar los contratos tal y como nos los entrego Ibiki.

—¡Claro que no! No puedo entrar y decirle que fue un error, mi palabra ya no tendría credibilidad.

—A mí no me importa si tiene o no credibilidad, no podemos ofrecerle protección w todos los pueblos de un país entero.

—Entonces Konoha no tendría por qué estar sacándole sus defensas ¿No crees? Si vas a desarmar una aldea entera, o un país entero deberías considerar protegerlos de alguna forma—explicó la castaña comenzando a enojarse—. Aquí viven niños, ancianos, jóvenes...y teniendo en cuenta que este es el país de Orochimaru no puedes simplemente dejarlos al azar, como si fueran perros abandonados—replicó con tono bravío—. Además, no tengo porque estar dándote explicaciones, la próxima misión tú te encargarás de las negociaciones y yo haré el soporte.

—¿Crees poder aguantar un ataque? —pregunto el muchacho y tuvo que ahogar una risotada sarcástica.

Hoshi se volteó a Verlo con enojo, y frunció sus labios.

—¿Por qué no te vas a la mierda, imbécil?

Si había algo que la Himara detestaba era que la subestimaran. Y ese comentario burlesco de parte de su líder la había obligado a tener que responderle de esa manera. Taō comenzó a reírse después de oír aquella respuesta, pero Momoki se mantuvo alejado de la disputa y siguió caminando. Hoshi se alejó unos pasos para no tener que ir al lado de ambos.

La cláusula agregada por Hoshi se repitió en todos los pueblos que visitaron en los siguientes días. Y después de cada negociación, Tao volvía a recriminarle y amenazaba con sancionarla si seguía haciendo lo mismo, pero a ella no le importaba y continuaba ofreciéndole a los más desprotegidos la protección que necesitaban.

Las charlas que el equipo tenían eran muy escuetas. Preferían no platicar para no tener que discutir, pero Hoshi tenía que admitir que, de los dos, Momoki era el más accesible. Era amable cuando se dirigía y siempre decía Buenos días al despertarse. Taō en cambio era arrogante y altanero.

Los días trece y catorce de la misión los encontró adentrándose en la capital del País y por lo tanto en la zona más peligrosa y con más amenazas que hasta ahora habían visitado. Los tres tenían mucho cuidado de no toparse con los ninjas del sonido, ya que su bien vestían como civiles, la posibilidad de ser atacados no estaba ajena.

La reunión con el Daimiyō del País de los Campos de Arroz no arrojó el resultado que el equipo ANBU esperaba. El hombre se mostró reacio a firmar la neutralidad ya que sabía que quedarían desprotegidos ante una regla y aseguraba que Konoha no los apoyaría en caso de que alguien invadiera sus tierras ya que en años anteriores la aldea de la Hoja había fallado a sus promesas.

Hoshi supuso que aquel hombre estaba bajo las órdenes directas de Orochimaru y que quizás este ya se había adelantado a realizar algún acuerdo previo. Por lo menos en los pueblos anteriores a la Himara le había ido bien, y tenía varias jurisprudencias neutras que habían firmado. De la Capital podría encargarse Tsunade más tarde, cuando la amenaza de Orochimaru estuviera más olvidada. Después de todo hacía apenas unos meses que había vuelto a aparecer en acción.

La noche del día catorce los tres ANBU cenaron en silencio en uno de los bares del lugar. Allí había un grupo de hombres que gritaban como si aquel restó fuera suyo, pero tanto Hoshi, cómo Momoki y Taō están inmersos en su silenciosa tarea de comer.

Al día siguiente Momoki y Taō partirían hacia Konoha, pero Hoshi seguiría su viaje hasta la Capital del Fuego para su tan espera reunión con los señores feudales. A pesar de haber pedido su comida favorita, le costaba mucho tragar bocado ya que al solo imaginar su próxima misión su estómago se cerraba. Era por lejos, la misión más importante y seria que había tenido hasta ahora.

A mitad de la noche Momoki se fue a dormir a su habitación, y Taō lo imito un tiempo después. Hoshi se quedó bebiendo lo que quedaba de agua en su botella mirando con desprecio la manera en la que el grupo de hombres bulliciosos trataban a las camareras del lugar.

El más viejo del grupo parecía ser el que manejaba la batuta y fue también el que casi le levanta la mano a la pobre muchacha que le llevo la enésima ronda de vodka. Pensó seriamente en intervenir, pero luego recordó que estaba de misión y que tenía terminantemente prohibido armar un lío si este ponía en riesgo las verdaderas identidades del equipo. Otra regla que odiaba.

Hoshi se incorporó de su lugar y comenzó a caminar pausadamente hacia la salida. Le ardían los ojos y recordó que en su mochila traía las lágrimas que la ayudaban con el síndrome del ojo seco. Estaba cansada, pero le satisfacía pensar en que esa sería la última noche en aquel extraño país.

Extrañaba su cama, a sus padres, extrañaba las calles concurridas de Konoha, y también a Kakashi. ¿Que estaría haciendo? Seguramente leyendo uno de sus libros. Solo le pedía a Dios que no estuviera pensando nuevamente en la partida de Sasuke.

