Capítulo II
Nunchi
{Designa la capacidad de saber leer el estado emocional de otras personas.}
Ese día se cumplían 49 días de la fatídica noche en el barrio Uchiha. Y por lo tanto, ese día, desde muy temprano en la mañana, había comenzada la celebración de la despedida final que le daría cierre al funeral del clan.
Aldeanos y ninjas, incluida la familia Himara, peregrinaban hacia el cementerio donde se recordaría la muerte de todos los miembros del clan a manos de Itachi Uchiha.
Cada vez que Hoshi oía el nombre de su antiguo compañero de la Academia se le estrujaba el corazón. Siempre había demostrado ser amable y noble con todos, y más de una vez había estado ahí enseñándole a Hoshi el manejo de chakra básico cuando está necesitaba ayuda. Por eso, escuchar aquella noticia la perturbó demasiado, sin llegar a creer que el era responsable de la matanza de todo su clan.
El único sobreviviente había sido el hermano menor, Sasuke Uchiha. Y Hoshi lo había buscado con la mirada en la vigilia, pero no lo había encontrado. Rara vez se lo veía salir a menos que fuera para ir a la Academia.
El Tercer Hokage se hallaba liderando a la multitud, frente a las tablillas espirituales y las fotografías de cada uno de los fallecidos. A decir verdad, no había concurrido mucha gente. El Clan Uchiha no era el de los más queridos, aún así, a pesar de los errores que habían cometido Hoshi creía que se merecían cierto respeto. Especialmente luego de toda su historia en la aldea. La castaña había disfrutado mucho leer sobre Madara y Hashirama, por eso siempre le había tenido admiración al clan del primero más no al del segundo.
El escuadrón ANBU también se hallaba allí, rodeando las tumbas. Hoshi alzo la vista, ya que había sentido la sensación de que alguien la observaba. Y al hacerlo, entre las filas de los ninjas con las máscaras, había un sujeto que por la posición de su cabeza parecía estar mirándola.
La kunoichi pudo reconocerlo por el cabello plateado que se aparecía de forma rebelde detrás de la máscara, y rápidamente le corrió los ojos evitando mirarlo y que este notara el rubor que atacaba a su rostro.
—Seguro recuerda lo de la piedra—se dijo a sí misma mirando sus zapatos negros.
La vigilia duró hasta pasado el anochecer. En un momento de la noche, el Tercero camino hacia la pequeña tarima del Templo y junto al Monje que auspiciaba la ceremonia guiaron a las personas que habían asistido a realizar la profunda reverencia.
─¿A dónde vas?─le preguntó Yokino a la castaña, que estaba intentando alejarse lo mas discretamente posible.
─Sabes que no comparto estas cosas, no haré el ritual─ Su madre no pudo retenerla, simplemente negó con la cabeza. No le gustaba para nada que su hoja se hubiera alejado del budismo.
Hoshi caminó hacia afuera, durante las siete celebraciones de los 49 días había ido al templo por respeto, pero siempre había salido de este cuando la ceremonia ameritaba realizar alguna ofrenda, reverencia o recitar las palabras del libro de los caminos.
Ella era bastante reacia a la idea de la reencarnación, de limbo, o del bardo. Todavía no estaba muy afianzada en sus argumentos para decir por qué no creía en el budismo, pero sí estaba segura de que creía en un único Dios.
Se fue alejando poco a poco del templo, y camino entre las tablillas del cementerio. Eran muy pocos los cuerpos que estaban enterrados allí, ya que a la mayoría de los habitantes de Konoha, luego de haber finalizado las ceremonias correspondientes, se los incineraba. Y eran recién esas cenizas las que eran arrojadas a las fosas por las manos de los monjes.
Hoshi recordaba su encanto por el cementerio desde muy pequeña. Era uno de sus lugares favoritos para visitar, y siempre esperaba ansiosa el día en el que su madre la llevaba a visitar la tumba de sus abuelos.
—Es de mala educación no presentar respetos a los muertos—dijo alguien a sus espaldas.
Hoshi se volteó a ver quién le hablaba, y casi se cae de espaldas cuando se dio cuenta que aquél afamado ninja le estaba dirigiendo la palabra.
Intentó decir algo, pero lo único que salió fue un balbuceo. La joven agradeció que Kakashi tuviera puesta su máscara ya que juraba que debajo de ella se estaba riendo.
—No creo en el budismo—dijo finalmente, en el segundo intento.
