Capítulo VI
{Liberosis}
El deseo de que las cosas y situaciones importen menos.
Hoshi guardaba cuidadosamente cada cosa nueva que encontraba.
Los libros de estudio de la Academia que yacían sobre su escritorio ahora habían sido reemplazados por cajas y cajas llenas de archivos y documentos. Su madre más de una vez había querido tirarlos, pero ella había logrado prevenir esa tragedia segundos antes de que arrojara las cajas al cesto de basura de la calle.
Allí había fechas, datos, nombres. Todo relacionado a Raíz y a Orochimaru. Tenía mapas, puntos, coordenadas marcadas. Tratados. Tenía las viejas cartas magnas sobre las divisiones de las tierras. Sabía porque y como Konoha le había regalado tierras a Suma, y también conocía de pie a pa el tratado de desarme que había prácticamente la aldea de la hoja obligado a firmar a las otras aldeas dejándolas desprotegidas de cualquier ataque enemigo.
No sabía cuándo exactamente sería el momento en que necesitara de todo aquello. Pero su corazón tenía el presentimiento de que llegaría pronto y es por eso que se encargaba de guardar cada prueba que perjudicara de alguna manera u otra a Konoha, y que dejara a la luz todos los proyectos a futuro de Orochimaru y Raíz.
A principios de septiembre, luego del cumpleaños de Kakashi, Hoshi había sido transferida de equipo. Si bien seguía trabajando bajo el mando de Ibiki, ahora trabajaba en relaciones diplomáticas. Viajaba seguido, y se encargaba de llevar a cabo los tratados de paz entre aldea, los acuerdos económicos, entre otras cosas.
Esto le gustaba, no podía negarlo, pero no tenía tanto acceso a la historia oscura de Konoha. Y creyó que quizás era por esto por lo que el Hokage personalmente había ordenado su cambio.
El traslado le vino bien para aprender otras cosas y olvidarse un poco del asunto de Aki y Shamui. Pero nunca dejo de juntar datos en aquellas cajas amarillentas.
Sus habilidades en combate habían mejorado bastante gracias a sus constantes entrenamientos en el dōjo junto al ninja del Sharingan. Pero sus logros nunca eran suficientes para ganarle, Kakashi era el mejor contrincante al que se había enfrentado y jamás podría superarle. Esto no le preocupaba, sino todo lo contrario, la motivaba a dar constantemente lo mejor de si misma.
Esa tardecita de otoño Hoshi había acompañado a Kakashi a comprar el regalo atrasado de su cumpleaños. La castaña era muy mala eligiendo regalos y Kakashi era un tipo súper quisquilloso para estas cosas, así que prefería ir con él y que este eligiera lo que mejor le parecía.
Ahora los dos iban caminando por la calle que los llevaría a la tienda de dangos. Hoshi odiaba los dangos, pero Kakashi quería comer uno y está le había dicho que pagaría.
De la mano derecha de Kakashi colgaba una pequeña bolsita, la cual depósito en el banco del exterior del local cuando ambos se sentaron a comer lo que habían comprado.
—Es maravillosa—dijo Kakashi quien como un niño miraba emocionado lo que su amiga le había comprado. En sus manos jugueteaba cuidadosamente con la taza que acababan de adquirir de la tienda de artículos del hogar.
—No entiendo cuál es la gracia de regalarte una taza para tu cumpleaños—observó la Himara, mientras bebía del sorbete que tenía en su botella con un jugo de color verde—. Pero bueno, si eso te hace feliz.
—Hoshi, esta taza es parte de la edición limitada de tazas del merchandising de la colección del Icha Icha, mis dedos están sosteniendo oro puro en estos momentos—Hoshi pensó que estaba bromeando, pero Kakashi hablaba con mucha seriedad sobre el asunto—. Que suerte que vinimos hoy, para la noche ya estarán agotadas.
—Ninguna suerte, me hiciste pagar una millonada de yenes para que te la reserven—le espetó en son de broma señalando el objeto—. Así que espero que te dure hasta que seas viejo y se la tengas que pasar a tus hijos y nietos y así sucesivamente.
Kakashi lanzó una risa divertido, mientras guardaba la taza en la caja llena de papel burbuja. Con Hoshi jamás habían hablado sus perspectivas familiares a futuro, pero la castaña siempre sostuvo para si misma que después de tanto sufrimiento Kakashi se merecía tener una familia amorosa que lo sostuviera.
Pero lo que Hoshi no sabía es que Kakashi estaba seguro que moriría solo.
—Muchas gracias Hoshi—dijo sinceramente, después de haber guardado todo en su lugar.
—De nada... —le dio un largo y ruidoso sorbo a su jugo—...Kakashi— El cumpleañero la miró con asco y Hoshi supo a qué venía esa mirada. Sonrió con picardía y extendió su jugo al rostro del muchacho—. ¿Quieres?
El ninja volteó la cabeza hacia un lado, negando rápidamente.
—Que asco.
Hoshi comenzó a reír divertida. Ella amaba el jugo de espinaca y a Kakashi le revolvía el estómago de solo verla consumirlo.
—¿Qué novedades tienes sobre tu nuevo equipo? —preguntó una vez que las risas calmaron.
—Será todo un desafío—expresó serio, mientras metía las manos en sus bolsillos de manera distraída—. Personalidades variadas, al igual que sus talentos, pero supongo que será divertido... Si es que los tres logran graduarse, obviamente.
—¿No me dirás quiénes serán? —pregunto Hoshi curiosa, mientras revolvía con la bombilla el contenido de su botella y se entretenía mirando como algunos pedacitos de espinaca giraban rápidamente en el fondo.
—Sabes bien que hay cosas que no podemos revelar—explico Kakashi casi con ternura.
—Ash, ¿Por qué guardas tantos secretos? —dejó salir mientras blanqueaba los ojos y se giraba para darle la espalda y dejar la botella en el suelo—. Cada vez que quiero saber algo de ti tengo que sacarte la información con un tirabuzón—lentamente se fue dejando caer hasta recostar su cabeza en las piernas de Kakashi—. Nunca me cuentas nada.
—Hay información que como ninjas no podemos andar revelando como si nada—explicó, mirando al cielo—. Ni siquiera tu lo haces, estoy segura que hay cosas que guardas y que no se las has contado a nadie—inclino su cabeza para mirarla. Su ojo la escudriñó con profundidad.
Hoshi se quedó pensando en aquello. Era verdad, había cosas que no le había contado a nadie.