—¿Se te perdió algo, linda?

Aquella voz la hizo volver a la tierra, para darse cuenta de que era uno de los desagradables tipos quién le estaba hablando. Sin darse cuenta, perdida en sus pensamientos se había quedado mirándolos al pasar, pero no los veía a ellos. Simplemente miraba hacia la nada.

No les respondió, giro bruscamente su rostro al frente y se dispuso a seguir su camino.

—Ahí lo tienen—habló nuevamente el joven—. Uno intenta ser amable, pero ellas se hacen las interesantes, y terminan siendo semejantes putas.

Aquello último hizo estallar en risas al resto del grupo. Hoshi se detuvo en seco. Siempre odio que el hombre pudiera disponer de aquella palabra cuando quisiera y en el contexto que se le cantara, cuando para ellos no había ningún tipo de insulto si deseaban vivir su sexualidad como se les cantaba y como lo hacían.

—Puta pero no tuya, mi cielo—respondió Hoshi volteándose a verlo con una sonrisa—. Podrás ser amable y todo lo que quieras, pero con esa carita cariño...

El tipo no era feo, y a decir verdad Hoshi no consideraba que nadie fuese feo. Simplemente los cánones de belleza habían obligado a creer a ciertas personas que si lo eran. Pero solía usar esos comentarios para irritar a esos hombres en los que sabía que golpear su ego los obligaría a estallar.

Y así fue.

El muchacho se paró de golpe y tomó con una de sus manos la botella de vodka que estaba a medio llenar amenazando con tirársela. Hoshi lo miraba desafiante.

—¿Porque no te acercas y me lo dices de vuelta eh? Se te nota las ganas que tienes de que te coja ¿Eh? —comento violento.

A Hoshi se le revolvió el estómago. Nunca había tenido ese tipo de encuentro tan violento con un hombre. No dijo nada, si lo hacía tendría que enfrentarse a ellos y todos se darían cuenta que era una kunoichi. Simplemente se volteó y continuó su camino.

—Mal cogida—dijo por debajo, pero lo suficiente para que la castaña lo oyera. Todos los amigos comenzaron a reírse, pero Hoshi estaba determinada a salir de allí.

Si no hubiera estado de servicio hubiera desollado vivo al mal nacido.

Hoshi no supo cuánto había dormido, pero por sus ojeras calculo que habían sido menos de tres horas cuando Momoki golpeó su puerta para avisarle que la esperarían a la salida.

La posada y la calle estaban vacías, todavía faltaban muchas horas para que amaneciera y no caminaba ni un alma, a excepción de ellos tres que con miradas inevitablemente cansadas comenzaban con el viaje de retorno, o al menos para Momoki y Taō ya que Hoshi se separaría del equipo al llegar a los límites fronterizos.

Habían comenzado a correr entre las ramas de los árboles. Estos comenzaban a ser más frondosos a medida que se acercaban al País del Fuego, y cada vez más altos también.

La movilidad elegida por la mayoría de los ninjas era esa, a pie. Pero todo dependía de las distancias que debían recorrer. Muchas veces el ferry o transportador eran opciones más viables, aunque mucho más lentas. Otros ninjas, quienes tenían un mejor control del chakra y los sellos podían desarrollar jutsus que les permitían moverse a lugares previamente marcados casi instantáneamente. Pero ese no era el caso de ninguno de los tres Anbu.

Un crac se dejó oír no muy lejos de allí y los tres miraron atentos hacia sus costados.

—Nos están siguiendo —anunció Momoki con seriedad. Y Hoshi, quién iba a su lado solo asintió mostrándose de acuerdo con aquella observación.

Los estaban siguiendo.

Un objeto contundente irrumpió en su paso y los obligó a detenerse de inmediato para evitar que la explosión que aquella bomba generó los afectara físicamente. Hoshi solo recibió un arañazo por parte de una astilla que pasó debajo de su mentón, pero los tres resultaron prácticamente ilesos.

Cómo era de esperarse y sin alejarse demasiado el uno del otro los ANBU se escondieron entre los troncos, esperando poder visualizar dónde se encontraban aquellos ninjas que habían atacado. Pero no se oía nada. Apenas una chicharra muy lejos de allí. Y estaba oscuro, aún no había rastros del primer rayo del sol. Hoshi tenía que hacer un esfuerzo extra para poder ver en aquella oscuridad, y a pesar de que la ansiedad estaba por carcomer su interior se mantuvo concentrada esperando detectar cualquier indicio del enemigo.

El primer choque metálico causado por dos kunais vino del lado de Tao y posteriormente este junto a su oponente cayeron sobre la tierra llevando su batalla allí. Hoshi se giró para observarlos con mayor detalle. El atacante vestía una capa gris y su rostro estaba cubierto por una máscara similar a la que usaba la copia ninja de Konoha.

Este se lanzó pocos segundos después de que ella se volteara a ver a Tao, con una patada que bien podría haber acertado en el medio de su espalda; pero por fortuna Hoshi lo oyó acercarse y se arrojó hacia el suelo para evitar el golpe. Dos metros delante de ella cayó el ANBU con el que se enfrentaría y se unieron al campo de Tao y el otro.