El muchacho bajo la vista y se inclinó a recoger una piedra.
—Quizás debería arrojarte una piedra por la cabeza, para que se te acomoden tus creencias.
Hoshi sabía que estaba haciendo referencia al suceso frustrado de meses atrás, y tragó saliva intentando concentrarse para poder dar una respuesta decente.
—No tuviste los huevos para sumarme al escuadrón ANBU por ser mujer, dudo que los tengas para tirarme esa roca—Blanqueó sus ojos, y comenzó a caminar pasando por su lado con total arrogancia.
Hoshi dibujó una sonrisa orgullosa. A pesar de su comienzo estúpido, había logrado rematar la conversación a su favor y dejarlo en ridículo. Finamente una niña de catorce años había enfrentado al gran copia ninja de Konoha. Y mientras pensaba todo aquello, y en un montón de respuestas más filosas que la que había dado sintió el sonido de una flecha pasar por al lado de su oreja y segundos después un profundo dolor en el cartílago de esta.
Una roca cayó metros más adelante. Hoshi se volteó a ver lo que había sucedido, dispuesta a insultar al ANBU. Pero al hacerlo Kakashi había desaparecido de allí. Ella se mordió su labio, y sujeto su oreja que presentaba un pequeño corte haciendo que de allí se deslizara unas gotas de sangre carmesí.
Ahora entendía porque todos andaban diciendo que luego de la muerte de sus amigos, Kakashi se había vuelto más amargado que de costumbre. No solo era un amargado, era un idiota.
***
—Hoshi, no lo entiendo—dijo Chouji después de chupar la salsa barbacoa que quedaba en su dedo índice. La aludida alzó la vista del Tantō que estaba limpiando para prestarle atención—. Si tu madre es Nara, y tú eres Nara ¿Por qué no puedes manejar los mismos jutsus que maneja Shikamaru?
—Por que soy adoptada, Chōji—dijo a secas, mirándolo impasible. Recordaba habérselo dicho innumerables veces, pero el Akimichi siempre mencionaba aquello.
—¿¡Eres adoptada!?—exclamó, como si no lo supiera—¡Wow! Y eso que tu y tu padre son idénticos.
Hoshi frunció el entrecejo preguntándose porque su primo se juntaba con aquel muchacho que parecía tener tan pocas luces. Claramente ella y su padre no se parecían en nada, el era rubio y de ojos claros, ella era castaña y de ojos café.
—¿De qué hablan? —preguntó Ino acercándose a los dos junto con Shikamaru, quién traía en sus manos una canasta.
—¿Ustedes sabían que Hoshi es adoptada? —le preguntó un incrédulo Chōji a sus amigos que luego de oir eso tuvieron que contener las ganas de pegarle.
—Claro que si, idiota—le espetó la rubia, sentándose junto al niño—. Fue lo primero que Shikamaru nos contó cuando apenas conocimos a Hoshi.
—¿Que dices Ino? —la increpó nerviosamente el Nara.
—Esta bien, no hay problema—Intervino la Himara, sonriendo. Realmente no le molestaba hablar de aquello—No es algo que cambie la relación que tengo con mis padres...Cambiando de tema—agregó mirando a la rubia—, ¿Trajiste la ropa que te pedí, Ino?
La rubia dibujó una sonrisa inocente y saco de la canasta que traía Shikamaru una bolsa de papel. La dio vuelta sobre el brillante pasto y de adentro cayeron varias prendas diminutas diseñadas para muñecas. Hoshi las miro emocionada.
—¡Me encantan! —exclamó examinándolas minuciosamente—Mi mamá me regaló una muñeca para mí último cumpleaños y estoy segura que este vestido le quedará maravilloso.
A pesar de tener catorce años, Hoshi aún le gustaba tener muñecas decorando su habitación y en secreto, cada tanto, jugaba con ellas. Por eso no era problema para ella juntarse con su primo y sus amigos, a quienes les llevaba cuatro años.
Todos los sábados, su tío Shikaku le pedía que cuidara a Shikamaru, y sus amigos Ino y Chōji aprovechaban la oportunidad para comer los cuatro juntos cerca del campo de los ciervos del clan. Algunos sábados simplemente se quedaban hablando, a Ino le gustaba hablar mucho sobre Sasuke, mientras que a Chōji y a Shikamaru les gustaba simplemente divagar. Otros sábados se dedicaban a entrenar, o a jugar Shogi en silencio. Demás estaba decir que era Shikamaru quién siempre los vencía a todos.