—El que calla otorga—susurró el ninja, y en un repentino e involuntario gesto de cariño posó su mano en la frente de Hoshi y la deslizó hacia atrás, peinando su cabello. La joven lo miró, y sonrió de medio lado, casi nostálgica. Era la primera vez en sus años de amistad que Kakashi tenía un gesto así para con ella. Pero no sé percató mucho tiempo en esto y suspiró dispuesta a dejar salir la próxima pregunta.
—¿Te has enamorado alguna vez?
Kakashi se sonrojó casi simultáneamente al oir aquel cuestionamiento. Nunca nadie le había preguntado eso, y a decir verdad jamás se había puesto a pensar si se había enamorado de alguien alguna vez. Rascó su nuca, siempre hacia eso cuando se ponía nervioso. Hoshi lo sabía porque lo había notado en ocasiones anteriores.
—¿Que hacen?—preguntó alguien que se había acercado a los amigos. Kakashi lo miro y sonrió, aliviado de no tener que responder aquella pregunta.
Hoshi se incorporó rápidamente y casi se cae del angosto banco, pero pudo sostenerse antes de pasar vergüenza.
—Hola Asuma—lo saludó Kakashi, Hoshi estaba muy ocupada intentando guardar su sonrojo.
—¿Que hacían? —repitió, sentándose al lado de la castaña que literalmente sintió su corazón detenerse por una milésima de segundo al ver tan cerca al moreno.
Hoshi tragó saliva en un intento de recobrar la postura y le sonrió amablemente.
—Estábamos descansando un rato—explicó—. Fuimos a comprar el regalo de Kakashi que le debía—tímidamente señaló la bolsa que yacía en el piso—. Y paramos para comer algo.
—¿Ah sí? —Asuma se mostró interesado en el regalo de Kakashi y miró a su amigo sonriente—. ¿Es otro de esos libros perversos que lee tu mente enferma? —bromeó e hizo que Hoshi dejara salir una risita, Kakashi por su parte se mostró impasible.
—¿Quieres tomar algo? —le preguntó Hoshi sin hilar la conversación sobre el libro. Aquello salió tan de repente de su boca que ni siquiera tuvo tiempo de procesar si era o no buena idea preguntarle.
—No, gracias, estoy yendo a buscar a Kurenai a su casa para ir a cenar—respondió de manera amable. Pero ningún gesto cordial era suficiente para que aquella frase le doliera menos a la Himara—. Los vi aquí sentados y quise pasar a saludarlos—con lentitud se fue incorporando.
—Está bien, quizás podemos tomar algo otro día—insistió tímidamente la castaña, y Kakashi se la quedó mirando con un brillo que parecía ser pena.
Asuma asintió mientras encogía sus hombros.
—Si, claro, podemos juntarnos los cuatro aquí otro día—sonrió—. Suena muy bien.
"Los cuatro" pensó Hoshi "No los dos. Simplemente los cuatro"
—Nos vemos más tarde—se despidió el moreno, y se alejó caminando tranquilamente luego de ser saludado por los otros dos.
Hoshi se lo quedó mirando con tristeza. Amaba su altura y la manera en la que caminaba. Tenía ese porte varonil que la intimidaba, y estaba muy lejos de verse como un adolescente de la edad de Hoshi. Él era un hombre. Podría pasar horas mirándolo y fantaseando con la idea de darle un beso, o simplemente abrazarlo.
—No elegimos. —dijo Kakashi y Hoshi se vió obligada a salir de sus pensamientos. Ladeó su cabeza para mirarlo sin entender a qué se refería, y se encontró con la seria mirada de su amigo.
—¿Qué?
—No elegimos de quién enamorarnos.
Hoshi se sonrojó avergonzada. Se rió de manera nerviosa.
—Y tampoco somos capaces de olvidarnos de alguien, porque la mente no tiene jurisdicción aquí—explicó mientras se señalaba rápidamente el corazón.
—¿Eres poeta ahora? Que cursi. —le espetó la castaña intentando bromear para alivianar el asunto, pero Kakashi no se rió. El simplemente se incorporó también, levantando su bolsa con la taza, y estirando la mano para que Hoshi la tomara.
Ella la aceptó, después de alzar su botella de jugo de espinaca, y se sacudió el pantalón que había quedado con marcas grises del concreto.
—Y no—continuó, mirando un poco hacia la nada. Las cortinas del local de dangos se agitaron por una brisa otoñal que les hizo ver lo rápido que había pasado el verano, y lo poco que faltaba para el invierno—...Yo nunca...
—¡Hoshi! —gritó alguien y los dos voltearon a ver de quién se trataba. Los dientes de la muchacha se exhibieron en una sonrisa alegre, pero la mirada de Kakashi se mostró perspicaz ante aquel sujeto que no le gustaba para nada.
—¡Hey Mizuki! —exclamó contenta mientras veía acercarse al chūnin—. ¿Que haces por aquí?
—Acabo de salir de la Academia, recién termina mí turno—Kakashi no emitió sonido alguno simplemente miraba al joven con cierta inquietud—. ¿Sigue en pie lo de esta noche?
—S-si si—balbuceó insegura la kunoichi—. ¡Claro! Esta noche, en tu casa.
El peliplata asintió con una sonrisa tan encantadora como el primer rayo del sol después de una tormenta, y a Hoshi se le aflojaron las piernas. Mizuki los saludo y se alejó de allí continuando con su camino.
—¿Lo de esta noche? —pregunto Kakashi, curioso, mirando por dónde se había ido aquel ninja de Konoha.
—Oh si—le respondió Hoshi. Su voz no sonaba tan entusiasmada con la idea—. Me ha invitado a cenar, y quedamos en hacerlo esta noche—Sus pies comenzaron a moverse, y Kakashi la siguió con el ceño fruncido.
—No sabía que conocías a Mizuki.
—Lo conocí en el Hanami de este año—explicó, mientras miraba las piedritas que sus pies iban pateando al caminar—. Y no lo volví a ver hasta después de mí cumpleaños, es desde ahí que cada tanto nos juntamos. Es un buen tipo.
—No lo sé Hoshi—dijo seriamente el ninja del Sharingan mientras la miraba—. No he recibido buenos comentarios sobre Mizuki, preferiría que te cuidarás de él.
Hoshi lanzó una risita.
Después del Hanami, había vuelto a ver a Mizuki una semana luego de cumplir sus dieciséis. Ambos se habían encontrado en la Academia y este había aprovechado para invitarla a tomar algo. Hoshi acepto, y a partir de ahí las salidas con el peliplateado se habían vuelto periódicas.