Momoki se mantuvo entre los árboles, él era muy bueno con los ataques a distancia y estar entre las ramas le permitía sacar ventaja a su enemigo.

No pasó mucho tiempo para que la Himara se diera cuenta que aquellas personas eran ninjas expertos en la materia, y probablemente los oponentes más fuertes a los que Hoshi se había enfrentado luego de Maito y Kakashi. Hoshi empuñó sus Tanto y se dedicó a entregarse a su técnica en cuerpo y alma, tal y como lo había estado practicando desde niña.

Luego de saber de su falta de habilidad para moldear el chakra, Maito había ayudado a desarrollar en ella el arte del Aikido. Este tipo de taijutsu consistía en lograr una armonía entre la mente y el cuerpo del usuario para poder obtener su mayor potencial. Y había que admitir que la muchacha lo dominaba con gracia y de manera casi perfecta, sin contar su habilidad innata para las armas cortas.

Al principio tuvo la esperanza de derrotar a aquél contrincante en corto periodo de tiempo, pero todo se complicó cuándo alrededor del claro donde habían aterrizado llegaron cuatro o cinco enemigos más que se organizaron para batirlos a un nuevo duelo mucho más complicado que el que venían teniendo.

─ ¡Tao! ─gritó la castaña al ver que tres de los enemigos acorralaban al muchacho. Cómo pudo, en el poco tiempo que le dejaba su propio contrincante se acercó para ayudarlo y pudo evitar que uno de los tres le asestara un golpe en la cabeza.

A Tao lo alejaron de Hoshi. Aquella era una clara estrategia para debilitar al grupo y el líder del escuadrón había cedido porque no tenía alternativa. La muchacha por su parte estaba siendo víctima de jutsus de fuego y agua, uno tras otro, sin descanso.

Siempre se dijo que el tiempo vuela cuando la pasas bien, pero se hace eterno cuando lo pasas mal. Aquella frase tenía mucho sentido en esa situación. Hoshi no supo cuánto llevaban batallando hasta que el primer rayo inundó el cielo anunciando un limpio y claro amanecer. Fue también ahí que sucedió lo peor para el equipo, y Momoki cayó desplomado sobre una enorme roca que probablemente quebró su espina dorsal. No volvió a levantarse, y la Himara supo que estaba muerto ya que de sus oídos salían dos finos hilos de sangre.

Respirando profundamente y utilizando las fuerzas que le quedaban Hoshi siguió batiéndose a duelo con aquellas personas que al parecer tenían intención de matarlos a los tres, ya que de buscar socavar información se hubieran limitado a paralizarlos con algún genjutsu. A unos metros de ella se oía el choque proveniente del enfrentamiento personal que estaba teniendo Tao, pero tanto a él como a ella se les habían sumado los enemigos que habían abatido a Momoki.

Hoshi se deshizo de dos de sus enemigos después de un largo rato, pero aún le quedaban tres. De su porta kunai sacó un pequeño pergamino y lo extendió con su mano derecha intentando llevar a cabo su sello que lo activara. Aquel pergamino solicitaría la ayuda que necesitaban a Konoha, sin embargo, este no pudo ser activado ya que dos agujas senbon se clavaron en el cuello de la castaña, y en tan solo tres segundos cayó sobre el papel que había abierto arruchándolo sobre la húmeda tierra debajo de sus pies.

─ ¿Por qué se demoraron tanto? ─preguntó uno de los ninjas que recién llegaba a la escena y había sido el que había lanzado las agujas.

─Nos estábamos divirtiendo ─dijo uno de los que se enfrentaba a Hoshi.

Seis hombres en total rodearon el cuerpo inmóvil de la muchacha. Parecía estar muerta.

─No vinimos a divertirnos, las órdenes eran claras ─replicó el primero en hablar─. Debían separar a los tres, asesinar a Tao, dejar inconsciente a esta chica y robar sus pergaminos y demás armas ninjas. Tendríamos que habernos encontrado hace una hora en la frontera, y me han hecho venir hasta aquí para descubrir que seguían en una batalla que sabíamos muy bien cómo debía terminar.

A pesar del regaño que les estaba dando aquel joven de cabello negro, a los demás hombres parecía divertirle la situación. Los seis vestían unas capas grises de mangas anchas, y de allí dentro sacaron una máscara similar a las que usaban Hoshi y el resto del equipo. Eso, solo podía significar que eran ANBU, pero bajo las órdenes de Danzo.

Unas pisadas sobre la hojarasca se hicieron escuchar y los seis voltearon atentos a ver aquella parte del bosque esperando que no fueran ninjas de Konoha quienes vinieran al rescate del equipo ANBU. Pero aquellos se tranquilizaron cuando otros cuatro llegaron con el cuerpo de Tao al hombro.

─Disculpe la demora Shizumi sama ─ habló el rubio que transportaba al Anbu. Se acercó a aquella ronda y dejó caer a Tao justo al lado de Hoshi, pero a diferencia de ella, este tenía una enorme herida en su abdomen que probablemente le habría causado la muerte.

El último hombre que se acercó a la ronda carraspeó la garganta y todos voltearon a verlo.