Ese sábado, luego de almorzar la comida que la madre de Ino había preparado para los cuatro, se habían quedado hablando sobre sus proyectos en un futuro. Ninguno tenía grandes planes, a decir verdad. De ellos era Hoshi la única que quería seguir una carrera militar, los demás simplemente querían dejarse llevar por la vida.
Alrededor de las tres de la tarde apareció Naruto, y de tan solo ver la remera deteriorada que llevaba puesta a la Himara se le estrujó el corazón. Y lo primero que hizo el lunes siguiente con el dinero de su última misión, fue comprarle un par de prendas que cuidadosamente y sin que nadie la viera dejo en la puerta del departamento en donde vivía el niño.
El rubio se encargó de terminar de comer todo lo que había quedado del almuerzo. Y después de ello se pusieron a jugar a las escondidas, menos Hoshi. Ese día no tenía mu has ganas de andar correteando, prefirió quedarse mirando mientras pensaba en cómo era posible que un niño de diez años viviera sólo, y peor aún, cómo era posible que el Hokage de la aldea no se hiciera cargo de esa situación agravado por el hecho de que Naruto no era un niño cualquiera, era el hijo del ya fallecido cuarto Hokage.
Cada uno volvió a su casa alrededor de las seis de la tarde. Shikaku busco a Shikamaru, y Hoshi se encargó de acompañar a los demás asegurándose de que llegarán sanos y salvos, si bien era una aldea tranquila uno nunca sabía que podía suceder. Además, a pesar de estar estudiando para ser ninjas, todavía seguían siendo niños.
Ya estaba comenzando a oscurecer para cuando Hoshi retomó el camino a su barrio. Siempre le había gustado como se veía el centro de la aldea con todas las luces encendidas cuando el sol se apagaba.
—¡Hoshi!—la llamo una voz masculina y se volteó a ver quién era.
Maito se acercaba a ella enérgicamente, junto a su tan querido amigo y némesis a la vez. La castaña sonrió falsamente. Estaba contenta por ver a Maito Gai, pero nada feliz de ver al otro joven.
—¿Cómo estás Hoshi?
—Bien, hasta recién estuve con mí primo y sus amigos—estaba evitando a toda costa mirar al otro sujeto—¿Ustedes?
—Maravillosamente, acabamos de salir de los baños termales. Es la primera vez en mucho tiempo que Kakashi tiene un sábado libre—explicó obligando al aludido a qué se acercara a la conversación—¿Conoces a Kakashi, cierto?
—Solo de oído—mintió. Esta era la tercera vez que lo veía.
Sus ojos eran tristes (O mejor dicho, su ojo). Muy contrarios a los de Gai, que reflejaban tanto entusiasmo. Y la mitad del rostro cubierto por aquella mascara negra no lo ayudaba en nada. Tenía un aspecto siniestro, casi oscuro.
—Bueno, déjame que los presente oficialmente—animo el moreno. Hoshi quiso blanquear los ojos pero se contuvo—...Kakashi, ella es mí querida amiga Hoshi, Hoshi el es mí querido némesis y amigo Kakashi, el nuevo sensei de Konoha.
—¿Sensei? —preguntó la castaña restándole importancia a todo el protocolo—¿Que sucedió con ANBU?
—Esa es una época oscura que ha quedado atrás—explicó Maito abrazando a un visiblemente incómodo Kakashi, mientras extendía su mano derecha señalando el horizonte—...Los días de tragedia serán reemplazados por bellos, bellos, bellos días de instrucción a almas jóvenes y puras.
Hoshi noto que los ojos de Maito se habían enjugado en lágrimas. Solía hacer eso cuando realmente sentía pasión sobre lo que hablaba.
—Pobrecitos de sus alumnos—pensó para sí misma—. Ah, que bien. Bueno, pues, felicitaciones.
—Gracias—le respondió el joven de cabello gris.
—Me encantaría quedarme hablando con ustedes—dijo Hoshi consciente de que mentía—...Pero mis padres ya deben estar preocupados, y no quiero recibir un regaño—explicó, tomándose en serio la responsabilidad que tenía para con ellos—. Así que supongo nos ve...
—...¡Te acompañaremos!—la interrumpió Gai—La casa de Kakashi queda para el mismo lado que el barrio Nara ¿Cierto?