O iban a comer barbacoa, o iban a tomar té. A veces se limitaban a caminar y otras tantas se sentaban frente a la reserva de ciervos que tenían los Nara a hablar. Hoshi se había dado cuenta que los ideales de Mizuki eran bastante rebeldes cómo para ser ninja, pero no le dio importancia.
Fue en septiembre que Mizuki la besó por primera vez, tomándola de sorpresa. A Hoshi le parecía un tipo lindo, y fue quizás por el hecho de que Asuma no estaba para nada interesado en ella que dejó que lo hiciera y no cuestionó en absoluto la mayoría de edad de él, y la minoría de ella.
Simplemente se dejó llevar y así continuaron. Cada tanto se veían en algún lugar alejado de la gente, porque Mizuki le había explicado que no quería que nadie se enterase de esos encuentros porque luego andarían hablando. Pero Hoshi después, mucho tiempo después, se enteraría que aquella necesidad de mantener todo en secreto y bien guardado era porque Mizuki contaba con novia, y estaba con ella desde hacía muchos años atrás.
A Hoshi le gustaba como le endulzaba el oído. Ella le había confesado sus sentimientos para con Asuma y el la había consolado. Le había dicho que era hermosa, que no importaba, que como el Sarutobi había miles mejores, y que el podía ser uno de estos.
A Hoshi le gustaba que la escuchara, que le preguntará cómo se encontraba. Que entendiera sus problemas de adolescente, y que la aconsejará tan sabiamente cómo actuar. También le gustaba escucharlo hablar a él. Tenía tanta labia que podría convencer a cualquiera de hacer lo que quisiera, y esa misma labia había usado en Hoshi para convencerla de ir esa noche a cenar a su departamento.
—No me parece un mal tipo—dijo después de reírse, mientras se encogía de hombros—. Aun así gracias por preocuparte Kakashi.
Kakashi se mantuvo en silencio, rumiando todo lo que tenía atragantado y quería decir. Hoshi se dio cuenta de esto y lo miro escudriñando su ojo.
—¡En serio no te preocupes! —insistió jalándolo de una de las mangas de su remera azul—. No me pasará nada, y si quisiera intentar hacerme algo podría defenderme. Soy ANBu, ¿Cierto?
—Si, eso es cierto—pero no sonaba muy convencido. Hoshi no quiso continuar hablando sobre el tema porque sabía que a la larga Kakashi intentaría disuadirla de juntarse con Mizuki, así que prefirió despedirse de su amigo y regresar a su casa.
Kakashi se la quedó viendo como siempre hacia cada vez que se iba. Quería protegerla, porque veía en Hoshi el reflejo de esa amiga que no pudo salvar, o la hermana menor que nunca tuvo. Casi casi que era como su familia, y no se perdonaría si algo le pasase.
***
—Bien, bien.
Después de largos minutos Danzō se dignó a emitir sonido alguno. Había estado procesando todo lo que Mizuki le había dicho
—Si esa información que dice tener sea cierta y llega por algún u otro motivo a oídos de los señores feudales ten por seguro que Orochimaru se verá en problemas. Y si Orochimaru se ve en problemas, yo estaré en problemas y tu estarás en problemas.
—Lo sé.
—Ve que más puedes averiguar sobre la niña. ¿Estás seguro de que lo que dice es cierto?
—No está mintiendo, su "código de honor" no se lo permitiría—Mizuki hablaba con cierto tono burlesco—. Ella está muy concentrada en hacer lo correcto, y en eso se asemeja mucho a mí, no cree que hacer lo correcto sea siempre favorecer a Konoha.
—Recuerda que mí objetivo principal es mantener a salvo a mí aldea, ten cuidado de expresarte de esa forma delante mío porque puedo interpretar como que quieres revelarte—contestó Danzō de manera tajante.
Mizuki lanzó una carcajada incorporándose de la silla en donde estaba sentada y se estiró exageradamente. Bostezó aburrido, con la boca abierta.
—Como sea, a mí no me interesa cuáles son tus objetivos, yo solo hago mi trabajo—El hombre comenzó a caminar en dirección a la salida bajo la mirada asesina del anciano.
—Vuelve cuando sepas más—Aquello sonó como a una orden. Mizuki se volteó a mirarlo y l hizo una seña de asentimiento con su cabeza, después salió de la oficina del viejo y emprendió la marcha al punto de encuentro con Hoshi.
Habían pactado en que se encontrarían cerca de ellos baños termales, y así era. La castaña ya lo estaba esperando paradita frente al puente, con su largo cabello suelto. Mizuki sonrió como animal que descubre a su víctima y se acercó a ella arrastrando los pies.
—¿Te hice esperar mucho? —Hoshi lo miró sorprendida porque estaba ensimismada en sus pensamientos.
—¡Hey! —dijo—. No, tranquilo, llegue hace unos momentos.
─ ¿Vamos? ─El brazo de Mizuki se cruzó por detrás y la abrazó por los hombros. Esto puso nerviosa a la castaña, pero aun así intentó mantenerse con soltura, como si aquello no le importara─. Te prepararé una comida deliciosa.
─Pensé que pasaríamos por pasta─ observó Hoshi. Para poder verlo tenía que inclinar su cabeza hacia atrás ya que Mizuki era bastante mucho mas alto que ella. Y a decir verdad, la vida no había sido muy generosa con Hoshi en cuanto altura─. No creo que sea necesario que te tomes esa molestia.
─ ¿Por qué no? Es la primera vez que irás a mi casa, y quiero tener ese gesto contigo.
Hoshi se mordió el labio, y sus mejillas se sonrojaron un poco. No se sentía muy a gusto con esa idea ya que su paladar era muy limitado y no comía cualquier cosa que le hicieran. Pero ante la insistencia de Mizuki tuvo que acceder a eso.
Los dos caminaron en dirección a la casa del chūnin. Mizuki se mostró encantador en cada parte de la velada, incluso la preparación de la cena se hizo bastante amena y divertida. Se sentaron a comer en cuclillas a la mesa del comedor, pero Hoshi estaba tan nerviosa que no pudo probar un bocado.
Ella sabía porque Mizuki la había invitado a cenar su casa, no era ninguna tonta. Luego de bañarse y cambiarse, había pasado varios minutos sentada a los pies de la cama pensando si aquel encuentro sería correcto y como se sentía con esa situación. Su interior le decía que no fuera, que cancelara, que se quedara. Incluso la preocupación de Kakashi había sugestionado su decisión, pero su cabeza, terca como ningún e irascible la obligó a no pensarlo mucho y salir de su casa lista para el encuentro.