Llevaba la máscara de pájaro, y era el más bajo de todos los presentes. Su largo cabello se asomaba por fuera de su vestimenta, era tan negro como la noche.

─Hemos revisado la mochila del líder del escuadrón, y solo poseía unos pergaminos sellados, pero sin información relevante ─extendió su mano izquierda y mostró la mochila que acababan de saquear posterior a asesinar a Tao.

El tal Shizumi asintió brevemente.

─ ¿Pudo pedir ayuda?

─No, lo matamos antes de que pudiera hacerlo.

─ ¿Qué haremos con la chica? ─preguntó otro aguardando con paciencia la respuesta de quien estaba a cargo.

─Regístrenla ─ordenó─. Vean si hay algo que nos interesa. Aunque encontremos los tratados no seamos tan ilusos de creer que es la única copia que tienen.

─ ¿Y qué sucede si enviaron la copia a Konoha?

─Lo que esperamos que suceda ─se rascó el mentón, debajo de la máscara─. Las aldeas acataran la neutralidad, y está bien. Lo que no queríamos es que la muchacha llegara a reunirse con los feudales del Fuego y que se enteren de los planes de Danzo y Orochimaru ─Quien tenía la palabra la miró y se puso en cuclillas para estirar su mano y correr el cabello del rostro de la joven que seguía desmayada─. La dejaremos viva, justo como nos pidió nuestro jefe, pero antes la llevaremos de visita a Tazu. No podemos permitir que se vaya sin aprender la lección.

─ ¿Qué lección? ─preguntó otro, y Shizumi movió su cabeza en dirección a él.

─La de no meterse en donde no la llaman.

------

Cuando Hoshi empezó a recuperar su conciencia lo primero que percibió fue que no se encontraba en un terreno abierto, sino que sobre ella yacía un techo bajo de madera. Tuvo un fragmento de efímera esperanza al creer que quizás la habían rescatado y estaba en Konoha, pero esto rápidamente se esfumó al sentir que sus manos estaban amarradas con una soga que quemaba sus muñecas.

Pestañeó, intentando quitar aquella neblina de su visión. Su cabeza daba tantas vueltas, y su nariz percibió el fuerte y asqueroso olor a sudor de hombre mezclado con la ranciedad del ambiente provocada por el moho.

Pudo distinguir varias siluetas, pero no tenía la plena capacidad de poder contarlas. Hablaban entre sí, pero entenderles también se le hacía imposible. Se movió y volvió a sentir las manos atadas. Por instinto sacudió su torso, intentando en vano quitárselas.

—Se está despertando—dijo alguien en aquel cuarto.

Hoshi no podía sostener la mirada en un punto fijo, pero percibió que alguien se acercó a ella ya que aquel olor nauseabundo se hizo más fuerte. Rápidamente apresuró sus movimientos para zafarse, pero antes de que pudiera seguir haciéndolo un pitido en su oído la dejo aturdida.

─ Quién iba a decir que me la iban a traer servida en bandeja ─ dijo alguien en el fondo, pero Hoshi no estaba en condiciones de ver ni reconocer por la voz─. A ver si ahora se deja coger.

Sintió su tabique romperse y automáticamente el sabor metálico de la sangre inundar su boca tanto por la garganta como por la comisura de sus labios. Ese sujeto que se había acercado le había dado un puñetazo de lleno en su cara, y le había fácilmente roto su nariz. Su mente confundida no podía reaccionar ante aquella situación, no sabía quién la había golpeado, y ni siquiera había podido gritar de dolor ya que sentía que su cuerpo no respondía como debía.

Todo se puso negro, y volvió a desvanecerse.

Cuando volvió en si por segunda vez, podía oír el chirrido metálico de lo que resultó ser la cama en donde estaba maniatada. Su cerebro ya no tenía los efectos del veneno, pero seguía aturdida por el último puñetazo, y sus ojos hinchados a causa de esto mismo le impedían ver con claridad.

Algo dificultaba su respiración, pero no eran los coágulos de sangre acumulados en su nariz y garganta. Era más bien el peso que tenía encima por parte de un tipo corpulento que básicamente la estaba aplastando. Un gimoteo grave y penoso se oía muy cerca de ella, como el graznido de un ganso. Fue ahí cuando su cerebro hizo un clic, y el mundo se le vino abajo.

La estaban violando.

El sonido chirriante venía de la cama a causa de los movimientos bruscos que estaba realizando ese hombre. El olor putrefacto venía también de él, y Hoshi sintió como se le metía en las fosas nasales que, aunque estaban tapadas podía olerlo con total claridad. Esto le revolvió el estómago, junto al hecho de comenzar a ser más consciente que yacía sobre aquella cama semidesnuda y con un tipo encima que la estaba violando.

Aquello parecía un mal sueño, o una terrible pesadilla. De esas que al intentar correr las piernas no te responden. Pero en los sueños o las pesadillas los dolores no son vívidos, no se sienten de la manera en la que Hoshi los estaba sintiendo. Eso realmente estaba sucediéndole.

Su cuerpo todavía no era consciente del daño que tenía encima. Y Hoshi se dio cuenta que prefería haber seguido inconsciente cuando notó que, en el medio de la habitación, como si fueran espectadores de una película había cinco tipos más. Pero no estaban allí para mirar, no. Estaban aguardando su turno.