Kakashi no pudo responder ya que la muchacha se adelantó.
—No hace falta Gai, aún hay bastante luz y gente, si me apresuro llegaré rápido.
Intentar persuadir a Maito cuándo ya tenía algo en claro era como hallar una aguja en un pajar en el primer intento, con los ojos vendados, y sin usar las manos. El amable ninja ya tomaba a sus dos amigos de los hombros y comenzaba a guiarlos en dirección a la casa de la Himara.
Hoshi casi que no podía mirar a Kakashi, no siquiera hablarle. Se sentía tan avergonzada que incluso caminaba como una estúpida. No porque le gustará, claro que no. Kakashi tenía veintidós o veintitrés años y a Hoshi jamás le había gustado un adulto. Si bien sus compañeras solían fantasear con el ninja, ella siempre había tenido en claro que era demasiado grande, y que ningún adulto responsable y mentalmente sano se fijaría en una adolescente que lejos estaba de cumplir la mayoría de edad.
Cuando iba a la academia ella había oído varias cosas de los sensores. Algunos hacían pasar al frente a las niñas que usaban falda para poder mirarle las piernas, y otros se les acercaban demasiado. Ella por suerte jamás había tenido ese problema ya que todos sus monitores habían sido amables y educados. Entonces, le costaba mucho imaginarse a Kakashi o a un ninja con su edad salir con una jovencita. Era enfermo, hasta se le revolvía el estómago.
La vergüenza que tenía para con el, se debía a que sentía realmente la superioridad del muchacho. No sólo le llevaba varias cabezas, sino que tenía esa aura de misterio alrededor que le encrespaba los pelos. Sumado a esto, había quedado como estúpida varias veces frente a él.
La mitad del recorrido la hicieron solo bajo la unilateral charla de Maito Gai. Era él quien dirigía la batuta y casi que se respondía solo a lo que decía. Hoshi o Kakashi solo atinaban a decir monosílabos.
─¿Cómo va tu vida como Sensei, Gai?─preguntó la castaña, intentando destruir el monopolio del jounin
─Bien, me va muy bien ─Se expresó contento─. He nacido para esto, no hay nada mejor que ver a mis alumnos avanzar.
─Me alegra mucho ─El deseo de Hoshi fue sincero. Tomó una bocanada de aire, preparándose─. ¿Y tú, por que has dejado ANBU? ─La pregunta iba dirigida a Kakashi, quien ladeo su cabeza para mirarla.
─Me lo pidió el Hokage ─sentenció. Hoshi esperaba que se extendiera un poco mas en la explicación, pero no fue así. Kakashi dijo eso, y guardó silencio. Maito Rió incómodo, y bromeo un poco intentando alivianar la situación. Pero la realidad era que no había ninguna tensión que alivianar. A simple vista, y a juzgar por la apariencia del ninja de las mil técnicas y por lo que todos decían, era una respuesta digna de esperar. Al menos Hoshi lo sabía, pero sólo le preguntó para intentar parecer amigable.
Yokino se encontraba barriendo la entrada de su hogar cuando Hoshi y los otros dos dieron vuelta la esquina. Ella sabía que su mamá jamás barría a esas horas, siempre prefería limpiar a la mañana. Por eso comprendió que aquella estrategia era una simple y clara señal de que probablemente la llenaría de preguntas cuando hubiera cruzado la puerta de su casa.
─Bueno, gracias por acompañarme hasta aquí─ comenzó a despedirse visiblemente incomoda.
─Un placer mi buena amiga... ¡Adiós Yokino sama!─saludó Maito animadamente a la madre de Hoshi, pero esta no fue muy simpática al devolverle el gesto. Hoshi soltó una risita y miró a Kakashi, le hizo una corta reverencia con la cabeza y este se la devolvió. Después se fue corriendo e ingresó a su hogar bajo la desaprobatoria mirada de la matriarca.
─Sabías Kakashi que ella postuló para ANBU ¿Cierto? ─preguntó Gai mirando a su amigo. Este, que ya había emprendido la marcha se volteó brevemente a verlo.
─No, no lo sabía.
─Bueno, ahora lo sabes. Ella entregó su solicitud, pero uno de los Capitanes la rechazó ¿Te das una idea quien puede haber sido?
─Yo, y créeme Gai que he tenido mis razones, nunca rechazo a un postulante en vano. Si lo hago es porque no veo que tenga lo necesario─ Kakashi arrastraba los pies. Sus manos en los bolsillos le daban ese aire de desgano.