Ahora sentía como su espalda sudaba frío mientras veía a Mizuki terminar pacientemente la comida. Hoshi casi que ni toco su plato de miso y el anfitrión le preguntó preocupado si se sentía bien.
—Si, solo me siento llena—explicó, bajo la atenta mirada del peliplata. Para pensar en otra cosa quiso tomar el vaso con agua que tenía en frente, pero al hacerlo, torpemente lo tiro sobre la mesa derramando todo su contenido—D-discúlpame, soy una idiota—se excusó completamente avergonzada por la situación. Mizuki comenzó a reírse y se incorporó de su asiento para poder acercarse a la muchacha quien con mucho nerviosismo intentaba remediar lo que había hecho.
—Tranquila—le dijo tomándola de las manos para hacer que se incorporara—, No te preocupes, no es nada que no se limpie.
Los ojos penetrantes de Mizuki se clavaron en los orbes tímidos de la Himara. Le sacaba más de dos cabezas, pero Hoshi sentía que eran más de diez. Sus manos, grandes y varoniles la tomaron de la carretilla y sus pulgares acariciaron sus labios resecos.
—Eres linda Himara—le dijo, susurrando y sin dejar de verla.
—Tu también.
Hoshi se sintió como una estúpida luego de responder aquello causando la risita burlona de Mizuki. Pero no se le había ocurrido nada mejor.
El beso que sabía que llegaría no se hizo esperar más y el chūnin eliminó la distancias sellando sus finos labios con los de la Himara. Poco a poco aquel beso se fue volviendo más rítmico y acompasado y Hoshi no podía negar que le estaba gustando mucho más que el beso que había dado años atrás con Jōmei.
Las manos de Mizuki se cansaron de sostener la cara de la ANBU y se escabulleron dentro de la remera Azul que está llevaba puesta para poder tocar la piel de su espalda. Cuando estás se adelantaron a su abdomen Hoshi dio un brinco sobresaltada que la obligó a separarse de Mizuki, pero este la obligó a continuar con el beso acorralándola contra la pared.
La idea de quedar desnuda frente a Mizuki y que este la viera así paralizó su mente. Las inseguridades eran moneda corriente en la mente de Hoshi y estas parecían calar mucho más hondo desde que se enteró lo de Asuma y Kurenai.
Mizuki se apoyó aún más sobre ella y Hoshi se dio cuenta de la enorme excitación que tenía aquel hombre. Este, sin dejar de besarla, tomo una de las manos de la muchacha y la hizo meterse dentro de su pantalón para que pudiera tantear directamente su miembro.
Hoshi casi muere de la vergüenza. Jamás había tocado nada parecido, y la realidad era que nunca nadie le había explicado algo sobre aquello. Lo poco que sabía lo había aprendido en los libros que leía en la biblioteca, pero ni en la Academia ni en su casa se hablaban de esos temas.
No sabía qué hacer, cómo proceder y que esperar de toda esa situación. Sacó su mano de allí y detuvo el beso que ese hombre le estaba dando.
—Espera Mizuki, creo que quiero irme.
—¿Cómo que crees? —Mizuki lejos de separarse se apoyó más sobre ella, contorneando sus caderas para que pudiera sentir cada vez más su entrepierna—¿Quieres irte o te quieres quedar, eh? —sus labios, al no poder besar su boca se fueron directo al cuello de la castaña, que ya no disfrutaba de toda esa situación.
—Quiero irme—dijo empujándolo suavemente para alejarlo. No quería seguir aquello, no estaba segura y tenía miedo.
Mizuki se la quedó mirando por unos segundos y luego la volvió a acorralar, pero esta vez con más fuerza, y apoyándose con las dos manos a cada lado de Hoshi para que está no pudiera moverse.
—Ahora no te vas a ir...—le susurró a su oído.
La kunoichi no pudo decir nada, su cuerpo se paralizó al ver qué Mizuki no tenía intenciones de dejarla ir.
—Te va a gustar esto Hoshi, solo relájate y disfruta de las cosas que te haré, ya eres bastante grande como para estar comportándote cómo una histérica—seguía susurrándole mientras intercalaba palabras con besos en la tersa piel de la kunoichi—, estuve esperando esto durante meses, y estoy seguro de que tú también. De lo contrario, no hubieras venido hasta aquí ¿Cierto?
Las palabras de Mizuki fueron ciceantes, como si una víbora estuviera hablando. Se incorporó un poco para poder ver a la chica a los ojos, y aflojando el acorralamiento la tomó del mentón. Aquél Mizuki que tenía casi sobre ella era una persona completamente diferente a la que había conocido medio año atrás.
—Contéstame, ¿Te gusta el hijo del Hokage, cierto?
Hoshi tragó saliva y cerró los ojos como si esto le doliera. No entendía a qué venía esa pregunta, pero aun así asintió, con miedo.
—Déjame decirte que el claramente no gusta de ti.
La castaña ya lo sabía, pero no necesitaba escucharlo de manera tan fría y cruel como lo acababa de decir Mizuki. Sus ojos se llenaron de lágrimas, y su mentón se frunció. Mizuki la miro con las cejas entornadas.
—¿Que? ¿Vas a llorar? —se le burló, mientras ahora la sostenía de la mandíbula, apretándola con fuerza—. ¿Tan en serio es la cosa? El tipo no te quiere, ni te ve de esa forma, porque eres una niña Hoshi, y te comportas como tal. Mírate, llorando. Sabías muy bien que esto pasaría y aun así viniste, y peor aún, te das el lujo de calentarme para después negarte—Negó con la cabeza, y dio dos pasos hacia atrás separándose de la kunoichi—. A los hombres no nos gusta eso niña, los hombres queremos mujeres seguras, que tomen la iniciativa...Y mira, te estoy ayudando con esto que te voy a decir, si te quedas, y asumes las consecuencias de tus estúpidos actos todos van a empezar a verte como una mujer—extendió sus brazos, como si estuviera demostrando su inocencia—...Mírame, te estoy dando la posibilidad de que te vayas. Es tu decisión, o te vas y sigues siendo una muchachita estúpida o te quedas y te conviertes en lo que Asuma quiere y le gusta.
Hoshi pensó en salir corriendo. Realmente no sabía porque tenía tanto miedo. Ella era ANBU, posiblemente podría sacarle ventaja en la lucha a aquel hombre, pero aún así había algo en Mizuki que la sometía e inhibía.