Pensar en aquella idea paralizó su corazón.

—No la golpeaste muy fuerte, mira—dijo una voz asquerosa—. Se está moviendo nuevamente.

El violador de turno levantó su mirada para verla a la cara, y Hoshi la corrió débilmente.

—Basta por favor—suplicó, con una voz casi inaudible—. Basta.

—Basta nada—respondió y otro puñetazo cruzo el rostro de Hoshi.

Un clic y todo volvió a quedar negro.

Fueron incontables las veces en las que se despertó, y en cada una de estas veces un hombre diferente se estaba aprovechando de ella. En las primeras veces se resistió lo más que podía, y esto le valió que le quebraran los dedos de sus manos, un brazo, que le asestaran un golpe en las costillas, pero ningún dolor se comparaba como el que sentía dentro de su pecho. En las últimas veces que logró recuperar la conciencia, cada vez más débilmente que la anterior estaba resignada y sus intentos por zafarse eran casi nulos. Además, los hombres la tenían sometida a su merced, y se habían encargado de magullarla a golpes, amordazarla y darle vueltas como si fuera un trapo. Aunque en el fondo, así se sentía, un trapo viejo y maltrecho.

No supo si era el dolor, o la piedad del Señor lo que hizo que se desmayara durante varias horas. Cuando por fin intento abrir los ojos, la llevaban al hombro por un camino de tierra, entre grandes árboles. Era de noche, y eso significaba una cosa, que había estado todo un día metida en aquel lugar vaya a saber a dónde, con esos infelices.

Hablaban entre ellos, celebrando lo que acaban de hacer con total impunidad. Cada tanto quién la llevaba le daba una nalgada asquerosa y los otros carcajeaban abusándose aún más de su vulnerable estado. Le dolía todas y cada una de las partes del cuerpo. Su cabeza estaba inmersa en un calor infernal que indicaba una importante conmoción, un pinchazo agudo recorría varios de los dedos de sus manos a causa de las quebraduras que les habían causado. Le dolía el abdomen, la espalda, y un ardor intolerable había invadido su área más íntima haciéndole creer que literalmente estaba partida al medio. Por qué así se sentía, que la habían desmembrado y la habían partido a la mitad.

Hoshi podía ver por la semi apertura de uno de sus ojos como su collar rebotaba en la espalda de quién la cargaba. Era una cadena de eslabones plateados, con un dije al final. Este era una pequeña piedra de esas que uno patea jugando cuando camina por la acera, pero no era cualquier piedra. Era un fragmento de aquella que años atrás Hoshi le había arrojado por la cabeza a Kakashi y luego este se la había devuelto.

Ese había sido el obsequio de Kakashi en su cumpleaños número dieciséis. Un fragmento de aquella piedrita pulido por un orfebre la aldea, y añadido cuidadosamente a una cadena de acero quirúrgico, que ahora colgaba del cuello de una moribunda Hoshi con todos los eslabones bañados en sangre seca.

¿Que estaría haciendo Kakashi? En uno de sus lapsus de inconciencia lo vio sonreírle, con ese lunar debajo de sus labios y la mirada cansina. Lo vio abrazarla, y casi que pudo sentir su perfume. La vio a su mamá, preparándole el desayuno y a su papá rabiando con el grifo de la cocina, sin poder hacer que deje de perder.

Sonrió tímidamente, sintiendo como si un pequeño rayo de sol se colara entre las nubes de una gran tormenta, pero lo suficientemente tibio como para calentar su alma unos momentos.

─ Eh, muchacha ─ le dijeron una vez que la dejaron en el piso, entre pastizales que después Hoshi se enteraría que eran los arrozales—. Despierta.

"No te muevas" pensó.

─Carajo, Uki ¿La mataste? ─dijo otro de fondo. Hoshi permanecía con los ojos cerrados, liberando su cuerpo al peso muerto. Imitando fácilmente un cadáver y relajó sus pulsaciones, que ya estaban bastante débiles. Ella era una kunoichi y aquellos hombres no parecían ser mas que malandras de mala muerte, sería fácil engañarlos.

Otro se acercó a la muchacha y le tomó las pulsaciones. No sintió nada.

─Está muerta Tanzu ─finiquitó. El aludido, el primer violador se llevó las manos a la cabeza.

─Mierda, nos hemos excedido. Danzo nos matará.

─ ¿Por qué? ¿Acaso no era eso lo que el quería, hacer desaparecer a estos ninjas de Konoha?

─No imbécil ─dijo─. Él quería que dejemos viva a la muchacha, como advertencia. Diablos, estamos en graves problemas ─su voz sonaba preocupada. Hoshi trataba de guardar un registro de lo que oía, pero no sabía cuanto mas su cerebro continuaría despierto, o peor aún, no sabía si sobreviviría a todo aquello.

─ ¿Quién demonios está ahí? ─gritó alguien a lo lejos y los hombres voltearon asustados a ver─ ¡Salgan de mis campos, malditos ladrones! ¡Les dije que no quería volver a verlos!