─Kakashi, desde la muerte de Rin te has encargado de rechazar a todas las mujeres que se han presentado al escuadrón. ¿En serio crees que ellas no tienen la suficiente fuerza para enfrentar ese reto de tal magnitud? ─ dijo. Maito hablaba seriamente, por primera vez en mucho tiempo. Llevaba varios meses intentando buscar la manera de cantarle a Kakashi las cuarenta, pero no sabía realmente como. Desde la muerte de su mejor amiga, el solo había empeorado, y parecía que le había agarrado cierto rencor al genero femenino─ .Cómo amigo te digo, que es momento que la dejes ir.
Kakashi permaneció en silencio por unos segundos, luego lo miró. Había tanto rencor en sus ojos que Maito sintió algo parecido al miedo.
─Claro, hacerlo es tan fácil como escucharte decirlo.
─Kakashi, no te ofendas, esa no era mi intención...
El peliplata dejó hablando solo a Gai. A Kakashi era muy difícil encontrarle la vuelta, y cada vez parecía ser peor.
Hoshi había venido tan frustrada de su ultima misión con su equipo que lo único que quería hacer era pasar tiempo entrenando. No sabía bien la causa, pero jamás se había sentido tan insegura como en ese momento. Su equipo había fracasado colosalmente, no sólo no recibiría la paga por el incumplimiento de la misión, sino que su Sensei pasaría por grandes discrepancias ya que uno de los burgueses que escoltaban había sufrido graves daños en un ataque sorpresa.
Sumado a esto, sentía que sus padres no comprendían sus estados de ánimo. A veces se levantaba feliz, otras tan triste que no quería salir de la cama. Y en una de esas mañanas berrinchudas, su pecho se oprimía de tal forma que no podía respirar, y esto era a causa de pensar en la idea de tener que vivir toda su vida trabajando. A Hoshi no le molestaba trabajar, de hecho, le encantaba ser ninja. ¿Pero era justo? ¿Era realmente justo que existiera en el mundo tanta inequidad respecto a la distribución de las riquezas? ¿Era justo que su padre tuviera que trabajar doce horas diarias para suplir todas las necesidades básicas? Cuando era pequeña jamás le había faltado nada, y estaba sumamente agradecida, pero de haber sabido que todas las cosas que tenía eran conseguidas por el eterno sacrificio de sus padres, hubiera sido mucho menos exigente de lo que había sido.
Aunque, a decir verdad ¿Quién podría culpar a una niña? Hoshi había crecido en un ambiente donde las apariencias si importaban, a pesar de que se dijera lo contrario. Sus compañeras competían entre ellas por ver quién llevaba el mejor equipo de entrenamiento, y varias veces algunas de ellas hacían sentir mal a aquellas que no podían darse sus mismos lujos.
Por que no todos estaban bien en Konoha. Un día Hoshi aprendió sobre la palabra burguesía y jamás dejó de usarla. Los mejores clanes de Konoha habían sido parte de la clase acomodada. Los Uchiha, los Uzumaki, los Senju. Los famosos miembros fundadores de la Aldea. Y casualmente, el poder de Konoha se repartía en las manos de estos, rara vez alguien ajeno a esos clanes tenía la posibilidad de ser Hokage, y así se repetía la historia.
Ya no quedaban muchos miembros de estos clanes. Y eso a Hoshi le daba cierta esperanza de ver a alguien distinto en el puesto de Kage. No estaba en contra del tercero, no. Pero discrepaba en ciertas cosas. Un día había intentado discutir ciertas ideologías con un Chunin de un par de años más que ella, y este la dejó en ridículo. La subestimó no solo por su edad, sino también por su género. Y ese día, como tantos otros en su vida de adolescente mujer, lloró de impotencia.
Pero en su vida también había días buenos. Como aquellos en los que se levantaba y sentía que podía comerse el mundo. Se miraba al espejo y se sentía bonita. Le gustaba su pelo, y quería que le creciese aún más. Y a veces le gustaba caminar por el centro contorneando sus caderas y sentir como se movía. Algunas viejas de su familia le dijeron que estaba en la edad de presumir, y le había agarrado el gusto a eso. Hoshi sabía que no era la más linda de Konoha, pero le gustaba fantasear con que alguno de los chicos de su edad gustaba o se interesaba en ella.