Pero ahora que escuchaba aquello no quería irse. Ella realmente sentía la necesidad de ser la mujer que quería Asuma. Sabía que no tendría oportunidad por la edad, pero si hacia lo que Mizuki quería que hiciera tal vez los hombres comenzarían a fijarse en ella y finalmente podría llamar al menos un poco la atención del Sarutobi.
—Me quedo.
Aquella sentencia tomó por sorpresa a Mizuki. Se rió, parecía disfrutar de todo eso. Rápidamente se quitó sus prendas superiores, quedando solo con el pantalón.
—Pensé que te irías, pero veo que tienes coraje, no eres tan idiota después de todo.
Se abalanzó sobre ella tan bruscamente que Hoshi cerró los ojos pensando que la golpearía. Pero no fue así, la tomó de los hombros y la hizo voltear y apoyar las palmas de su mano sobre la fría pared.
La castaña suspiró con pesar, entregándose a aquello, al sentir como las manos del hombre invadían su cuerpo.
Estaba decidida, más no segura. Aun así, ya no había marcha atrás.
***
Yokino se despertó rápidamente cuando oyó el sonido del picaporte de la puerta abriéndose. Miró el reloj, y eran exactamente las cuatro y veintinueve de la madrugada. Recordó que cuando se quedó dormida el reloj marcaba las cuatro y diez, por lo tanto, no hacía mucho que el sueño la había vencido.
Su corazón se sintió aliviado al oír llegar a su hija. Había estado toda la noche preocupada por su larga demora ya que está le había comentado que regresaría rápidamente.
—¿A dónde estabas? —le preguntó interceptándola antes de que ingresará a su habitación. Llevaba su bata de noche puesta, pero Hoshi pudo ver qué todavía no se había puesto su pijama.
—Hola mamá—la saludó, abriendo la puerta de su cuarto—. Cenando con Mizuki, te lo dije anteriormente.
—Pero dijiste que volverías temprano, son las cuatro y media de la mañana, me tenías preocupada.
—Nos quedamos mirando una película, y se nos hizo tarde—explico algo impaciente, tenía la urgente necesidad de recostarse en su cama y dormir—. Pero ya está, ya estoy en casa...ve a dormir y descansa, mañana hablaremos.
Yokino quiso decir algo, pero Hoshi se metió a su habitación y cerró la puerta tras ella. Su madre suspiró agobiada, llevaba meses notando extraña a su hija, como si su personalidad ya no fuera la misma de antes. Asumió que era una crisis de su edad, pero Hoshi jamás había regresado tan tarde a su casa en sus días libres y mucho menos se había quedado tanto tiempo en la casa de un amigo. Lo único que la consolaba era que Mizuki tenía la edad de su hija y estarían acompañados constantemente. Lo que no sabía Yokino, es que todo esto era una mentira de Hoshi para que su madre se quedara tranquila. De lo contrario, si sabía que Mizuki vivía solo y era mucho mayor que ella, se hubiera atrincherado en la puerta para que Hoshi no pudiera salir.
La joven adolescente se dejó caer sobre su cama, con las manos sobre su estómago, pensando en todo lo que acababa de suceder. No se sentía bien, se sentía incomoda. Cómo cuándo su mamá la obligaba a ir a un cumpleaños al que no quería ir y debía pasar toda la tarde allí. Se sentía como si hubiera hecho algo que iba en contra de sus principios, algo que realmente no quería hacer. Pero supuso que si quería lograr algo (Con Asuma en este caso) debía sacrificarse, y no todo era color de rosa en la vida. Ella no podía pretender que las cosas buenas llovieran de repente sobre sus manos, debía conseguirlas, cueste lo que cueste.
Además, de nada valía seguir preocupándose por lo que ya estaba hecho y por lo que en ninguna circunstancia podría llegar a deshacer.
***
Llegó octubre y el otoño había provocado que los frondosos árboles dejaran caer las hojas sobre las calles de Konoha. También llegó el momento de recibir a los nuevos genin, y Kakashi, por enésima vez desaprobó a sus posibles alumnos con la excusa que no sabían trabajar en equipo. Esto generó una nueva discusión con Hoshi, ya que esta no entendía porque siempre tenía el mismo problema. Kakashi le explicaba que el trabajo en equipo era indispensable para el éxito de una misión, y Hoshi le discutía que en ese caso el podía ser quien le enseñara a sus alumnos lo que era el trabajo en equipo ya que su tarea como sensei era eso.
Los encuentros con Mizuki ya no eran tan recurrentes como antes, y finalmente de un día para el otro, Mizuki no volvió a intentar contactar con Hoshi y lograba evitarla cada vez que la veía. La kunoichi no se preocupó demasiado, ella se dio cuenta que el chūnin había logrado su cometido, y ya no le interesaba. Lo bueno de Hoshi es que nunca había llegado a interesarse en Mizuki de una manera amorosa, por eso sabia que aquello pasaría.
Por su parte, comenzó a tener una vida social mucho mas activa. Había logrado hacerse amiga de unas chicas que trabajaban en la oficina de Ibiki, e incluso cada tanto salía con Anko. Anko bebía mucho, pero Hoshi no tomaba alcohol, tenía muy en claro lo mal que podía llegar a hacerle si lo bebía a esa edad.
Ella prefería divertirse de otra manera.
Haberse entregado a Mizuki la había cambiado internamente. Esa noche se había sentido como basura, y de repente y sin que se diera cuenta comenzó a creer que realmente era así, era una basura que merecía ser usada y desechada como tal. ¡LO poderosa que es la mente algunas veces! Ella era muy segura de si misma a veces, pero los encuentros con el ninja habían terminado de socavar aquella frágil seguridad que tenía y le habían hecho creer que no tenía valor.
Cada mañana que Hoshi se miraba al espejo se sonreía, y se mentía a si misma. Decía que valía, que era una muchacha empoderada, que tenía todo para lograrlo. Pero por mas que se lo dijera, no se lo creía. Y así comenzó todo.
Empezó a desarrollar un gusto peligroso por conocer chicos. Y se dio cuenta lo fácil que era enganchar hombres adultos. Cada vez que salía con Anko se aseguraba de conocer a alguien, y así, poco a poco se fue ganando la fama que luego la condenaría al mismísimo infierno.