Los agresores se miraron entre ellos, observaron a la muchacha y se alejaron corriendo de allí, perdiéndose entre las colinas de los campos, y bajo la luz de una luna que no tenía mucho que ofrecer ya que estaba cubierta por las nubes de una tormenta vecina.

─Estoy harto de estos delincuentes que vienen a sacarme mis arr─el hombre, un anciano del campo se detuvo en seco al ver el cuerpo destrozado de Hoshi─. Mierda... ¡Chiyo! ¡Ven rápido! ¡Trae una manta! ─vociferó asustado el abuelo, llamando a su mujer que atenta a la situación había salido a la puerta de su humilde hogar cuando oyeron que había gente en sus arrozales. El hombre se arrodilló con dificultad al lado de la muchacha, ayudándose del bastón que llevaba─. Hija mía, ¿Qué te han hecho?

El nudo que tenía Hoshi en su pecho se alivianó un poco al ver que alguien había simplemente alejado a sus agresores de su lado, y no pudo evitar emocionarse al notar que aquel señor se mostraba preocupado por ella. Débilmente movió su mano, indicándole con imperceptibles señas el tatuaje de su brazo, aquello bastaría para que el hombre se diera cuenta de donde era.

─Aquí estoy ¿Qué sucede? Aquí te traigo la manta...─La mujer tampoco no pudo terminar la frase. Era una señora regordeta que venía con una frazada en sus brazos y al ver aquella escena se mostró compungida─ ¡Por Kami! ¿Qué ha pasado cariño? ─Las lágrimas brotaron rápidamente de los ojos de aquella amable señora que al ver en aquel estado a la jovencita no dudó en arrojarse sobre ella y cubrir la semidesnudez en la que se encontraba.

─Esos malvivientes le hicieron esto─murmuró el hombre─. Chiyo, ve rápido al pueblo, y dile que necesitamos auxilio y que le avisen a Konoha que hay una mujer de su aldea sumamente herida. La anciana asintió y con toda la fuerza que le permitía su edad se incorporó y camino apresuradamente en dirección al pueblo.

─No te duermas muchacha─le decía el hombre, que ahora yacía sentado a su lado con mucho miedo de moverla ya que ignoraba por completo como estaba el interior de su cuerpo, y a juzgar por su apariencia externa estaba muy mal─. Pronto llegará la ayuda.

Hoshi podría haber llorado, pero estaba en shock. Apenas podía abrir sus ojos debido a lo hinchados que estaban. Sin embargo, luchó con todas sus fuerzas para mantenerse despierta los minutos que se demoró en llegar la ayuda.

Fueron veinte. Veinte minutos los que batalló para no morir.

Cinco personas se aparecieron allí. Uno de ellos era Jiraiya, lo pudo distinguir por su larga cabellera blanca. Después de eso, se dejó caer en la oscuridad que estaba intentando atraparla desde hacía rato.

***

Tsunade estaba sumida en su escritorio, con la cabeza entre las manos, preocupada por la situación que estaba travesando. Jiraiya, apoyado en loa pared al lado del librero miraba por la ventana con el ceño fruncido. Y Shizune se había ido de urgencia al hospital a socorrer a los doctores que estaban intentando que Hoshi se mantuviera estable.

─ ¿Sus padres? ─preguntó la mujer alzando la vista. Tenía las peores ojeras que había tenido en años, no podían compararse ni siquiera con las que tenía cada vez que se emborrachaba.

─Ya están con ella en el hospital.

La Quinta asintió, y se dejó caer en el respaldo de la mullida silla. Mordió una de sus uñas.

─ ¿A Kakashi le has avisado? ─Jiraiya la miró con serenidad, y negó lentamente. Tsunade entendía que Kakashi era muy cercano a la kunoichi, y le habría gustado saber de aquella noticia para ir a verla, pero también comprendió el punto de vista de su amigo que sin decir nada, le hizo entender que no era correcto avisarle en ese momento─. Si esta bien, tienes razón. Es muy tarde, y se volverá loco en vano.

El hombre solo asintió en silencio, y comenzó a caminar lentamente hasta sentarse frente a la mujer que parecía estar siendo atormentada por sus propios pensamientos.

─Entiendes que es mas que seguro que fue Danzo quién ordenó este ataque. ¿Verdad, Tsunade? ─dijo esperando que la mujer l mirara, pero esta se limitó a ver un punto fijo en su escritorio.

─Sí, Jiraiya, lo sé.

─Y entiendes que esto no ha sido para obtener información, de lo contrario se habrían llevado el cuerpo de los otros ANBU, o hubieran asesinado directamente a los tres para robarle toda la información que manejan ─dijo cautelosamente mientras colocaba las manos en sus rodillas y se inclinaba sobre el escritorio de la Quinta.

Está volvió a asentir mientras cerraba sus ojos con pesar.

─También lo sé, Danzo no quiere o mejor dicho no le conviene que los Daimiyo se enteren de los movimientos de Raíz y Orochimaru ya que esto llegaría a oídos de la cumbre y sería el final de sus planes─Jiraiya chasqueó en señal de afirmación. Por finTsunade lo miró a los ojos─. No puedo creer que por mi culpa hayan muerto dos hombres y a Hoshi le hayan destruido su vida. Dijiste que ser Hokage sería fácil─le recriminó.