Cómo esa vez en la que una de sus antiguas compañeras de la Academia le dijo en una salida grupal al lago que Jomei, un joven de dieciséis años andaba interesado. Hoshi tenía que reconocer que se sentía muy nerviosa, nunca nadie se le había declarado. Y cuándo Jomei la invitó a salir, aceptó tímidamente. Las dos primeras veces que se vieron todo transcurrió muy normal. Pero la tercera vez Jomei quiso besarla. Hoshi jamás había besado a nadie, y hacerlo suponía para ella un dolor de cabeza. Pero terminó cediendo, mas por presión grupal que por ganas, y Jomei terminó metiéndole la lengua hasta la garganta. No fue la lengua la que hizo que Hoshi se alejara de él por mas asco que le hubiera dado, sino que fue la mano que sin permiso apretó una de sus nalgas. EL chico la quiso atraer hacia el nuevamente, pero fue tan fuerte la cachetada que Hoshi le propinó que él se encargó de repartir por toda la juventud que se la había tirado. Pero este falso chisme a Hoshi no le molestó para nada, hacía oídos sordos a lo que decían, ya que por primera vez en sus cortos años se había sentido con el poder de decidir sobre su cuerpo, y hacer entender que si ella decía no, era no.
Pero ese día no se sentía poderosa. Había algo que le estaba impidiendo dejar salir toda su fuerza y no podía avanzar en una de las técnicas de taijutsu que estaba intentando perfeccionar.
Su mano estaba mucho mas dañada que el cubo de concreto que quería partir en mitades exactas. Había descargado toda su furia, y aun así no conseguía el equilibrio.
─Tienes un bloqueo en uno de tus puntos.
Hoshi se volteó a ver quien le hablaba, sobresaltada, ya que la habían tomado de sorpresa.
─Ah, eres tú. ─ dijo resignada. No le emocionaba su visita.
─No es tu falta de capacidad para moldear, es que tienes un bloqueo en uno de tus puntos ─ repitió, y se acercó a ella con ambas manos en el bolsillo. Llevaba puesto su uniforme de jounin
─¿A que te refieres?─Su pecho subía y bajaba con violencia. Estaba agotada, y el sudor se había adueñado de casi todo su cuerpo. Colocó sus manos en las caderas, aliviando un poco la fuerza sobre su columna vertebral.
─No estás dejando que el chakra pase. Te estás autolimitando ─El joven caminó hacia ella, extendiendo su mano derecha mientras apuntaba con el dedo índice y medio hacia la garganta de Hoshi─...En tu caso, al no tener naturaleza, tienes que buscar el balance entre lo físico, y lo espiritual. Estas bloqueando el chakra Vishuddha ¿Sabes que significa eso?
La castaña negó confundida.
─Que hay muchas cosas atoradas en tu garganta que no te animas a dejar salir.
Los ojos de Hoshi se llenaron automáticamente de lágrimas. Había épocas en las que se emocionaba o lloraba por cualquier cosa que le dijeran, y aquella frase que le dijo Kakashi era tan cierta que rompió el débil pilar que tenía su espíritu. Presurosamente le dio la espalda, lo ultimo que quería ese día era verse débil frente a él.
─¿Y tu que sabes? ─espetó. Con la muñeca limpió las lágrimas que habían alcanzado a salir de sus ojos. Tenía la cara tan sucia que habían dejado pequeños surcos en sus mejillas. ─, No eres mi sensei y tampoco tienes idea de si moldeo o no mi chakra.
─Eso es cierto, no soy tu sensei. Pero Guy me ha contado sobre tu falta de naturaleza, y la solicitud fallida a ANBU ─ Kakashi habló con total tranquilidad, mientras miraba las copas de los árboles─, te estoy dando la oportunidad de que pruebes que me equivoqué ─Hoshi seguía dándole la espalda. Ahora tenía los puños fruncidos─. Elimina ese nudo que tienes, deja salir todo lo que guardas.
A lo mejor Kakashi se lo estaba diciendo en serio, y no había aparecido por allí con el simple objeto de tomarle el pelo. La Himara respiró profundo, y cerró los ojos. Lo intentaría. Por algo Kakashi era tan reconocido, quizás debía seguir sus consejos.