Pero si alguien se hubiera puesto a pensar un poco, a entenderla, a ponerse en sus zapatos, hubiera comprendido que toda esa conducta de muchacha acelerada, rebelde e independiente no era más que la manera de ocultar el gran vacío que tenía dentro por un amor no correspondido. Hoshi entendía que la mujer podía ser independiente, y que debía vivir sin ser juzgada. EL mundo no era nada justo para con las mujeres en comparación a los privilegios que tenían los hombres. En otras circunstancias, su actitud libertaria en cuanto a sus prematuras relaciones con hombres habría sido completamente aceptable, era una mujer empoderada, con carácter, podía hacer lo que quisiera y estaba bien, era válido. Pero en esa situación representaba un problema, ya que su conducta no era mas que una manifestación silenciosa de lo mucho que le dolía ser adolescente, y mujer. De lo mucho que le jodía la vida.
Una noche de chicas, justo antes de irse de misión nuevamente, tuvo la oportunidad perfecta.
Asuma estaba en aquel bar, bebiendo con otros ninjas que ella solo tenía de vista.
Respiró profundo, sonrió, y le dijo a sus amigas que volvería enseguida. Las demás estaban alcoholizadas por lo que no le prestaron demasiada atención.
Su mano derecha tocó el hombro del muchacho, que yacía apoyado sobre la barra del bar bebiendo amenamente con sus amistades. El moreno se volteó a ver quien estaba pidiendo su atención y abrió los ojos sorprendidos al ver que se trataba de Hoshi.
─Hola Asuma─ dijo.
─Hoshi, ¿Qué estás haciendo aquí?
Aquella frase no sonó como esperaba Hoshi que sonara. Parecía que Asuma no disfrutaba verla ahí. La castaña se rió.
─Vine con Anko y otras compañeras de trabajo, es el cumpleaños de una de ellas.
─¿Anko?─La mirada del moreno buscó a la aludida, y su torso se acomodó para quedar frente a Hoshi. Su atención ya no estaba en sus amigos─. ¿No crees que es muy tarde para que estés por aquí? No lo sé, hay mucho alcohol dando vuelta.
Hoshi blanqueó los ojos. Para preocuparse ya estaba su madre, y de vez en cuando Kakashi cuando se enteraba de sus andanzas, no necesitaba a alguien mas que la regañara.
─Estoy bien, se cuidarme sola ─De manera coqueta se acercó a la barra y apoyó su brazo derecho apoyándose allí. Estaba tan nerviosa que sentía como sus manos sudaban exageradamente. Asuma la miró con el entrecejo fruncido, tenía esa mirada paternal de la que Hoshi no quería saber nada─. ¿Quieres tomar algo?
Asuma se quedó pensando en aquella pregunta. Hoshi tuvo un ápice de esperanza, pero rápidamente se esfumó cuando oyó la respuesta.
─Eres menor para beber.
─No te digo alcohol, yo puedo beber una soda, un refresco, lo que sea─ explicó algo hastiada. Movió su cabello hacia un costado─...yo invito.
─No Hoshi, gracias, es mas ─acotó con una amable sonrisa en su rostro─, me sentiría mas tranquilo si estuvieras en tu casa.
─Ash, vamos Asuma─ La boca de Hoshi produjo un sonido similar a un berrinche─, no soy estúpida como para beber alcohol, y tampoco es tan tarde, además es Konoha ¿Cierto? Que puede pasarme en la aldea mas segura del país del fuego ─Esto ultimo sonó a ironía─- , Asuma, mira, voy a serte sincera, me gustas, por eso estoy aquí, por que sabía que tarde o temprano te encontraría sólo.
Hoshi decidió jugar todas sus cartas. No había bebido nada, como ya se había dicho, pero un vórtice de coraje y valentía había de repente invadido su pecho y la había obligado casi a vomitar todo lo que sentía dentro desde hacía mucho tiempo. Sus mejillas estaban rojas, y su corazón latía tan fuerte que parecía intentar salirse de su cavidad. Asuma sonrió con tranquilidad.
─Hoshi ─dijo tan varonil y suave que la muchacha pensó que se derretiría─. Me halagas mucho, pero─ Era obvio, había estado más que claro. Seguramente habría un pero y cuando lo oyó Hoshi creyó desfallecer─...Eres una niña, tienes apenas dieciséis años, y yo soy mucho mayor que tu, jamás podría aprovecharme de tu inocencia de esta forma, porque si tuviera una hermana de tu edad, jamás me gustaría que un hombre de mi edad se propasara así.
¡Que vergüenza sintió Hoshi esa noche! Quería que la tierra la tragase. Su mamá siempre ke había dicho que era demasiado impulsiva y que nunca pensaba bien las cosas, y tenía razón. Si ella se hubiera tomado al menos un segundo para decir lo que pensaba, no estaría pasándola por esa situación.
Parecía que había quedado muda. No pudo articular palabra alguna, solo sonrió. Y Asuma pareció darse cuenta de esto, y tomó la palabra en su lugar para alivianar las cosas.
─No quiero que te sientas mal por eso, es que...
Hoshi lo detuvo con un gesto, negó con la cabeza y un dejo de pena cruzó los ojos del moreno. Esto hizo sentir peor a Hoshi, quien detestaba con fuerza que la miraran de esa forma, compadeciéndola.
─Disculpame─intentó volver a hablar, pero Hoshi negó nuevamente en silencio. Retrocedió unos pasos y emprendió la caminata hacia la salida de aquel lugar.
Asuma había sido todo un caballero. Hoshi tenía ese instinto que le permitía notar que la excusa del Sarutobi había sido una forma de decirle educadamente que no se sentía atraído hacia ella.
Ya estaba. Era suficiente. Con eso tenía todo lo que necesitaba para detenerse y decidir dejar para siempre aquel jueguito del amor platónico. Pensó que lloraría, pero no lo hizo. Quizás fue la vergüenza, tal vez fue la bronca para con si misma, o a lo mejor finalmente fue el hecho de que se dio cuenta que jamás volvería a confesarse delante de alguien y que bajo ningún concepto se mostraría interesada por otra persona mas que para algo pasajero.
Esa noche se juró no volver a humillarse ni declararse jamás a nadie. Y a pesar de tener dieciséis años y tomar para los que otros considerarían una decisión precipitada y exagerada, lo cumplió a rajatabla hasta varios años después.
Durante varios días se limitó a trabajar. No hacía otra cosa mas que ir y venir del trabajo hasta su casa, realmente le urgía esquivar a Asuma, y el destino era tan cruel que parecía ponérselo delante cada vez ella mas necesitaba no verlo.
Por suerte para ella, en noviembre volvió a irse de misión, y no regresó hasta finales de diciembre. Y en enero, la nueva camada de genin estaba lista.