─No tenía en mi cabeza que tal cosa sucediera Tsunade, y no fue tu culpa ─la consoló. Tsunade asintió.

─Sí, es mi culpa, yo envié a Hoshi sin custodia alguna a una misión tan complicada como esta, y mas aún sin haber contado con la posibilidad que alguien supiera de este movimiento─ bruscamente se levantó de su silla y peinó s cabello hacia atrás. Era la primera vez en mucho tiempo que lo llevaba suelto. La noticia del hallazgo la había tomado de sorpresa y había tenido que despertarse rápidamente e ir corriendo a su oficina a enviar el escuadrón de rescate─. ¿Cómo es que se nos escapó lo de los infiltrados?

─Tsunade, solo nosotros tres y Shizune sabíamos sobre la reunión de Hoshi, y estoy seguro de que ninguno de los cuatro somos infiltrados─Tsunade negó rápidamente.

─Lo sé, no me refiero a eso─contestó con brusquedad─. Lo que digo es que sabían que Hoshi se iría de misión, y estaría mas vulnerable. El infiltrado les informó sobre sus movimientos y nosotros no pudimos prever eso.

─No importa, lo hecho, hecho está─dijo Jiraiya siendo lo mas honesto posible─. El problema esta ahora en definir que haremos a continuación. Tsunade, debes organizar tu próximo movimiento, de lo contrario Danzo se saldrá con la suya.

La mujer se quedó en silencio pensativa, analizando cada palabra de su amigo. Nunca había estado tan sobria como esa madrugada, su cerebro funcionaba mucho más rápido de l normal y debía pensar cual sería su estrategia para responder la amenaza de danzo, proteger a Hoshi, y mantener la seguridad de la aldea.

─Nada─dijo finalmente.

Jiraiya se quedó perplejo, rozando la confusión.

─No haremos nada─confirmó, por si sus palabras no habían sido lo suficientemente entendibles─. Si continuamos con el plan de hacer que los Daimiyo se enteren de lo que estaba sucediendo llevaremos a la familia de Hoshi a una muerte segura. Lo que ha sucedido aquí fue justamente una advertencia, y debemos evitar que la muchacha se siga involucrando en esta peligrosa situación.

─Ya enviamos con anterioridad a Kakashi a la boca del lobo, y resultó bastante bien. ¿Por qué crees que desistir en este momento es una opción? ─preguntó Jiraiya sin llegar a comprender cual era el punto de vista de la mujer.

─ ¡Kakashi está solo en este mundo! No tenia a nadie en ese momento era fácil para el tomar una decisión suicida como la infiltrarse en Raíz, pero Hoshi tiene una familia, además, ¿Resultó bien, Jiraiya? ─Tsunade rodeó el escritorio para sentarse delante de su viejo compañero de equipo─. Un clan entero asesinado, un niño huérfano con sed de venganza y un hermano mayor metido hasta el demonio con una organización que no quiere otra cosa mas que destruir el mundo ¿En serio crees que resultó bien?

El hombre negó con la cabeza y suspiró.

─Lo sé, lo sé─extendió sus manos con las palmas hacia Tsunade─. Eso fue un rotundo fracaso, pero si desistimos en esto la investigación de Hoshi será en vano, no creo que ella este de acuerdo en dejar las cosas sin terminar. Se tomó su tiempo, le llevó muchas horas armar este plan de acción.

─Jiraiya, entiende. Danzo amenazó a Hoshi que, si no se unía a él, mataría a su familia. Y aun así Hoshi continuo y vino a nosotros a hablar sobre este tema ─ las manos de Tsunade se movían nerviosamente─. Nosotros la enviamos al pozo, y ahora esta allí, en un hospital con la vida destruida porque créeme Jiraiya que Hoshi no podrá recuperarse jamás de lo que le hicieron si es que sobrevive. Podrán romperte los dedos, la cabeza, asestarte un Jutsu sumamente poderoso, perder ojos, pies ¡Lo que sea! Pero a ella le robaron la dignidad, y no podemos permitirle que continúe con esta misión después de haber sido nosotros los responsables. No te estoy pidiendo que me secundes en mi decisión, eres hombre, comprendo si no llegas a entender mi punto de vista. Mi tarea como Hokage es velar por la seguridad de los miembros de la aldea, y ahora en este momento es proteger la vida de una muchacha y su familia.

Luego de oírla Jiraiya se sentía mal. Era cierto, había juzgado la situación desde el lado de sus privilegios. Si a el llegaran a capturarlo y secuestrarlo, lo torturarían a golpes, con latigazos, con algún genjutsu que destruiría sus capacidades mentales y cordura; era muy raro que violaran a un masculino en un caso como eso. Si bien había situaciones así, claramente, era poco probable. En cambio, en el caso de una mujer, las posibilidades eran mayores y casi seguro de terminar de aquella forma, justo como Hoshi.

─Tienes razón─dijo finalmente, con culpa en su voz─. Tienes razón Tsunade─repitió, llevando tres de sus dedos a sus labios y tamborileando sobre ellos nerviosamente─ ¿Qué crees que es lo correcto hacer con el informe para los feudales? ¿Qué pasará con Danzo?