Poco a poco su respiración se fue normalizando y el llanto cesó. Sentía su cuerpo mas liviano, tan liviano que hasta podía percibir sus canales. Su mente fue invadida por su padre, las peleas con su madre, las desventuras con su equipo, a Jomei, a sus monitores en la academia. También pensó en Kakashi, en los planes frustrados que tenía con ANBU, en los líderes de las aldeas. Hizo una lista imaginaria, recordando todo aquello que en su momento la había lastimado, y simplemente les deseó alcanzar la luz, desde lo mas sincero y profundo de su corazón.
Al hacerlo, algo en su interior se activó que la obligó a abrir los ojos. Miró el concreto frente a ella, y su cuerpo pareció moverse solo. Se posición en el kamae ihen, y después de respirar profundo asestó un golpe directo al corazón del cubo. Y finalmente este se partió al medio, en dos partes simétricas.
─ ¡No lo creo!─exclamo emocionada al ver el resultado. Dio unas palmaditas y se volteó a ver a Kakashi, quien parado detrás de ella la miraba atento─ ¿Viste eso? ¡Lo hice!
Él joven asintió, y se mostró sereno.
─Debes aprender a controlar el quinto punto ─explicó─, pero ya vas por buen camino.
─Gracias ─dijo ella de manera sincera. Kakashi le sonrió apenas, era muy difícil deducir la mueca que tenía debajo de aquella máscara. El ninja de las mil técnicas la saludó con su mano derecha, y se alejó de allí por la misma dirección de donde había venido.
Hoshi se lo quedó mirando intrigada. ¿A que se debía esa ayuda? Peinó su cabello hacia atrás con sus dedos, tomo aire y se volteo a seguir practicando. Sí ese primer intento había funcionado no le aseguraba que lo siguiera haciendo bien, por eso debía de dar el mejor de sus esfuerzos.
Ese día volvió a llegar tarde a su casa, pero su madre fue mas comprensiva. Sabía que había estado entrenando toda la tarde ya que su ropa y el color de su piel definitivamente no indicaban lo contrario.
Esa noche se fue a dormir temprano. EL día había sido agotador, pero había dado sus frutos. Pensó en sus logros, en los que le faltaban, y también pensó en Kakashi. Sonrió al recordar su ayuda, después de todo, tal vez no era tan mal tipo.
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AY AY AY AYYYY!!! Tengo tantas cosas para decirles que no se por donde empezar!! :D
La primera, y la mas importante, Muchisimas gracias por todos los votos, todas las visitas y todos los comentarios que me dejan en cada capitulo!!! EN serio, me hacen muy muy feliz!! Se convirtieron en personas muy importantes para mi y realmente hacen mi día. QUiero decirle que leo cada uno de sus comentarios, y siento cada una de las cosas que dicen, desde el dolor o la bronca que les causa leer algunas cosas, hasta la risa o el amor!! Por eso les abrazo a la distancia!!!
Segundo, Se me ocurrió ir dejando debajo de cada capítulo algún dibujito basado en alguna de las escenas. ¿Que les parece? ¿Les gusta la idea o creen que distrae del verdadero objetivo del fic? EN este capi agregue un dibujo de la mini hoshi, en el cementerio. Medio creepy Jajaja pero jamás la habia dibujado con yukata y se me hizo bonito (?
Tercero, se que todas están esperando leer que pasó despues de la charla dolorosa que tuvo con Kakashi, les prometo que ya va a llegar ese capitulo! LA intención de esta introduccion es orientarlas un poco sobre como piensa Hoshi, como fue influenciada a lo largo de la adolescencia y que pradigmas tuvo que romper para volverse en la mujer en la que finalmente se volvió.
Cuarto: Momento de comentarios del capi! Jajajajaa Me quedé oensando mucho en la escena del primer beso y en toda la parte en la que Hoshi comienza a sentir todos esos cambios de animo en la adolescencia. Realmente no recuerdo cuando di mi primer beso, pero se que cuando lo hice no fue por la presión social. Aun asi, recuerdo tener muchas compañeras de colegio que si lo hacian, y era como: A ver hermanaaaa, hacelo cuadno vos lo sientas!!! Por eso realmente no creo que haya un tiempo para dar un primer beso! A ver, son cosas que se dan solas y se disfrutan cuadno se está segura, asi que porfis, siempre haganse valer y respetar, las cosas se hacen cuando USTEDES QUIERAN, no cuando otres les obliguen!!
EN fiiin, ya dejo de agobiarlas y me voy a preparar el siguiente capitulo!!
LES AMO MUCHO!! Y mujeres, las quiero fuertes, libres, lindas y locas.
Hermosa semana para todes!
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