Su primo, Shikamaru, logró egresarse después de tortuosos años de estudio. Su equipo estaba más que claro desde el principio. Tradicionalmente, las familias Nara, Akimichi y Yamanaka habían formado exitosos grupos de ninjas. Y esta vez el trío inoshikacho fue confirmado por Shikamaru, Ino y Chōji. Su sensei, para la suerte de Hoshi, era Asuma. Tal cuál el lo había deseado en uno de los primeros encuentros de Jōnin a los que Hoshi había asistido.
A Kakashi finalmente le dieron un equipo conformado por Naruto, el hermano de Itachi y una niña de cabello rosado de la que Hoshi jamás había oído anteriormente. Las cosas habían sido muy fáciles para Sakura y Sasuke, mas no para Naruto quien Iruka Umino lo desaprobó en el último examen previo a recibirse.
A partir de ahí las cosas fueron mal en peor. Naruto finalmente se enteró que era el portador del Kyuubi, y este secreto fue revelado por la maliciosa boca de nada mas y nada menos que Mizuki, quien luego de casi matar a Iruka, e intentar robar un pergamino huyó de la aldea convirtiéndose en un desterrado.
Pero este destierro no le molestó mucho a Hoshi, en el fondo, después de varios encuentros mas se dio cuenta que Mizuki estaba preso del odio, y la imagen de hombre caballeroso había sido reemplazado por la enferma ambición de poder.
El veintitrés de enero finalmente y por primera vez en la historia, Kakashi aprobaba a los alumnos que se convertirían en el equipo número siete. Hoshi se encargó de comprarle unas tizas en son de broma, haciendo alusión a que finalmente se convertiría en maestro.
Las primeras misiones del equipo siete fueron sencillas, y casi a diario. Cuidaban bebés, rescataban gatos, limpiaban campos enteros de cosechas dañadas por los temporales que avisaban que llegaría la primavera pronto. Cosas bastante aburridas y esto se estaba empezando a notar especialmente en Naruto, quien se quejaba de no poder realizar misiones que requiriesen de mayor riesgo.
Como Naruto ya conocía a Hoshi, cada vez que esta iba a buscar a Kakashi para almorzar, se abusaba de su confianza y lograba que la kunoichi le pagara también el almuerzo. Al principio estaba bien, a ella no le molestaba, pero con el tiempo había comenzado a odiar tanto a Naruto, como a Sakura y Sasuke por tener unas personalidades, como ella decía "De mierda".
Kakashi estaba mas animado, mas jovial. A veces hacía chistes y Hoshi no podía creer cada vez que esto sucedía.
Los dos estaban aprovechando la última semana que tendrían libre para poder entrenar casi diariamente. Luego, Kakashi partiría de misión junto a su equipo y estas cambiarían de clase, pasando a ser mas difíciles y por lo tanto con mas tiempo para realizarse.
Esa noche de marzo, Kakashi la miraba atento mientras bebía agua de su botella. Y continuó haciéndolo cuando dejó de tomar.
—¿Que estás mirando? —le dijo Hoshi algo nerviosa, mientras se secaba la transpiración del rostro con su toalla celeste.
Habían estado entrenando en el dōjo durante más de cuatro horas.
—Llevas todo el día mirándome ¿Que estás viendo? —le espetó nuevamente, y Kakashi se llevó una mano a la cadera, con actitud relajada, examinándola profundamente. La castaña se estaba poniendo nerviosa.
Kakashi mordió su labio inferior y encorvó sus hombros.
—Estás diferente—dijo finalmente.
—¿Cómo que diferente? —Hoshi no le prestó mucha atención, y continuó calzándose las sandalias.
—Si, no lo sé. Estás...—Kakashi no podía hallar la palabra que definiera sus pensamientos—...distinta, pareces otra muchacha.
El Jōnin se acercó a Hoshi para examinarla con sus ojos achinados. La castaña podía sentir el calor que emanaba el cuerpo de Kakashi después de tanta actividad física. Poco a poco comenzaba a molestarle aquello, y sin que pudiera preverlo, Hoshi alzó la mano y dejo caer un cachetazo en el rostro del curioso peli plata.
—¡Sabes que odio que se me acerquen tanto! —gritó. Ella había sido clara más de una vez con Kakashi, detestaba que invadieran su espacio personal.
La pobre víctima de aquel acto de violencia se acarició la mejilla adolorida—Lo sé, lo sé—dijo, achinando los ojos por el dolor—. Perdona, pero es que casi no te reconozco.
—Ay, no seas exagerado. Me has visto la semana pasada. Nadie puede cambiar en una semana.
—No digo que hayas cambiado en una semana, pero estas distinta, y recién ahora me doy cuenta de ello.
─Soy la misma Hoshi de siempre─ se incorporó del banco mientras guardaba en su bolso las pesas que usaba para entrenar y mejorar su taijutsu─. Tu eres el que esta cambiado, mírate nada mas, mas animado, hasta sonríes ¿Cuánto hacía que no te veía los dientes?
Kakashi se rió y su amiga debió aceptar que se veía lindo con esa nueva y fresca aura que tenía.
─Ya ves, te falta la novia y estarías completo─ bromeó mientras veía al peliplata colocarse la máscara.
Los dos siguieron platicando amenamente, mientras salían del dojo. El dueño, al verlos salir corrió a cerrar la puerta de este. Era tarde, y a excepción de los lugares para comer, estaba todo cerrado.
Hoshi se despidió de Kakashi deseándoles éxitos en su misión. Esos días ella estará muy ocupada con el trabajo recorriendo aldeas vecinas, y era prácticamente imposible que volvieran a verse antes de la misión del equipo siete al país de las olas.
No había muchos kilómetros de distancia hasta su casa, y la noche estaba fresca y despejada para caminar. Hacer un Jutsu que la llevara a su casa le parecía un desperdicio de energía, y ya había gastado mucho esa noche. A Hoshi le gustaban mucho esas noches con brisas frescas, que hacían que el aroma a los cerezos le invadiera las narices. También amaba el aroma del paraíso, que competía con los cerezos para ver cual era el mas delicioso.
A Hoshi le gustaban ambos. El segundo, particularmente le recordaba a Kakashi, ya que su ropa tenía un aroma muy similar a las flores del paraíso, y por eso ella siempre le decía que olía a primavera.
—Buenas tardes Hoshi.
Hoshi se sobresaltó, y giro sobre sí misma para ver quién hablaba. Al hacerlo entre cerró sus ojos.
—Danzō.
─Me reconociste, pensé que no lo harías.
La castaña miró a su alrededor. Danzo había elegido el momento justo para interceptarla, no había nadie cerca.
─Conozco muy bien tu rostro─ Reconoció. Hoshi lo había visto varias veces en los libros de historia─. ¿Por qué me buscas?
─¿Acaso no lo sabes? ─Los dos estaban alejados el uno del otro, aun así, Hoshi sentía como si lo tuviera apenas a centímetros de ella.
─No, por favor, ilumíname─ Hoshi mintió, ella tenía la sospecha de que Danzo sabia de sus investigaciones que comprometían a su organización, a su equipo, y a Konoha. Solo que le extrañaba que se demorara un año en darse cuenta de lo que hacía.
─Me han llegado muchos comentarios de ti ¿Sabés?─el viejo entrelazó las manos detrás suyo y comenzó a acortar las distancias─. Me han dicho que eres muy buena investigando, que captas detalles mas rápido que nadie, y que incluso tienes un archivo personal en tu casa que nadie sabe.
Hoshi se paralizó. A nadie le había dicho sobre las cosas que sabia y que guardaba, se había encargado de mantener muy bien ese secreto.
Tragó saliva, y respiró. Tenía que intentar verse despreocupada.
─¿Qué archivo?, no se de que estás hablando─ No sonó tan impasible como le hubiera gustado, y Danzo que era tan astuto se dio cuenta enseguida.
El viejo se rió sonoramente.
—Conozco bien lo que pasa por tu mente ¿Realmente piensas que nuestros ideales están tan alejados? He venido aquí personalmente a invitarte a qué te unas a mí organización.
Aquello resultó ser una sorpresa para Hoshi, no esperaba eso para nada.
—Tu organización está muriendo ¿Cuántos miembros tiene? ¿Dos? ¿Uno?
Aquella broma hirió el ego de Danzō. Aun así se mantuvo calmado.
—¿Entonces decides seguir jugando para el tercero, ese Hokage que tan poco interés tiene por nuestra querida Konoha?
Hoshi se rió.
—Ese es el grave error de ustedes, y todos los ninjas de este mundo. Creen que juegan para un equipo, y ese equipo no es real. No existe jugar para Konoha, para Raíz, o para Hiruzen Sarutobi. Porque ni a Konoha ni a Raíz, ni a Sarutobi, ni a los que vengan le interesamos. Yo juego para mí misma Danzō, porque ninguno de ustedes vendrá a jugar por mí. ─ Sus palabras fueron contundentes. A Hoshi le había dado bronca que Danzo asumiera que se uniría a su bando tan fácilmente.
El castaño suspiró aliviado. Y negó con la cabeza.
—Bueno...supongo que esta charla me sirvió para darme cuenta de que no eres tan inteligente como dicen─ Bajó la mirada hacia el piso, y asintió con lentitud─. Eres una kunoichi, y debes actuar como tal, y si esto significa que debes morir por tu aldea, lo harás.
—Yo también pensé que eras tan inteligente como decían, es más, — replicó fingiendo que estaba decepcionada—...cuando apenas supe sobre ustedes no pude evitar sentirme identificada con sus ideas revolucionarias, pero me doy cuenta finalmente que son todos la misma mierda.
Hoshi comenzó a caminar, alejándose del anciano que la miraba con severidad.
—Cuida tus pasos Hoshi—le advirtió.
La joven se detuvo para volverse a verlo. Solo le regaló una sonrisa y prosiguió con su camino.
─Y los de tu familia, no sea cosa que tu madre siga la misma suerte que Aki.
La castaña volteó a verlo con furia por aquello que acababa de decir, pero el líder de RAIZ había desaparecido dejando una estela de humo. Una vorágine de sentimientos taladraba el estómago de Hoshi, pero lo único que no se permitió sentir fue el miedo, ya que tenerlo sería debilitarse. Y esto le daría a Danzo una gran ventaja.
Ahora sabía dos cosas, la primera era que la habían estado espiando. La segunda, era que definitivamente ellos habían asesinado a Aki.
Esa misma noche, al llegar a su casa, juntó toda la información que tenía en un pergamino sellado que solo ella sabría cómo abrir y se aseguró de quemar toda evidencia que comprometiera a su familia. Ya sabía que Danzō era capaz de hacer cualquier cosa.
Hola hola a todeeeeeeeeeeeeees, ¡COmo me encanta leer lo que escriben!!! Jajajajajaja me hacen reir mucho a veces, otras tantas me emocionan, y siempre siempre me permiten conocerles un poquito mas!! En serio les amo mucho. Son geniales T_T
EL dibujito del final del capítulo es Hoshi, haciéndose la linda frente a Asuma en aquel barcito de borrachos y malandras jajajajajajajaj ELla ahi, toda delineada, con el pelo suelto como gloria trevi, y ZAAAAAS Asuma rechazandola T_T Pero bueno era la cronica de una muerte anunciada, no creen? Sabiamosque iba a pasar.
Odie realmente escribir la parte de Mizuki, tenia pensada en esta escena mucho antes de empezar a escribir Saudade, y siempre me revolvió el estomago. Mi yo mas calmadao me decía que Hoshi se merecía entregarse a alguien que la quisiera, pero mi yo cruel me gritaba NOOOOO HACELA SUFRIRRRRRRR. Y bueno, claramente ganó mi yo cruel y aqui estamos. Cavandole la tumba a mi hermosa Hoshi. Mizuki un hijo de pvta clave, fue y le dijo todo a Danzo.
Ahora hay un problema mucho mayor frente a Hoshi, que es proteger a su familia. Esto es clave, porque es lo que va a condicionar sus proximos movimientos. Vamos a ver que pasa.
La relacion hermosa con Kakashi es tan T_T Elcada vez esta mas afable, mas tiernito. Maldito desgraciado, jajajjaajajajajaja
Espeor que les haya gustado. Si bien tengo el proximo capi ya escrito, mi inspiración esta hecha por 90% ustedes, y 10% mis ganas. Sin ustedes realmente no estaría escribiendo esto!!! Perdon si fue muy largo, pero no justficaba partirlo al medio. Creo que todas las cosas que pasaron en este capi fueron importantes para la vida de Hoshi, marcaron un antes y un después.
Un abrazo enorme a todeeees, les quiero un montón y les valoro muchisimo. Sean felices, todes aca tienen capacidades únicas e inigualables, son completes, y están destinades al exito!!!!
Nos leemos después,
🧡
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