─De Danzo nos encargaremos mas adelante, en otras circunstancias. No queremos que se convierta en una amenaza mucho mas grande ahora, aprovechemos que podemos tenerlo controlado─Sus finas manos refregaron su rostro. Se tomo unos segundos para continuar explicando su plan─. Su gente se encargó de eliminar las copias que llevaba Hoshi, pero sabemos por su propia persona que en su casa hay varios pergaminos mas─Jiraiya asintió atento─. Debes ir a su hogar, buscar esos pergaminos y confiscarlos, elimina todas las pruebas que puedan contrariar a Danzo y su organización, a Orochimaru, todo. Borra todo, que no quede rastro de nada. Esos pergaminos tienen que quedar en nuestra posesión y solo nosotros debemos saber de ello. Los usaremos cuándo sea el momento.

>>Luego de eso Jiraiya, buscaremos al infiltrado que avisó de la misión de Hoshi. Estoy casi segura de que esta dentro del equipo de Morino, de lo contrario nadie podría haberse enterado. Sabemos que la comunicación entre anbus es clasificada, y solo ellos sabían cuantos serían, su camino, su itinerario. El infiltrado esta ahí, y para encontrarlo le pediremos a los demás Jōnin que nos ayuden. Mientras tanto, redactaré una carta de paz para Raíz, allí diré que haremos un alto a la investigación en contra de la organización y que podrán tomar sus actividades con normalidad sin resentimiento alguno, me resulta penoso pensar en esto, pero es la única manera de mantenerlos alejados de los padres de Himara.

─Hoshi no desistirá de su misión, ¿Lo sabes cierto? ─Tsunade asintió, mordiéndose el labio─ ¿Qué harás con ella?

─Algo muy doloroso, pero es por su bien. ¿Puedes ir a buscar a Ibiki? ─preguntó y Jiraiya se levantó con rapidez─. Está en el hospital, dile que venga rápido. Lo necesitamos─ El Sannin asintió, y desapareció de la oficina.

Tsunade se quedó en medio de la sala, angustiada, con su rostro ensombrecido por la preocupación de no poder saber lo que sucedería seguidamente en aquella aldea. Si bien la misión del escuadrón ANBU había sido exitosa y habían logrado firmar las neutralidades, a ella no le interesaba ya que no había sido en su mandato cuándo esto se había planteado, sino durante el gobierno del Tercero. Lo que mas le preocupaba era lo que sucedería con Hoshi una vez que esta despertara de su coma inducido. Debía protegerla y a su familia, y eso si esto significaba sembrar un odio irreverente en su interior hacia Tsunade y el resto de Konoha, lo haría y lo mantendría así hasta que se asegurara de que el peligro estaba lejos.

Cerró sus ojos, y tomo una gran bocanada de aire para ocultar momentaneamente, sus ganas de haberle dicho que no a Jiraiya cuando este le pidió que fuera la nueva Hokage. 







------




Hola hola hola 

Bueno, no hay mucho para agregar. Finalmente llegó este capítulo que tan mal sabor me dejó en la boca.

Quería contarles que hace muy poco sufrí la perdida de una de las personas que mas amaba en este mundo, y la realidad es que estoy desvastada. Tengo un dolor en el alma que no se cura con nada, y parece que día tras día este sigue igual...no mejora. 

No he tenido ganas de levantarme, ni leer, ni escribir. Hasta el día de hoy, en el que pensé en ustedes y me parecio realmente injusto dejarles en el aire. Les juro que por momentos habia pensado en no volver a escribir durante mucho tiempo, pero algo me dijo que lo hiciera, que siguiera haciendolo y a pesar de los tintes tragicos y horrendos del caqpitulo de hoy, sentí que pude desahogar gran parte de mi tristeza. 

Perdón, mi intención no es amargarlos. Sino agradecerles, porque aunque no lo crean gracias a ustedes hoy me levanté, me bañé, abri la compu y me puse a terminar este capitulo ¡Y me sentí mejor! Gracias, en serio. 

Por otra parte, dejando las depresiones de un lado...

Dios, me costo mucho (Desde el lado literario) escribir esta horrible escena. Es un tema muy delicado, que debemos tratarlo con respeto y hay una linea muy  muy fina entre la narracion y la apología al delito, por eso tenia que pensar cada una de las palabras que escribí, y despues de haber estado mucho tiempo leyendo y releyendo relatos de otros autores de renombre en los que se hablan sobre violencia de genero y violaciones, obtuve este resultado que ustedes leyeron. 

No puedo decir ¡Espero que les haya gustado! porque claramente no podemos hacer un juicio de valor sobre una situacion tan delicada como esta, solo deseo no haberles lastimado mucho. Recuerden que a partir de acá las cosas se ponen mas pesadas, asi que les ruego discreción. 

Por ultimo y ya despidiendome, 

¡Espero que hayan comenzado este nuevo año maravillosamente bien! gracias a les que me escribieron con sus correos para enviarles mi humilde regalito de fin de año, y si a algune de ustedes no les llegó por fav avisenme y se los reenvio. 

Les quiero mucho y les abrazo a la distancia.

Hoshi. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro